Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
[Autonarrada] T1 - La búsqueda de la Joya Mágica. P1
Rocket Raccoon
Rocket
Peticion Aventura



Primera Parte de la Aventura de Rocket Raccon: 
La Búsqueda de la Joya Mágica
Día 5. Primavera del Año 721
En algún lugar, se presume que en el East Blue(Isla de Dawn)


Barrotes de metal. Eran cientos y cientos de estos, o podría decir miles incluso. ¿Por qué no exagerar? De seguro que había billones de estas varas de metal en este lugar que día a día presenciaba como unos pobres animalitos de todo tipo de tamaño y forma, eran privados de su libertad. Cada uno de nosotros, encerrados tras estas columnas metálicas dentro de unos simples cajones en los cuales apenas podíamos movernos unos cuatro pasos hasta toparnos con el extremo de la caja, el cual obviamente nos privaba de nuestra querida libertad. Ahí vivíamos, bueno si, ''vivir''. A fin de cuenta, seguíamos con vida dentro de aquel lugar. 

A mi derecha, una vieja liebre respiraba con dificultad, su cuerpo débil tras incontables días de sufrimiento. 
A mi izquierda, un cuervo enjaulado, con sus alas mutiladas, intentaba recordar cómo era volar. 
Y en el fondo de la celda, un joven zorro, lleno de cicatrices recientes, observaba en silencio, con una mirada vacía. 
Aquí dentro, el tiempo se desvanecía.

Aunque en mis ojos y en mis memorias, recordaba levemente haber visto a algunos animales que tras un día de habérselos llevado de aquí, estos no volvían nunca más a ser vistos por los cientos de ojos que yacían en dentro de estos cuatro muros fríos y oscuros que nos rodeaban. Era algo poco frecuente. Lo normal era que tras llevarse a uno, tras un par de horas o incluso días, nos volvieran a dejar dentro de estas jaulas de metal. 

Pero aquí ya se estarán preguntando lo siguiente; ¿a dónde nos llevaban? Bueno, esa historia se las contaré luego. Ya que el motivo de esta narrativa es comenzaros a contar como es que este pequeño mapache fue que logró salir de este maldito lugar del infierno. Que, a mi parecer, es una historia mucho más interesante. 

Spoiler: hay explosiones.
Avisados están.

La oscuridad era la única ley en esta parte del mundo. Aquí, la luz rara vez se aventuraba, y las criaturas que habitaban este lugar apenas recordaban cómo era sentir una pizca de claridad. La luz natural, el calor que alguna vez abrazó nuestros rostros, se había vuelto un mito, algo ajeno, casi irreal. Las torres que se alzaban por todas partes parecían desafiar al cielo mismo; si te atrevías a alzar la vista, podrías jurar que sus cimas rasgaban las nubes, aunque estuvieran cubiertas por una penumbra eterna.

En lo más profundo, entre las callejuelas oscuras y laberínticas, sabía que encontraría un gran aliado para mi plan: la propia oscuridad. Siempre fiel a quienes sabían interpretarla, y yo era un maestro en ello. Un cazador sigiloso, un ninja entre sombras, deslizándome entre edificio y edificio con la precisión que solo los mejores guerreros podían dominar. Mi objetivo estaba claro: un pequeño, pero deslumbrante objeto, resguardado en el corazón de una fortaleza antigua. Vieja, sí, pero no menos eficiente en su propósito. Sus paredes, aún robustas, protegían lo que en su tiempo fue valioso, y ahora se había convertido en mi premio.

Fueron varios los días que me dedique al cien por cien a observar detalladamente los movimientos de los guardias y vigilantes que acudían a la seguridad del lugar. Sabía al detalle como se movía cada uno de ellos, sus vicios, si fumaban o si se comían alguna golosina para pasar el tiempo. Tenían tiempo para ir al baño, tenían tiempo para comer también. Todo estaba en mi mente, tenía un mapa entero sobre como se movían de aquí para allá. Las esquinas oscuras y los segundos que disponía para moverme sin ser divisado. Estaba todo calculado. Y entonces ya decidido, fue que aproveche una de tantas oportunidades. Eligiendo la más óptima para que el éxito en la infiltración fuese asegurado.

Tras burlar a varios de los guardias, me escurrí dentro de la fortaleza. El tiempo, antes un aliado paciente, comenzaba a correr implacable, y ahora ya carecía de su ayuda tan preciada. Todo lo contrario, era un enemigo mas. No contaba con la ayuda de nadie más, pero la oscuridad seguía a mi lado, envolviéndome como un manto silencioso, útil incluso dentro de estos muros. Sentía el aire denso y pesado, cargado de la tensión que la adrenalina traía consigo.

Aquí dentro, las cosas se volvían más inciertas. Las sombras no solo ocultaban, también confundían. Iba más a ciegas que nunca, pero dos cosas aún me guiaban: la intuición, aguda y entrenada para situaciones como esta, y la capacidad de leer los pequeños detalles que ofrecían estos pasillos sombríos. La intuición me decía que el premio estaba cerca, mientras que mi habilidad para interpretar el entorno me mantenía un paso por delante de quienes quisieran atraparme. En mi recorrido por todos estos pasillos estrechos y oscuros, comencé a dejar en lugares estratégicos, pequeños aparatos ocultos. El plan con ellos era simple, ya que resultaban ser unos explosivos con temporizador incluido. Cada uno tenía su tiempo de explosión, y me ayudarían a escapar de ser necesario. Y lo iba a ser.

Y tras un breve periodo de tiempo, ahí tenía el premio en frente de mis ojos. Pero obviamente no iba a ser tan fácil dar con él, y mucho menos aún obtenerlo. La joya que había buscado brillaba con un resplandor hipnótico, suspendida en un altar antiguo. Pero no estaba sola. Un guardián arcano, más grande y formidable que los que había visto en misiones pasadas, bloqueaba mi camino. 'Malditos magos y sus creaciones...' Era una criatura de pura energía, envuelta en un aura azulada, sus ojos vacíos pero poderosos. Sin dudar, desenvainé mis dagas, sus filos centelleando con la luz de la joya. El guardián arcano se abalanzó hacia mí con una velocidad increíble. '¿Con ese cuerpo tan grande? Raro... joder...' Me había tomado por sorpresa su agilidad. Igualmente, lograba esquivar cada uno de sus ataques, cada barrida de energía, la cual dejaba un rastro de chispas en donde pasaba. En medio del caos, una de mis dagas encontró su objetivo. Fue raro no sentir la carne atravesar, sino más bien esta energía caótica del ser que tenía en frente. La clave lo más profundo en una grieta localizada de la criatura. Esta caería al suelo, y en este momento es cuando me moví rápido en dirección a la joya que brillaba intensa. Ahí estaba, en frente del altar de piedra que la resguardaba. Al alcance de mis garras, ya todo dependía de este último movimiento. 'Por fin'

Pero esto que les cuento, es pura ficción. Algo que pasaba dentro de mi mente para hacer más alegre la travesía por la que estaba pasando en el mundo real. Aquí no era ningún ninja que se ocultaba en las sombras, ni mucho menos había una daga que tenía que meter en alguna criatura de gran poder. No. Aquí era todo más tenue, más lúgubre y más simple. Estaba en la búsqueda de una llave. Veía como usaban de estas para abrirnos las celdas donde estábamos, y la necesitaba. Sabía que no podía salir solo de aquí, necesitaba camaradas. Y aquí podía tener a bastante de esos. 

Entonces, esa la situación. Estaba en frente de las llaves, el guardia que las tenía en su bolsillo, pues... dormía. O eso creía.
#1
Moderadora Lola
La Despechada
¡RECOMPENSAS POR T1 ENTREGADAS!

No sabía que esto pudiese ser como dungeons and dragons con magos y guardianes arcanos que protegen tesoros, pero escucha, siempre puede haber una tejón pícara que te robe un beso detrás de la siguiente esquina. 
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#2


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