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[Diario] Diario de 2503 - Versión para impresión

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Diario de 2503 - Eric Duncan - 13-11-2024

Diario de 2503
Relato del pasado
Fecha aproximada: indeterminada
Requiere investigación y control sobre los temas en cuestión.

Desde los 14 años, he dedicado mi vida a convertirme en un soldado de élite. Mi existencia se ha centrado en la disciplina, el entrenamiento físico y mental, y la misión de servir al Gobierno Mundial. Aunque hay una cosa curiosa en todo este entrenamiento, desde el día en que llegué al centro de adiestramiento militar, no he podido recordar nada de mi vida anterior. A veces, mi mente desea poder recordar algo, como si tuviera información en la punta de la lengua y quisiera salir, pero lo único que consigo es provocar sueños que me acosan cada noche que intento pensar en ello.

Me encuentro en la habitación que comparto con otros soldados, un espacio muy simple con paredes de metal y camas tan duras que incluso ellas querrían ser más cómodas. Es un entorno diseñado para formar futuros soldados, y he hecho con el tiempo de ese lugar mi hogar. Sin embargo, es en los momentos de soledad por la noche donde mi mente mientras duermo me transporta a un lugar que parece más real que la vida misma: una isla suspendida en un mar de nubes. 

En el sueño, me elevo por los cielos, volando a toda velocidad con mis alas. Las nubes son suaves y mullidas, como un enorme océano blanco que se extiende hasta donde alcanza la vista. Debajo de mí, puedo ver la isla, un lugar tropical, con colinas verdes, flores de todos los colores y un cielo azul muy puro ya que al estar tan arriba ninguna nube podía tapar el cielo. A veces, siento que puedo oír el eco de voces familiares, y aunque nunca puedo reconocer los rostros, noto que tengo que tener alguna relación con esas personas. ¿Amigos... familiares quizás?

En un instante, el cielo se oscurece, la isla comienza a desvanecerse, mis alas dejan de funcionar por mucho que lo intente y caigo en picado hacia abajo, hacia la oscuridad. La caída es aterradora, mi cuerpo se siente pesado. Intento gritar pero voy tan rápido que parece que no saliera ningún sonido. Y en medio de la oscuridad cuando veo que el suelo está cada vez más cerca y estoy a punto de chocar, me despierto sudoroso, en la fría cama de mi cuartel. 

A pesar de esos sueños en la vida real los días avanzan y se convierten en semanas de intenso entrenamiento. La rutina es agotadora, diseñada para empujarnos al límite de nuestras posibilidades. Me lanzo una y otra vez a la rutina de los entrenamientos pero por suerte la disciplina es mi refugio, y las misiones son el propósito de mi existencia. Literalmente no tengo nada más que eso.

El día de mi próxima misión se acerca. La unidad de élite en la que sirvo ha recibido un llamado de auxilio desde un país inestable, donde un grupo revolucionario amenaza la paz de la región. La misión consiste en infiltrarse, reunir inteligencia y neutralizar la amenaza. Al no hacer agentes todavía, mi misión se queda sólo en infiltrarme en el grupo y reunir inteligencia sobre ellos. Para el trabajo de campo se encargarán agentes graduados.

En medio de las preparaciones, mis superiores notan mi determinación. El capitán, un hombre de voz autoritaria y severa, me llama: -2503, tienes un talento especial. Eres el mejor en tu clase, pero asegúrate de mantener la concentración y no dejar que tus miedos te dominen- me dijo. Asiento, sabiendo que según mis superiores y médicos, mis visiones nocturnas son una manifestación de mis inseguridades. La imagen de la isla siempre me acompaña, pero nunca logro comprender su significado. Ni siquiera he conseguido encontrarla en los mapas del East Blue.

La noche de la misión, el viento sopla con fuerza en la pista de entrenamiento. Nos transportan en unos carruajes para dejarnos repartidos por puntos estratégicos de la ciudad como si fuéramos de la zona. Mi equipo y yo nos encontramos en la parte trasera, llenos de adrenalina y en un estado de enfoque absoluto. Las instrucciones son claras: debemos movernos por la ciudad e intentar acabar entre sus filas. 

Mientras nos adentramos en la ciudad, siento que alguien está mirando y mis ojos se encuentran brevemente con los del sargento. - 2503 ¿Listo?- me pregunta con una sonrisa nerviosa. Solo asiento, pero noto como mi corazón late más rápido. Eso significaba que la siguiente era ya mi parada.

Me bajo del carro despidiéndome de los de dentro, como habíamos ensayado. Tenemos la misión de reunir información sobre la ubicación de los miembros más peligrosos del grupo. Nos infiltramos por la ciudad, utilizando tácticas aprendidas durante los años de entrenamiento, cuando de repente, todo se desata. 

Una explosión retumba en el aire y un disparo resuena. Me pongo a cubierto. Siento que el tiempo se ralentiza a mi alrededor mientras balas llueven en todas direcciones y me deslizo entre las sombras aprovechando la confusión. Reconozco al que dispara como uno de los objetivos prioritarios. Los entrenamientos se unen como un todo en mi mente, y actúo disparando mi arma.

En medio del caos y el humo veo a un hombre casi de mi edad, desde donde estoy parece más una sombra que una persona con el humo que hay, y al verme empieza a dispararme. Los dos intercambiamos disparos, pero en un instante, el hombre se detiene y deja de disparar mientras mi cargador se queda con una única bala. Antes de recargar entre el humo consigo verle la cara y hay algo en su mirada que me resulta familiar, pero sin embargo no pertenece a la misión ni a los objetivos que hay que sacar información sobre ellos.

Mientras mis compañeros luchan a mi alrededor, avanzo, moviéndome con la determinación de descubrir aquella conexión con esa persona. En el breve instante en que nuestras miradas se vuelven a cruzar, un destello de reconocimiento ilumina mi mente. Recuerdo fragmentos de mi pasado: imágenes de una casa, risas, voces que me llaman. Pero tan bruscamente como aparecieron, las memorias se desvanecen.

Siento que debo tomar una decisión. Puedo seguir apretando el gatillo y recargar, o bien correr hacia el desconocido y preguntarle directamente. Entonces, en un acto impulsivo que ni yo entiendo del todo decido acercarme a reducir al enemigo. Así, en una fracción de segundo el extraño y yo nos quedamos cara a cara. -¿Quién eres? - le pregunto en un tono que ambos podemos escuchar, pero entre el sonido de los disparos se camuflaba -¿Por qué te veo en mis sueños?-. 

El hombre parece estar incluso más aturdido que yo. -¿Eric? ¿Eres tú?- Aquella palabra resuena en mi mente como el eco en una casa sin muebles. Antes de que pueda entender lo que está sucediendo, mi sargento aparece en el marco, una explosión lo rodea y el combate se intensifica. 

El estruendo ampliado de la batalla nos interrumpe a ambos. Sin embargo, el hombre, que ahora reconozco como alguien de mi pasado, no se detiene. -¡Ven conmigo! Esto no es lo que parece. Ven y te lo explico todo - 

Siento una presión en mi cabeza, el ruido estalla a mi alrededor y la adrenalina del momento se mezclan en mi cabeza. Antes de que me diera cuenta, mi mano es arrastrada por mi el desconocido, huyendo de las balas y el caos. 

Mientras corro por la ciudad con él, noto el renacer de las memorias es como un torrente y empiezo a soñar despierto. Dentro del sueño, comenzamos a correr el uno hacia el otro. - Siempre supe que volarías-, me dice el desconocido mientras sonríe. Siento que cada paso se vuelve más ligero y finalmente nos encontramos. En ese momento, la imagen de la isla es clara. - Tenemos que regresar. Nos están esperando y no podemos llegar tarde - dice el hombre en el sueño.

Y así lo hacemos. Con el corazón latiendo desenfrenado, adentrándonos en un cielo cada vez más iluminado, nos dejamos caer en el abismo. Pero en lugar de caer, comenzamos a elevarnos de nuevo. Nos sentimos volar, flotando sobre las nubes y descendiendo en un mar de luz. 

La isla aparece en el horizonte de nuevo y es mucho más real que antes. Siento que en el pasado había estado aquí de verdad. Cuando despierto de mi sueño seguíamos corriendo y al poco paramos para él poder recuperar un poco de aliento.

Pongo una mano en mi cabeza para volver a centrarme y que se me pase el dolor mientras veo al extraño. Algo dentro de mí parecía haberse activado de repente, como si tuviera algo en el cerebro programado en mi subconciente, borrando lo que acababa de recordar y centrándome de nuevo en la misión - Creo que aquí estamos a salvo - me dice el extraño. -Hacía mucho tiempo que no te veía herman..- la frase se quedó en el aire cuando el disparo de mi revólver, la última bala que me quedaba en el cargador, le atravesaba la cabeza. 

No tenía hermanos. No era Eric. Soy 2503, soldado del Gobierno Mundial y futuro miembro de la Cipher Pol. Ellos son mi familia.


Una nota a pié de página, con otra letra incluye: 
Si ha podido escribir este diario es que los recuerdos siguen allí tras haber vuelto de misión. Habrá que inspeccionarle a fondo de nuevo, no podemos dejar ningún cabo suelto.