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[T3] ¿Una enfermedad? - Airgid Vanaidiam - 09-02-2025 Petición ~ Flevance, Pueblo Torino, día 4 de Invierno del año 724
El amanecer en Pueblo Torino fue un alivio después de la tormenta en el mar. La luz dorada del sol se filtraba a través de la bruma matutina, tiñendo los tejados de madera oscura con un resplandor cálido. Airgid ajustó las mantas alrededor de sus hijos mientras avanzaba por las estrechas calles empedradas, integrándose en la tranquilidad del pueblo. Después de la crudeza del mar y de la incertidumbre de acabar en un lugar no solo desconocido, sino inesperado, era todo un alivio descubrir que habían ido a parar a un lugar bastante sosegado y normal. Hasta le recordaba un poco a Kilombo... o puede que solo fuera la morriña del hogar. Airgid fue observando con curiosidad la aldea mientras paseaba. Estaba construida en distintos niveles, con calles que se inclinaban suavemente hacia colinas cubiertas de bosques. Las casas eran de piedra y madera, con enormes ventanas decoradas con vidrieras de colores, que, impactadas por la luz del sol, reflejaban arcoiris por las paredes. A pesar de la apariencia rústica que mantenía, en general, Airgid se sorprendió al encontrar también edificios inesperadamente refinados. Columnas talladas con motivos florales, puertas con inscripciones en lenguas antiguas y jardines colgantes rebosantes de plantas medicinales. Y es que Pueblo Torino era conocido por su sabiduría en botánica y medicina, no fue algo difícil de averigüar, se reflejaba en cada rincón. No solo había jardines en cada casa, sino que los callejones estaban llenos de enredaderas y pequeños huertos. Si inspirabas una bocada de aire, podías incluso llegar a saborear las hierbas secas, las flores, la madera húmeda. Aquella mañana, Airgid llevaba a sus hijos de una forma un poco diferente. Harold se había quedado con su padre, así que ella, encargada de llevar a las dos niñas, había construído un amplio y especial carrito para bebés, formado enteramente de metal. Pero eso no era lo único, y es que Airgid le había dado una forma bastante peculiar: la de una moto grande. La rubia ni siquiera necesitaba tocarlo para dirigir su rumbo, solo necesitaba el poder de su akuma, lo que le otorgaba bastante maniobrabilidad y la divertida posibilidad de hacer que sus hijas fueran derrapando por la calle, como si llevasen una moto de verdad. Ellas se meaban de la risa con cada acelerón que Airgid les daba, era como si fuera una pequeña atracción de feria. En los momentos de tranquilidad, las dos se quedaban muy quietecitas, maravillándose con toda la flora que las rodeaba. Los habitantes del pueblo despertaban lentamente, abriendo sus puestos de mercado y encendiendo los hornos de las panaderías, impregnando el aire con aquel aroma tan delicioso de pan recién hecho. Una anciana barriendo, un grupo de niños corriendo... Airgid llevó a ver a varios minks entre los humanos, lo cual no dejaba de resultar curioso. Parecía que convivían en armonía, o al menos esa es la imagen que le daba desde lejos. Se topó con un hombre alto, vestido con un delantal de cuero, que colgaba racimos de lavanda en el marco de la puerta de su negocio. — ¡Buenos días! — Mencionó al verla pasar, momento en el que Airgid se fijó en el elcabezado del puesto. Vendía raíces con usos medicionales. — ¿Interesada en una infusión para reponer fuerzas? — Se lo pensó por un momento, pero lo cierto es que Airgid no era demasiado fan de las infusiones, y no sabía hasta qué punto podía fiarse de que realmente sirviera para algo así. — Por ahora estoy bien, ¡gracias! — Respondió con amabilidad, a pesar de todo. Al seguir por la calle, acabó llegando a una pequeña plaza adoquinada, donde un árbol centenario presidía en el centro de la misma, llamando toda la atención. Sus ramas estaban adornadas con pequeñas figuritas de cerámica marrón, que se balanceaban suavemente con el viento, produciendo un tintineo ciertamente relajante. Alrededor del árbol se habían colocado varias personas con sus respectivas mesas de madera y un montón de plantas y libros. Airgid les observó un momento, reconociendo que lo que estaban haciendo era clasificándolas y escribiendo acerca de ellas en sus cuadernos de cuero. Todo parecía girar en torno al conocimiento botánico, y aunque la medicina parecía ser la salida más recurrente, la rubia se imaginó para qué otro tipo de cosas recurrirían a las plantas. Le agradaba ese afán por el conocimiento, podía verse reflejado en él, aunque ella estuviera interesada en otras ramas diferentes. Pero la ciencia le encantaba, se regía bajo las mismas normas en todas las islas del mundo. De repente, una niña de unos siete años se acercó con cuidado. Tenía una larga y frondosa cola y un par de orejas, además de todo el cuerpo lleno de pelaje color canela. Parecía ser una mink con raíces de ardilla. Miró a Gunnr con curiosidad, antes de señalarla. — ¿Cómo se llama? — Preguntó, mostrando un gesto en el rostro parecido a la preocupación. — Gunnr. — Respondió la rubia, un poco dubitativa, sin entender la expresión de la niña. — Creo que está enferma. — Soltó tras unos segundos de silencio y observación. Ahora lo entendía. Aunque Airgid no sabía si fiarse del todo, ella no había detectado nada extraño en Gunnr. — ¿Estás segura? Yo no- — Estuvo a punto de decírselo, pero entonces la pequeña mink la interrumpió. — Deberías ir a ver a mi abuela, ella te dirá mejor. Pero creo que no me equivoco. Le brillan los ojos y sus mejillas están más enrrojecidas de lo normal. — La verdad es que parecía estar muy decidida de su diagnóstico, incluso asintió un par de rápidas veces con firmeza. — Está bien, ¿me llevas con ella? — No perdía nada por ir a hacerle una visita, y así al menos se le quitaban aquellas dudas de la cabeza. Si era verdad que estaba enferma, era mejor tratárselo cuanto antes. — Claro, ¡sígueme! — Tendría que apretar el ritmo, la chiquilla salió corriendo con una abrumadora energía y con Airgid detrás. Se estaba alejando del pueblo, dirigiéndose a otra ubicación diferente, adentrándose en la selva. ¿Parecía una trampa, o solo era la desconfiada imaginación de Airgid la que hablaba? Cualquiera diría que no pintaba nada bien, pero... escuchó a Gunnr toser un par de veces. Aceleró el paso, tratando de convencerse a sí misma de que lo que sentía no era pura sugestión. RE: [T3] ¿Una enfermedad? - Moderador Kaku - 10-02-2025 * Berries: 117762250 -> 118162250 (+400.000 * 1)
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