Alguien dijo una vez...
Iro
Luego os escribo que ahora no os puedo escribir.
[Común] [C - Pasado] Un humano y un mink entran juntos en...
King Kazma
Shiromimi
Jack realmente tenía respuesta para todo. No importaba lo que dijera, él siempre tenía que responder algo e ir en su contra. ¿Por qué estaba tan empeñado en que ser pirata no era como él creía? ¿Por qué se molestaba en intentar arruinar su sueño? Era un hombre muy extraño, demasiado. Pero la definición de extraño era poco común, y él tampoco era común, así que… - ¿Qué? Yo no vengo de Grand Line, nací en el East Blue. Te hablo del origen de mi raza. - ¿Le habían cortado un trozo de cerebro junto con el brazo? Porque parecía faltarle un poco.

King suspiró y se acercó a Jack, quitándole la madera que había dejado a medio serrar. Calentó su dedo índice hasta que se puso al rojo vivo y luego fue trazando una línea recta por la madera, que se calcinaba a su toque, haciendo que fuera como cortar mantequilla con un cuchillo caliente. Cuando el trozo que no servía calló al suelo, sopló al otro para apagar el fuego y quitarle un poco las cenizas. - ¿Te vale como demostración? Tampoco quiero causar un incendio. – Comentó, pues estando en un establo de madera y lleno de paja por el suelo, no era el mejor lugar para alcanzar temperaturas de forja o superiores.

Y de nuevo con una perorata contraria a lo que él pensaba. En serio. ¿Qué le pasaba? – Quedarte manco te ha hecho ver la vida desde un filtro gris. Nadie es preso de sus sueños y deseos si no quiere. Los piratas viajan libremente y no se preocupan de las normas y las leyes, toman lo que quieren, van adónde quieren, se divierten como quieren. Eso es libertad. – Quería ser pirata, pero no por la piratería en sí misma, sino por esa libertad que Jack negaba que tuvieran. - ¿Quieres que pague? No tengo dinero. Repara ese y nos haremos a la mar en él. O podemos robar la madera. Ya pensaré en nuestro Jolly Roger. – Ya daba por hecho que Jack era parte de su tripulación, al fin y al cabo le había mencionado antes que se podía unir a él y ahora Jack había hecho mención a ser su carpintero y volver a ser pirata.

Sólo quedaba ver si podía realmente reparar el barco con aquella madera, limpiarlo y zarpar. Bueno, habría que aprovisionarse antes, pero robar algo de comida no sería problema. El problema ahora era que una tripulación de dos personas no iba a llegar a ningún lado. Necesitaban más gente, pero… ¿Dónde encontrarla? Al fin y al cabo había pasado mucho tiempo hasta que conoció a Jack, alguien que le caía bien. ¿Habría tanta suerte en el futuro cercano como para encontrar varias personas más? No iba a dormir en un barco con alguien en quien no confiara aunque fuera un poco.
#11
Jack D. Agnis
Golden Eyes
-Ah- respondí ante sus palabras de que él había nacido en los blue. Mi decepción y desilucion era palpable en mi rostro y en el ambiente. Por un momento pensé que iba a poder poner mis manos en jugosas historias detrás de la gran pared roja, pero mi mala suerte se había superpuesto a mi buena suerte.
“Que mierda” pensé, mientras volvía algo cabizbajo a aquella madera y volví a intentar aserrarla, pero esta vez sin muchas ganas de hacerlo.

Mientras intentaba cortar esas maldita madera y tras haberle pedido a aquel mink del east blue que me mostrara su poder, este se acercó y tras apartarme de aquella madera, hizo que su dedo tomara una tonalidad rojiza con el cual corto aquella madera en cuestión de segundos.
Mi emoción y sorpresa volvieron incrementarse al notar que las historias que había oído no eran mentira y que algo de verdad habían.
-Entonces no son mentiras. Las historias sobre personas que crean maremotos o manipulan el fuego son de verdad? - dije divertido, mientras miraba el trozo que había caído e la madera y lo tomaba, notando que la madera yacía quemada en uno de sus extremos.
El olor a madera quemada invadió ligeramente mi nariz, lo cual fue agradable. Mi emoción había vuelto y fue gracias a su poder.

-Me gusta como piensas conejo. Si esa es tu libertad, quiero seguirla y ver hasta donde te lleva semejante ideal. Mis anteriores compañeros de viaje estaban presos de sus sueños, asique nunca dejamos el east blue, pero tu tienes ese no se qué, que me dan ganas de ver hasta donde puedes llegar- le dije sonriente, mientras tomaba la madera ya cortada y comenzaba a lijarla. Si bien no era tan necesario que lo hiciera, me gustaba trabajar la madera asique haría todo para que este quedara mas que perfecta.
Continué oyendo sus palabras mientras trabajaba. No me sorprendía que siendo un pirata no tuviera un “mango” partido por la mitad, asique no le iba reprochar nada.
-Pues si no tienes un “mango” no te obligaré a pagar nada. No porque no pueda, sino porque tu no puedes pagar una mierda- dije de manera divertida.
-Y con respecto a robar madera no es mala opción, pero todos los que venden madera me conocen. Asique seria problemático que me vieran salir con un navío recién hecho luego de que les desaparecieron algunos tablones- le dije sin mirarlo.
-Supongo que no nos queda mas opción que ir en el viejo “cuba de Vino” y llegar a otra isla y “comprar” madera buena para un buen navío. En fin supongo que si me dices eso, es porque aceptaste mi oferta, al menos la de unirnos- esta vez mis ojos viajaron y se posaron en las de aquel conejo.
-es así?... Capitán-
#12
King Kazma
Shiromimi
Realmente no sabía si cosas como los maremotos o manipular el fuego entraban dentro de la realidad de las Akuma no Mi, no era un experto en la materia. Pero sí que se mencionaban de pasada en los libros de historia personas con poderes excepcionales y grandes desastres que casualmente ayudaban mucho a uno de los bandos implicados. Él sólo conocía su propia fruta del diablo, consumida hacía menos de un mes por equivocación en Loguetown. Todavía lo lamentaba, pues podría conservar su capacidad para nadar, algo bastante útil para un pirata, y además tener los bolsillos llenos de Berries para una buena temporada. Básicamente se había comido cien millones por lo menos… Al menos eso era lo que muchos textos decían que se pagaba por las frutas del diablo, aunque tal vez eso fuera demasiado antiguo y ahora valieran más, o menos… En fin, no servía de nada lamentarse por algo que no tenía solución. Ahora sólo podía tratar de buscarle utilidades a ese poder que obtuvo por error.

Desde luego él planeaba abandonar el East Blue en algún momento, pues lo que quería hacer era visitar todos los lugares y ver su historia. – Pues la robaremos en la siguiente isla. O talaremos árboles y haremos nuestra propia madera. El caso es salir de este vertedero. – No reaccionó a la palabra Capitán, porque ya sabía que lo era. Y sabía lo que implicaba ese título y él mismo se había buscado poseerlo. Si Jack aceptaba unirse a él, sería como miembro de la tripulación y, por tanto, él era el capitán. Nunca hubiera pensado que su primer tripulante sería un humano tan raro y además manco. – Necesitaremos provisiones para el viaje además de esta manzana. – Comentó, señalando la manzana mordida que todavía tenía en la mano, dándole otro mordisco. – Voy a provocar una distracción y robar algo de comida. ¿Tendrás el barco listo en una media hora? – Tal vez se podía interpretar aquella pregunta como un reto, una ocasión de demostrar que por ser manco no era mal carpintero.

Su plan para robar la comida era más bien sencillo. Provocaría un incendio cerca usando los poderes de su Akuma no Mi. Eso atraería la atención de la gente o los forzaría a evacuar si se descontrolaban las llamas. Entonces sería el momento de meter todo lo que quisiera en una bolsa y volver cargado hasta arriba de comida fresca donde el barco mugriento. Tal vez además de comida tendría que agenciarse un poco de jabón y unos cepillos.
#13
Jack D. Agnis
Golden Eyes
-Muy bien. Me gusta ese plan. Lo que si no se que isla iremos a llegar ¿Eres navegante? Porque yo no. Es mas ni idea hacia donde quedan las islas, solo zarpo y el mar me lleva- dije divertido, mientras seguía lijando aquella tabla sacando cualquier imperfección que esta tuviera. No iba a negar que aquella madera era una de las mejores qu había encontrado, pero al ser tan dura me costaba un poco lograr que esta quedara impoluta. Aun así no iba dejar que me ganara una simple madera mal cortada.
“Si tan solo no me hubiera gastado todo el dinero en ron y en putas, y hubiera comprado madera no tendría que estaría sufriendo esto” pensé divertido, mientras que recordaba que una le debía 3 millones de berris a mi anterior capitán que posiblemente no se los pagara… o tal vez si, no lo sabía aun.

-Jajaj supongo que si. Dudo mucho que una manzana nos dure muchos días y tampoco tenemos ron como para pasar las noches. Asique seria bueno ir a “comprar” algo de eso- exclamé, sin mirarlo y refregando con dureza aquella madera, la cual fue suavizándose hasta el punto en que ya no me fue necesario seguir haciéndolo. Aunque ahora venia la parte mas importante y esa era poner brea y alquitrán en la parte externa de la madera para que la misma no se pudriera en pleno viaje.

Tras la pregunta de aquel animaloide, lo miré con una ligera sonrisa divertida.
-Claro que no. Un arreglo no se hace de un momento a otro. Ademas necesito remover la madera podrida y colocar esta. Yo diría que unas 2 horas como mínimo. Y aun ni siquiera le pongo la brea a la madera y te aseguro que es la parte mas importante. Al menos que quieras nadar hasta la isla mas cercana- dije con cierta seriedad. Cuando se trataba de navíos y madera, mi semblante se volvía mas serio de lo normal.
-Hagamos esto. Ve a dar una vuelta por la ciudad. Mira cuales son los negocios mas fáciles de robar y prepara un buen robo. Porque no sé cuanto tiempo estaremos viajando. Y en dos horas vuelves con todo lo robado. La cuba de vino estará lista para cuando vuelvas. Lo prometo- le dije, mientras alzaba mi pulgar.
Aun tenia muchas cosas que hacer, pero estaba seguro que con dos horas tendría suficiente para terminar todo lo que debía hacer.
-Y ya que vas a robar, fijate si puedes traer 5 botellas de ron. Las noches son largas y aburridas, y el ron mejora todo- exclamé divertido, mientras tomaba una cuba de brea y comenzaba a pintar dicha madera. La brea cayo exageradamente sobre la madera y hasta chorreo en el establo, pero poco me importaba, no era mio.

-Vete. Así puedo terminar esto de una buena vez. En dos horas lo tengo todo listo- le dije, mientras soltaba la brocha de brea en la cuba y me movía hacia unas telas a medio coser, las cuales servían como velas para el pequeño navío.
“Debo terminar esto mientras se seca la brea y …” hice una lista en mi cabeza de todo lo que tenia que hacer antes de partir.

“Le dije dos horas. Solo necesito 1” me dije a mi mismo, emocionado por volver a salir a la mar. Al fin mis sueños se volvían a reanudar.
#14


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