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Juuken
Juuken
03-11-2024, 06:13 PM
Intercedes al tigre que iba a por tu nuevo mejor amigo por y para siempre. Notas sus garras aferrándote directamente en el torso, clavándote fuertemente los colmillos. Un ataque que no iba dirigido directamente hacia tí, sin embargo decidiste ayudar a esa bestia blanca, sin saber exactamente qué era ni por qué estaba ahí. Sin embargo, te había caído en gracia.
Le lanzas una gran acometida hacia la bestia que le provoca un gran daño y dolor directo que le hace salir despedido un par de metros hacia atrás, lo escuchas quejarse y lanzar un grave gruñido de dolor directo, no obstante tu atención en estos momento es está centrada en la otra criatura que has visto nada más girarte.
Ves que tu nuevo mejor amigo, Sunōfurēku, está tendido en el suelo y hay otro tigre como el que acabas de golpear a punto de propinarle un fuerte mordisco en el cuello al pobre chiquitín. Justamente cuando sus colmillos están a punto de llegar a clavarse en la yugular del tigre quimera, llegas tú en un heróico movimiento, donde le sujetas del rabo y le arrastras, haciendo que golpee contra el suelo en dirección opuesta, para acto seguido continuar haciéndole golpear contra otras partes del terrano, sin embargo notas que no se queja de ninguno de los golpes que le das.
Finalmente decides lanzarlo hacia el carromato que estaba destartalado en el terreno, pero no llegó a chocar. Con una gran agilidad felina, de la cual tienes bastante conocimiento por razones obvias, ves cómo ese tigre cae justamente con las patas, en un perfecto aterrizaje. Te mira mostrando unos incisivos y colmillos bastante amenazadores, tal vez lo serían más si no estuvieras viendo a su otro compañero levantarse costosamente, sin poder apoyar una de sus patas. Están bastante rabiosos.
El segundo tigre emite un portentoso rugido que retumba por todas partes, incluso hace algo de eco. El primer tigre está de pie, y aunque esta algo dolorido se plante nuevamente frente a tí. Acto seguido ambos tigres se lanzan a por tí, parece que a partir de este momento, si te consideran como un verdadero enemigo a tener en cuenta.
DATOS
Resumen
Bueno, buen post, está bastante bien. Has cumplido con tu TOC, muy bien por que te lo estaba controlando. Después, has gastado todas tus acciones de daño con el primer tigre (Y buena gualtrapa le has metido), por lo que al segundo tigre no le haces nada de daño. Si que consigues evitar que le coman el cuello a tu amiguito, pero ahora te has convertido en el focus de los dos tigres. Suerte.
Stats de Tigre
Estadísticas de Tigre Eléctrico:
30 FUE | 25 RES | 35 AGI | 45 REF
Vitalidad: 420
Energía: 215
Nivel: 4
Daños sufridos
Al primer tigre le aplicas un daño total de 385 entre tu técnica y los dos ataques básicos que le has dado. Dado que le has cogido desprevenido se los metes limpios y simplemente aplicará su defensa pasiva, que en este caso es de 25. Por lo que el daño total que recibe el tigre es 360PV.
Como ya te he comentado, al segundo no le haces absolutamente nada de daño.
Tigre 1: 420 - 360 - 50 (Daño por fractura al haber atacado) = 10PV + Fractura
Tigre 2: 420
Ataques
Los dos tigres se lanzan hacia tí, con una tasa de acierto de 45, que es el equivalente a su agilidad, mas un bufo provocado por ese rugido. El segundo tigre al sufrir fractura tiene una penalización de TA, por lo que en su caso tiene una TA de 15.
Ambos te efectúan un ataque de mordisco que te efectuará, en caso de impactarte 120 de daño perforante, con posibilidades de tener una hemorragia leve.
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Teruyoshi
Teru
03-11-2024, 11:28 PM
(Última modificación: 04-11-2024, 12:40 AM por Teruyoshi.
Razón: Editado para añadir el gasto del Haki usado durante el post
)
- Pues parece que sí quieren más - pensó Teruyoshi cuando vio a las bestias plantarles cara en vez de huir con el rabo entre las piernas… aunque claro, no era para menos, ya que también parecían ser primos lejanos y tenían que poseer algo de esa gallardía inherente que tenía el mink gato.
Una vez las bestias se recompusieron, una mejor que la otra, Teruyoshi no tuvo tiempo de distraerse más, ya que tras su ofensiva para defender a su querido Sunōfurēku se había transformado en el nuevo objetivo de los tigres, y tocaba poner en su sitio a aquellos mininos que no sabían cuál era su lugar en la cadena alimenticia.
Teruyoshi correspondió al rugido del primer tigre activando su Busoshoku Haki, recubriendo ambos brazos con aquel peculiar tono oscuro y brillante, señal de que ahora iba a tomárselo en serio, mientras se preparaba ante el envite del primer felino. Por suerte para el mink, su primera ofensiva había quedado maltrecha a una de las bestias, haciendo que esta fuera mucho más lenta que la anterior, por lo que a pesar de la excelente velocidad que mostró el tigre, la cual fue todo un reto para los reflejos del mink, Teruyoshi pudo reaccionar a él con una técnica que había usado decenas de veces y que no dudó en ejecutar dada la situación. Seguramente, si no fuese tan diestro en su arte marcial, hubiese tenido problemas, pero, gracias a su magnífica habilidad felina, intentaría atrapar a la primera bestia al vuelo, realizando un movimiento fluido con el que sería capaz de Cazar el Viento.
Cazar el Viento
ARM302
ARTISTA MARCIAL
Defensiva Activa
Tier 3
8/10/2024
27
2
El usuario unirá sus manos en busca de atrapar con ellas una ofensiva física en su contra, atrapando dicha ofensiva por los puntos precisos en los que al aplicar cierta fuerza logran anular el impulso y energía de la agresión nulificando. Dejando el objeto o extremidad mediante el cual se ejecutará dicha ofensiva bajo un [Agarre] siguiendo las condiciones habituales del mismo.
Defensa Pasiva + [FUEx2,6] de Daño Mitigado
- Eres mío - gritaría Teruyoshi si conseguía realizar su presa sobre la cabeza de la bestia, deteniendo su ataque en seco y dejándola suspendida en el aire, mientras la otra aún le costaba alcanzarlos. Los golpes en la cabeza que le había proporcionado antes habían quedado a la bestia medio moribunda, por lo que el mink tenía que aprovechar esa ligera ventaja. Tenía a la bestia en una postura vulnerable por unos instantes, así que, tras soltar una mano de su presa, cargó el brazo hacia atrás con un movimiento rápido, como si de un látigo se tratara, y lanzó un potente derechazo hacia el pecho del animal que arrastró consigo una masa de aire que barrería todo a su paso durante un buen trecho.
Golpe Vacuo
ARM301
ARTISTA MARCIAL
Ofensiva Activa
Tier 3
8/10/2024
35
2
Trazando un rápido y poderoso impacto hacia el frente el usuario empujara una considerable masa de aire que barrera con todo lo que se encuentre por delante en un alcance de 10 metros de distancia, cubriendo 3 metros de ancho. Si el golpe que liberara la onda de choque golpea directamente contra el cuerpo del objetivo le causara un [Empuje] minimo hasta el final del recorrido de la técnica.
Golpe Basico + [FUEx2,4] de [Daño contundente]
Tras su ataque, confiando en que la bestia saldría volando con su ataque, Teruyoshi se giró y se dispuso a afrontar a la bestia herida, la cual, a pesar de estar completamente en las últimas, estaba dispuesta a luchar hasta al final. Seguramente si el mink no la hubiese quedado medio muerta durante su primera ofensiva ahora se encontraría en apuros dada la velocidad que había mostrado la primera.
- Diste un buen combate gatito - dijo mientras preparaba su nuevo ataque, encarando a la bestia - pero hasta aquí has llegado - sentenció mientras descargaba un izquierdazo imbuido en haki hacia el hocico de la bestia, el cual era capaz de romper hasta la coraza más resistente.
Rompecoraza
CON101
CONTUNDENTE
Ofensiva Activa
Tier 1
9/10/2024
17
1
Dando un firme paso en el que el usuario buscará generar toda la potencia de impulso y una cierta inercia con la que golpeara con su arma sin compasión a su objetivo causando un [Empuje] de 5 metros.
Golpe Básico + [FUEx2] de [Daño contundente]
Teruyoshi supo que había vencido en cuanto notó como algo dentro la bestia se rompía. El inequívoco sonido de algo quebrándose resonó por encima de todo durante un instante, provocando un milisegundo de quietud que acentuó el momento. No había momento de lamentarse por la caída de su primo, ello se lo habían buscado al atacar tanto a él como a su querido Sunōfurēku. Así que, antes de que la bestia cayese al suelo, seguramente inerte, Teruyoshi ya se encontraba desplazándose a toda velocidad a por la bestia que había mandado a volar con anterioridad.
El mink era rápido, por lo que confiando en su agilidad felina acortó la distancia que los separaba y se lanzó a por la bestia, la cual, con un poco de suerte, también se encontraba herida por el empujón anterior. Una vez recortada las distancias, el mink se plantaría frente a la bestia y lanzaría un combo de dos golpes al animal. Primero, un golpe directo al hocico de la bestia, un punto sensible donde los hubiera para los gatos, que se lo dijeran a él, seguido de un segundo golpe al costado izquierdo, con una trayectoria ascendente, buscando la volver a atacar la zona lastimada con anterioridad.
Las bestias habían demostrado una resistencia sin igual, por lo que tras el combo de golpes volvió a tomar un par de metros de distancia, preparado ante un nuevo ataque por parte del tigre… si es que le quedaban ganas de seguir luchando con el nuevo Rey de DemonTooth.
Resumen y Cosicas
Resumen
Teruyoshi encara al primer tigre con una técnica defensiva y acto seguido lo golpea con una ofensiva para mandarlo a volar por los aires. Luego encara al herido y lo golpea de frente, matándolo lo más seguro, y luego sin perder tiempo vuelve hacia el primero y se abalanza con dos golpes básicos.
Técnicas y números
Dado los atributos puedo hacer un Bloqueo Absoluto, por lo que utilizo la técnica Cazar el Viento [FUEx2,5] de Daño Mitigado = 163 + 15 (Haki Armadura)= 178
Luego ataco con Golpe Vacuo Golpe Básico CaC + [FUEx2] de [Daño contundente] = 87 + 130 = 232 +15 (Haki Armadura) = 247
Paso a atacar a la bestia herida con un Choque Absoluto con la técnica Rompecoraza Golpe Básico + [FUEx1,9] de [Daño contundente] =87 + 124 = 211 + 15 = 226
Por último, paso a golpear de nuevo a la bestia que he mandado a volar con dos golpes básicos = 87 +15 (Haki Armadura)= 102 cada uno.
Energía y Vida
Restada toda la energía de las técnicas y del último turno de la Hemorragia Leve. Sumada la correspondiente por nivel.
Restado el gasto de Haki correspondiente
26.500.000
1285 / 1285
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Juuken
Juuken
04-11-2024, 09:19 PM
Qué animal estás hecho. Nunca mejor dicho. El primer tigre ha sido frenado en seco por tus manos, lo cual ha provocado que su mandíbula quedara bloqueada directamente por tus manos. Pudiste ver cómo abría los ojos con fuerza mientras tu puñetazo iba directo hacia él. Con un fuerte gruñido y quejido de dolor sale despedido hacia atrás. La terrible onda expande y empuja el aire, provocando una corriente de aire que meció toda la vegetación que osó interponerse en su camino.
El tigre se estrelló de nuevo contra el carro que estaba roto, esta vez lo terminó de destrozar con su cuerpo por el gran impacto que le diste. A continuación ves que el último de los tigres está llegando hacia tí. Sientes hasta pena, o eso parece por tu declaración final, pero interceptas ese ataque del tigre con un fuerte golpe, un derechazo con toda la rabia y sin compasión a ese ser que solamente busca verter tu propia sangre por tierra. Eso es inaceptable para un michi de tu calibre.
Su dentadura sufre un gran golpe, notas cómo su cuello se retuerce, sientes como su columna vertebral se pliega, has dado un golpe perfecto, recto. Un “crack” tras otro llega a tus oídos mientras sientes como esa bestia exhala su último suspiro. Tu golpe llega al final y con la misma inercia del golpe, el tigre sale despedido en dirección opuesta a su objetivo principal.
Un sonoro golpe se escucha cuando su cuerpo inerte choca directamente contra un árbol. El cadáver del tigre cae a plomo en el terreno, sangrando por varias partes y con los ojos en blanco, a la vez notas algo de movimiento por esa zona, pero no ves nada ni nadie. Todavía te queda un enemigo en pie. O prácticamente en pie. Ves cómo una de sus orejas está en una posición bastante antinatural hasta para un felino capaz de girarla en 180º. Te está mirando con clarísima furia mientras tú estás avanzando hacia él.
Lanzas tu arremetida y notas que el tigre parecía estar preparado, aún así logras impactarle con cada uno de tus golpes. Pero ahora estás ahí, a escasos metros de distancia, delante de tí un tigre con múltiples heridas, echando espuma por la boca, rabioso y con los ojos inyectados en furia mirándote directamente. Está claro que no va a dejar pasar eso por alto. Le ves temblar de ira, una ira provocada por tus ataques y el intento frustrado de acabar con la vida de esa criatura.
Aún así, notas que no va a vacilar en su convicción. Le ves prepararse directamente para cargar de nuevo contra tí. Flexiona sus cuartos traseros y se lanza directo hacia tí, haciendo gala de una gran destreza. Aún para estar tan malherido posee una determinación asombrosa, no parece haber nada que le haga cambiar de parecer. Tal vez, solo la muerte.
Está a mitad de camino, con ese salto llega directamente hacia tí, pero algo se lo impide. Casi a cámara lenta, ves algo por el rabillo del ojo moverse muy veloz. Una mancha blanca llega a una gran velocidad e intercepta ese tigre de tonos oscuros, arremetiendo contra él y evitando que llegue a alcanzarte. Por un momento te parece haber reconocido esa figura blanca que se ha lanzado contra el tigre. ¿No era ese Sunōfurēku? Aunque parecía más grande.
Si miras a tu izquierda podrás ver que tu amigo está ahí, parado, mirándote mientras mueve sus tres colas alegremente. Sentado observando la situación. Parece que el miedo ha abandonado su cuerpo. Si en cambio miras a tu derecha, podrás ver una imagen un poco más grotesca y dantesca. Otro tigre de la raza de Sunōfurēku se ha abalanzado contra el tigre oscuro que cargaba contra tí, lo ha arramblado hasta dejarlo tumbado en el suelo. Su cuello sangraba abundantemente mientras él estaba completamente abatido allí. De esa otra criatura blanca gotea la sangre de su enemigo, concretamente de sus fauces.
Libera el cadáver de su enemigo, se gira y te observa. Gruñe con gran agresividad y parece dispuesto a seguir atacando, sin embargo no hace nada, solamente está ahí. Ese tigre no tiene nada que ver con tu nuevo mejor amigo, es igual, pero mucho más grande. Notas algo moverse a tu lado, ves que ahí está Sunōfurēku, rozando su cabeza contra tu mano. Notas que con ese gesto, el tigre grandullón se relaja y deja de gruñir.
Parece haber entendido las intenciones de su cría, lo que le ha querido expresar. Notas que ha desaparecido la agresividad contra tí. Se aproxima, es algo más grande que tú, realmente enorme en comparación. Te olisquea y, aunque no notas tensión si sientes algo de incomodidad y nerviosismo. Si quisiera podría arrancarte la cabeza de un bocado, aunque no parece ser sus intenciones.
Le ves reunirse con su cría, ella está muy feliz de tener a su madre ahí, lo notas en su forma de actuar, y la madre siente un gran alivio, aunque ves que no baja la guardia del todo. Emiten pequeños sonidos y de pronto se te queda mirando, sientes tanto una mirada de agradecimiento como una intriga en sus ojos. Parece estar esperando algo de tí. Tal vez una petición, tal vez un tributo. Tú entiendes mejor a los felinos que yo, no lo sé.
Resumen
Enhorabuena, ha finalizado el enfrentamiento con los tigres eléctricos. Menos mal que has ayudado a la cría la verdad, sino además habrías tenido que enfrentarse a su mami, y creeme, no querías eso. De hecho gracias a eso te ha ayudado a acabar con la vida del último tigre, aunque no suponían un gran peligro para tu maravilloso pelaje, pero toda ayuda viene bien. Así no te has manchado tanto de sangre.
Decide qué quieres decirle o hacer con el nuevo tigre que se te ha plantado delante y parece estar esperando algo de tí. Ánimo, queda poco para finalizar la aventura.
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Teruyoshi
Teru
05-11-2024, 11:24 PM
La ofensiva de Teruyoshi transcurrió a la perfección. Había conseguido atrapar al vuelo al primer tigre por la cabeza, deteniendo en seco tanto su ataque como su trayectoria, dándole al mink la oportunidad para golpearlo como había planeado. El tigre salió despedido por los aires, dándole a Teruyoshi el margen necesario para maniobrar contra el siguiente, por lo que, cuando la bestia quiso hincarle el diente al mink, se topó de frente con la zurda de Teruyoshi. La bestia estaba malherida, pero aún así, el mink no se contuvo y aplastó a su enemigo con suma rapidez antes de volver hacia el primero, al cual, tras recortar la distancia que los separaba, no dudó en atosigar con dos golpes que volvieron a alcanzar la bestia que se encontraba levantándose de entre los restos del carromato completamente destrozado… el cual Teruyoshi pensaba decir que estaba así.
- Vamos, da lo mejor de ti - pensó eufórico el mink cuando vio el irrefrenable instinto de lucha que mostraba el tigre. Sin duda, estaba dejando el orgullo felino con el listón bien alto, así que Teruyoshi solo podía corresponder aquel alarde de gallardía con el suyo propio, afrontando aquel último ataque a la desesperada de frente.
El mink tenía el pelaje erizado por la emoción, las pupilas como dos pozos negros, fijas y ansiosas sobre su presa, sin perderse ni un ápice de los movimientos de la bestia, mientras su haki relucía como símbolo de poder, cubriendo sus brazos con ese tono metálico aún más oscuro que su pelaje, al mismo tiempo que tensaba cada músculo de su ser. Todo él estaba preparado para recibir la ofensa de su enemigo… y entonces llegó el gatillazo, causando que todo aquello se viniera abajo.
Cuando la bestia se encontraba a medio camino, fue interceptada por un borrón blanco, quitándole su momento de clímax. Teruyoshi iba a tener que reñir a Sunōfurēku por aquello, ya que el mink pensó que se trataba de él. Estaba feo meterse en una pelea ajena de esa manera, especialmente cuando el enemigo ya estaba derrotado… o al menos esa era la idea hasta que escuchó un ruido a sus espaldas, el cual provenía del verdadero Sunōfurēku.
- ¿¡Pero qué cojones!? - se sorprendió el mink cuando vio un tigre de la misma raza que su querido amigo.
Teruyoshi no sabía cómo afrontar aquel nuevo giro. El mink estaba cansado por la pelea con las otras dos bestias, pero eso no era impedimento para seguir luchando un rato más. El mink no temía ni a esta bestia ni a ninguna otra, pero cabía la posibilidad de que se tratara de la mamá de Sunōfurēku y no quería que su amiguito se quedara sin ella. Podía traumarlo y estaría feo.
- Trrranquila… - dijo en tono suave mientras relajaba la postura para que no lo sintiera como un peligro inminente, aunque sin desactivar el haki al ser consciente de la gran envergadura de la bestia. El tigre recién llegado era toda una obra de arte de la naturaleza. Precioso y letal. El mink no sabía muy bien cómo actuar. Aún tenía la cabeza a mil por la pelea a medias y no se sentía capaz de pensar con claridad. Pedía tranquilidad, pero en realidad la necesitaba él.
Un simple roce fue lo que lo cambió todo. Sunōfurēku apareció como el angelito que era y calmó el embravecido ambiente con solo su presencia despreocupada y amistosa. La gran bestia, a pesar de seguir mostrando algo de recelo, se tranquilizó y el aura que transmitía pasó a ser otra. Teruyoshi se quedó allí pasmado viendo a la pareja tan feliz, recordando por un segundo a su propia familia perdida. Él mismo solía corretear alrededor de su madre cuando no era más que una bola de pelo que apenas sabía ronronear, por lo que conmovido por aquella escena dejó a un lado el nerviosismo que le transmitía la enorme bestia y disfrutó de aquel encuentro felino hasta que sintió la mirada del gran tigresa blanca. Tras la escena Teruyoshi ya no tenía dudas de que era la madre de Sunōfurēku, la cual tras comprobar que su cría estaba bien se quedó fija en el mink.
Teruyoshi no sabía muy bien qué quería el gran felino. Aún podía notar parte de la ansiedad que transmitían algunos de sus movimientos y no tenía muy claro qué esperaba de él. El mink se acercó con paso tranquilo pero firme a la pareja, con intención de dejarse oler por la madre de Sunōfurēku y que terminara de tranquilizarse. Si mostraba una actitud serena, quizás lograría que ella también se relajara. Teruyoshi sabía lo importante que eran los olores para estos, por lo que dejó que se restregasen contra él para mezclar rastros. Si todo iba bien se limitaría a disfrutar un rato con ellos, acariciando a la madre, si es que esta se dejaba, y jugueteando con el cachorro.
El mink tenía que pensar qué hacer a continuación, ya que, una vez terminada la pelea, se le presentaba un dilema en el que no había caído hasta ahora. El gato era propenso a distraerse, por lo que tampoco se sorprendía demasiado.
- Y entonces… ¿sois vosotros los que atacáis los carrrrros o son ellos? - preguntó en voz alta como si los tigres pudieran entenderlo otra vez.
Ahora tenía realmente un problema, ya que había venido a averiguar qué pasaba con los carros y se había topado con dos tipos de bestias distintos. Si bien una de ellas estaba siendo amable con él no significaba que no pudieran ser peligrosas para el resto. Estaba claro que la madre de Sunōfurēku podría partir cinco carros como ese sin pestañear apenas, por lo que el peligro de que fuesen ellos estaba ahí.
- Imposible… ¿verrrdad? - preguntó al cachorro tras acercarse a él para arrascarle tras las orejas. - Con esa cara de no haber roto un plato nunca tú no puedes ser - dijo haciendo caso omiso a los restos de sangre que tenía la madre en la boca. El mink se lamió una pata y se la pasó por la oreja distraídamente mientras pensaba qué hacer. - Me niego a creer eso. Eres un angelito y nadie dirá lo contrrrario - se decidió finalmente. No iba a dejar que la reputación de su querido Sunōfurēku quedase por los suelos, por lo que volvería junto a Kato y le contaría lo sucedido, omitiendo las partes que pudieran inculparlos y ensalzando otras. Ese cachorrito merecía crecer sano y fuerte como su madre.
- Tomad - dijo el mink mientras sacaba dos onigiris de su reserva personal y se los daba a los tigres. El mink tenía unas grandes manos para la cocina y esperaba que a sus nuevos amigos les gustase. - Prometo hablar bien de vosotros. Le diré a todo el pueblo que me ayudasteis a acabar con esos tigres malos e intentaré que no os ataquen si os ven - prosiguió con su discurso dirigiéndose a la tigresa. Ella lo entendería… o eso esperaba el mink. - Y tú - continuó volviéndose a Sunōfurēku aguantando el sentimiento de pena que comenzaba a atenazarle. - Pórrrtate bien, come todos los días y trrransfórmate en un tigre grrrandote que tema toda la isla, eh - acabó con voz compungida mientras intentaba arrascarle bajo la barbilla.
El mink no quería despedirse de Sunōfurēku. Al principio había pensado ofrecerlo como ofrenda a Kato para conseguir lo que quería. Luego, se había enamorado de esa cosita y lo quería para él… pero ahora había descubierto que tenía madre y no pensaba llevárselo de ahí. Él había sufrido que le robaran a su familia y no cometería el mismo crimen de vuelta. No a ellos que no habían hecho nada y que habían sido creados por el gran dios felino que gobernaba sobre el resto, por lo que tras sus palabras de despedida se dispuso a marcharse de vuelta al pueblo para contarle al anciano lo acontecido.
Teruyoshi no quería volver la vista. No sabía si aguantaría las ganas de llevarse a Sunōfurēku si volvía a mirar aquellos ojitos almendrados, por lo que haciendo acopio de fuerza de voluntad marchó de vuelta… Imposible no volver a mirar esa carita una última vez.
- ¡Cuidaos mucho! - comenzó a gritar tras darse la vuelta, refrenando sus impulsos de secuestro, mientras gesticulaba como un loco. - ¡Siempre me acorrrdaré de vosotrrros! - dijo una última vez antes de proseguir su camino.
Resumen
Reacción al ataque anterior efectuado, así como al tigre que llega. Interactúa con ellos y les da un par de Onigiris de su Inventario como premio. Luego se despide apenado por no poder secuestra al tigre cachorro porque no puede hacer lo que le hicieron a él, que fue robarle a su familia.
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Juuken
Juuken
06-11-2024, 08:30 PM
Cuando te aproximas a darles esos onigiris, ves una mirada de agradecimiento y en la mirada del tigre grande. Es casi como si te estuvieran entendiendo, como si comprendiesen lo que ha ocurrido ahí y que, realmente, has tenido la bondad de ayudar a su cría y protegerla de esas dos bestias. Tu gran amigo acepta el Onigiri, pero aunque la madre del pequeño te lo acepta, no se lo come, no todavía al menos, lo sujeta con la boca pero lo deja en el suelo. A continuación lo que hace es darte un lametón tanto en la mano como en la cara. Tú entiendes mejor cómo funcionan las conductas felinas, pero a mi parecer creo que te está profundamente agradecida.
De pronto notas que sus orejas se ponen tensas, algo está escuchando que no llegas a percibir, pero tú sigues con lo tuyo. Te das la vuelta y te despides de ellos, casi al borde del llanto. Notas que Sunōfurēku rinde buena cuenta del onigiri que estaba en el suelo, robándoselo a su madre, aunque en un principio parecía que ella se lo había dejado al pequeño. Escuchas un pequeño sonido, no era un gruñido, ni mucho menos, si a algo se parecía, era a un reclamo, el pequeñajo quería seguir, pero notas la presteza en los pasos a tu espalda. La madre cogió a Sunōfurēku y se perdieron de vista, ahora estabas tú en los restos del carromato, con los cadáveres todavía calientes de dos de esas criaturas, que comenzabas a intentar dejar atrás.
Pero antes de que pudieras alejarte, casi al instante de que los dos tigres blancos desaparecieran, escuchas jaleo delante de tí. Un pequeño grupo de humanos, cargados con orcas y antorchas llegan hasta tu posición. Puedes reconocer a dos personas, uno de ellos, el que lidera el pelotón, no es otro que el señor Bill, el propietario de aquella carreta, otro que está a su lado era un lameculos que, en el jaleo montado en el pueblo, estuvo a su lado en todo momento.
-¡Ahí está la bestia!
Clamó Bill cuando te vio. Se formó jaleo, pero de pronto todos se calmaron, o más bien, se asustaron. Pudiste ver como ese que te acusaba estaba con las piernas temblando, como un gran cobarde, dando un par de pasos hacia atrás, hasta que se chocó contra otro de los ciudadanos, que simplemente le dió un empujón, éste cayó al suelo.
-¡Espabila Bill! ¿Estás ciego o qué?
Se quedó señalándote. Puede que no te hubieras dado cuenta, pero de tus manos todavía brotaba la sangre de aquellas dos bestias que yacían muertas, cada una en un lado, también tenías alguna que otra salpicadura por el rostro y el pelaje. Esos últimos golpes que habías propinado a los tigres, habían provocado que sangre salpicara por todas partes, pero ni siquiera te habías percatado por el fragor de la batalla y los acontecimientos que sucedieron justo después.
-Mira sus manos, y mira allí -señaló al lado del carromato, donde yacía el cadáver del tigre con la yugular destrozada- . Este tipo se ha cargado a los tigres que te atacaron. Le debes una -le sacudió una colleja como un padre que castiga a su hijo- . Espabila, mono meón. El gato te ha salvado el negocio.
En ese preciso instante te das cuenta de dos cosas. En primer lugar ves cómo algunos de esos pueblerinos te miran y asienten, otros te aplauden por lo bajo, alabando tu portentosa fuerza y tu valor para haber ido hasta ahí tú solo, con lo peligroso que podía haber sido aquello. Algunos se acercan a tí y te solicitan su ayuda, te preguntan si estás herido o si necesitas algo, si hubiera algo que pudieran hacer por tí, estaban dispuestos a ayudar, así como llevarte de vuelta a la villa. Como un héroe.
-Nos enteramos de que viniste tú solo -comienza a decirte uno, por su aspecto es bastante jóven- . No podíamos permitir que un forastero se jugase el pellejo... bueno, -te mira de arriba abajo- el pelaje en tu caso. Pero no podíamos dejar que lo hicieras por nosotros, así que vinimos a ayudar. Pero parece que no nos necesitabas.
Tal vez incluso fue suerte, si esos tipos hubiesen ido, tal vez Sunōfurēku no habría corrido la misma suerte, pronto le habrían acusado y atacado. La pobre criatura no habría tenido nada que hacer contra esos. Pero mejor no pensar lo que podría haber pasado, con esas grandes horcas y esas antorchas llenas de brea. Mejor no pensarlo, ¿no?
Otra cosa de la que te das cuenta, es que te viene un olor muy similar, bastante desagradable y con unos matices a vinagre, algo que ya habías olido anteriormente, mientras inspeccionabas el carro. No tardas en darte cuenta de dónde proviene mientras escuchas un pequeño coro que casi está muriendo de risa con Bill en el centro. Tenía los pantalones con una mancha de humedad que iba desde su entrepierna hasta los pies. Creo que ya sabes de quién era ese orín que oliste cuando llegaste al carromato.
Resumen
¡ENHORABUENA!
Has completado la aventura, al parecer exitosamente. No has llegado a descubrir exactamente lo que ha ocurrido, no obstante el pueblo te ha visto victorioso ante los dos tigres que han caído en los alrededores del propio carromato. Enhorabuena, lo has conseguido.
Puedes hacer un último post de cierre donde narres lo que quieras. Puedes volver a la villa o hacer lo que te plazca, pero ten en cuenta que será tenido en cuenta, tampoco me mates a Bill o tu heroicidad habrá acabado en una tragedia. Tras eso puedes solicitar las recompensas correspondientes en el apartado que ya conoces.
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Teruyoshi
Teru
12-11-2024, 01:24 AM
Teruyoshi se quedó con un sentimiento amargo cuando alzó la zarpa para despedirse una última vez. La aparición de la madre de Sunōfurēku había trastocado todos los planes que tenía el mink con aquella pequeña bola de pelo, la cual no tardó en desaparecer entre la espesura, arrastrado por su madre tras escuchar el murmullo de gente acercándose, dejando así un hueco en lo más profundo del corazón felino del mink. Indudablemente, se había encariñado de ese bichillo.
El mink dejó a un lado ese sentimiento de pena, no quería que nadie lo viera así, mustio. Por eso sacudió la cabeza en un intento de alejar esos pensamientos y se preparó para afrontar al gentío que se acercaba.
- A buenas horas… - dijo en un susurro el mink echándose la zarpa a la cabeza al reconocer a la gente de la villa.
Los humanos venían armados con utensilios de labranza y antorchas, encabezados por el único e inigualable Bill, quien, nada más ver a Teruyoshi, volvió a ofenderlo sin ser capaz de leer la situación.
- ¿En serio quiere que lo mate o es que simplemente es así de estúpido? - pensó el mink mientras fulminaba con la mirada al hombrecillo. Teruyoshi fue a decirle algo, pero entonces, uno de los hombres que lo acompañaba, se adelantó dando luz al asunto.
- Al menos no todos son tontos de remate - siguió para sí mismo al ver el correctivo que se llevaba Bill mientras dejaba que el grupo asimilara la escena.
Tras un instante, la gente por fin comprendió lo que había pasado y se acercaron al mink, adulándolo como se merecía. El gato se sentía en la gloria entre tanto cariño y preocupación. Era el trato que había esperado recibir desde el primer instante que había puesto una zarpa en la isla, por lo que se dejó querer unos instantes por el pueblo antes de dirigirse a ellos.
- Grrracias, grrracias… - comenzó el gato con su peculiar tono de voz, haciéndose notar por encima del gentío mientras movía las zarpas hacia arriba y abajo en un gesto de calma. - La verrrdad es que fue un combate espectacular. Tuve que enfrentarme con esas dos enorrrmes bestias con solo mis zarpas… incluso llegaron a herirrrme - dijo señalándose la herida que había recibido por cubrir a Sunōfurēku, dándole emoción al relato. - Pero grrracias a mis grrrrandes dotes de combate, y con la ayuda de una de las nobles bestias de este valle, conseguí deshacerme de ellos sin problemas - continuó, introduciendo en la ecuación a los tigres blancos. - Estos seres tienen un pelaje níveo digno de alabanza, así como trrres grrrandes colas que los hacen inconfundibles. Si véis alguno en los caminos cuando hagáis los trrransportes, no os asustéis - dejó una leve pausa para coger aire - sino que dadles una pequeña ofrrrenda y os dejarán seguir gustosos. Son enemigos de vuestrrros enemigos… y podéis llegar a llevaros bien si les demostrrráis que sois aliados.
Durante su discurso, le llegó el inconfundible hedor a orín que no solo había olido antes, sino tocado… y menos mal que no chupado. Dicho olor no podía venir de otro que de su amigo Bill, el cual se encontraba tendido en el suelo, manchando sus pantalones. Era un ser tan patético que Teruyoshi había perdido incluso el interés en él. Algo tan insignificante no podía molestar a la magnificencia del gato.
- Maldito ser inferior - pensó antes de devolver la atención a su nuevo público.
- Me quedaré un tiempo por la villa para asegurarme de que nada os pase - afirmó el mink con la intención de convencer al gentío. - Acompañaré vuestros carrros y me aseguraré que la mercancía llegue a su sitio. Al igual que ayudaré a entenderos con las bestias salvajes de la zona… - prosiguió, haciendo otra pausa para que la gente fuera procesando la información, pero sin darles el tiempo suficiente para hablar. - Pero eso tendrrrá que ser mañana mis queridos amigos… Ahora volvamos y celebrrremos esta grrran victoria trrras informar a Maese Kato - dijo recordando al anciano. La intención del mink desde el principio solo había sido ganarse el favor de esta gente para encontrar alguien entre ellos dispuesto a enseñarle artes marciales, por lo que centró el curso de la conversación hacia él. - Me encantaría darrrle la buena noticia perrrsonalmente. Prrrometí que completaría esta tarea y debo prrresentar mis rrresultados ante él. Así que acompáñenme a darrrle la buena noticia, seguro que se alegrrrara de enterarrrse. Hoy la victoria es nuestrrra - aseguró el gato, con la intención de llevar a toda esa gente consigo. El mink esperaba conseguir el beneplácito del anciano si veía que parte del pueblo lo había aceptado como un salvador, así que, tras su arenga, se dispuso a caminar de vuelta a la villa… aunque no sin antes volver una última mirada atrás en busca de la mirada de su pequeño amigo. Iba a echarlo de menos.
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