Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Autonarrada] [A-T1] Mala Praxis
Alistair
Mochuelo
Datos de Aventura


El día había empezado con el pie izquierdo, las circunstancias invocando sin falla alguna el mal humor del Lunarian. En la recepción del pequeño hospedaje en el que pasó la noche había llegado una carta que iba dirigida a él, tan imposible como podía ser que el chico alado pudiera recibir correspondencia; no conocía a casi nadie en este mundo, y las únicas dos personas que sí conocía estaban completamente extraviadas de su vida, alejadas de él en un lugar donde no podía alcanzar. Un lugar que, tan solo podía confiar y rogarle a los dioses, no fuera un Mas Allá sino una isla fuera de su alcance, mucho mas lejos de lo que cualquier Lunarian pudiera surcar por sus cielos. Aun sabiendo todo esto, una pequeña parte de él tuvo la más inocente fé que era capaz de manifestar, un ruego ahogado a equivocarse con respecto a cuán imposible era recibir las palabras de sus progenitores aunque fuese plasmadas en una carta. 

No, nada de eso. Lejos de ser ellos, el remitente permanecía en un anonimato absoluto rehusándose a mencionar siquiera una pequeña pista de quién se tratara, y el hombre de la recepción parecía afirmar lo mismo: Una figura alta, con una gabardina estereotípica de un malo de película cubriendo una mayoritaria parte de su cuerpo, dejando expuesto solo la mitad inferior de su rostro para observar una expresión completamente neutra. Quien quiera que fuera, parecía que no tenía preocupación alguna por el dinero: Había dejado una generosa propina al dueño del lugar para asegurar de que la correspondencia llegara a manos del Lunarian, y de que el papel permaneciera sellado para ser abierto solamente por Alistair. Parecía empecinado en ese pequeño encargo.

La lectura fue corta, francamente más de lo que hubiera querido para no sospechar del contenido, pero las palabras en sí mismas eran en extremo reveladoras. "¿Recuerdas ese chico que ayudaste hace unos días? Él esta bien, pero el hombre al que le compraba el medicamento es quien tiene un problema. O lo tendrá. Depende de ti" Ominosas palabras fueron una apertura al resto de un pequeño manojo de documentos que parecían validar las desventuras del hombre, un despreciable sujeto que se ganaba una cómoda vida vendiendo placebos a los campesinos con menos historial educativo, engañándolos para que se gastaran un dineral en medicación que no ayudaría absolutamente en nada. Algo que sería una prioridad baja para quien quiera que fuera la entidad misteriosa, si no fuera porque había empezado a mezclar los placebos con ingredientes tóxicos para abaratar aún más la producción. Estaba, literalmente, cobrándole a la gente para repartirle veneno a la puerta de su casa. Había que ser realmente despreciable para hacer algo así sin una pizca de consciencia al respecto. 

Su mirada no lo enseñaba, manteniendo a cambio un gesto de neutralidad absoluta el cual aparentaba no otorgar importancia alguna a lo que leía. Pero cuando el gesto por defecto de un hombre era una sonrisa cálida como un sol, un gesto muerto en sus facciones era una muy mala señal. "Teme la ira de un hombre amable", decían por ahí. 

Se preparó para salir inmediatamente, colocándose sus prendas y acomodando su katana bajo su cinturon con el cual la sujetaría contra el costado izquierdo de su cadera, una práctica solución que pretendía aprovechar su cinturón y le ahorraba cargar el arma de filo en su mano. 

Aún en un estado de cólera que empezaba a ser digerida lentamente por su cabeza, siguiendo su curso y apaciguándose pero aún permaneciendo fuerte, el chico no era tan descuidado como para entrar en un lugar sin previa preparación, ni mucho menos colocar el filo de su arma contra la garganta de alguien sin antes verificar la información. Para su fortuna, a pesar de la altura que caracterizaba a su raza, el Lunarian podía ser sorprendentemente ágil para las tareas de recolección de información y espionaje. Una maña que había empezado a desarrollar recientemente en busca de información sobre la Armada Revolucionaria; había aprendido que la mejor información no provenía de sacársela a golpes a alguien, ni mucho menos preguntando amablemente de puerta en puerta. No, la mejor información se obtenía en absoluta confianza cuando el objetivo tenía la guardia baja, con un oído oculto contra una pared capturando una conversación en las mencionadas condiciones. 

Lo primero fue encontrar al hombre responsable, pan comido cuando te metías en la mente de un estafador avaro: Donde hubiera víctimas por sacarle Bellys, allí estaría. Y tras una prueba y error de unas cuantas horas, finalmente daría con el sujeto. Baja estatura, una barba descuidada y una ausencia de pelo en su coronilla que indicaba una calvicie prematura. Le daría gracia cuán estereotípico se veía, si no fuera porque la situación invocaba cada grano de seriedad que pudiera reunir. 

Mientras que encontrarlo fue una tarea sencilla, seguirlo no lo fue tanto. Pues aunque pudiera ocultarse entre callejones, sombras y pasillos paralelos, el momento en el que entraba a terrenos abiertos dificultaba muchísimo esconder el titánico cuerpo del Lunarian junto con sus llamativas alas, algo que le pasaría factura si no tenía cuidado. Apañándose con lo que hubiera, desde casas abandonadas hasta escasos obstáculos naturales en el ambiente, la persecución pudo continuar hasta que llegó a un pequeño edificio abandonado de propósito desconocido y una entrada que parecía conducir al subterráneo, para luego llevar una única habitación de tamaño generoso. A juzgar por la anuncios desgastados alrededor de la entrada, parecía una productora de textiles que había caído en desuso. 

Tras la única entrada a la mencionada habitación grande, las voces de dos personas hacían eco en la estructura, rebotando por toda la extensión de las desgastadas paredes. 

-Y aún no sospechan una mierda. Hemos roto récord en ventas desde que pusimos ese "ingrediente especial" en la mezcla. Seguramente les provoca euforia, o un síntoma parecido.

¿Y las autoridades sospechan algo? Lo último que quiero es tener a la pasma tocando a la puerta porque alguien no pudo mantener el hocico cerrada y las actividades discretas.

¿Te parece que sospechen algo? Tienen mejores cosas que hacer, y lo prefiero así. — 

Chasqueó la lengua, por una vez visiblemente molesto ante la confirmación de lo que la carta mencionaba. Si había mas personas involucradas o no... Todo lo que consideraba en ese momento era cortar de raíz el problema principal. Sin dudar dos veces, tiraría la puerta dividiendo ambos espacios de una rápida patada, y desenfundó su espada con su diestra para luego dirigir la punta hacia los sujetos. — Están bajo arresto en nombre de la Marina. Si cooperan, veré que tengan una sentencia mas ligera. — Una vil mentira de su parte, pero una en la que pretendía sacar la alternativa mas directa en la que el hombre pagaría por sus acciones. El universo sabría perdonarle por la naturaleza piadosa de sus acciones.

El hombre cuyo rostro conocía hasta ahora, aparentemente el eslabón siguiente en la cadena de mando, estaba claramente molesto con el "subordinado", arrojándole dagas con la mirada en tan solo unos instantes, pero rehusándose a darle el gusto de un arrebato. Hombre listo, denegándole la excusa a Alistair para hundirle la cara con el dorso romo de su katana. Los ató con fuerza, arrastró hasta el exterior de la edificación donde quedaran expuestos a simple vista, y los dejaría allí para ser recogidos por la Marina legítima tras llamarlos desde una distancia segura para el Lunarian; no quería tener que lidiar con ellos, por más que no estuviese en malos términos con ellos. Prefería no interactuar con ningún vínculo directo del Gobierno Mundial.

El remitente de la carta parecía haberle dado libre albedrío de cómo proceder, pero la naturaleza de todo era... extraña. Era receloso cuando la situación lo ameritaba, asi que tomaba lo necesario con un grano de sal cuando las cosas no acabaran de encajar correctamente. Y vaya que ahora mismo lo ameritaba. ¿Quien narices le había enviado esa carta, y para qué? Era algo que probablemente descubriría mas pronto de lo que esperaba...
#1
Moderador Condoriano
Condoriano
¡RECOMPENSAS POR T1 ENTREGADAS!

Maravillosa jugada. ¿Has pensado ingresar propiamente en la marina? Bueno, que me desvío. Se te otorgan las siguientes recompensas:
  • Berries: 320.000 - 520.000 (+200.000)
  • Experiencia: 616.95 - 636.95 (+20)
  • Nikas: 8 - 9 (+1 nika)
  • Reputación: +5 reputación positiva.
#2


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