One Piece Gaiden - Foro Rol One Piece
[Diario] [D - Pasado] El peso del deber - Versión para impresión

+- One Piece Gaiden - Foro Rol One Piece (https://onepiecegaiden.com)
+-- Foro: El mundo (https://onepiecegaiden.com/forumdisplay.php?fid=10)
+--- Foro: East Blue (https://onepiecegaiden.com/forumdisplay.php?fid=16)
+---- Foro: Loguetown (https://onepiecegaiden.com/forumdisplay.php?fid=48)
+----- Foro: G-31 Base de la Marina (https://onepiecegaiden.com/forumdisplay.php?fid=147)
+----- Tema: [Diario] [D - Pasado] El peso del deber (/showthread.php?tid=650)



[D - Pasado] El peso del deber - Camille Montpellier - 29-08-2024

23 de Otoño del año 723, Base del G-31, Loguetown.

En la naturaleza, a menudo cualquier protuberancia que saliera del cráneo en forma de cuernos o colmillos tendía a tener su utilidad: los animales herbívoros les daban un uso defensivo o ceremonial, este último por ejemplo en los procesos de apareamiento en según qué especies. A veces también les servían para posicionarse en la jerarquía de las diferentes manadas o rebaños, o simplemente como un atributo que definía su belleza. En el caso de animales como los elefantes se convertían en armas letales e imponentes, capaces de destrozar a cualquier depredador que mostrase una confianza excesiva. Las criaturas que, por el contrario, se dedicaban a cazar a otras especies, a menudo contaban con largos y afilados dientes capaces de perforar las más duras fieles o intimidar a los demás competidores. Un despliegue de la sabiduría —salvo alguna excepción extraña— con la que el mundo se había concebido. En el caso de Camille, sus cuernos no eran más que una molestia.

Cuando era apenas una cría, los efectos secundarios de tener una cornamenta en su frente apenas se dejaban ver. Eran demasiado pequeños como para que supusieran una molestia y, lejos de ser terroríficos, podían llegar a resultar incluso adorables. Apenas sobresalían unos pocos centímetros de su cráneo y el mayor problema que podían generarle era que se le enganchase algún sombrero en ellos, o tal vez las ramitas de las plantas bajo las que intentase cruzar. A medida que se fue desarrollando también lo hizo su cornamenta, apuntando hacia arriba en un sutil pero evidente arco. Con los años, su color tan parecido al de la propia piel de la oni fue sustituyéndose por un rojo intenso en los puntiagudos extremos, no solo dándole un aspecto más temible sino también más llamativo. A esas alturas de la vida, habiendo pasado por veinte inviernos y estando a unos pocos meses de cumplir los veintiún años, tan solo podía considerarlos una molestia. Las gorras de la Marina que desde pequeña había llevado con orgullo ya no podía tenerlas con la visera hacia delante, pues los cuernos hacían que esta chocase con ellos y adquiriera un ángulo extraño en su cabeza. No era la forma reglamentaria de llevarla, pero sus superiores tuvieron que aceptar que se la pusiera del revés por causas de fuerza mayor; la única forma de corregirlo era cortarle los cuernos, y eso no iba a ocurrir.


RE: [D - Pasado] El peso del deber - Camille Montpellier - 31-08-2024

Aunque a veces dan ganas... —protestó en voz baja, inclinada en el interior de los vestuarios de mujeres frente a uno de los espejos, colocándose como buenamente podía la gorra.

Tras un rato así, no pudo evitar sonreír un poco viendo su reflejo. Con el tiempo se había acostumbrado a esa longitud y, aunque seguían siendo poco prácticos, le había cogido cariño a sus cuernos. ¿Por qué debería avergonzarse de ellos o repudiarlos? Eran parte de su seña de identidad, después de todo. Además, llevar la visera hacia atrás permitía que se le viera mejor la cara y, sin querer sentirse narcisista, tenía la percepción de que no le quedaba mal.

No le dio más vueltas y tardó poco en terminar de prepararse, saliendo fuera y yendo hacia la armería para ir a buscar su espada. Su promoción llevaba preparándose los tres últimos meses para las pruebas finales, las cuales decidirían quiénes pasarían a formar parte de las filas de la Marina y quién tendría que probar suerte el año siguiente. No había sido un camino fácil para nadie, pero al fin estaban llegando a su conclusión. Sin embargo, había algo que los sargentos y oficiales habían anunciado que causó cierta preocupación entre sus compañeros y ella misma: parte de las pruebas consistirían en una suerte de duelos entre ellos; quienes perdieran sus duelos, quedarían fuera. En resumen, la mitad de la promoción no llegaría a graduarse ese año. Por un lado tenía sentido, pero por el otro sonaba increíblemente injusto. Todo el esfuerzo de esos meses podía irse al traste simplemente por el hecho de enfrentarte a alguien más fuerte o habilidoso que tú. Tal vez incluso porque el día del combate no estuvieras en tu mejor forma. Pensarlo le daba escalofríos.

—Supongo que tiene algo de sentido —había dicho Jell, un cadete de su promoción—. Buscan que ingresen en la Marina los mejores... y ser el mejor implica ser capaz de sobreponerte a las circunstancias. Después de todo, a un pirata le va a dar igual si te encuentras mal o estás cansado el día que lo enfrentes: va a luchar con todas sus fuerzas.