Los últimos tres días fueron dedicados exclusivamente a su cuerpo y espíritu, si, masajes, aguas termales, spa, buena comida, tres días de merecido descanso en los manantiales de Syurp. Cada berry había valido la pena, un servicio de calidad superior, difícilmente comparable con otros spa del East Blue, Illyasbabel confiaba plenamente en dicho servicio y los promotores del mismo. Un lugar de silencio y calma donde uno se olvidaba del mundo y le dedicaba tiempo a sí mismo. El pasar de los días fluye con una calma inigualable, pudiéndose adentrar en lo profundo de los manantiales hasta olvidar todo lo demás. Merecidas vacaciones para el viejo cuervo, que al finalizar su descanso, salió con una sonrisa de oreja a oreja. Las contracturas y cicatrices habían sanado de una manera especial. 

 

 Se despidió entonces de los amables sujetos que lo habían atendido, luego se vistió y tomó sus espadas. Llegado el mediodía Illyasbabel se retiraba del Spa. Su estomago rugía tan fuerte que no tuvo otra opción que buscar las costas del lugar, una vez allí, tocaría pescar el almuerzo. Lejos de la civilización, retirado en una de las costas alternativas de la Isla, la paz continuaba marcando su silencio. Mientras caminaba meditaba sobre su próximo destino, quizá podría refugiarse allí unos días más, al menos hasta conseguir un nuevo pedido. Una vez en la costa armó un cigarro para luego pitarlo, su mente se desvanecía en el horizonte marítimo, el azul infinito que recomponía sus ideas y le proporcionaba claridad a la hora de buscar su próximo destino. - Así será - se dijo así mismo, se quedaría en aquella playa por lo menos unos días más. Aún conservaba dinero de su ultima cacería por lo que no había ningún apuro, además, quería disfrutar de aquella playa. 

 Con su característico instinto de supervivencia montaría un pequeño campamento en la copa de uno de los arboles, para luego dedicarle unas horas a la pesca. Remango sus pantalones e ingresó al agua, luego con su visión aguda empezaría a ejecutar lanzazos buscando atrapar algún pescado. No era una tarea sencilla, pero su férrea determinación le llevarían, más temprano que tarde, a conseguir su comida. - ¡SII! - exclamó, luego de veinte minutos de intentos fallidos, había conseguido dos peces en un mismo tiro, con eso era suficiente.

 

 A pocos metros de la orilla armaría una pequeña hoguera con los pescados encima de ella, incrustados sobre unos palillos para una cocción lenta. Mientras el pez se asaba conseguiría unos cocos de las palmeras de alrededor para saciar su sed. Nada mejor como una buena comida frente a las costa. Momentos así le recordaban su infancia salvaje, donde su única compañía eran los animales y los arboles de la Isla. No había perdido la costumbre, hoy día su experiencia en la intemperie era vivida con gracia y despreocupación, podía dormir en la copa de los arboles sin ningún problema.

  

 Mientras comía, sus pensamientos iban y venían, disfrutaba la soledad tanto como la cerveza, aunque ciertamente mataría por una buena cerveza. Probablemente su próximo destino fuera ese, adquirir un barril de cerveza para aumentar el disfrute, pero para ello debía volver a la aldea. Continuó su almuerzo hasta dejar solo las espinillas del pescado, las cuales devolvió al fuego para que estas se desintegraran. Al finalizar apagó la hoguera y la cubrió con arena, no queremos provocar un incendio.

  

 Estaba acostado, haciendo la digestión, cuando de repente oyó el crujir de las hojas a sus espaldas, ¿ Visitas ? imposible, nadie sabía de su paradero, quizá algún aventurero o aldeano recorriendo la isla. Ante la duda se incorporó y volteó a ver. Para su no-grata sorpresa, estaba siendo asaltado, - ¿Quién demonios son ustedes?? - Preguntó malhumorado, las apariencias de los sujetos revelaban su oficio, piratas y más piratas. Solo tuvo insultos como respuesta, no esperaba menos. En pocos segundos Illyasbabel estaba rodeado. Tardó unos segundos en reconocer a uno de ellos. Aparentemente los sujetos que había apalizado días atrás buscaban venganza, y para ello, trajeron consigo compañía. - Vaya vaya vaya... - dijo en cuanto hubo detectado el origen del asalto. En ocasiones el trabajo lo perseguía, como era el caso, piratas y bandidos buscando venganza. - ¿ No aprendieron la lección ? - murmuró. Cualquier tipo de dialogo fue interrumpido por el primer ataque, un sujeto de enorme tamaño se posaría a sus espaldas y lo apresaría con un abrazo de oso. - Tsk.. maldito-. Con brutalidad desesperada impactaría su cráneo contra la nariz del sujeto que lo apresaba. Dio un salto hacía adelante y desenfundo ambas espadas. Todo el mundo se lanzo contra él, por lo que no tuvo más remedio que girar sobre si mismo mientras empuñaba ambos filos. Un primer ataque eficaz que había barrido con la vanguardia de los piratas, pero la situación no terminaba ahí. Los primeros cayeron fácil, rápidamente juntaría sus espadas para lanzarse al ataque, no les daría tiempo de reacción. Con unos metros elevados sobre el suelo el viejo cuervo iba y venía, chocando espadas, amputando brazos y golpeando de vez en cuando con su puño. La batalla continuó durante media hora, hasta que por fin, luego de recibir algunos golpes e insultos, Illyasbabel era el vencedor. Con un pie sobre la cara del sujeto que identificó como el buscapleitos, le hizo una advertencia. - No te quiero volver a ver por aquí, será mejor que re retiren de aquí -. No tenía necesidad de liquidarlos, la mayoría estaba inconsciente, por lo que solo unos pocos aprovecharon la oportunidad y generosidad del cazador para escapar con la cola entre las piernas, no volverían a molestarlo.