Por una lata de comida - Versión para impresión +- One Piece Gaiden - Foro Rol One Piece (https://onepiecegaiden.com) +-- Foro: El mundo (https://onepiecegaiden.com/forumdisplay.php?fid=10) +--- Foro: East Blue (https://onepiecegaiden.com/forumdisplay.php?fid=16) +---- Foro: Isla de Dawn (https://onepiecegaiden.com/forumdisplay.php?fid=39) +---- Tema: Por una lata de comida (/showthread.php?tid=974) Páginas:
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Por una lata de comida - Marvolath - 16-09-2024 "Es mamá", "Está enferma", "Por favor, ayúdela señor doctor" consiguió distinguir entre balbuceos y gemidos. No parecían de la clase de pacientes que pagan, pero no podía desoír esa llamada. Grave error, para variar. Los niños le guiaron a toda prisa a través por la ciudad, y para cuando se dio cuenta ya estaba en Gray Terminal. Eso explicaba mucho. Continuaron la carrera a través de un laberinto de chatarra y escombros, que los niños parecían conocer como las cicatrices de sus manos. Marvolath, en cambio, pronto perdió toda noción de la orientación y se limitó a seguirles para no acabar más perdido aún. Tan centrado estaba que no vio venir la emboscada: llegó al interior de alguna construcción en ruinas, apenas iluminada por los rayos de luz que se colaban entre las grietas del techo y paredes. Uno de estos rayos destelleó en las hojas de los dos adultos que se acercaban a él, y unas risas le advirtieron de que otros le cerraban el paso. No dijeron nada, pero tampoco hacía falta. ¿Sólo 3? Parece que no era el único que había cometido un grave error esa mañana. - Se les notifica que un intento de agresión supondrá una suspensión temporal de los servicios médicos, y no se garantiza la seguridad de los implicados. Cualquier daño, lesión, o desmembramiento será tratado en la medida de las posibilidades de forma no opcional ni gratuita. - anunció en alta voz, con voz monótona y aburrida, como si recitara un discurso. Por supuesto, no hicieron caso. Pero no serían los primeros matones que subestiman a alguien pequeño. Atacó sin vacilar, golpeando con el pomo de su bastón en el plexo solar del primero, cortando su respiración; y en la rodilla del segundo, fracturándola y derribándolo. Se giró con rapidez para enfrentar a los que le cortaban el paso. ¿Niños? No, pero casi. Una puñalada le hizo un corte en el hombro, y una segunda le habría perforado el vientre de no haberla desviado. Aprovechó la pérdida de equilibrio de su rival para agarrarlo por la muñeca y retorcerla. El joven gritó de dolor, y el otro, asustado, dejó caer su puñal y huyó. - Tsk - Chasqueó la lengua con disgusto al ver el corte en la chaqueta - ¿Sabes lo que cuesta arreglar algo así? Sacó de su bolsillo una bolsita, la sopesó unos instantes, y con un largo suspiro se la puso al joven en la mano antes de soltarlo y comenzar a entablillar la rodilla del bandido, y de paso rebuscar en sus bolsillos en un vano intento de conseguir un pago. - Estás siguiendo un camino que sólo puede acabar mal, pero estás a tiempo de rectificar. Y si no... al menos júntate con algo mejor que estos muertos de hambre. RE: Por una lata de comida - Dharkel - 16-09-2024 El ruido de una pelea cercana le despertó. Maldijo para sus adentros mientras se quitaba un pequeño trozo de metal roído por el óxido que se le había quedado pegado en la cara mientras dormía plácidamente bajo la luz del sol. A juzgar por su posición en el firmamento, era demasiado temprano. - ¿Ya no se respetan los horarios de sueño de los trabajadores honrados? – musitó mientras buscaba torpemente, palpando con una mano el suelo, la botella de vidrio que había saciado su sed unas horas previas. – Se están perdiendo los valores… - Agarró la botella y le dio un trago desalentador, pues estaba vacía y sólo un par de gotas del exquisito elixir rozaron sus labios. Tras soltar varios improperios y con la botella aún en mano se incorporó tambaleante. Se encendió un cigarro al segundo intento y tras soltar una gran bocanada de humo golpeó la botella contra un muro, haciéndola añicos y quedándose en la mano con una parte de ella. – Vamos a saludar a los vecinos. A ver si les enseñamos modales. – Miró el cuello de la botella y los puntiagudos hombros que quedaron en la misma tras el impacto. Tras caminar varios metros bajo el brillo del sol y la suave brisa primaveral llegó a una ruinosa construcción. Apagó el cigarro en la pared, y se introdujo en la vivienda, quedándose apoyado en el umbral de la puerta con un hombro, en actitud relajada pero desafiante. En su interior observó a un niño de orejas puntiagudas que le observaba y a un par de maleantes tendidos en el suelo, uno de ellos sollozando. - Niño, ¿no te han enseñado modales en tu casa o qué? – Agitó la mano con la que sostenía el vidrio en el aire, amenazante, con movimientos circulares. – Hay que respetar el horario de las personas trabajadoras – Hizo una pequeña pausa, para estudiarle. – Mira, vamos a hacer una cosa. – Se incorporó, sin abandonar el umbral de la puerta. – Tú me das lo que tengas encima y yo olvido esta transgresión. Pueden ser cigarros, alcohol, dinero… Esos zapatitos seguro que valen un dineral, también me valen. ¿Qué te parece? ¿Hay trato? RE: Por una lata de comida - Marvolath - 16-09-2024 Sin dejar de mirar al recién llegado, anudó con fuerza la tela que sujetaría la improvisada férula en la rodilla del bandido, haciendo que éste soltara un grito por el dolor. Al menos, no se soltaría. Estudió al hombre que bloqueaba la puerta. A simple vista, era otro abusón de la zona que parecía elegir niños como sus presas, incapaces de plantarle cara a algo que supiese lanzar dos puñetazos. Pero observando mejor... no era un mendigo cualquiera. Tenía una complexión atlética, y aunque parecía relajado apoyado de forma casual en el quicio de la puerta estaba claramente preparado para la acción. Había visto algunos en acción, y no eran enemigos a subestimar. Parece que hoy tendría algo más que un corte en la chaqueta. - Sí, por desgracia recibí una educación de lo más completa, incluyendo modales. ¿Acaso buscas un profesor? Aunque no pareces de los listos si estás buscando dinero en Gray Terminal. - se miró los zapatos, gastados y remendados - Ya no valen tanto antes, pero me temo que los necesito. Pero puedes quedarte con los de estos dos, si te apetece. No son de mi talla, y yo casi he terminado con ellos. Volvió a golpear al bandido que había dejado sin respiración, que ya estaba recuperándose y levantándose. Por supuesto no esperaba que el mendigo se contentase con los andrajos que los bandidos, pero era parte de la introducción que precedía al baile, un intercambio de formalidades para evitar malentendidos que da tiempo a las partes a retirarse. Aunque preferiría no luchar, huir o rendirse no eran opciones. Sólo quedaba aceptar la invitación. Se irguió, apoyando la punta del bastón frente a sus pies y descansó las manos en la bola de su bastón, imitando la actitud aparentemente relajada, pero tensando los músculos para reaccionar al inminente ataque. RE: Por una lata de comida - Dharkel - 17-09-2024 Sonrió al creer que había comprendido la situación. Una vez más, las apariencias y los prejuicios le habían vuelto a traicionar. Con un renovado razonamiento, Dharkel creyó que aquel kobito era el típico justiciero que había tenido una buena racha y se había envalentonado lo suficiente como para, en contra del buen juicio, internarse en Gray Terminal. Pensó también que quizás estaba remendando a aquel par de desgraciados a los que había golpeado para cobrar algún tipo de recompensa, pero tenían pinta de matones sin mucha importancia. En condiciones normales Dharkel hubiese aceptado el trato de llevarse las pertenencias de los dos matones. Un saqueo justo para un esfuerzo inexistente. Los insultos a su educación e inteligencia los ignoró por completo. No podía vivir en sus precarias condiciones sin recibir unos cuantos agravios hacia su persona de forma diaria. El hecho de salir herido tampoco le entusiasmaba, pero si estaba en lo cierto, aquel encuentro tendría dos finales ventajosos para él: El primero, derrotar al kobito que estaba frente a él y hacerse con las pertenencias de tres personas, aumentando así su botín y sus probabilidades de tener una comida caliente. El segundo, ser derrotado y remendado por aquel extraño ser, en cuyo caso probablemente obtuviese drogas gratis y, al estar incapacitado se ahorraría unas cuantas monedas en vino.
- Tienes agallas, te lo reconozco. – Tiró los restos de la botella rota a un lado y desenfundó la katana. – Es una pena, parecías ser alguien razonable.
Echó un último vistazo rápido a sus alrededores. Aquellas ruinas lejos de ser una casa, constaban de tres paredes, un techo medio derruido por el que se colaba el sol y grietas de diferentes tamaños por donde poder escabullirse si las cosas se torcían demasiado. Sin ni si quiera molestarse en saber el nombre de su potencial víctima, dio un paso al frente situando la punta del arma entre ambos e impulsándose hacia su enemigo.
RE: Por una lata de comida - Marvolath - 17-09-2024 Decepcionantemente previsible: una carga frontal a un enemigo prevenido. Había menospreciado la inteligencia de su adversario como parte del saludo propio de estos ambientes, pero empezaba a creer que había algo de verdad en sus palabras. En cuanto su rival comenzó a dar un paso levanto el bastón, sujetándolo con su mano izquierda y deslizando primero su mano derecha hasta la punta y después la izquierda, como si fuera un bate. Salió a su encuentro, dando un paso y golpeando la punta de la espada con la punta del bastón. CON101
CONTUNDENTE
Ofensiva Activa
Tier 1
No Aprendida
17
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Dando un firme paso en el que el usuario buscará generar toda la potencia de impulso y una cierta inercia con la que golpeara con su arma sin compasión a su objetivo causando un [Empuje] de 5 metros.
Golpe Básico + [FUEx2] de [Daño contundente]
Un sonido agudo como el repique de una pequeña campana, una pausa más breve que un pestañeo pero que con la adrenalina se sentía como si durase segundos, y el espadachín salió repelido unos metros hacia atrás. Su golpe había sido más fuerte, pero no por tanto como le habría gustado. De haber fallado, el corte habría hecho mucho más que un arañazo en su chaqueta. El olor agrio del mendigo le llegó fugazmente a la nariz, que le hizo arrugarla inconscientemente, y no pudo reprimir un bufido por la nariz, tratando de limpiarla de aquel olor. Apretó y aflojó el agarre repetidamente con los dedos, sintiéndolos ligeramente entumecidos ante el impacto, y giró suavemente el hombro antes de adoptar la postura inicial, con el bastón apoyado en el suelo. Incluso estando preparado para un ataque era una postura arriesgada, pero tenía la esperanza de que este breve pulso fuera suficiente si se mostraba lo suficientemente confiado. - Tú también tienes agallas, pero necesitarás algo más que un cuchillo de mantequilla y motivación para derrotarme. ¿Serás tú razonable? - dijo tan tranquilo como le fue capaz, aunque era consciente de que su bastón no presentaba mejor aspecto que la espada. Había hecho una apuesta arriesgada, y tendría que ponerlo todo de su parte si quería ganar. RE: Por una lata de comida - Dharkel - 18-09-2024 El ataque de Dharkel fue repelido con una precisión que hacía tiempo que no veía, retrocediendo varios metros hacia atrás, tropezando con uno de los bandidos y cayendo torpemente. Sorprendido, clavó la espada en el suelo y cruzando las piernas se quedó sentado. Comenzó a buscar un cigarrillo entre los recovecos de la decadente túnica. Saboreó el metálico sabor de la sangre y escupió al suelo. - Vamos, tampoco tienes que ponerte así. - Observó la katana durante un par de segundos. Era cierto que había pasado por días mejores, pero también lo era que aún le quedaba recorrido y no estaba del todo mellada. Tampoco podía permitirse otra y por aquellos lugares era difícil encontrar un filo en condiciones que tuviese más de dos palmos de longitud. - ¿Qué te parece si llevamos esto afuera? – Miró hacia el techo mientras continuaba buscando los fósforos, observando cómo varios trozos de escombros estaban cerca de venirse abajo. – No es ningún truco, aquí somos gente honrada. – Finalmente encontró las cerillas, prendió el tabaco y exhaló una densa nube de humo. – Ambos corremos el doble de riesgo quedándonos aquí. Además, puede que con las apuestas incluso ganes algo de dinero. - Se incorporó sin perder de vista al kobito, cogió la katana con la zurda y posó el dorso en el hombro izquierdo. – Pero no mucho, aquí somos gente humilde – puntualizó. - Nadie se meterá en el caballeroso duelo. – Hizo una reverencia burlona. – Aquí todos son un atajo de cobardes. Y sí, me encuentro entre ellos.
Esperando que el pequeño ser aceptase, dirigió sus pasos hacia una de las salidas, mirando de soslayo, atento a una posible hostilidad. Era raro encontrar alguien en Gray Terminal que no apuñalase por la espalda. Pero aquella persona estaba demostrando ser muchas cosas poco comunes.
Al salir puso el cigarro entre sus labios, a un lado, como acostumbraba a hacer siempre que fumaba mientras realizaba alguna otra actividad. Se protegió los ojos del radiante sol llevándose la mano derecha a la cara, usándola a modo de visera y se alejó varios metros de la ruina. Cuando su vista finalmente se adaptó, se puso en posición defensiva, sujetando firmemente el arma con ambas manos y dio otra calada.
Unos nubarrones en la distancia amenazaban con poner fin el buen día.
RE: Por una lata de comida - Marvolath - 19-09-2024 El combate seguiría. Decidió considerarlo un resultado aceptable, pues aunque no había ganado tampoco había perdido. Sin más alternativa, siguió a su compañero de baile hacia el exterior. A su opinión, el techo no era tan inestable como para derrumbarse, aunque si seguían lanzándose mutuamente podrían empeorar la situación. Encontró ligeramente interesante la idea de un miembro destrozado por aplastamiento, porque no recordaba la última vez que había podido tratar uno. La amputación no sería ningún reto, pero intentar salvar algunas partes... Vio a su rival, preparado a unos metros de distancia y volvió a centrarse en el combate. El acceso a la casa de la que salían era poco más que un pasillo de chatarra y tierra, de unos pocos metros de ancho, flanqueado por muros bajos de chatarra que servía de asiento a varios vecinos que habían acudido con la esperanza de tener algún entretenimiento. Los observó, buscando indicios de grupos de apuestas a los que reclamar su parte cuando hubiesen acabado. - Si aquí todos son cobardes sin duda estoy en mi día de suerte. Porque primero encontré a los que eran tan estúpidos como para intentar robarme, y ahora a uno aún más estúpido y que además se esfuerza en morir. - Hizo un gesto con el bastón hacia la botella que había tirado junto a la puerta - Bebes. - Un nuevo gesto, esta vez señalándolo a él, de cabeza a los pies - Fumas. Descuidas la higiene, por decirlo así. Y te empeñas en luchar cuando no tienes nada que ganar. Si estaba decidido a luchar no tenía sentido mantenerse a la defensiva. Alargar el combate sólo le exponía a recibir más ataques. Hizo una ligera reverencia, a modo de saludo para indicar que comenzaba el combate, y sujetó su bastón por el cuerpo. Sin más aviso, corrió unos pocos pasos y se impulsó con fuerza en un salto horizontal. Sus piernas cortas pero fuertes no le permitían correr a gran velocidad, pero con un buen apoyo podía cruzar más distancia de un salto. Fintó un ataque a la cabeza con el impulso de la caída - difícilmente podría volver a atacar tan arriba - y en cuanto aterrizó sujetó el bastón con ambas manos para lanzar el verdadero ataque: un barrido horizontal dirigido a su rodilla izquierda. CON201
CONTUNDENTE
Ofensiva Activa
Tier 2
No Aprendida
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Al trazar un impacto horizontal en el que se vuelca todo el peso del arma y del propio usuario, este tratará de dar un impacto crítico y certero que logre causar un [Derribo] sobre la victima.
Golpe Básico + [FUEx2,3] de [Daño contundente]
Su baja estatura le daba ventaja al presentar un objetivo más pequeño, pero la alta estatura del rival le daba unas piernas largas para correr. Reducir esa ventaja desde el comienzo era vital si quería conservar los zapatos un día más. RE: Por una lata de comida - Dharkel - 19-09-2024 El kobito en lugar de abandonar el lugar decidió hacer frente al falso desafío, tratando de insultar inútilmente al mendigo en el proceso. No era imposible, pero sí bastante improbable que le dijese algo que no le hubiesen dicho o se hubiese recriminado múltiples veces a sí mismo. - Eso es porque no ves lo que yo veo... - musitó elevando media sonrisa. Educadamente, o al menos así lo parecía, el pequeño ser le devolvió la reverencia y salió corriendo en su dirección, lanzándose horizontalmente con el bastón bien sujeto. En respuesta, Dharkel asió con fuerza la empuñadura de su arma, la llevó ligeramente hacia atrás y flexionó levemente las rodillas, dándole la flexibilidad y el empuje necesario para lanzar su contraofensiva. Cuando su rival se encontró a un par de metros de distancia el espadachín dio un paso al frente, rotando su cuerpo con toda la fuerza posible y realizando un rápido tajo ascendente desde su zurda, por donde vino el ataque de su enemigo. ESP101
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 1
No Aprendida
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Se trata de un simple pero rápido tajo con el arma buscando encajar un corte con la mayor profundidad posible, causando +10 de daño de [Colisión].
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño cortante]
Una vez más volvió a sonar el repique del metal, chocando con violencia. Aquella pequeña criatura tenía una fuerza espectacular, incomprensible para su tamaño. Aún tenía muchas cosas que descubrir de ese basto mundo. Las armas se separaron brevemente unos centímetros y Dharkel aprovechó la oportunidad para acompañar la caída del kobito con la de su propia katana, haciendo un movimiento circular descendente desde la diestra y utilizando la inercia del tajo anterior para intentar pillarle desprevenido. Pero sus planes fracasaron pues su adversario había sido más rápido, llegando a propinarle un fuerte golpe en la rodilla derecha. Soltando un alarido de dolor, retrocedió pesadamente un par de pasos. No había duda de que había perdido demasiado práctica. La mala vida entre licores baratos y amargos, sustancias de dudosa procedencia y alguna que otra enfermedad sexual le habían pasado factura. Tampoco había tenido necesidad de entrenar, pues las fuerzas del orden raramente se internaban allí y normalmente la gente no solía perder el tiempo con un borracho que no tenía nada que perder. RE: Por una lata de comida - Marvolath - 19-09-2024 Le dolía el brazo por el corte en el hombro. Le dolía la cartera por el corte en la chaqueta. Le dolía pensar en la cantidad de infecciones que tendría esa hoja. Le dolía la nariz por el fuerte olor a tan corta distancia. Pero lo que más le dolía era el orgullo: había hecho el mismo ataque que había criticado de imprudente, y se había llevado su merecido. Ya se lamería las heridas - no literalmente, por supuesto - más tarde, si no quería perder la ventaja por la que había sacrificado su orgullo. Si no había juzgado mal a su rival, al haber golpeado la rodilla izquierda apoyaría el peso en la pierna derecha, restringiendo su capacidad de reacción al no poder levantarla sin caerse. Con su mano izquierda agarró la pernera del pantalón - desagradablemente húmeda - con fuerza, temiendo que la sucia pierna estuviera sudorosa o grasienta y se resbalase, apoyando su peso en ella para fijarla al suelo. Mantuvo la mirada baja, cerró los ojos, y golpeó con el bastón hacia arriba. - Perdón. - se disculpó en un susurro. Incluso con su extremo pragmatismo, y con lo accesible y conveniente que era ese objetivo, se sentía sucio recurriendo a este tipo de estratagemas. Pero esperaba que le permitiese poner fin al combate con el menor número de secuelas. Y de haber creído en algo le habría rezado para que, de haberlas, ninguna fuera de este golpe. RE: Por una lata de comida - Dharkel - 23-09-2024 Marvolath aprovechó el momentáneo entumecimiento para inmovilizar la pierna del mendigo, lanzando un golpe ascendente hacia su entrepierna y disculpándose en el proceso, con la mirada baja. El cascanueces no era algo nuevo. De hecho, Dharkel había sido víctima de tan retorcida técnica en el pasado y también había sido el causante de algunos daños. Era un ataque pensado para ser usado en la niñez, pero que en la edad adulta no tenía cabida. Ni si quiera el más vil de los criminales osaría caer tan bajo. << ¿Será realmente un niño? >>, pensó mientras el tiempo se ralentizaba ante semejante ofensiva. Recuerdos de toda su vida pasaron delante de sus ojos, de sus amigos, del desierto que tanto añoraba, las ruinas que había visitado y estudiado y las que quedaban aún por descubrir. El propio filo de Dharkel salió al encuentro de la tonfa, tratando de desviar por poco que fuese la técnica, intentando mitigar los daños. Posicionó rápidamente la katana hacia abajo y a medida que la tonfa iba ascendiendo empujó la katana con ambas manos, la zurda cerrada sobre el mango y la diestra con la palma abierta y situada en el reverso de la espada, trazando un tajo hacia afuera, liberando una de sus manos y recibiendo el golpe en uno de los aductores. El espadachín soltó un leve gruñido de dolor. Sin lugar a dudas aquello dejaría un cardenal que dolería durante semanas. Sin elevar mucho más la katana, dio un rápido giro de muñeca para cambiar el curso del corte y volviendo a sostener la empuñadura con ambas manos dirigió su ataque hacia la mano que estaba agarrando su hediondo pantalón. O al menos eso es lo que podía parecer ya que realmente la acometida iba destinada a su propia pierna, intentando rasgar los desechos harapos para librarse de su agarre. No le gustaba que le restringiesen su libertad y mucho menos que fuese aquel extraño ser. No tenía intención de hacerse un corte muy profundo y las ropas no eran nada importante. Más tarde tendría tiempo de remendarla. Si sus planes salían bien se libraría del agarre. En caso contrario dañaría al kobito, o al menos estaría cerca de hacerlo. Un agarre, especialmente frontal podía ser un arma de doble filo. En la distancia, en los metálicos montículos de basura que dibujaban el pintoresco paisaje en Gray Terminal, se empezó a sentar la gente, contemplando el espectáculo mientras los billetes iban cambiando de manos. No podía defraudar a su público. No por una cuestión de orgullo, sino por respeto. Marvolath se iría de aquel lugar y probablemente no volvería al terminar el combate, pero Dharkel vivía allí. Perder el respecto de aquellas gentes supondría tener que volver a empezar en otro sitio, tener que conocer otro vertedero inmundo y a sus pobladores. El esfuerzo que suponía tener que volver a mudarse le daba fuerzas para continuar el combate. |