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El plan - Tofun - 09-09-2024 14 de Verano
Se acercaba el día de la gran causa, de mi primera aportación al ejército revolucionario, y no por ello una pequeña. Las dimensiones de este primer golpe superaban con creces cualquiera de mis aventuras pasadas. Íbamos a intentar derrocar un reinado, destruir un embalse y poner en jaque a un ejército. Había recibido un dossier con información adicional hace unos días y no podía parar de darle vueltas. La organización de aquel grupo me gustaba, pensaban a lo grande, de alguna manera (que yo no entendían) tenían recursos para plantear ataques a grande escala. Seguramente llevaban ya tiempo haciendo de las suyas y tenían un “motor” o mejor dicho, habían tenido un “arranque” fuera de lo común que les había permitido dar un golpe encima de la mesa. Conocía Oykot, pero conocía un Oykot muy diferente, muy desfasado. Un Oykot sin rey, un Oykot en el que los mercaderes eran los de la lonja, enriqueciendose a un precio proporcional al trabajo que realizaban. Un Oykot amable, de gente fuerte, con una noche loca pero alegre. Había probado el sabor de ese desfase al salir de la cárcel y encontrarme con una Isla Kilombo completamente distinta. Por eso, y debido a mis variados problemas, fruto de la ingesta descontrolada de alcohol durante años, debía prepararme para ese golpe mejor que para ningún otro: apuntar las cosas, eliminar el azar, eliminar la varianza. Me senté en la pequeña mesa de la habitación que había alquilado en un hostal de mala muerte. Estaba bajo la cálida luz de un candelabro iluminado que, irónicamente, mantenía encendido con aceite de ballena. Mojé la pluma en la tinta y comencé a escribir, siguiendo las notas que había en el dossier. El Plan Nuestro objetivo principal debería ser derrocar al consejo y al rey. Destruir la presa es un golpe efectivo, pero podría no solucionar el problema a largo plazo. El reino de Oykot no está indefenso; tiene gente capaz entre sus filas, por lo que elaborar un buen plan es una parte fundamental de esta aventura. Si hubiese una manera de sacarlos de la ecuación… Los marineros del barrio bajo de Oykot son posibles aliados, pero si la información fluye con demasiada libertad, podríamos desvelar nuestros planes al enemigo por mediación de un topo. Por otro lado, estaría mal dejarlos de lado en una lucha por una causa que tiene su firma. Me detuve durante un instante, abrí los cajones de la mesita en busca de una copa. No tuve éxito, pero encontré un tintero vacío. Suficiente. Metí el pulgar en él y lo llené de vino. Necesitaría inspiración si quería atar cabos. Degusté el licor mientras miraba la desgastada pared. ¿Y si no destruíamos la central? No, ir directos era demasiado arriesgado. Pero tendríamos que dividirnos… dividirnos… Continué dándole vueltas a la idea durante una hora hasta que la inspiración visitó mi estudio. Celebré con la mano mientras comenzaba a escribir. Solo tenía la idea principal, pero conforme la presentaba, el plan cogía forma en su conjunto. Las diferentes ideas que había descartado ahora eran posibles, y la amalgama de incoherencias se convertía en un plan elaborado. Nos podríamos dividir en grupos.
Los balleneros: podrían colaborar reteniendo al ejército, permitiendo que el Grupo B salga de escena. Tras el golpe, tendremos que reunir a los tres grupos. El Grupo C podría cruzar el río sin dificultad con el pescado de 15 metros. Atacaríamos el castillo principal desde tres frentes ante una guardia mermada. Después… ¿Qué hacer después? Tuve que beberme cinco tinteros de vino y, aun entonces, no sabía qué responder. En el pasado, había sido compasivo y me había equivocado; en otros casos, había sido duro, y aún a día de hoy me arrepiento de ello. ¿Dejar en manos de Karina la situación? Era una opción, aunque por lo que había oído de ella, acabaría con cabezas rodando. Debatí este tema durante bastante tiempo y decidí dejarlo para el futuro. Quizás mis conocidos podían ayudarme a valorar una nueva perspectiva. Continué dándole vueltas. ¿Qué más necesitaba? Plasmar aquellas ideas para que todo el mundo las entendiera, incluso quienes no tuvieran el contexto. Una guía para presentar de una manera simple y fluida mis ideas antes de que estás se me olvidasen. Busqué entre los papeles que me había otorgado la revolución hasta encontrar un mapa a modo de plano. Sería perfecto. Comencé a dibujar los grupos en zonas cercanas a sus respectivas posiciones. Dibuje como si de un infante se tratase como el río se iba a desviar para inundar parte de Oykot. Después hice flechas para indicar los desplazamientos y, finalmente, enumeré el orden de las acciones principales de cada grupo. Era algo cutre, pero desde mi punto de vista parecía simple y fácil de entender. Asentí al verlo, lo cogí y lo pegué en el documento donde intentaba sintetizar el plan. ¿Qué más? ¿Anotar indicaciones o guías? ¿Sugerir cosas? Todo parecían buenas ideas. Manos a la obra. A continuación, reflejo las siguientes indicaciones a modo de guía y, en algunos casos, sugerencias:
Descansé un poco tumbando me en la cama, fije los ojos en el techo de la habitación. Me estaba quedando sin ideas; llevaba toda la noche en vela y, como no, borracho. Tenía que descansar, así que recogí mis bártulos dedicándole un tiempo especial, los guardé en el primer cajón y me fui a dormir. Lo siguiente sería enseñárselo al grupo; podrían añadir detalles o indicar errores que haya pasado por alto. ¿Funcionaria todo aquello? ¿Serviría de algo? Igual era una idea que no si valoraba aunque se pasaba por los piezas es posible que estás recomendaran a sus superiores escuchar mis ideas. En nuestro grupo yo siempre había sido uno de los principales arquitectos de los golpes, que si, que soy un borracho pero he convivido tanto con este estado a día de hoy me sirve de inspiración natural. Aquello no era lo único, volvia a estar operativo, a tramar algo, a tener sueños, sueños que implicaban ayudar a otras personas. Le emocionaba, era su gasolina, algo que aletargaba sus traumas relacionados con estar encerrado 35 años. Tenía mucha curiosidad por conocer a sus superiores y después de sus superiores a los superiores de esto y después a los que habían organizado todo aquello. Había escuchado rumores pero aún no había confirmado quienes eran, de donde habían salido y de donde nacían esas ansias de liberación. Me detuve un instante más para reflexionar sobre Oykot, como una isla generosa y con gente trabajadora podía corromperse. Como la gente buscaba el beneficio de cualquier rendija, de cualquier hueco para sacar provecho, como ese acto repetido acababa llevando a los grupos a la corrupción. ¿Ocurriría siempre? No estaba seguro, al menos esperaba que no ocurriese con el ejército revolucionario. Si fuese necesario yo me encargaría de evitarlo y, sino podía con mi fuerza, siempre podía emborracharlos RE: El plan - Moderador KataCristo - 12-09-2024 Recompensas entregadas!
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