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[Común] Clientela de invierno - Versión para impresión

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Clientela de invierno - Illyasbabel - 22-12-2024

1 de Invierno

Hoy terminaban sus vacaciones de otoño, se había tomado un tiempo para dejar las espadas de lado y permitirse descansar un poco. Loguetown había resultado ser la ultima de las islas en su recorrido, en sus planes estaba la idea de adquirir nuevas herramientas para complementar su labor, si todo salía según lo previsto, pronto saldría del East Blue, y para ello era necesario mejorar sus capacidades. La noticia de que un sujeto colocaba implantes y elaboraba tecnología de punta no paso desapercibida ante sus oídos de cazador. Además de la propia curiosidad también estaba la intriga por conocer aquellos mecanismos, sin duda una posibilidad de mejorarse así mismo.

 Al llegar la tarde, había conseguido más información sobre aquellos vagos rumores de que un tal Marvolath colocaba implantes a muy buen precio. Vaya novedad para Illyasbabel. Luego de beberse varias cervezas y compartir charlas filosóficas con algunos borrachos del Bar,  encaró la ubicación prometida por una anciana la cual recientemente había recibido un brazo mecánico, parecía una mujer de confianza por lo que no dudo en seguir sus instrucciones hasta encontrar la tienda del tal Marvolath. El viejo cuervo saco uno de sus cigarrillos armados y lo encendió. En este momento se replanteo la idea, quizá no era la hora indicada, ¿Será el sitio correcto? - pensó, mientras miraba a su alrededor buscando indicios del sujeto.

 Mientras pitaba su cigarro indagaba el entorno, apenas unos pocos marineros dando vueltas y algunos civiles regresando a sus hogares, a lo lejos un pequeño puesto de ramen. La noche de invierno llegó más rápido de lo usual, el frío y la ventisca se filtraban por sus ropajes, advirtiéndole, consecuentemente de que debería conseguir un abrigo para la nueva temporada. Por suerte tenía sake en su camisa y no dudó en darle un buen sorbo mientras fumaba. Luego se asomo un poco hacía la tienda para extender un saludo desde el exterior. - ¿Doctor Marvolath? ¿ se encuentra aquí?- Preguntó, esperando que alguien lo escuchara.


RE: Clientela de invierno - Marvolath - 22-12-2024

Pocas cosas ponen a uno en alerta como escuchar su nombre de los labios de un cazador cuando uno tiene recompensa. Había salido con el resto de la tripulación a ultimar los preparativos cuando escuchó como un uno de los cazadores activos en el East Blue lo llamaba. Una mirada bastó para llamar la atención de sus compañeros, quienes asintieron y quedaron atentos. Dio un paso al frente, tratando de mostrar una expresión tranquila y curiosa.

- ¿Busca al doctor Marvolath? ¿He de asumir que busca sus servicios? ¿Había concertado ya una cita con él o...?

Al acortar distancia le llegó el inconfundible olor de la embriaguez, que si bien normalmente le resultaba desagradable y reprobable, esta vez lo encontró tranquilizador. Por el conocido efecto que tiene la bebida, son pocos los que beben antes de dirigirse a un combate, excepto si se saben derrotados y buscan valor en la bebida. Fuera cual fuera su situación, se sintió más seguro. Y más seguro aún se sintió cuando el cazador expuso sus intenciones: tenía fama de honorable, y quiso creer que podía confiar en su palabra.

- ¿Está al tanto del procedimiento? Pago por adelantado, implantes, operación con anestesia, y primera recarga incluidos en el trato. Si en un futuro volvemos a encontrarnos y he mejorado mi tecnología le puedo hacer un descuento a cambio de sus implantes viejos. No me hago responsable por defectos o problemas causados por implantes creados por terceros. - dudó unos instantes antes de añadir - Y... eh... me temo que por protección de secretos industriales he de escoltarle hasta el taller con los ojos vendados.

Cositas



RE: Clientela de invierno - No Name - 24-12-2024

Las calles de Logetown eran hermosas, largas y a veces poco transitadas. Había lugares perfectos, tranquilos y agradables, y otros bastante agobiantes y aburridos, pero, ¿para qué pensar en eso? Hoy, todo lo que importaba era avanzar, y eso era lo que hacía Miku, la pequeña conejita de sweater rojo, cantando alegremente por las calles mientras cargaba con su caja misteriosa a cuestas. A pesar de su baja estatura, su paso era firme, y su espíritu aún más alto mientras entonaba una canción.

"En un mundo pequeñito,
la nieve es de algodón,
los regalos son botones,
y el árbol de cartón."


La canción se repetía una y otra vez en su cabeza para estas fechas, un villancico simpático que a Miku le encantaba cantar. Para ella, el mundo era un lugar pequeño, lleno de sorpresas y maravillas, y no había nada que la detuviera. Cada paso la acercaba más y más a su destino, un viejo local que había en su camino. Sin dejar de cantar, avanzaba con una sonrisa traviesa, como si todo lo que pasaba a su alrededor fuera parte de un gran juego.

Pero entonces, justo cuando estaba a punto de llegar, algo extraño ocurrió. Un ser alado, grande y algo desinteresado, pasó por delante de ella, caminando sin prestarle atención. Lo que para cualquier otra persona habría sido un simple tropezón, para Miku fue suficiente para hacerla caer hacia atrás, aterrizando sentada en el suelo con un pequeño “¡pum!”

Sin perder la compostura, se levantó rápidamente, sacudiéndose el polvo de su ropa y, con una sonrisa tan grande como el mundo, miró al hombre que ni siquiera se había detenido. Él entraba al local, ajeno a lo que acababa de pasar. Miku, sin inmutarse, siguió su camino y entró un ratito luego tras él, sin dejar de cantar, con su voz aguda y fuerte resonando por el lugar.

"Pero mira cómo beben
los bichos en el cielo,
pero mira cómo beben
por ver el ponche crema.
Beben y beben y vuelven a beber,
los bichos celebrando
lo que puedan tener."

Al llegar al interior, justo cuando terminaba el coro, vio al hombre de nuevo, ahora de espaldas, hablando en un tipo apático y algo molesto. Pero eso no la detuvo. No Name, o mejor dicho, Miku, tenía algo en mente y no pensaba dejarlo pasar. Desde debajo de los pies del hombre alado, levantó la mano, como si no fuera nada importante, y dijo con una voz que podía ser tan irritante como encantadora - ¡Qué coincidencia! Vine a este lugar para ver si les interesaba comprar un ojo mecánico, recién una de mis amigas lo terminó hace poco.

No le prestó atención a más nada. Con su caja aún sobre su espalda, Miku se mantenía allí, esperando, balanceándose para atrás y para adelante, tarareando su cancioncita, sin preocuparse por el mundo que la rodeaba. Ella era una niña en su propio universo, donde las preocupaciones de los demás simplemente no existían.

OFF



RE: Clientela de invierno - Illyasbabel - 26-12-2024

- A él mismo, me han comentado que es capaz de mejorar las capacidades físicas... - Respondió al pequeño hombre que se asomó desde la oscuridad, - No tengo cita, pero estoy dispuesto a pagar bien por ello, ¿Qué le parece caballero? - pregunto entusiasta mientras pitaba  su cigarro y enseñaba varias bolsas de monedas colgadas a un costado de su katana. La conversación fue interrumpida por una pequeña niña que le traía las respuestas a su problema. Lejos de renegar con aquel brazo misterioso que aparecía entre sus piernas se quedó maravilloso por lo que llevaba en su mano. - ¿Acaso..? - Aunque fuera obvio nunca se le hubiera ocurrido adquirir tal artefacto. Illyasbabel le dio la espalda por unos momentos al pequeño hombre para identificar a la joven mercader. - ¿Con esto es suficiente? - Dijo, mientras sacaba una bolsa de monedas y se las entregaba a cambio de aquel ojo mecánico. Illyasbabel no perdió tiempo y volteo su cabeza para continuar la conversación con el sujeto. - Disculpe caballero... ¿ Podríamos instalar esto? - preguntó al hombre, esperando que incluyera su nuevo objeto en el trato. 

 Acto seguido y completamente despreocupado asintió ante las menciones del hombre, - Confío en que el doctor Marvolath hará bien su trabajo  - respondió mientras le daba las ultimas pitadas a su cigarrillo. Volteó unos momentos su mirada a la joven niña para hacer el intercambio de manera correcta. Extendió su mano y con un cordial saludo se retiro a la sala de intervenciones para continuar los pasos. - Tome...- dijo mientras le entregaba el ojo mecánico al pequeño hombre. - Ah, por cierto, mi nombre es Illyasbabel...- mencionó mientras se quitaba su abrigo y dejaba sus katanas en uno de los armarios. Luego se quitó su sombrero y observó una vez más al hombre desconocido para señalarle que estaba listo para continuar. - ¿Tiene unas vendas? Solo le pediré que no me haga tropezar he! he!- Bromeó, en su característico tono despreocupado. - Supongo que con ese ojo nuevo y su tecnología podremos mejorar a este anciano he! he!- 

ID de ojo



RE: Clientela de invierno - Marvolath - 31-12-2024

Si el encuentro de tan peculiares personajes no era suficientemente extraño, una mano en la entrepierna del cazador interrumpió la conversación. Alguien tan metódico como es Marvolath encontraría aquello altamente irritante, pero algo, quizá su instinto o quizá el interés en mantener un perfil bajo junto al cazador, le aconsejó dejarlo pasar. Se mantuvo en silencio, inmóvil, paciente, como si fuera él quien pudiese interrumpir una conversación al hablar.

Su paciencia fue recompensada, con una nueva petición de su cliente: instalar un implante que le acababan de entregar. Miró a la niña un instante, tratando de juzgar si se quedaría o se marcharía antes de proseguir. Confirmó que los términos del acuerdo eran conocidos y aceptados, añadiendo una pequeña cláusula: escoltar al paciente con los ojos vendados. Para su alivio, la solicitud fue aceptada.

- Tenga - dijo mientras sacaba un trapo de su mochila - La buena fe se responde con buena fe. Si se cala este pañuelo en el sombrero usted podrá seguir viendo donde camina y no tropezar, y yo estaré tranquilo sabiendo que no ve los secretos que he de proteger. Aunque... me temo que debemos resolver primero el pago.

Habían tenido la precaución de no alejarse demasiado del barco en sus compras, y no tardaron en estar abordo, dentro de la enfermería.

- Hemos llegado. Puede quitarse la venda. Si es tan amable, deje sus cosas junto a la puerta y túmbese en la camilla cuando se sienta preparado. - habló dándole la espalda, mientras buscaba en el armario uno de los implantes de los que se sentía especialmente orgulloso. - Me sorprende que sea el primero solicitarlo. Entiendo que la síntesis de químicos necesarios puede resultar agotadora a largo plazo, y que el efecto de un botiquín sea más notorio; pero esta maravilla de la ingeniería - dijo mientras se giraba con una caja del tamaño de una manzana - puede funcionar mientras tenga combustible a un precio mucho menor, no requiere aplicación, y nunca te lo vas a olvidar en el barco. Salvo que te dejes el torso, claro. No lo recomiendo. Si no tiene ninguna otra pregunta.

Asumiendo que todo está listo, Marvolath procederá a anestesiar e instalar los implantes -no sin antes dedicar unos instantes a evaluar la calidad del ojo que habría de implantar.

Resumen