RE: T2, Asalto al ballenero. - Balagus - 06-09-2024
Por cada dos o tres pasos de sus compañeros, uno de los del oni caía pesadamente contra el suelo. Atemorizar a marineros de tan baja estofa y con tantas ínfulas, recordarles cuál era su puesto en la cadena trófica, animaba un poco su revuelta alma y alejaba momentáneamente su frustración de la cabeza.
Al menos, lo hizo hasta que conocieron al verdadero capitán del… barco, que se disponían a hacer suyo dentro de no mucho tiempo. Aquel navío gritaba la palabra “castigo” por cada uno de sus tablones carcomidos y maltratados, y su capitán hedía a “pretencioso” y “cobarde” con cada una de sus palabras. Balagus pensó que, para hacerse llamar Scarface, tenía menos cicatrices que él en un palmo de su espalda. Sin embargo, reprimió un bufido de desprecio en su garganta, y mantuvo su cara seria e inmutable mientras recibía la arenga de aquel despreciable hombre.
Si alguno de los grumetes del ballenero hubiera podido abandonar momentáneamente sus quehaceres, y hubiese tenido la vista privilegiada para ello, habría podido notar las venas de los brazos del gigantón hinchándose de pura tensión contenida en ellos. Incluso, una que empezaba a asomar, traicionera, sobre su sien.
- Balagus. Soy cocinero. – Gruñó, haciendo un esfuerzo para sonar suficientemente claro sin dejar que la bilis envenenara sus palabras. Había sido el primero en ser preguntado, y el primero en ser despachado, y, sin esperar a sus compañeros, subió a cubierta de un par de saltos, haciendo crujir sonoramente la madera y desestabilizando momentáneamente la embarcación entera.
Allí, la tripulación se afanaba en terminar las reparaciones y dejarlo todo limpio y ordenado… o al menos lo intentaban. Balagus dejó escapar un largo resoplido cargado de desdén por la chata nariz, y tomó a uno de los grumetes por el hombro, uno de aspecto joven y escuálido, inmovilizándolo sin apenas presionarle.
- ¿La cocina, chaval? –
El chico consiguió tragar saliva tras balbucear un poco, y darle las direcciones correctas. Con un gruñido de satisfacción y un quedo “gracias”, el oni se puso en marcha, no sin echar una mirada a su capitán y camarada. Una mirada, y un asentimiento, con los que esperaba saber comunicarle que estaría listo para seguir con el plan. Si es que acaso no se había equivocado al interpretarlo.
Agachándose y escurriéndose por unas puertas que, claramente, no habían sido diseñadas teniendo en cuenta su volumen, logró dar con algo que, tras una limpieza a fondo y un poco de iluminación, podría haber empezado a ser llamado “cocina”: fogones quemados y retorcidos, ollas abolladas y oxidadas, cuchillos mellados… y un par de “gorrones”, como el propio Scarface los había denominado, tratando de rebuscar algo que no estuviera invadido por el moho entre las despensas del fondo, que dejaron su saqueo de inmediato para mirar al oni como si fueran dos conejos a los que les acabaran de dar un fogonazo de luz.
- Ya podéis mover el culo fuera de aquí si no queréis que me preocupe por dos cabezas menos que alimentar. – Les amenazó, mientras buscaba algún instrumento que no le arriesgara a contraer el tétanos con sólo aferrarlo. Los dos tripulantes se miraron entre sí, confundidos, pues no conocían de nada al recién llegado. - ¿Es que estáis sordos, pústulas infectas? ¡¡Largo ya de aquí!! –
Les asustara o no con su bramido, Balagus pasó a inspeccionar las escasas provisiones tras dar con dos instrumentos mínimamente decentes. Efectivamente, el saco de las patatas estaba invadido por ratas, que no tardaron en fugarse al verse descubiertas. Con sus enormes manos, y un veloz movimiento, el gigantón atrapó a media docena de ellas, junto a un buen puñado de los tubérculos que aún quedaban, y retornó a los fogones.
- No sois jabalíes, pero le aportaréis un sabor fuerte y distintivo al guiso. -
Resumen
Llegar al barco, decir nombre y profesión, y subir a bordo. Tras preguntar "educadamente" por señas para dar con la cocina, y dedicar una mirada significativa a Silver, va a su puesto, echa a un par de gorrones hambrientos, y se pone a hacer un guiso con lo que va encontrando que pueda darle un sabor aceptable. Incluido un buen manojo de ratas, sí. Rico rico, con fundamento.
Virtudes y defectos para rol social: Intimidante y Fealdad.
Inventario
Filo grande T1: una enorme hacha de guerra mellada.
Una Mejora T.1
RE: T2, Asalto al ballenero. - Silver D. Syxel - 06-09-2024
El camino hacia el embarcadero se hacía un poco más ameno con la conversación ligera entre los tres. O más bien entre él y el mediano, acompañada del estoico silencio de Balagus. Tras la presentación de Marvolath, Silver le devolvió una mirada rápida antes de esbozar una leve sonrisa, presentándose con la misma neutralidad.
—Silver D. Syxel, capitán —dijo, sin perder de vista a los marineros que les guiaban—. Y este grandullón de aquí es Balagus, mi fiel mano derecha.
El capitán hizo una pausa, como si tratase de hacer memoria, antes de dar su respuesta.
—No, nada que merezca especial atención, estamos en buena forma —respondió con tono casual, restando importancia a la pregunta de Marvolath sobre posibles condiciones médicas.
Mientras llegaban al barco, un ligero malestar comenzó a invadirle. El "Death of Hopes" era cualquier cosa menos inspirador, y la figura que los recibió al pie de la pasarela, el autoproclamado capitán Scarface, le produjo una sensación de rechazo instantánea. Ese hombre no encajaba en su definición de líder, y mucho menos en la de capitán. Sin embargo, como bien había aprendido, las primeras impresiones debían ocultarse detrás de una máscara de cortesía, al menos hasta conseguir lo que se proponía.
Cuando Balagus se giró hacia él, intercambiaron una mirada. Syxel le devolvió una mirada cómplice, haciendo un leve gesto con la cabeza, como invitándolo a tener paciencia. Podía suponer que el gigante estaba a punto de estallar por las circunstancias, pero este no era el momento de precipitarse. El barco, aunque raído y en mal estado, era la llave para volver a hacerse a la mar.
Finalmente, llegó el turno del capitán, que había esperado pacientemente mientras el supuesto líder se dirigía primero a los demás. Syxel mantuvo la calma cuando Scarface se dirigió a él con ese tono condescendiente, algo que apenas consiguió ocultar bajo su habitual sonrisa.
—¿Navegante? —dijo el hombre, haciendo un gesto despectivo—. Ya tenemos a ese Piojin... pero está más viejo que... ¡bah! Friega la cubierta, serás aprendiz de marinero, ya te ascenderé cuando el otro la palme.
Silver dejó que las palabras se asentaran durante un segundo, evaluando su siguiente paso. La sonrisa permaneció en su rostro, pero esta vez se tornó más afilada, más controlada.
—Capitán Scarface, parece que ha habido un malentendido —empezó con voz calmada y clara, dando un paso al frente y manteniendo el control de la situación—. No estamos aquí para unirnos a su tripulación. No es por menospreciar su... encantador navío, pero mi compañero y yo estamos aquí para ofrecer nuestros servicios como cazadores. De manera puntual, claro.
Hizo una pausa, dejando que sus palabras tomaran peso. Era evidente que este hombre no aceptaba fácilmente las correcciones, pero Silver sabía cuándo y cómo debía golpear con las palabras justas.
—Le propongo un trato sencillo: nos encargamos de su problema, el monstruo marino que amenaza su barco, y a cambio, acordamos un pago justo por nuestros servicios. No es necesario que nos incorporemos como parte de su tripulación. Usted gana seguridad, nosotros ganamos lo nuestro, y ambos salimos beneficiados —concluyó, tendiendo la mano hacia Scarface en un gesto de cordialidad, aunque su mirada seguía midiendo cada una de las reacciones de aquel individuo. Syxel mantuvo su sonrisa, pero en sus ojos podía observarse una determinación firme. Tenía un objetivo, si, pero no renunciaría a su orgullo ni se doblegaría ante las exigencias absurdas de un hombre al que no consideraba su igual.
Resumen
Syxel y Marvolath se presentan formalmente durante el trayecto hacia el barco. Al llegar al "Death of Hopes", el capitán Scarface recibe al grupo con un tono condescendiente, lo que causa incomodidad en Syxel, aunque lo disimula con su usual labia. Tras observar la interacción de Balagus y Scarface, Syxel aprovecha la oportunidad para aclarar el malentendido: ellos no buscan unirse a la tripulación, sino ofrecer sus servicios como cazadores de manera puntual. Con su propuesta de un trato justo, el capitán pirata intenta cerrar el acuerdo con Scarface, manteniendo una actitud calmada y estratégica.
Virtudes relevantes: Carisma, Belleza, Intimidante y Líder Nato.
Inventario
Filo Mediano T.1 (sable de abordaje clásico).
RE: T2, Asalto al ballenero. - MC duck - 06-09-2024
Silver D. Syxel
En un primer instante, el capitán Scarface parecía querer escupirle en la cara a Silver, pero algo en sus palabras lo fue relajando, tal vez era la forma en la que Silver usaba las palabras, o tal vez fuera por que el trato le beneficiaba, pero en cualquier caso, eso evitaría un arranque de ira por oponerse a sus ordenes pero, no lo haría cambiar de parecer, no por que fuera un cabezota y un orgulloso, que seguramente tambien, sino por que lamentablemente esto era un ballenero, y no un barco de carga de pasajeros. Pero algo en la extraña determinación de Silver les hizo recordar al capitán ese joven que una vez fue con sueños y un futuro por el que luchar, se relamió el labio deseando ser testigo del momento en que la realidad acabara con aquél joven, rompiendo sus sueños y espíritu.
-Un trato muy justo Señor Silver, tienen mi aprobación, yo tampoco me quedaría aquí si tuviera mejores opciones.- Mascullo el capitán del barco- Pero dudo mucho que su hombre o usted puedan derrotar a "Adversidad", hombres mas fuertes y valientes lo han intentado, pero adelante... no se corte. No le diré como debe morir. ¡ESO SI!-de repente alzo el tono dejando en clara que no daría su brazo a torcer- Esto es un ballenero, no un crucero de placer, Mientras este en mi barco, soy su capitán y seguirá mis ordenes- Hecho un vistazo por la cubierta sucia y llena de salitre del barco antes de sonreírle a Silver, pidiéndoselo mas amablemente y con consideracion que casi se sentia en si mismo una burla- ¿Podría ser tan amable de limpiar la cubierta? ¿O acaso un cazador como vos no sabe limpiar una cubierta? jajajajaja.
Dicho eso el capitán lo dejo en paz, ni siquiera puso a nadie a vigilarlo o a asegurarse de que hiciera su trabajo, dejando a Silver decidir lo que quisiera hacer, si limpiar o no la cubierta, era su decisión, aun así habían muchas cosas que podía hacer como... ¿Qué es eso de "adversidad"? tal vez podría sacar información a alguno de los tripulantes, sobre el capitán, sobre ¿la maldición? o bueno, puede que nada de eso le interesara a Silver, pero al parecer había gente que si estaba interesada en él.
-¡HE! chico nuevo- Dijo una voz por la cubierta- No le hagas mucho caso a "cara-rajada", el tipo siempre anda estreñido. Por eso siempre ando recetándole cosas. Pero no hay nada que apacigüe ese carácter de mierda.
El individuo tenia una complexión desgarbada, de lo que alguna vez fue un cuerpo atlético que se abandono, su piel maltratada por el sol y la salitre tenia imperfecciones alli donde se fijaba la vista, y lo que sin duda fue una hermosa melena ahora solo era pelo con aspecto abandonado del cual flecos blancos, seguramente de la edad habían empezado a aparecer, aunque intentaba ocultarlos penosamente debajo de un gorro tan sucio y harapiento como el resto de sus ropas, cuyo olor a sudor estaba mezclado con otro bien distinto.
-Soy Bronz, homeopata del barco, tranquilo... si te mareas, si te duele algo, o te cabreas... ¡Todo tiene solución! - el tipo alzo una botella de alcohol por encima de su cabeza y incluso podía verse como algo de este caía por su piel y manchaba las ropas, explicando el fuerte olor a alcohol- ¿Ves?... solucionado... panacea para todo, lo receta un profesional.
Si quería preguntar algo, había encontrado posiblemente al hombre mas sincero de toda la tripulación. Un borracho.
Balagus
Los marineros no tuvieron problemas en enseñarle la localización de la cocina, intimidados y temerosos si, pero amables con el gigante que les podía partir la cara si no cooperaban. La cocina del Death of Hopes era mucho mas decente de lo que se podría esperar, pero estaba claro que la habían usado mal durante años, seguramente por manos poco capacitadas y por supuesto, poca higiene, los fogones casi estaban asfixiados de no limpiarse el carboncillo residual que se había amontonado en costras alrededor de los fuegos, la grasa podía sacarse de la pared con la mano, y no era raro ver algún insecto correteando por la alacena, bueno, mas nutrientes, supongo. En cuanto al plato principal Era sorprendente como de rollizas podían ser las ratas de este barco, con la mierda de comida que había en la despensa, a lo mejor les daban de comer algo más que aquello, por que si no Balagus no se lo podía explicar.
No eran jabalíes, cierto, pero con el tamaño de dichas ratas, al menos se podían hacer raciones decentes, más de lo que Balagus habría sospechado.
-¿Eres el nuevo?-pregunto un marinero humano, el cual se sobresalto por la mirada de Balagus- Perdón, te... te me parecías al otro piojin... solo vengo por la piel de rata.
Aquí no se desaprovechaba nada, incluso los restos de las ratas eran usados para diferentes materiales, seguramente usarían la piel de rata para... ¿parches? Mas humanos vendrían, algunos huirían por lo intimidante que era, seguramente solo vinieron a robar comida, pero otros pedían también cosas, dientes de las ratas, para usarlos como espátula para quitar percebes del casco y cosas similares.
Por eso Balagus no se sorprendería cuando una voz diría algo como:
-Vengo por los huesos de rata- El tipo iba cargado con papeles, así que inicialmente no se le veía la cara, aunque ya podía verse cosas extrañas, como sus manos, aparentemente sin músculos, pero con claras cicatrices de lo que sin duda fue alguna vez un guerrero, podían incluso verse los cayos de alguna vez haber portado armas, aunque estaba claro que ya eran demasiado viejos, frágiles he inútiles para tal labor, una extraña tonalidad grisácea casi verdosa de piel, como de alguien moreno que se encierra en un lugar oscuro y deja de tomar la luz del sol, casi enfermo.- Necesito pinceles nue... HU?!- Casi todos los humanos que habiua visto hoy habían sido intimidados por la mirada de Balagus, pero esta vez fue diferente, no le dio tiempo a Intimidarlo, cuando el tipo aparto los papeles de su cara y vio a Balagus, no se vio intimidado, entro en pánico- ¿ha!... vol... yo... mandare a alguien... mas tarde... adiós!
Era cuanto menos extraña esa reacción, aunque Balagus también pudo verlo a él, y seguramente no quedaría indiferente, hasta ahora todos los de este estúpido barco lo habían llamado Piojin, pero no se le había ocurrido pensar por que cuando lo miraban lo pensaban, ahora podía tener una idea de el responsable de adjudicar ese nombre a su forma fisiológica.
Por que el hombre que abandono corriendo la cocina tenia una fisionomía cuanto menos, particular.
¿Abandonarías la cocina detrás de el? Puede que la comida se te queme si lo haces, siempre puedes sacar tiempo y esperar a terminar dichas tareas. De momento tienes todo el tiempo del mundo ¿verdad?
Marvolath
Es cierto, que sin duda los conocimientos médicos usualmente no dan mucha información sobre los daños del barco, y es que mezclar carpintería con medicina, era casi una estupidez, había que ser un erudito para tener tales conocimientos de ramas distintas. Y no le faltaba razón, los daños del barco no le decían gran cosa a Marvolath, y de la tripulación, aparte de síntomas de una desnutrición leve, desconocimiento de medidas de aseo y falta de vitamina C, poco podía determinar sin un examen a fondo, pero ya hablaba de las condiciones en las que estaba.
Pero a medida que examinaba el barco, si noto algo, peculiar, conocido, inicialmente no lo notaria, por que no lo relacionaría de forma inmediata, pero a medida que "simulaba" que trabajaba, si noto algunas reparaciones antiguas del barco, las que en teoría hizo el anterior carpintero, mas que el trabajo de un carpintero, parecía ... ¿una sutura? era extraño, pero era como si un medico, con madera y clavos hubiera hecho un símil del estilo de sutura de una herida en las zonas a reparar. ¿Acaso los barcos se reparaban igual que las personas o...?
-¡HE! CARPINTERO! te necesitamos aquí- se acabo el tiempo de esconderse- para esto es para lo que te necesitamos.
Unos marineros humanos empezaron a amarrar una cuerda alrededor de la cintura de Marvolath, mientras el pequeño podía ver un cuadrado perfectamente cortado de la pared del barco, que revelaba el doble fondo de madera que tienen los barcos, al parecer la ruptura que tenia el barco varado estaba en el interior de ese doble fondo, pero solo gente pequeña cabía ahí dentro.
-Asegúrate de que la cuerda esta bien atada esta vez, no queremos perder a otro carpintero.-Marvolath tenia que entrar en ese apretado doble-fondo, solo armado, con una vela, por que ahí abajo no se veía un carajo, un martillo de madera y clavos. Tras comprobar que la cuerda estaba correctamente atada y que no se iba a deshacer el nudo- venga adentro, solo tienes que terminar de sellar, y cuando tires te sacamos.
Sonaría muy bien si Marvolath confiara en alguno de esos tipos que hasta ahora mismo ni sabia quienes eran, la única razón para confiarles su vida, es que ellos necesitaban que terminara esa reparación, si se caía a un vacío oscuro y reducido sin posibilidad de escapar. Ellos seguirán atrapados en tierra. En cierta forma ¿no convierte a Marvolath en el protagonista de esta historia? bueno, siempre lo fue, pero ahora era como ¿mas importante?
Los Marineros poco a poco ayudarían a el enano a entrar en el reducido hueco, y luego irían aflojando la cuerda para que Marvolath se deslizara en el estrecha cavidad, mientras, todo se volvía oscuro, con aire húmedo y denso, asfixiante, por suerte la pequeña luz de la vela era buena guía y pudo encontrar la zona a reparar. Al igual que las otras, se habían pegado trozos de madera con clavos, siguiendo un patrón de sutura alrededor de la grieta del casco para sellarla lo máximo posible, aun quedaba un poco a reparar, seguramente cuando el anterior carpintero... ¿Qué le pasaría exactamente? a saber.
No era carpintero, pero hizo lo que pudo, y poniendo el ultimo clavo... Una mano se aferro a su pierna. Sin duda un susto horrible, ya que en esa situación uno no espera esa clase de sobresaltos... la vela se apago.
-Ayuda...
Ya tenia la respuesta, el carpintero nunca abandono su trabajo, se había quedado ahí, abandonado por sus compañeros. ¿desde cuando a saber? Pero ahora quedaba una pregunta mas interesante ¿le ayudaría? estoy seguro de que siempre es bueno ayudar, pero... ¿esa cuerda aguantaría el peso de los dos? podrían quedar atrapados ahí, los dos por intentarlo... Por otro lado, sin luz, ya no veáis exactamente a quien o que estabas sacando de la oscuridad... ¿Valia la pena? Queda a tu elección.
RE: T2, Asalto al ballenero. - Silver D. Syxel - 07-09-2024
Aunque por dentro le hervía la sangre, logró mantener la sonrisa mientras escuchaba la respuesta de Scarface. El tono condescendiente y la burla descarada del capitán del ballenero bien podrían haberle hecho explotar, pero debía controlarse por el bien de su objetivo. Con el barco a la vista y una oportunidad tangible frente a él, no podía permitir caer ante su provocación.
—Por supuesto —respondió, aparentando calma y acompañando sus palabras con una leve inclinación de cabeza. No iba a limpiar la cubierta, eso lo tenía claro, pero había muchas maneras de cumplir con las apariencias sin rebajarse al nivel que Scarface esperaba.
Mientras el hombre se alejaba, Syxel aprovechó para echar un vistazo a su alrededor. El "Death of Hopes" era un cascarón viejo y maltratado por los años, un navío que hablaba de días mejores ya pasados. El estado del barco dejaba mucho que desear, y la tripulación no inspiraba más confianza que su líder. Aun así, era más de lo que tenían y su oportunidad de volver a zarpar.
Caminando con lentitud por la cubierta, no tardó en captar la atención de uno de los tripulantes. Un hombre desgarbado, de piel curtida y con una melena descuidada que apenas disimulaba el paso del tiempo. Su aspecto, junto al fuerte olor a alcohol que emanaba de él, hablaba de alguien que había dejado atrás sus días de gloria hacía mucho.
—¡Eh! Chico nuevo —llamó su atención, levantando una botella como si estuviera brindando—. No le hagas mucho caso a "cara-rajada", el tipo siempre anda estreñido. Por eso siempre ando recetándoole cosas. Pero no hay nada que apacigüe ese carácter de mierda.
Silver escuchó sus palabras y respondió con una risa baja, inclinando la cabeza en señal de complicidad. No tenía intención de debatir sobre la opinión que los balleneros tenían sobre su capitán, pero ganarse la confianza de un tripulante como Bronz podía ser útil.
—A veces, una buena botella es justo lo que uno necesita —comentó mientras aceptaba la botella que el homeópata le ofrecía—. Aunque, por lo que veo, este barco necesitará más que eso para seguir a flote. Espero que la suerte esté de nuestro lado...
El comentario hizo que Bronz soltara una carcajada seca, como si las palabras hubieran tocado un nervio. El capitán arqueó una ceja, intrigado. No quería parecer demasiado interesado, así que mantuvo el tono casual mientras inclinaba la botella para darle otro trago. En ocasiones era necesario insistir, pero en este caso parecía mejor dejar que la conversación fluyera naturalmente.
—Aunque no se puede sobrevivir solo con suerte —continuó, devolviendo la botella—. Tendremos que prepararnos bien para esta cacería. ¿Crees que puedes contarme algo que sea de utilidad? Siento curiosidad por esa "Adversidad" a las que nos enfrentaremos.
Resumen
Silver mantiene la calma ante las provocaciones de Scarface, no sin dificultad, evitando rebajarse a limpiar la cubierta. Y no porque estuviese en contra de la tarea, sino porque no le gustaba el tono de la "petición". Mientras se mueve por el barco, entabla conversación con Bronz, el homeópata borracho. Aprovecha la oportunidad para obtener información sobre la nave y "Adversidad", la criatura a la que se enfrentarán. Utiliza su carisma para mantener la conversación y ganarse la confianza de Bronz, tratando de obtener detalles que podrían ser clave para la próxima cacería.
Virtudes relevantes: Carisma, Belleza, Intimidante y Líder Nato.
Inventario
Filo Mediano T.1 (sable de abordaje clásico).
RE: T2, Asalto al ballenero. - Marvolath - 07-09-2024
El descubrimiento de las suturas le sorprendió doblemente. La primera sorpresa fue que alguien más haya tenido la misma idea de tratar al barco como si fuese una persona. La segunda sorpresa fue que la sutura era peculiar, interesante. Por supuesto, estaba hecha con clavos sobre madera. Pero esa misma idea aplicada a hilo y piel tendría un resultado interesante, más resistente.
Y siendo hoy un día de sorpresas, volvió a sorprenderse cuando en cuestión de segundos lo habían atado a una cuerda e introducido en un agujero en los tablones para acceder al espacio entre cuadernas. No teniendo tiempo ni más opción que seguir adelante, reptó como pudo tratando de no pensar en cómo estaría quedando su atuendo.
La varenga mas cercana a la popa tenía más de aquellas suturas, y parecía que se había empezado a reparar la de proa pero, por alguna razón, solo habían unos pocos clavos. Dejó la vela cerca, estudio el patrón y trató de replicarlo. Era parecido al punto que él conocía, pero empezando aquí en vez de allí, y soportando con esto en vez de con aquello. Tras unos minutos contempló con satisfacción como ya era capaz de replicarlo. Ya sólo faltaba uno y...
-Ayuda...
Giró rápidamente, sobresaltado (menudo día llevaba), derribando la vela, que se extinguió al entrar en contacto con... mejor no pensarlo. Además, alguien necesitaba atención urgente. Su mente se vació de cualquier pensamiento que no fuera su paciente, empleando toda su capacidad en ayudar.
A ciegas, tanteó siguiendo la mano que le había sujetado.
"Signos de deshidratación y desnutrición, presencia de costras, debilidad."
La cuerda no resistiría el peso de los dos, especialmente cuando podían quedar atascados. El paciente no sobreviviría a ser arrastrado con fuerza, demasiado débil. Sólo quedaba un camino.
- Mira hacia abajo y protégete lo mejor que puedas. Te sacaré de aquí. Vivo.
Se tumbó boca arriba. Dio unos golpes en el tablón que hacia de techo, calculando cuanta fuerza podría hacer con tan poco espacio.
- SI HAY ALGUIEN AQUÍ ENCIMA - volvió a dar unos golpes - LE RECOMIENDO MOVERSE. NO ME HAGO RESPONSABLE DE DAÑOS CAUSADOS. EN CASO DE PRODUCIRSE, LA ATENCIÓN SANITARIA NO SERÁ OPCIONAL NI GRATUITA.
Escuchó unos pasos apresurados sobre él. Respiró hondo. La madera no era gruesa y estaba vieja. No sería muy diferente a romper un hueso. Agarró el mazo de carpintero y se concentró en dar un golpe preciso: debía de ser lo suficientemente grande como para salir, pero no demasiado como para comprometer la seguridad.
nota sobre el golpe
Con el bastón puede dar un golpe con destructividad T1 o incluso T2. Entiendo que es más que suficiente, por lo que la dificultad está en no pasarse.
Volaron trozos de madera y astillas, haciendo un nuevo agujero en los tablones de la bodega del que salió Marvolath cargando un pequeño bulto. La expresión del médico era de una seriedad agresiva, prometiendo aplicar el mismo tratamiento que al tablón a quien se atreviese a interponerse. Dejó al carpintero sobre unas telas cercanas y confirmó el diagnóstico, esta vez con más luz.
- Tú - dijo señalando, sin mirar, al primer marinero en su campo visual - eres responsable de pedir al cocinero agua limpia hirviendo y traermela. Y tú - dijo señalando a otro - mi mochila.
Sin desviar la mirada del paciente, fue extrayendo utensilios y frascos casi vacíos con restos de sustancias de colores y malolientes. Unos los extendía en la piel, otros se los hacía beber. Manejaba al paciente con la misma facilidad que si fuera un muñeco, teniendo cuidado únicamente por su grave estado.
Resumen
Marvolath es arrastrado bajo cubiera para reparar el barco en zonas inaccesibles. Consigue hacerlo imitando el estilo de reparaciones anteriores.
El anterior carpintero estaba ahí, vivo. Marvolath no duda en romper los tablones para sacarlo y comienza a tratarlo. Pide a un marinero agua hirviendo.
Los productos que saca de su mochila son medicamentos, en cantidad y calidad insuficiente para un personaje. Espero que no sea incorrecto.
Lo dejo aquí por no avanzar demasiado, y dar pie a avanzar en paralelo.
Por si fuera relevante, el agua es por hervir trapos para esterilizar. Y por darle trabajo al Tipo grande (?)
RE: T2, Asalto al ballenero. - Balagus - 07-09-2024
Desollar, despiezar, limpiar… Prefería trabajar con presas más grandes, con animales que no se le escurrieran entre los dedos, aunque centrarse en la cocina alejaba la oscuridad de sus lóbregos pensamientos. Al menos por un rato.
Probó el guiso, y echó un poco de sal. Probó otro poco, y añadió dos patatas troceadas y un cuenco de grasa de ballena. Y volvió a probar. No era la mejor comida que hubiera hecho en su vida, desde luego, pero era la mejor que hacía desde que lo perdió todo. Tras todos aquellos años encadenado, y luego meses y meses sobreviviendo a la intemperie, o junto al impredecible e incauto de Silver…
“Que tenga que cocinar con esta mierda… hay que tocarse los cojones.”
Los primeros que llegaron para pedirle los restos de su labor le pillaron por sorpresa, haciéndole enarcar una ceja y devolverles una mirada de hostil suspicacia. ¿Parecerse? ¿Al otro piojin? Balagus bufó mientras repartía las pieles, huesos, e incluso tripas, a los marineros. “Yo no me parezco a nadie. Ya no. ¿Y qué coño significará lo de “piojin”? ¿Me confunden con los gyojin? ¿Hay uno por aquí y esos lerdos son tan faltos que ni siquiera pueden ver la diferencia?”
Continuó entre gruñidos con su labor, ya casi terminando los pucheros, cuando recibió a otro pedigüeño, uno más alto, con una voz más agarrada en la garganta. Aunque no pudo verle la cara ni el torso, sus manos y brazos, aunque lejos ya de su mayor gloria, todavía mostraban las señales de un guerrero. Y su piel… no era una piel humana, estaba seguro de eso.
Tornó la cabeza para tomar con la mano un puñado de los huesos que aún quedaban, y cuando la volvió para dárselos al marinero cargado de papeles, lo que vio le paralizó de pura perplejidad y sorpresa: era un oni sin cuernos, y con grandes colmillos asomando por su mandíbula. Era un superviviente de su gente, de su isla.
- No… ¡Espera un momento! – Quiso detenerle, pero el viejo ya había puesto pies en polvorosa para salir de allí. Balagus hizo el amago de echar a correr detrás de él, pero se detuvo al recordar la olla. - ¡Grashneg! – Bramó un improperio en su lengua natal, uno que incluso su padre se habría abstenido de soltar en la mayoría de situaciones.
Tomando la olla por las asas, apretó los dientes para aguantar el calor ardiente que aún las recorría, y apartó el guiso de las llamas. Si no terminaba de cocerse con el calor que aún quedaba en él, no le costaría mucho terminarla luego. No, lo que más le preocupaba era que los aprovechados y los gorrones vinieran a por el fruto de su trabajo.
Pero no era importante para él. No más que lo que acababa de cruzarse en su camino. Aunque no era difícil seguir el camino del anciano, y la forma física de Balagus era muy superior, el primero conocía mejor el barco y había perdido gran parte de su corpulencia, por lo que no se quedaba atascado aquí y allá. Alguien trató de llamar su atención en mitad de la carrera, pero apenas le costó apartarlo de delante, y llegar hasta la cubierta de nuevo.
Allí pudo ver la ventaja que le había sacado, y temió que fuera a escaparse por la borda. Sólo le quedaba un recurso, si verdaderamente era uno de los suyos. Un llamamiento que sólo un guerrero de las tribus respondería, sin importar el tiempo y el castigo pasado.
- ¡LOK’TAR OGAR! ¡Tu jefe de guerra te llama, guerrero! –
El viejo grito de guerra de los suyos, el único que podía unificar a las tribus, y liderarlas contra sus enemigos. Lok’tar ogar: Victoria o muerte.
Resumen
Balagus cocina tranquila y metódicamente, consiguiendo sacar un guiso bastante decente y abundante de las terribles materias primas que tenía al alcance, y reparte las sobras entre los que se las piden. Cuando llega el marinero misterioso, aparta la olla del fuego, quemándose las manos, y persigue al sujeto hasta llegar a cubierta, donde brama al aire el grito de guerra por excelencia de su gente para detenerle y hacerle volver, si realmente es lo que el oni cree que es.
Inventario
Filo grande T1: una enorme hacha de guerra mellada. Nop, se la ha dejado en la cocina con las prisas.
Una Mejora T.1
RE: T2, Asalto al ballenero. - MC duck - 10-09-2024
Silver D. Syxel
Bronz compartió su bebida, sin mucha preocupación, e incluso pareció divertirse, mientras escuchaba a Silver y sus preguntas, como si le recordara a él en su juventud.
-Veo que no te lo han contado aun... ¿No sabes que… este barco está maldito? ¿O no te lo crees? …hip… bueno, para que lo sepas… este barco no se hunde, esa es su maldición. Tira pa lante... pase lo que pase...
¿Qué maldición más beneficiosa no? Yo no me quejaría por una maldición así.
-No importa como lo destrocen… lo esmochen… que las tormentas azoten… el barco no le quiere fallar a otra tripulación… Hip… otra vez... eso es lo que dicen… al principio, el hope era un barc… hip! …. operado en nombre de la realeza de Oykot… donado a la zona sur… HIP! por la organización caritativa real… hip… sin ánimo de lucro, HIp, esas chorradas… espera no he bebido suficiente.
Seguir esta historia iba a ser difícil por las constantes interrupciones, mientras le daba un buen trago largo a la bebida las interrupciones del hipo, dejaron de darse, al menos por un tiempo, como si la bebida alcohólica fuera una manecilla a la que se le daba cuerda al borracho.
-Su capitán, el capitán George Hopes, un tipo pretencioso que quería hacerse con el título de… cómo era? Primer lord ministro del Mar de Oykot, o algo así. Hip... Sacó el barco en su primer viaje al mar, y tras eso … la tripulación entera, desapareció, hip, su capitán regresó en bote, y culpó a su tripulación por encallar el barco en la… Bahía de los sueños rotos. Hip...
Bronz sonrió al ver la cara de incomprensión de Silver, algo que considero razonable. Bebio nuevamente antes de seguir largando.
-Tranquilo, yo también pensé igual, antes de entrar a este barco ni conocía ese lugar, pero es real… es un lugar donde acaban arrastrados los restos del mar, lo llaman así, porque ahí acaban los restos de muchos barcos, tripulaciones muertas… gente que jamás cumplió sus sueños. Hip… bueno, el caso es que por inepto, hiop... se degradó a ese estúpido capitán y se lo echó de la milicia. Hip, Y no se supo más de ese malparido- Bebió otro trago largo, y como “casualidad” mencionó inmediatamente- Y entonces apareció nuestro “querido Capitán”, HIP... salió de la nada, el maldito... HIP, Cararajada, logró sacar el barco ese … lo reconstruyó con restos de otros barcos de dicha bahía maldita… y creó una nueva tripulación. Hip… todos los que acababan en este barco… eran gente necesitada, sin sueños ni esperanzas… almas en pena, que el HIP!... el barco maldito los recoge... para ser su maldita tripulación...- el tipo fue a beber, pero sostuvo la botella pensativo antes de decir- una vez, incluso recogieron a un tipo… que cayo de una isla del cielo, le habían cortado las alas y lo arrojaron al mar… con todo el infinito mar que hay, y este barco se lo encontró… HIP… ¿como?... ni puta idea... HIP! ni puta casualidad ni leches… HIP este barco esta maldito… HIP y todos sus tripulantes son almas en pena. HI-HIP- finalmente bebió el trago que necesitaba antes de terminar la historia con menos hipos- Lo peor, es que, no importa quien dirija el barco, ni lo bueno del navegante... el barco vuelve a esa dichosa bahía ... Y ahi esta ... ADVERSIDAD, es un bicho de muy mala uva, mide mas de 10 metros, es violento y agresivo, y destroza a las personas como si fueran ... HIp... muñecos. Es ... un demonio HIP!
Nuevamente se detuvo y se quedo mirando el mar, como si estuviera recordando alguna imagen horrible antes de volver a pegar un trago.
-Mira, no se de monstruos ni de maldiciones... pero los viejos dicen que los barcos tienen... espíritus ... que se forman en una buena relación con su tripulación. Yo creo que este barco quiere volver a hundirse, con los suyos... Hip... pero que sabre yo de eso. A lo mejor nos hundimos mañana mismo... Hip... que alivio seria.
Silver podía creer o no en las palabras de aquel borracho, quien se dio la vuelta para seguir bebiendo y farfullando cosas para si mismo, lo que si pudo ver Silver es que en la espalda, ocultas, una extrañas cicatrices en la espalda de Bronz.
Balagus
Aunque se hubiera quemado las manos, aunque hubiera dejado su hacha atrás, algo que su padre o su adiestrador en artes del combate le hubiera recriminado, Balagus se sintió atraído a perseguir a aquél tipo, desde su terrible estancia con los esclavistas, Balagus no había vuelto a ver a nadie de su tribu, pero realmente ese tipo ¿Era de su pueblo? Aun existía la posibilidad de que no lo fuera. Tal vez por eso Balagus se arriesgo a quemarse los dedos, produciendo una quemadura Leve.
Quemadura leve
No estamos aplicando el bélico como tal, seria mas un efecto narrativo, pero para que sepas los efectos que tiene la quemadura.
Las quemaduras son daños al tejido causados por estar expuesto a una fuente de calor muy fuerte, sustancias químicas, electricidad, vapor caliente, al propio fuego, líquidos y gases inflamables, etc. Dependiendo de la temperatura y el tiempo al que la víctima haya sido expuesta al fuego, distinguimos tres tipos de quemaduras:
1. Leve: La zona afectada provoca dolor y mayor sensibilidad. Sin tratamiento médico causará una pérdida de 40 Puntos de Vida sin mitigación en cada turno durante los 2 próximos turnos.
Pese a todo, Balagus no iba a desaprovechar la oportunidad, y aunque inicialmente el tipo tenia bastante ventaja sobre Balagus, este lograría alcanzarlo, lo que no aclara si Balagus era realmente rápido o el tipo que estaba persiguiendo era especialmente lento, aunque pronto Balagus notaria cierta cojera en su andar. ¿Una herida que no terminaba de sanar? Tal vez.
- ¡LOK’TAR OGAR! ¡Tu jefe de guerra te llama, guerrero!
El "piojin" se detuvo al oír esas palabras y incluso se volvió, mirando a Balagus antes de dejar caer lo que llevaba en manos al suelo y llevarse las manos a sus orejas picudas, como si pensara arrancarse las orejas mientras respondía.
-No... no... ¡No soy ningún guerrero!- y mientras exclamaba eso volvió para seguir huyendo diciendo cosas extrañas he inconexas- Soy un piojin, un gyojin que no nada, un estúpido he inútil piojin- era como si estuviera huyendo de algo que realmente le aterrara, como si estuviera viviendo una pesadilla, intentaba tirar cosas para retrasar a Balagus que solo tenia que saltar o simplemente las apartaba al correr pateándolas sin esfuerzo, pocas cosas podían detener al Oni, quien acabaría alcanzando a su presa huidiza quien al verse acorralado, prácticamente callo al suelo, en lloros- No, no , no... ya no soy un guerrero... soy un cobarde y un inútil ... lo siento jefe, Malakus lo siente mucho... Malakus es un inútil, no fue buen guerrero ... eran muchos... los matábamos pero... venían mas... y mas... y...
Balagus no había pensado en ello, pero aquel oni lloroso y lisiado, era demasiado viejo para ser un superviviente como él, pues a todos, incluido sus padres, los mataron, solo se llevaron a los jovenes, ninguno de su tribu quedaba que fueran adultos, a no ser claro, que hubieran huido durante la batalla, un cobarde, un sucio y rastrero cobarde que huía mientras, mujeres y niños gritaban. Aunque si portaba cicatrices en los pies, seguramente de grilletes, eso no cambiaba mucho ¿o si? Aun así, el Oni cobarde, entre lagrimas pedía perdón a un "jefe" ¿veía acaso en Balagus a su padre? Posiblemente haya tenido pesadillas durante años de su padre persiguiéndolo, tal y como Balagus había hecho hoy.
-Perdoneme, perdoneme... perdone a Malakus- repetía como un disco rayado, mientras se arrodillaba para mayor vergüenza sobre él, o simplemente intentaba demostrar lo arrepentido que estaba... ¿Pero las palabras arreglan lo sucedido? -Perdoneme, perdoneme...
Balagus, podía sacarlo de su error, podía decirle quien era, o no, la verdadera decisión estaba entre perdonar o no perdonar, aquel guerrero se había mancillado a si mismo y a su tribu al huir del combate, en la defensa de su propia tribu, pero, dado como acabaron las cosas, ese oni no estaría vivo hoy aquí de no haber huido pero ¿eso es vida? ¿Acaso no había sufrido lo suficiente? en aquel barco desdichado, herido y atormentado por el fantasma de su padre, estaba en la mano de Balagus dar fin a su sufrimiento, o por el contrario incrementarlo, dándole a entender que jamás estaría saldada esa deuda que había contraído ... por lo que había hecho.
Posiblemente nada de lo que hiciera ese oni, arreglaría el pasado, pero estaba en manos de Balagus decidir su destino. Aunque de tener el hacha en la mano, también habría sido una buena elección darle fin a su sufrimiento ahí y ahora, siendo ni lo uno ni lo otro ¿Pero acaso merecía una muerte de guerrero?
-AH! aquí estas cocinero- un humano del barco los había encontrado a los dos, miro extrañado al oni en el suelo y luego a Balagus, y como si le importara 3 pepinos lo que significara todo eso simplemente dijo- El enano ese que vino contigo, se cree medico o algo, me ha pedido aguar hirviendo... no me preguntes por que.
Balagus podía ignorar esa petición si quería, pero por otro lado, tenia las manos quemadas, a lo mejor no era mala idea ir a un medico.
((si quieres ir con Marvolath, puedes hacerlo y compartiréis la misma narración))
Marvolath
Lo que fuera aquello que intentaba salvar, no respondió, aunque podían oírse balbuceos extraños, nada fue una respuesta afirmativa o relevante para ese momento. El golpe de Marvolath fue lo suficientemente fuerte para romper fácilmente la chapa de madera, pudiendo finalmente entrar algo de luz, pudiendo ver como un tripulante se llevaba las manos a la cabeza, aunque bueno, les ayudaron a salir de la pared, tampoco se iban a quedar ahí viendo como salían por su cuenta. Los marineros escucharon he intentaron seguir sus instrucciones, uno de ellos salió mientras el otro ayudo a Marvolath.
En cuanto a que había salvado "exactamente" era extraño, era un ser peludo, de orejas puntiagudas, dientes afilados, cola, no parecía un ser humano o que hubiera estudiado, aunque tenia todo lo que tenia un ser humano, solo que en reducido igual que Marvolath, la única respuesta lógica es que era un Komink, un extraño espécimen, aunque en un examen mas detallado, pudo notar que alguien le había hecho algunos cambios fisiológicos, alguien con mano diestra había afilado sus dientes dándole un aspecto mas monstruoso de lo que debía ser esa raza. Además, la criatura había recibido varias heridas, especialmente en la boca por los dientes afilados, pero también tenia una fea cicatriz en su ojo izquierdo, todas sus heridas parecían estar muy bien tratadas, mucho mas de lo que se podía decir del resto de la tripulación, aunque seguía en el mismo estado de deshidratación y inicios de escorbuto.
-es el carpintero Marlboro... ¿así que estaba vivo? Joder, que mala suerte que lo hayas salvado.
¿Pero de que estaba hablando este? al menos era útil siguiendo las ordenes de Marvolath, otra cosa es que entendiera por que había dicho eso.
-¿donde estoy?- mascullo el simio, mientras parecía recobrar la consciencia bajo los cuidados de Marvolath- ¡¿Que estas haciendo?! ¡¿Quien eres tu?!- se intento alejar de Marvolath mirándolo con odio y desprecio- ¡NO me cures! maldito, no te he pedido ayuda... ¿Por que me habéis salvado malditos? ¡Dejadme morir de una vez!
Es posible que Marvolath le recordara que fue él quien pidió ayuda en primer lugar, aunque en respuesta diria.
-¿Yo? pidiendo ayuda... debe... ser un momento de debilidad ¡No necesito tu ayu... - cae de rodillas, la deshidratación es notable debe estar sufriendo mareos- Ni se te ocurra salvarme la vida, por que entonces dedicare lo que me quede de vida a quitarte la tuya... dotorchuzo de tres al cuartos... ¡¿Y tu que haces ayudándole?! ¡Te matare a ti también si sigues!
El marinero que había estado ayudando a Marvolath alzo ambas manos como si le hubieran quitado el peso de seguir ahi.
-Yo ... iré a avisar al capitán de que los arreglos están terminados.
-¿terminaste los arreglos por mi? vaya... mira, eso si te lo voy a gradecer. Pero ... ¡Exijo mi derecho a la eutanasia!
Estaba en manos de Marvolath si curar o si dejar estar a Marlboro, el rehúsa a ser atendido, por algún motivo... Por otro lado, esta demasiado débil para oponerse si insistes, aunque existe la posibilidad de que al recuperarse vaya a matarte, tal y como ha dicho que va a hacer. Queda en tus manos dicha decisión.
RE: T2, Asalto al ballenero. - Silver D. Syxel - 15-09-2024
Silver mantenía su expresión neutral mientras escuchaba a Bronz, analizando cada palabra entre el caos de oraciones del homeópata borracho. La historia del "Death of Hopes" probablemente tendría más de leyenda maldita que de realidad, pero él había aprendido a no descartar ningún relato. La mención de "Adversidad" capturó su atención, y aunque la incredulidad asomaba en su mente, no podía ignorar por completo lo que decía el viejo borracho.
Mientras seguía atento a las palabras de Bronz, un golpe sordo resonó a lo lejos, acompañado del sonido de algunas maderas rompiéndose. El pirata levantó una ceja, pero no se molestó en girarse para mirar. En un barco de aquel calibre, esos ruidos no eran inusuales, y sus prioridades estaban centradas en sacar la mayor cantidad de información posible antes de que aquel pobre hombre quedara completamente incapacitado por el alcohol.
—Este barco tiene más de lo que aparenta... —comentó Syxel, con un tono de falsa incredulidad que incitaba a su interlocutor a seguir hablando—. Y si ese monstruo es tan terrible como dices, ¿cómo es que seguís vivos para contarlo?
Bronz dejó escapar una risa ahogada, dando otro trago antes de responder, tambaleándose ligeramente sobre sus propios pies.
—Suerte, tal vez... O tal vez "Adversidad" no se ha cansado de nosotros aún... Hip... Este barco sigue flotando por algo, ¿no?
Su contestación dejaba más preguntas que respuestas, pero empujar demasiado rápido solo haría que el homeópata se cerrara o se emborrachara más de lo que ya estaba. Manteniendo la calma, el capitán se apoyó en la barandilla del barco, fingiendo una despreocupación que le permitía seguir jugando su papel.
—Suerte... —murmuró, antes de observar cómo Bronz se dejaba caer sobre un cajón cercano, aferrado a su botella como si fuera lo único que lo mantenía en este mundo.
En ese momento, otro ruido sacudió el ambiente. Esta vez era más claro: el sonido de un forcejeo, seguido por gritos apagados. Silver giró la cabeza con lentitud y vio a Balagus aparecer en cubierta, persiguiendo a otro individuo que intentaba escapar torpemente. Pero el capitán decidió no apartar su atención de Bronz. Confiaba en que su compañero podría manejar la situación y, a menos que fuera absolutamente necesario, no se involucraría en ese momento.
—Ánimo, grandullón —murmuró para sí mismo, con una media sonrisa, mientras volvía a enfocarse en su conversación.
El silencio que siguió le dio unos instantes para buscar la mejor forma de continuar. Sin embargo, llegados a ese punto, lo que más le llamaba la atención no era tanto la amenaza de la criatura, sino lo que el barco representaba. Sin olvidar el hecho de que ese hombre parecía ser más de lo que aparentaba a simple vista.
—Dime, Bronz —continuó, inclinándose un poco hacia él—, esas cicatrices en tu espalda, ¿también son obra de la criatura que vamos a cazar?
El hombre levantó la vista, su mirada notablemente borrosa intentaba enfocarse en el capitán. La botella temblaba en sus manos, pero pareció recuperar algo de seriedad, como si el peso de la pregunta hubiera logrado atravesar su ebriedad momentáneamente.
Resumen
Syxel continua su conversación con Bronz, buscando obtener más detalles sobre la maldición del barco y la criatura "Adversidad". A pesar de los ruidos por las acciones de Marvolath y la persecución de Balagus, el capitán se concentra en su objetivo de obtener la mayor cantidad de información posible antes de que la situación con el homeópata se descontrole. Aprovecha la oportunidad para preguntarle también por sus cicatrices.
Virtudes relevantes: Carisma, Belleza, Intimidante y Líder Nato.
Inventario
Filo Mediano T.1 (sable de abordaje clásico).
RE: T2, Asalto al ballenero. - Balagus - 15-09-2024
La llamada de Balagus tuvo un efecto inesperado. En realidad, casi cualquier reacción que no hubieran sido seguir corriendo hasta abandonar el barco y perderse en la niebla, o pararse y cuadrarse en el acto, le habría pillado de igual sorpresa. En su inexperiencia, y en el calor del momento, no había tenido en cuenta el amplio espectro de posibilidades que podían presentársele.
Un anciano… uno de tantos como los que fueron ejecutados en aquel fatídico día. Mayor que su difunto padre. Un veterano, un instructor en su momento. Hoy, un cobarde, un vestigio despreciable, un vil recordatorio de amargos fracasos y de debilidad.
Las manos le dolían terriblemente, recordándole el tacto del hierro sobre su piel. Sobre su espalda, marcándolo como un animal. Respiraba pesadamente, con dificultad, y no sólo por la intensa carrera o por las voces que acababa de dar. Balagus sentía un manto demasiado pesado sobre sus hombros: un manto con el que muchas veces se había imaginado, y con el que, de pronto, no se veía capaz de vivir, y que aplastaba todo su cuerpo con la fuerza de docenas de generaciones.
Lentamente, el guerrero se aproximó al anciano y, para la agonía de sus dedos y palmas, lo tomó por debajo de los brazos para erguirlo de nuevo, y mirarle a los ojos. Cada latido martilleando lentamente en su pecho le recordaba que no podía ceder, que no podía demostrar debilidad ni derrumbarse ante la vorágine de emociones desatada en su corazón.
Y, sin mediar palabra ni explicación, lo abrazó contra sí. Lo abrazó en el calor de una esperanza que se creía muerta, de un sol extinto que parte las sombras del rencor y la venganza. No le importaba ya las habladurías ni las risas de la tripulación que les estuvieran observando: lidiaría con su falta de respeto más adelante. Apenas llegó a escuchar las palabras del tipo que venía buscándole para llevarle agua hirviendo a Marvolath, el hombrecillo que Silver y él acaban de conocer.
- Tu pueblo te perdona, Malakus. Yo te perdono. – Susurró en su oído, antes de girar levemente la cabeza hacia el humano próximo, y dirigirse a él con voz ronca. – Acompáñanos a la cocina, te herviré esa agua. Y ayúdame con este piojin: le necesito para terminar mis labores. –
Acompañó sus explicaciones enseñándole las palmas quemadas, esperando que fueran suficientes como para conseguir su cooperación. De regreso en la cocina, no tardó en tener que espantar a varios aprovechados que estaban empezando a catar ya el guiso, todavía sumamente caliente.
- ¡LARGO DE AQUÍ! ¡SI VUELVO A VER VUESTROS LAMENTABLES CULOS EN MI COCINA, VUESTRAS VÍSCERAS SERÁN EL SIGUIENTE INGREDIENTE DEL MENÚ! – Bramó con furia, haciendo que los intrusos se escurrieran a toda velocidad entre ellos y por la puerta. Después, se volvió hacia el que le había traído el mensaje. – Quédate afuera y guarda la puerta. No quiero que esos cabrones vuelvan a olfatear siquiera la puerta, y necesitaré que me lleves hasta el médico luego. -
Devolviendo su atención hacia el anciano, sin duda aún aturdido, lo sentó en un sencillo y sucio taburete, mientras que él hacía lo mismo en el borde de una mesa frente a él.
- Malakus… Qué caprichosos son los espíritus. – Reflexionó, mirándole a los ojos. - En otro tiempo, te hubiera molido a golpes hasta matarte. En tiempos de nuestra gente, de nuestra tribu. Pero ya nada de eso existe. –
Con lentitud y vacilación, dirigió sus manos hacia los brazales de sus antebrazos, que cubrían toda su piel desde la muñeca hasta el codo. Tras dudar durante unos segundos, pues no había vuelto a mostrarle esa parte de su cuerpo a nadie desde que fuera un esclavo, se quitó las protecciones de piel y cuero con numerosas muecas de dolor por el estado de sus dedos, y mostró los tatuajes de sus cadenas al anciano.
- Yo también fui hecho un esclavo. Debí haber muerto junto a mi padre, haber luchado hasta que sólo el acero atravesando mi cuerpo me detuviera. – Hizo una pausa para mirar a Malakus a los ojos. – Somos dos vergüenzas para nuestros ancestros, sin duda. Pero seguimos vivos, ¿no? Eso quiere decir que la victoria no es imposible. Mientras respire, seguiré teniendo esperanza. Seguiré luchando. – Se levantó y le ofreció el brazo para ayudarle a incorporarse también. - ¿Me ayudarás? –
Tras su respuesta, le pidió que le ayudase a hervir algo de agua en un cazo, y a ponerse de nuevo sus brazales. En cuanto tuvo todo listo, dejó de nuevo el guiso sobre los rescoldos del fuego para que se mantuviera caliente, y le pidió un último favor a Malakus: que vigilase la cocina mientras él iba a ver al doctor, acompañando al impacientado mensajero, quien llevaría la cazuela con el agua y unos trapos para no quemarse también.
Resumen
NOTA: He asumido que, dada la respuesta de Balagus, Malakus se va a mostrar predispuesto a colaborar con él. Si me he extralimitado o sobrepasado en estas suposiciones, dímelo y altera mi narración como consideres oportuno, no me quejaré.
Tras el choque de por la reacción de Malakus, Balagus supera su dilema interior y perdona al anciano, sintiendo más lástima por ser un desdichado que recibió también el castigo de la esclavitud, que desprecio por ver en él un cobarde que abandonó a sus semejantes. Regresa a la cocina con él y con el recadero que le pide el agua hirviendo, ahuyentando a una nueva panda de aprovechados y dejando fuera al humano. A solas, se sincera y abre con Malakus, y le enseña los tatuajes de cadenas en sus antebrazos, que ni siquiera Silver ha visto todavía. Esperando su colaboración, le pide ayuda para hervir el agua, dejar de nuevo el guiso en fuego muy débil par mantenerlo caliente sin que se queme, y guardar la cocina mientras acompaña al mensajero de camino a la bodega donde se encuentra Marvolath.
Inventario
Nada, de momento.
RE: T2, Asalto al ballenero. - Marvolath - 15-09-2024
- ... ¡Exijo mi derecho a la eutanasia!
La única reacción del médico ante el exabrupto de su paciente fue esperar pacientemente a que terminase. Sabía bien que no se debía forcejear con pacientes salvo extrema necesidad, pues siempre uno de los dos acababa peor. Lo observó unos segundos para confirmar que se había dicho lo que se quería decir, y lo miró directamente a los ojos, sopesando la petición.
- ¿Eutanasia? - asintió levemente, dando a entender que se hacía cargo de la situación
Rebuscó en su mochila, sacando primero un frasco pequeño cerrado con una tapa hermética, medio lleno con unos polvos oscuros, una botella vacía, y unas cucharitas de diferentes tamaños. Estudió las cucharillas, comparándolas con el komink, guardando las más grandes hasta quedar satisfecho. Abrió con lentitud el frasco con polvos, procurando que ninguno saliese fuera, midió la cantidad con la cuchara, y la vació en la botella vacía.
Quiso la suerte que en ese momento apareciesen el tipo grande y el marinero al que había mandado en su búsqueda con el agua hirviendo. "Perfecto". Notó que Balagus movía los dedos con lentitud, tratando de aliviar el dolor. Tomó su mano por la muñeca y la observó rápidamente. Quemaduras leves. Dolorosas, pero podían esperar hasta que terminase con el paciente actual.
Sin mediar palabra llenó la botella con el agua de la olla, tapándola rápidamente con un corcho y agitándola para mezclar su contenido. La dejó reposar junto al la olla mientras lavaba trozos de tela en el agua hirviendo, sin que pareciera molestarle la temperatura. A medida que iba desinfectando los trapos envolvía algunas partes del cuerpo de Marlboro con las improvisadas vendas.
- Bebe. - ordenó descorchando la botella, llenando al instante la bodega con un olor a plantas mustias que haría que muchos arrugasen la nariz, y acercándosela a los labios para ayudarle a beber - No debería de dolerte. Mucho. Y túmbate boca abajo. Algunos vomitan y ya estoy bastante sucio. Y mientras hace efecto, ¿me contarás por qué tienes tantas ganas de morir?
Quedó a su lado, tratando de mostrarse comprensivo y relajado, aunque realmente estaba preparado para sujetarlo e inmovilizarlo a cualquier precio si no se mostraba cooperador. Una fractura podía curarse, pero la muerte no. De momento.
Resumen
Marvolath asiente ante la petición de eutanasia y preparara una infusión. Mide sus palabras para que puedan ser interpretadas como una aceptación de la petición, pero realmente ha preparado un sedante con la intención de tranquilizarlo y facilitar una probable fractura de huesos si se sigue resistiendo, y averiguar qué puede causar el deseo de muerte.
No sé qué tan fuerte será el simio, pero imagino que será más ágil/diestro que fuerte. Además está débil y herido. Y si se bebe el sedante y coloca boca abajo no debería de poder impedir que le sujete y provoque fracturas limpias en piernas/brazos).
Traits relevantes: resistente al calor (para meter y sacar trapos del agua sin hacerse quemaduras), irritante (se expresa con una neutralidad aburrida), héroe y piadoso (va a ayudar y no lo dejará morir).
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