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Donación Caritativa [Trade- Por. Anko] - Anmitsu Uguisu - 11-11-2024 Un nuevo día se alzaba en aquella pequeña isla de forma semicircular, Isla Kilombo, un lugar cuya actividad comercial residía principalmente en los pescados, las sales, frutas tropicales, y el comercio de aceite y madera. Mitsu recordaba haber escuchado que la facción dominante de aquella Isla era la marina... Si... La marina. Se rumoreaba que la base de la marina que residía allí poseía alrededor de 300 efectivos y según recordaba uno de esos efectivos era... Su hermana... Mitsu habia emprendido un viaje a la isla Kilombo acompañada de aquel grupo de piratas al cuál pertenecía Alpha... Aún estaba un poco indecisa y debía volverse o no una pirata, pero justo ahora era una visión que le carcomía. Justo ahora se encontraba merodeando por el pueblo Rostock, el cual se ubicaba en la zona sur de la isla, un pequeño pueblo pesquero y tranquilo. Se presumía que era así debido a la presencia de la marina, con habitantes agradables y de buen rollo que no dudaban en festejar de ser necesario. Pero no por ello eran flojos, todo lo contrario. Parecían ser gente trabajadora hecha y derecha, ciertamente mientras paseaba la gata recordó fragmentos de su infancia. Algo que le resultaba melancólico y triste al mismo tiempo, pero sin duda también le causaba un poco de gracia. Pero... ¿Por qué le causaba gracia? La respuesta de eso era sencilla, se recordó a sí misma cuando era niña y a su... Difunta madre quién aunque pareciera una sorpresa, era originaria de esta isla. Quizás eso explicaría un poco su forma siempre optimista de actuar, O al menos en lo que la memoria de la peli negra recordaba. Siempre fue alguien que me miraba al lado positivo de las cosas, sonriendo sin importar que pasara. Incluso en su lecho de muerte, hay quienes dicen que murió estando feliz. Lo único que la Jujin lamentaba de ese entonces, fue no poder llorar tranquilamente la muerte de su madre debido a las órdenes de su padre. "Sé fuerte" "no puedes llorar" "eres una vergüenza" esa y muchas otras frases similares eran todo lo que escuchaba de la boca de su padre, cada vez se sentía mucho menos significativa para estar con él, aunque decir estar con él sonaría extraño. Ya que realmente nunca estuvo con él como un padre, sino como alguien que despreciaba su existencia. Y quizás puede que si fuese de ese modo, Pues en lo que suba la memoria afectada... No recordaba nunca haber recibido el calor de un padre de parte de Koshiro. Si justo ahora le preguntaban ¿qué era lo que ella quería?, con lágrimas en los ojos respondería que el reconocimiento de su padre... - yo solo quería que me reconocieran...- murmuró para sí misma mientras bajaba la cabeza. Sus ojos de oscuro color se opacaban cada vez más en tristeza, casi como si reprimiera sus ganas de llorar. Era casi como si aún pese a ver demitido de ese sueño de querer ser reconocida por aquel hombre, aún su corazón mantenía la poca esperanza de que algún día se hiciera. Quizás nos centramos demasiado en Mitsu, ahora será momento de hablar sobre el pueblo en el que estaba. Anteriormente ya habíamos hablado del pueblo Rostock, una localidad pesquera cuya economía también está basada en la venta de sales, frutas y madera. Pero ese no era el único lugar entre comillas destacables de isla Kilombo, Pues aquí también se encontraba la base g-23 de la marina, se rumorea que era una base fortificada de bastante calibre con alrededor de 300 soldados, al menos esos son los rumores que había logrado escuchar en su poca estancia en este lugar. La Isla también poseía un gran faro de unos 30 metros de altura con un patrón delineado entre un blanco cuyas nubes invernales y azul cuyo océano Pacífico. Parecía que su pintura se había desgastado con el paso de los tiempos al menos de moto ligero lo cual la despintaba sutilmente, igual había escuchado rumores de que poseía un solo habitante. La chica gato parecía disfrutar también de aquel paseo alrededor del pueblo, pues tenía ya mucho tiempo que no salía de Demontooh pero su última misión hacía ya un par de años. Le hubiese gustado haber crecido en este pueblo tan tranquilo, en lugar de aquel lugar donde la mayoría de las cosas se resolvían con violencia... Un pueblo que se hacía llamar autosuficiente únicamente por su poder ofensivo... O al menos esa era su percepción de las cosas... Quién sabe quizás hasta podría estar equivocada. Durante la caminata fue capaz de probar diversas frutas que parecían haber sido cosechadas en la misma tierra de Kilombo, frutas tan dulces como las mismas azúcar y cítricos tán ácidos como el mismo limón. También pudo ver diversos pescados de Gran calidad incluso consideró comprar algunos para preparar sushi, y tal considerado como tal hecho quizás lo compraría más tarde. También se cruzó por un pequeño mercado de aceites, aceites para cocina o para masajes habían de diversos tipos y esencias... También considero pasar más tarde a comprar un poco de aceite de olivo o quizás de coco. No hace falta mencionar que también pasó por un pequeño lugar donde venían sales, aunque no considero comprarlas por el momento se veían de bastante calidad. Como cocinera ella consideraba la calidad como prioridad, pero en este momento estaba aquí por otro motivo. Esperaba encontrarse con alguien... Cuando se enteró otra estadía de Anko en esta isla, la contactó lo más rápido que pudo no solamente para saludarle sino también para pedirle algunos suministros, principalmente armas y objetos... En algún momento Mitsu le había contado algo sobre la habilidad que poseía con la baku baku, por lo que tampoco sería de extrañar que contactar a su hermana Para pedirle... Aunque realmente no era el único motivo por el que la quería ver, también quería comentarle algo... Aunque posiblemente no era el mejor momento para ello. Por lo que esta vez simplemente se concentraría en el intercambio... Mejor obra de "caridad" qué haría su hermana a favor de ella. RE: Donación Caritativa [Trade- Por. Anko] - Anko - 11-11-2024 Anko se encontraba trabajando dentro de la Base G-23 de la Marina en Isla Kilombo, como de costumbre, ella trabajaba en ese momento en los papeleos de la base, una tarea que odiaba hacer, pero tampoco tenía más opción, eran parte de sus tareas como Oficial de la Marina, quejarse no era opción porque técnicamente, así lo decidió ella. No fue hasta que la puerta de madera de su oficina fue golpeada sutilmente por el Sargento Dan, un hombre con el que la Alférez había formado una buena amistad laboral y gracias a eso, tenía el beneficio de poder entrar a su oficina sin esperar a que ella le diera permiso. Cuando el hombre entró, se acercó hasta el escritorio para entregarle un pequeño sobre de papel a su nombre, Anko no esperaba una carta de nadie por lo que se le hacía extraño aquel suceso, pero su sentimiento de extrañeza abandonó su cuerpo cuando el sargento le indicó que venía de una tal Anmitsu, y con ello, se retiró del lugar. Presurosa, la joven abrió el sobre y sacó la carta en su interior, su hermana estaba en Kilombo y quería reunirse con ella, y claro, también quería algo de suministros ¿Para qué? No lo sabía, pero ella confiaba. Con un leve suspiro, se levantó de su asiento y tomó la capa marine que estaba en el respaldo y la colocó sobre sus hombros, obviamente un oficial no podía salir sin vestir aquella prenda sobre su uniforme, y aunque no era reglamentaria, para ella era un total orgullo portarla. Ajustó las Katanas en su cinturón y se apresuró a llenar una mochila con lo que le iba a entregar a la Jujin y con todo listo, abandonó la oficina, no sin antes pedirle a Dan que la cubriera mientras ella salía, cosa que el sargento aceptó sin rechistar, ya sea porque lo sentía como una orden de un superior o por otra cosa. Una vez fuera de la base, su caminata comenzó hacia el cercano Pueblo de Rostock, el pueblo en donde estaba la posada que le daba alojamiento en su estadía en la Isla, talvez podría quedarse en la base, pero prefería algo más cómodo y solo para ella, no le agradaba la idea de talvez compartir la habitación con otros soldados que solo la desnudaban con la mirada. Fue una cuestión de pocos minutos para cuando ya se encontraba en Rostock, ahora solo debía buscar a Mitsu, podría perder el tiempo preguntando y buscando por todos los lares del pueblo, pero no, ella tenía aquella energía misteriosa para sentir presencias. Ya adentrada en Rostock, la espadachina cerró sus ojos por un momento para concentrarse, logrando con ello visualizar las presencias de todos los presentes en una enorme área, y no tardó mucho para dar con Mitsu, y resultaba que la Jujin estaba cerca del mercado, mercado que estaba a unas cuadras de su posición. Sin más dilación, se encaminó hasta la zona, varios de los civiles ahí presentes la saludaban y la reconocían al instante por sus actos dentro de la Marina, sí bien le encantaba ser reconocida, aveces extrañaba la época en la que salía tranquila a la calle y todos la ignoraban, pero, en fin, es el precio a pagar. Después del pequeño alboroto, finalmente pudo ver a su hermana a pocos centímetros de ella — Mitsu ¿Cuánto tiempo sin vernos? — Dijo la alférez con la mochila colgada en un solo hombro y aquella capa blanca con la palabra “Justicia” bordada en la espalda, ondeando levemente con el viento, y claro, el uniforme característico de los Marines, algo que ella no acostumbraba usar hasta hace poco. |