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[T2] El Saqueo de los Bigotes Mojados - Lawliet D. Giorno - 28-10-2024 ~ El Saqueo de los Bigotes Mojados ~
Isla Kilombo
~ Verano del año 724.
Lawliet D. Giorno observó el mapa de la región costera, trazando una ruta en su mente para anticipar los movimientos de "Las Mareas del Caos". Algunas partes de la isla estaban en peligro, con informes diarios de saqueos perpetrados no solo por los piratas, sino por sus cómplices peludos: nutrias marinas entrenadas para el hurto. Estas criaturas llevaban pequeñas mochilas impermeables y collares de conchas afiladas que las convertían en expertas en distracción y desorden. Por primera vez en mucho tiempo, Lawliet se encontró ante un desafío que requería más astucia que fuerza bruta. Era la oportunidad perfecta para probar su ingenio y reafirmar la justicia, incluso frente a métodos tan… originales. Al llegar al puerto, vio cómo los pescadores y aldeanos discutían, señalando hacia el mar. Nutrias cargadas de objetos brillantes se deslizaban en el agua, sumergiéndose y reapareciendo como si jugaran, mientras los aldeanos les lanzaban maldiciones al ver sus herramientas y provisiones desaparecer. Giorno se plantó en medio de la confusión, imponiendo silencio con una mirada autoritaria. ¡Escuchen! Exclamaría con la voz firme que caracterizaba a un verdadero Marino. Necesito que todos mantengan la calma. Estamos aquí para solucionar esto. Las nutrias no actuarán por su cuenta mucho más tiempo. Un anciano se adelantó, escéptico. ¿Y qué sabe un joven como tú de detener a esas bestias entrenadas? ¡Se han convertido en un azote peor que los mismos piratas! Giorno se limitó a sonreír. Podía entender la frustración de la gente, pero su compromiso con la justicia y su naturaleza competitiva le impulsaban a aceptar el reto. Reuniendo a su equipo en la costa, delineó el plan. Nuestra misión es simple en teoría: encontrar el origen de estas nutrias y desmantelar la operación de "Las Mareas del Caos". Pero no quiero que nadie lastime a las criaturas. No son el enemigo real; son herramientas en manos de esos piratas. Si bien a Giorno poco le importaba la vida de los piratas, empatizaba mucho más con los animales, sabiendo que eran más bien víctimas de la crueldad de sus dueños. Una vez organizada la primera parte de la operación, Lawliet y sus compañeros se dividieron. Él se infiltraría en el pueblo Rostock para obtener más información, mientras su equipo se encargaba de rastrear el rastro dejado por las nutrias. Al explorar los alrededores, fue acumulando pistas, observando cómo los habitantes intentaban cubrir sus cosechas y sellar sus almacenes. Los informes llegaron rápido: al parecer, las nutrias no solo se limitaban a robar comida. Buscaban objetos brillantes, como cuchillos, monedas, incluso pequeños espejos. Giorno entrecerró los ojos al comprender la naturaleza de los entrenadores: si "Las Mareas del Caos" les enseñaba a las nutrias a reconocer el valor de los objetos, estas criaturas serían cada vez más difíciles de disuadir. Pero no tenía tiempo que perder en reflexiones; la situación seguía escalando. Cuando llegó la noche, Lawliet ideó un plan para una emboscada. Estaba decidido a frenar a las nutrias antes de que causaran más problemas. Sin embargo, mientras observaba cómo se acercaban sigilosamente al muelle, notó algo peculiar en su comportamiento. Las nutrias parecían actuar en patrones específicos, como si alguien las guiara desde la distancia. No era coincidencia. Esos piratas están cerca. Solo queda encontrarlos. Confiando en su intuición, Giorno se aventuró más allá del puerto, dirigiéndose hacia las áreas rocosas y despejadas de la costa. En el silencio de la noche, alcanzó una pequeña cueva. Dentro, se escuchaba el eco de voces y risas que confirmaban su sospecha: los piratas de "Las Mareas del Caos" se estaban escondiendo allí, controlando a las nutrias a través de señales y recompensas. Sigiloso, se ocultó detrás de una formación rocosa, observando cómo uno de los piratas lanzaba comida al agua, atrayendo a las nutrias que regresaban de sus incursiones con las mochilas llenas. Sin dudar, Giorno trazó su plan de ataque. Volvería a la aldea y movilizaría a sus compañeros para una operación coordinada. Sin embargo, no podría evitar que una chispa de desafío encendiera su mente: enfrentaría a los piratas directamente, y demostraría que incluso los planes más astutos podían caer ante la justicia de la Marina. Pero antes de moverse, pensó en sus compañeros, recordando que no estaba solo en esta misión. Horas después, él y sus compañeros estaban listos. Con movimientos precisos y silenciosos, se acercaron a la cueva. Uno de los marinos colocó trampas cerca de la entrada para evitar que los piratas escaparan, mientras Lawliet, acompañado por dos marinos de confianza, lideraba el avance. La batalla fue breve, pero intensa. Los piratas intentaron escapar, pero los marinos fueron más rápidos. Los sorprendieron en medio de su escondite y, tras una breve lucha, los detuvieron. Con los piratas esposados, Lawliet se acercó a uno de los líderes de "Las Mareas del Caos", que seguía con una sonrisa desafiante. Creían que podrían engañar a la Marina con animales entrenados, pero olvidaron que incluso el caos tiene sus límites. La justicia siempre los encuentra. Sin embargo, aún quedaba un último problema: las nutrias. Aunque sus entrenadores estaban detenidos, estas criaturas seguían bajo el impulso de robar y saquear, habiendo aprendido a actuar por cuenta propia. Giorno observó las pequeñas mochilas y los collares de conchas, preguntándose cómo devolver a los animales a su estado natural. Giorno organizó a sus marinos para retirar los collares y mochilas de las nutrias, y luego guiaron a los animales hacia el océano, lanzando pequeños peces hacia aguas más profundas. A medida que las nutrias se alejaban, el trabajo se sentía bien hecho. Había cumplido su deber sin dañar a las víctimas nutrias y, a su vez, asegurado que "Las Mareas del Caos" pagaran por su crimen. En los pueblos cercanos, los habitantes lo recibieron con agradecimiento. Giorno no se permitía mostrar mucho sus emociones, pero la calidez del momento le hizo sentir una gratitud compartida. Sabía que su impulso y compromiso con la justicia a veces lo ponían en situaciones complejas, pero el resultado siempre valía la pena. Entre la multitud, algunos marinos le daban palmadas en la espalda, y Lawliet, por un instante, dejó de lado su seriedad y compartió una breve sonrisa con ellos. Mientras el sol salía en el horizonte, Lawliet subió a la cubierta del barco de la Marina, listo para partir hacia la siguiente misión. A su lado, sus compañeros estaban preparados para lo que fuera necesario. Observó la costa una última vez y pensó en el equilibrio que lograba entre su compromiso inquebrantable con la justicia y su deseo de libertad. Y con un leve asentimiento, dio la orden de partir, dejando atrás un pueblo en paz y un enemigo menos en el camino de la Marina. El Suboficial Lawliet D. Giorno habría terminado con éxito su primera misión en la Isla Kilombo. RE: [T2] El Saqueo de los Bigotes Mojados - Moderador Yamato - 29-10-2024 ¡RECOMPENSAS POR AUTONARRADA T2 ENTREGADAS!
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