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[Aventura] [Aventura T1 Autonarrada] Meto clavito, saco termitas. - Versión para impresión

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[Aventura T1 Autonarrada] Meto clavito, saco termitas. - Nagaki - 07-08-2024

Día 4 de Verano de 724.
Nagaki, forma de pólipo (día 4 de esta forma)

Hace menos de una semana que me uní a la Marina en la base G-23 de la Isla Kilombo, un lugar que se siente como una fiesta continua de colores y risas, pero que en el fondo está lleno de secretos y aventuras. Me siento como una aventurera en un mundo lleno de posibilidades, cada día un nuevo reto y cada ola un testigo de mis travesuras.

No puedo precisar cuánto tiempo pasé atrapada en esa vorágine de agua y misterio; las horas se diluían en un torbellino de luces y sombras. Sin embargo, lo que sí puedo afirmar es que cuando finalmente escapé, emergí en un lugar que jamás imaginé. La Isla Kilombo, un destello de vida y colorismo, se extendía ante mí, y en el horizonte, un monstruoso barco de la Marina reposaba en el agua como un tesoro oculto en un mar de aventuras.

Hoy me ha llegado mi primera misión importante, y aunque la idea de ver un barco pirata requisado me llena de emoción, no puedo evitar sentir un cosquilleo nervioso en mi estómago. La tropa ha atrapado una tartana de unos piratas de poca monta, y se me ha asignado la tarea de inspeccionar la embarcación en busca de tesoros, notas o cualquier cosa que puedan haber escondido.

Al llegar al muelle, me encuentro con la tartana. Es un espectáculo para la vista: un hermoso lomo de madera con las velas aún desflecadas y un olor a salitre que me llena de nostalgia. -¡Vamos, Nagaki! Es solo un barco, solo un barco… ¡y tú eres una carpintera! ¡Deberías estar acostumbrada ya a este tipo de trabajos!- comentó mi superior para darme ánimos, mientras mis tentáculos se movian inquietos a mi espalda. Me acerco a la embarcación, con un brillo travieso en los ojos.

Comienzo la inspección, mis dedos recorriendo la madera envejecida. Mientras escaneo cada rincón, me imagino a los piratas saltando por la cubierta, contándose historias de tesoros y aventuras. -¿Quién sabe cuántas aventuras han compartido aquí? - pienso con una sonrisa. La alegría de ser carpintera me empuja a intentar descubrir cualquier trampa que los piratas puedan haber dejado atrás. Pero, al meterme en los lugares más oscuros, mi curiosidad me lleva más allá de lo que esperaba.

Me encaramé a un costado del barco, buscándole los secretos a su construcción, tratando de recordar cada detalle que se me ocurría para aplicar en mis propios diseños. Al entrar en la tartana, una sensación extraña me invadió. La cubierta de madera crujía bajo mis pies, y un par de cabos desgastados ondeaban suavemente al viento. Comencé mi inspección con entusiasmo, buscando más que nada bolsas de oro o notas de piratas errantes. Pero pronto, algo llamó mi atención. Observé una pequeña grieta en el costado cerca del casco. Me acerqué intrigada.

Fue entonces cuando vi a los intrusos. Eran pequeñas criaturas, del tamaño de una uña, que parecían estar devorando la madera. - ¿Qué son? ¡Nunca había visto algo así!- pensé, observándolas danzar como si fueran actores en una obra de teatro. Me acerqué un paso, un poco más, y las criaturas giraron hacia mí, mostrando un destello de sus diminutos cuerpos. Daba la impresión de que eran... ¡termitas! Pero, al ser una gyojin que acababa de subir a la superficie dias atrás no tenía idea de lo destructivas que podían ser.

Con mi curiosidad al máximo, decidí investigar un poco más. Nunca he sido de misiones aburridas, así que usaré esto como una oportunidad para aprender. Sacando un pequeño cuaderno y un lápiz de la bolsa que siempre lleva a todas partes, comencé a apuntar mis observaciones sobre las termitas. -Cuerpo blanquecino, aparentemente se alimentan de madera. Se mueven en grupos, muy organizado...-

Mientras escribía mis notas, no pude evitar reírme un poco. -¡Qué criaturas tan raras, y qué traviesas!- pensé. Sintiéndome un tanto juguetona, comencé a jugar con ellas y dejé que una de ellas se subiera por la palma de mi mano y observando cómo se movían inquietas, como si se sintieran amenazadas. Pero en medio de mi juego, algo muy obvio me golpeó: ¿de qué se están alimentando?. Seguí el grupo principal de las termitas y llegué a lo que sería parte de su banquete, ¡se estaban comiendo las patas de la cama del capitan! ¡No solo eso! ¡Están por todo el barco! - Si están comiendo la madera, ¡esto no es solo un espectáculo, es un verdadero problema!-

Mi sentido de urgencia despertó y la ansiedad se apoderó de mí. -Si no hago algo con estas termitas, van a arruinar esta tartana y quién sabe cuántos barcos más podrían estar en peligro. ¡Tengo que hacer algo!- Mi mente comenzó a maquinara un plan. Era hora de actuar.

- ¡Jefe! -Grité lo más fuerte posible saliendo a la cubierta y asomándome por la borda- ¡Hay bichos comiéndose la madera!.

La cara de mi superior fue un poema, no sabía que los humanos podían abrir tanto los ojos. -¡Pero.. ¿qué?! -Dijo mirando la tartana- ¡Rápido, separen el barco de la costa y de los otros barcos! ¡Nagaki! ¡Encargate de purgar ese barco antes de volver a acercarlo a la costa!

-¡Señor si, señor! - Respondí volviendo al interior del barco, esperé a que el barco se alejase 20 metros de la costa y grité - ¡Ancla vaaaa!

Después de revisar y tocar con la mano dando golpecitos a las paredes del barco mientras intentaba buscar algo para acabar con las termitas, encontré un viejo baúl perteneciente a los piratas dueños del barco. En él parece que habían suministros básicos para el mantenimiento del barco. - ¡Claro! Clavos... ¿pero qué más? Necesito un repelente… algo que las aleje… ah, si tan solo hubiera una especie de... ¡ah!, ¡puedo hacer una trampa!” -

Con las herramientas en mano, me puse a trabajar rápidamente. Todo lo que podía encontrar, desde agua mezclada con jugo de frutas a los restos de aceites que había una vieja lámpara, lo utilicé para hacer una mezcla que, en teoría, podría hacer que las termitas se alejaran. -Meto clavito, saco termitas-, repetía, como un mantra al pensar que debía moverme rápido.

Con un plan en marcha, fui esparciendo mi mezcla por toda la tartana, justo en los lugares donde vi más actividad de las termitas. Cada vez que veía que una termita se acercaba a la mezcla, sentía una especie de victoria en mi interior. Corrí a la cocina del barco en busca de algo que me pudiera servir... -¡si! ¡eso me servirá! - dije cogiendo un cubo, aceite, vinagre, sal y mezclándolo todo con una cuchara sopera. -¡Les echaré esto por encima ahora que están concentradas en los puntos de los clavos!- Por fin, después de cerca de una hora de trabajo, comencé a notar que la actividad de las termitas se reducía en número. -¡Lo estoy logrando!- grité, llena de alegría.

Otra hora después revisé el resto del barco y no había encontrado ningún nido ni termita suelta. Conseguí manejar el barco para acercarlo lo suficiente para que mis compañeros pudieran agarrarlo con ganchos desde la costa y amarrarlo como deberían.

Justo cuando bajaba del barco, mi superior me comentó con una sonrisa - Un trabajo bien hecho, Nagaki. ¿Has encontrado algo de valor?

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, ¡oh no, con la emoción de las termitas se me había olvidado que esa no era la misión!


RE: [Aventura T1 Autonarrada] Meto clavito, saco termitas. - Moderador Gaimon - 07-08-2024

AVENTURA COMPLETADA CON ÉXITO


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