Illyasbabel
cuervo de tiburón
09-10-2024, 11:20 PM
Verano 17
Había sido una noche larga la del día anterior, entre risas, cervezas, comida, y más comida, la noche se desvaneció en el tiempo, todo acompañando por dos de sus grandes amistades, la familia R. Stoner, que recientemente le habían dado la bienvenida a un nuevo miembro de su familia, un bebé. Siempre habían sido amable con él, desde antaño, cuando presto sus servicios siendo un joven cazador, hasta hoy día, siempre recibido por una sonrisa y un amable gesto de cortesía, a lo cual el viejo no estaba acostumbrado, pero que si sabía disfrutar. En sus viajes, había adquirido la costumbre de visitarlos, siempre que tuviera un tiempo libre, pasaba por su hogar, cumplía su deber con las amistades y luego partía. Aunque esta vez, y debido a una falta de personal, el hombre de familia Rocoroco Stoner, le pediría ayuda para transportar unos troncos que debían ser llevados al aserradero para su posterior tratamiento. - ¡Cuenta conmigo hermano! ¡Cuenta conmigo! - exclamó, mientras disfrutaban uno de los últimos tragos de la noche. Al fin y al cabo es lo menos que podía hacer, siempre le daban cobijo y una habitación para dormir, se sentía en deuda con ellos, además, tantos años de contrato por la Familia le habían dado el sustento durante gran parte de su vida, aunque el tiempo había dejado atrás esas historias, Illya nunca olvidaría tantos años de aventuras junto a ellos, aún así, era cuestión de preguntar para que el viejo Illya, sin pretensión alguna, accediera a ayudarles.
La mañana de aquel día comenzaba en la casa de la familia Stoner, acompañado de un abundante desayuno y un poco de conversación. Luego de devorar las frutas y beber el delicioso té, Illyasbabel se ponía manos a la obra. - ¿Por donde comienzo? - preguntó, buscando que le indiquen el paradero de los troncos a transportar. El área de la zona estaba repleta de arboles talados y algunos nuevos pinos que crecían en su costado, sin duda un accionar sabio de aquel pueblo de leñadores, si no recomponían la madera, en el futuro se quedarían sin bosques. La ubicación de los troncos ya cortados se extendía a unos cuantos kilómetros del pueblo, a pocos metros de la costa sobre un acantilado, donde ya varios leñadores ejercían con gracia, su oficio legendario, talar arboles.
Al llegar se encontró con varios de los robustos leñadores que no hacían más que sudar bajo el constante impacto el hacha contra el tronco. Algunas miradas curiosas hacía su persona pero rápidamente siguieron con lo suyo al reconocerlo como uno de ellos. Illya iba acompañado de otro de los leñadores, que le indicaría la zona donde acumulaban los troncos apilados. Allí la tarea, transportarlos, normalmente algo que harían varios hombres, pero que el viejo y fortachón Illyasbabel podría encargarse solo. - Yo me ocupo - dijo, procurando dar lo mejor de sí, al fin y al cabo estaba asumiendo las tareas diarias de su amigo Rocoroco, quien en esta ocasión se quedaría en su casa cuidando de su familia, mientras su amigo Illya, tomaba el cargo del asunto durante aquella jornada. Remango las mangas de su camisa hasta los codos y se ajusto las vestiduras, observó el enorme objeto para luego sujetarlo por el medio y elevarlo por encima de su cabeza - ufuf- solo un poco de esfuerzo para consecuentemente dar inicio a el traslado de un primer árbol, ascendiendo, de esta manera, por la montaña que llevaba al astillero.
Realmente no había apuro, a paso ligero y con clara visión sobre el terreno para no tropezase. Al llegar al astillero era cuestión de ingresarlos al deposito, donde era recibido por otros hombres, que esta vez lo observaron con sorpresa. Luego, volver por otro tronco, cada viaje le tomaba unos diez minutos, a este ritmo terminaría antes del mediodía, por lo que rápidamente aprovecho el descenso de la montaña para correr un poco hasta la ubicación. Una vez más, se arrodillaba y tomaba la madera por su centro para luego elevarlo hasta su hombro. ¿Podía llevar dos a la vez? quizás si, pero era mejor cuidar su espalda. Otra vez el ascenso y rápidamente el descenso, repitió la misma secuencia hasta acabar llevando todos los troncos que habían en la zona de tala.
Estaba cargando el ultimo árbol, a unos cincuenta metros del astillero, cuando de repente escuchó unos gritos de dolor. Apuró su paso hasta alcanzar las inmediaciones del lugar y se encontró con un amplio grupo de piratas armados, los cuales le daban una paliza a los tres leñadores del lugar, que no hicieron más que herir a unos cuantos de los invasores, pero el numero de los piratas era mayor, terminaron liquidando a uno de ellos mientras los otros dos bastante heridos daban pelea al grupo. Habían armado un circulo de pelea, donde los leñadores eran el centro de la diversión.
Illyasbabel no soportó aquella escena, ni mucho menos permitiría que roben el fruto de su trabajo. Escupió su cigarro al suelo mientras el ceño de su frente se tornaba furioso. - ¡Malditas ratas! - exclamó con todas sus furias mientras lanzaba el tronco por los aires para cargarse algunos de ellos. Ahora el que estaba rodeado era él, su gesto no hizo más que provocarlo por lo que sería la presa de los asaltantes. - Que esperan pequeñas sanguijuelas, les daré su merecido -. Por suerte tenía la buena costumbre de siempre llevar su espada. Desenvainó mientras esbozaba una mirada temeraria sobre los sujetos. Uno tras otro se lanzaron, no eran rápidos ni demasiado fuertes, el viejo lanzaba cortes al estilo berserker con los cuales fácilmente terminaba con ellos. La pelea duró un buen tiempo, eran por lo menos doce piratas novatos, que tuvieron la mala fortuna de cruzarse con el viejo cuervo. Llegado el mediodía, el viejo cuervo se encontraba fumando un cigarro, cruzado de piernas y sentado sobre una de sus victimas, esperando a las autoridades de la aldea. Lastimosamente para la aldea habían perdido uno de sus astilleros, pero nada comparado con la vida de otros cientos de civiles y obreros. Por el momento le aldea continuaría segura, quizá este asalto les serviría para mejorar su guardia.