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[AuT1] El Cálido Abrazo del Mar - Terence Blackmore - 02-08-2024 14 de Verano del 724
Mis recuerdos me llevan de nuevo a ese instante en el que la conocí. Su nombre es Seraphine, un nombre que resuena en mi mente como una melodía suave y lejana. No fue un encuentro planeado ni significativo en el gran esquema de las cosas, pero para mí, dejó una marca indeleble. Había visitado Rostock al menos en tres ocasiones previas, siempre manteniendo un perfil bajo, evitando atraer demasiada atención. En una de esas visitas, la encontré en una pequeña plaza de mercado. Paseaba sin rumbo, disfrutando de la tranquila simplicidad de la aldea, sin saber que aquel día algo cambiaría en mí. Seraphine estaba allí, vendiendo flores silvestres en un pequeño puesto. Sus cabellos eran largos y dorados, como un rayo de sol atrapado en un prado, y su piel tenía la suavidad del mármol pulido, pálida y delicada. Sus ojos, de un verde profundo como los bosques que jamás he visto, se encontraron con los míos por un breve instante. Eran ojos que parecían ver más allá de la superficie, llenos de una calma serena y una curiosidad innata. Su figura era esbelta, de movimientos gráciles y elegantes, como una brisa suave que acaricia los campos. Vestía un sencillo vestido blanco, que realzaba su pureza y resaltaba la naturalidad de su belleza. Seraphine me sonrió, una sonrisa que no era de interés ni de segundas intenciones, sino de pura amabilidad. Había algo en ella, una inocencia, una pureza que contrastaba tan poderosamente con el mundo en el que he vivido. Recuerdo que compré un ramo, más por la calidez de su sonrisa que por las flores mismas. Su voz, suave y melodiosa, me deseó un buen día, y yo, sin saber por qué, sentí que esa simple interacción había tocado algo profundo en mí. Fue un encuentro breve, fugaz, pero su recuerdo no me ha dejado. En medio de mis debates internos, la imagen de Seraphine aparece como un faro de algo mejor, algo más limpio y verdadero. Su presencia, aunque solo fuera por un momento, me recordó que existe otro tipo de vida, una no marcada por el comercio de almas y la manipulación. Me pregunto si ella podría ser la manifestación de lo que mi corazón anhela en silencio: un respiro de la oscuridad que me envuelve. En mi último viaje a Rostock, llegué de incógnito a bordo de un navío mercante. Había decidido mantener un perfil bajo, oculto bajo el manto de la noche, para evitar levantar sospechas. Mi familia, la poderosa Casa Blackmore, se dedicaba al comercio ilícito y al tráfico de esclavos, y había oído rumores de que un cargamento importante estaba destinado a Rostock. Aunque mi linaje estaba teñido de sombras, esta vez decidí actuar por cuenta propia. La idea de someter a esta aldea, de convertir sus vidas en un engranaje más de la maquinaria de mi familia, se presentaba como un camino fácil y familiar. Pero la presencia de Seraphine, o más bien, lo que ella representaba, me instó a reconsiderar. ¿Es posible que haya un camino diferente, uno que no esté plagado de sombras y culpa? ¿Puedo, por una vez, elegir hacer lo correcto, incluso si eso significa desafiar las expectativas de mi familia y las mías propias? Cuando el navío atracó en el puerto de Rostock, me deslicé entre la tripulación, oculto bajo una capa oscura. Evité cualquier contacto con la gente del pueblo, consciente de que mi presencia podía atraer problemas. Mi misión era clara: descubrir el cargamento ilegal y asegurarme de que no llegara a las manos equivocadas. Pero la verdad es que, aunque tenía un propósito definido, una parte de mí estaba inquieta, perdida en el recuerdo de aquella sonrisa amable y esos ojos verdes. ¿Cómo podía yo, un miembro de la ostentosa, pero monstruosa familia Blackmore, merecer siquiera la oportunidad de un cambio? Mis pasos me llevaron hasta la plaza del mercado, donde había conocido a Seraphine. La encontré de nuevo, como si el destino quisiera que nuestros caminos se cruzaran una vez más. Ella estaba ocupada arreglando sus flores, ajena a la oscuridad que acechaba en los bordes de su mundo. Me acerqué con cautela, sin saber muy bien qué decir o hacer. Pero Seraphine, con esa calidez innata, me reconoció y me sonrió como si fuéramos viejos amigos. Me sentí pequeño y sucio ante su presencia, un espectador indigno de tanta pureza. Mientras conversábamos, traté de sonsacarle información sobre cualquier actividad sospechosa en el pueblo, pero ella no tenía conocimiento de nada fuera de lo común. Me contó sobre la vida en Rostock, sobre los pescadores y sus familias, sobre las pequeñas alegrías y preocupaciones del día a día. Había algo reconfortante en su voz, algo que hacía que el mundo pareciera un lugar mejor, aunque fuera solo por un momento. Fue entonces cuando el problema se manifestó. Mientras caminábamos por el puerto, noté una actividad inusual cerca de un viejo almacén. Hombres con aspecto sombrío descargaban cajas de un barco que había llegado recientemente. Mi instinto me dijo que aquello era el cargamento que buscaba. No podía permitir que esas cajas llegaran a su destino, fuera lo que fuera que contuvieran. La presencia de Seraphine, ajena al peligro, me impulsó a actuar. No podía involucrarla en esto, no podía dejar que su inocencia fuera manchada por la oscuridad de mi mundo. Le pedí que se quedara atrás, que volviera a su puesto de flores, pero ella se negó a dejarme solo. No entendía la magnitud del peligro, y eso me preocupaba aún más. Sin embargo, no tuve tiempo de discutir. Los hombres empezaron a sospechar, y antes de que pudiera reaccionar, se desató el caos. En un intento desesperado por evitar el derramamiento de sangre, me interpuse entre Seraphine y los contrabandistas. El conflicto fue breve pero intenso, una lucha de sombras bajo la tenue luz del amanecer. Al final, logré desarmar a uno de los hombres y volcar las cajas al mar, asegurando que su contenido nunca llegara a su destino. Seraphine, con una mezcla de miedo y admiración, observaba desde la distancia. Había sido testigo de algo que nunca debería haber visto, una faceta de la vida que estaba completamente fuera de su experiencia. Cuando todo terminó, me acerqué a ella, respirando con dificultad. No había palabras que pudieran describir lo que sentía en ese momento: una mezcla de alivio, culpa y una amarga satisfacción. La había salvado de un peligro inminente, pero a qué costo. En ese momento, sin embargo, algo inesperado ocurrió. De entre las sombras surgió un hombre armado, un último peón en la trampa que había sido tendida. Antes de que pudiera reaccionar, disparó, y Seraphine cayó al suelo. El mundo se detuvo. Corrí hacia ella, desesperado, con una sensación de impotencia que nunca antes había experimentado. La sangre manchaba sus manos y el suelo bajo ella, y su respiración se hacía cada vez más débil. La última chispa de vida se desvanecía de sus ojos, dejando solo una sombra de lo que había sido. Mientras sostenía su cuerpo sin vida, el peso de mi linaje caía sobre mí como una losa. Había intentado hacer lo correcto, alejarme de las sombras de mi familia, pero el destino, cruel y caprichoso, había decidido otro desenlace. La esperanza que Seraphine representaba se desvanecía junto con su último aliento. Estaba solo, más que nunca, y el futuro que había empezado a vislumbrar se volvía sombrío. La luz se apagaba, y solo quedaban las sombras, profundas y opresivas. En el silencio que siguió, supe que mi lucha no había terminado. Debía enfrentar las consecuencias de mis acciones, tanto en Rostock como en mi vida. Pero también sabía que había dado un paso hacia algo diferente, aunque fuera pequeño y doloroso. La vida de Seraphine se había apagado, y no sabía si esto oscurecería más mi alma, o por el contrario, me guiaría por un camino de redención. RE: [AuT1] El Cálido Abrazo del Mar - Moderador Kinemon - 03-08-2024 ¡AVENTURA COMPLETADA!
¡¡NOOO!! ¡¡SERAPHINE!! MALDITOS SEAN, ¡NO SE LOS PERDONARÉ NUNCA! Al user por una se le entrega:
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