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[Diario] [D-Pasado] Vacaciones por doquier - Versión para impresión

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[D-Pasado] Vacaciones por doquier - John Joestar - 27-10-2024

La brisa marina acariciaba mi rostro mientras daba un paso tras otro sobre la cálida arena dorada. Era mi primer día de vacaciones en las Islas Syrup, y no podía evitar sentir que finalmente había encontrado ese respiro que tanto necesitaba. Las olas rompían suavemente en la orilla, creando una sinfonía de sonidos que se entrelazaba con el canto lejano de las gaviotas.

Me detuve un momento para contemplar el paisaje. El agua tenía un color azul vibrante, casi irreal, que contrastaba de manera espectacular con el verde exuberante de la vegetación que se extendía por la costa. Sacudí mis pensamientos y decidí explorar, sin rumbo fijo.

Mientras caminaba, noté un pequeño puesto de comida donde un anciano vendía cocos frescos. Me acerqué, tentado por la idea de hidratarme con ese néctar tropical. El anciano, con una sonrisa amplia y un sombrero de paja, me ofreció uno. "Esto te dará fuerzas para disfrutar de la isla", dijo mientras le daba un golpe decidido al coco para abrirlo.

Tomé un sorbo, y un torrente de dulzura refrescante inundó mi boca. ¡Era perfecto! Mientras disfrutaba de la bebida, no pude evitar escuchar las risas que provenían de un grupo de jóvenes más allá. Eran turistas como yo, y la energía que emanaban era contagiosa.

Decidí acercarme, dejándome guiar por la música alegre que salía de su altavoz portátil. Me uní a ellos, compartiendo historias sobre nuestras aventuras, brindando por el buen tiempo y, por supuesto, por la belleza de este lugar que nos había reunido. Había una chica de cabello rizado y ojos chispeantes que me miró y sonrió mientras hablaba. Su nombre era Clara, y parecía tener el don de convertir cualquier conversación en un momento divertido.

La tarde avanzaba, y la luz del sol comenzaba a hundirse en el horizonte, pintando el cielo de tonos anaranjados y violetas. Clara me invitó a unirme a ellos para ver el atardecer desde un mirador cercano. No pude resistirme. Caminamos juntos, riendo y charlando, hasta llegar a un pequeño acantilado que ofrecía una vista panorámica del océano.

Nos sentamos en el borde, las piernas colgando, mientras el sol se ocultaba en el agua. Fue un momento mágico, un instante que no quería que terminara. En ese lugar, rodeado de nuevas amistades y la belleza natural que me rodeaba, sentí que empezaba a dejar atrás todas las preocupaciones que había traído conmigo.

Clara se volvió hacia mí, con una expresión seria pero alegre. "¿Te imaginas quedarte aquí para siempre?" preguntó, con un brillo en la mirada.

Sonreí, atrapado en el momento. "La verdad, podría acostumbrarme a esto", respondí. La risa estalló entre nosotros mientras las primeras estrellas comenzaban a asomarse en el cielo. Tenía la extraña sensación de que este era solo el principio de una aventura inesperada, y estaba más que dispuesto a dejar que las Islas Syrup me sorprendieran.