¿Sabías que…?
...oficialmente el aniversario del manga One Piece es el 22 de Julio, dado que ese día en el año 1997 fue cuando se publico el primer capitulo.
[MT] [Misión de Temporada] Por una botella de sueños.
Drake Longspan
[...]

Marvolath, el kobito que a veces parece un ninja, consiguió estabilizar las heridas de Kahmal Murr, argumentando que dejarlo morir sería un acto de crueldad innecesaria pese a su oscuro proceder. Propone marcarlo a fuego como esclavista y dejarlo a la deriva para que el mar decida su destino. De manera indirecta, los ojos del resto de tripulantes se clavaron en aquella sirena.

Con el saqueador arrodillado, aún respirando de forma entrecortada, Jaela Rand avanzó hacia él con una serena intensidad que hacía temblar el aire a su alrededor. Se detuvo a su lado, y al mirarlo, la cubierta pareció estremecerse levemente, como si la madera misma respondiera a su decisión. Tras un momento de tensa pausa, aquella joven inclinó la cabeza, liberándolo de una sentencia fatal.

No volverás a verme, ni a nadie como yo, salvo en tus pesadillas.

La sirena murmuró, haciendo que el hombre temblara en silencio mientras una fina grieta serpenteaba en el suelo de madera. El resto de la tripulación noto un hormigueo por todo su cuerpo, sintiendo la necesidad de hincar la rodilla en el suelo, pero ninguno cedió.

¿Qué clase de poder albergaba la ahora liberada dama del mar?

Entonces, en un gesto seguro y firme, tomó una de las botellas envenenadas y se la tendió a Silver. Sus ojos se cruzaron con los del capitán, quien captó en su mirada una última advertencia y, quizás, un adiós. 

Este vino se dirige al Reino de Goa, les escuché hablar sobre ello, va dirigido a la corte real... Dudo que sea el único cargamento.

Sin decir una palabra, agarró otra botella, está vez con un contenido tangible y no líquido y se la entregó al capitán, encontrando en su interior un pergamino cuidadosamente enrollado. Al desplegarlo, reveló un mapa del North Blue, donde varias islas estaban marcadas en tinta negra, formando una ruta misteriosa que, intuía, no era del todo azarosa. Estaba remarcada con una línea.

La siguiente parada de Jaela Rand. Detrás del mapa, se dejaba entrever otro mensaje:


Se funden los cielos y las aguas del mar
Al alba se alza Tortuga, un mito sin par
La isla guarda secretos que el tiempo no quita
Ahí bajo su manto, la oscuridad habita
Zarpa el viento, rugido mortal
Al hombre que reinó con furia colosal
 Reconstruyó imperios con piedra y acero
4 deidades gobiernan el cielo...

La sirena volvió a mirar a Silver con una mezcla de respeto y desafío. Se acerco de la forma más natural que pudo y le dio un suave beso en la mejilla antes de susurrarle:

 — Nos veremos en Isla Tortuga. Hasta entonces, pirata...

 Luego, se giró para encontrarse con el hombre que sostenía el acertijo en su mano. Dharkel, desde un rincón, observaba con detenimiento cada detalle de la escena mientras una brisa leve comenzaba a barrer los restos del combate. Jaela sonrió a Dharkel, y de manera inesperada, le dijo:

Esa poesía es mía...

Atrajo los restos pegajosos con una facilidad pasmosa, como si lo separase del propio papel, ahora sí, el mensaje se dejaba ver.

La costa su destino, la playa libertad, guárdate de ella, o esta noche morirás... Seguro que pega con alguna canción. Guárdala como recuerdo, tal vez te inspire a buscar tesoros diferentes la próxima vez.

 
Al percatarse de la sutil sonrisa de Balagus, la sirena sintió el leve orgullo de una camaradería inesperada. Sabía que el camino en aquel mar aún tenía mucho por revelar.

Mientras la tripulación se preparaba para zarpar y el saqueador caía al fondo de su pequeño bote junto al otro hombre inconsciente,  Silver, Dharkel, Balagus, Marvolath contemplaron el barco capturado, símbolo de su victoria, y el rastro que dejaban en su estela.

Con un último vistazo a la extensa línea del horizonte, se embarcaron hacia su siguiente aventura, cada uno más templado por la experiencia compartida, mientras el mar, imperturbable testigo de su viaje, se cernía como un inmenso velo de secretos aún por descubrir.

Jaela Rand saltó al mar, volviendo a su periplo. Pero si hay algo que el océano no olvida, es el eco de las almas que navegan en su vastedad.

Nos volveremos a encontrar.  — dijo con una sonrisa enigmática antes de su salto, mientras su figura se desvanecía en el horizonte, como un sueño en las aguas del alba.

Allí, la tripulación era mecida por la quietud del viento, mientras la botella ahora sin contenido que sostenía Silver D. Syxel recordaba un último susurro:

Nos veremos en Isla Tortuga. Por una botella de sueños.

[Imagen: Fq6UVKV.gif]

Resumen
#41


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