Hay rumores sobre…
... que en cierta isla del East Blue, hubo hasta hace poco tiempo un reino muy prospero y poderoso, pero que desapareció de la faz de la tierra en apenas un día.
[Autonarrada] [A-T2] Operación B.A.N.A.N.A.
Son Goku D. Namek
Dr. Goku
Ahí estaba Goku, echando un ojo a su querida Gretta cuando ese gato hediondo y pulgoso llamado Teruyoshi se le cruzo. El tipo no perdía oportunidad para pavonearse como si fuese alguna clase de seductor o algo asi, siempre encima de Gretta, rozándole los hombros, ronroneando como si eso fuera a ganar puntos con la sensual jabali. ¡Qué iluso! Goku lo miraba con una mezcla de rabia y asco “¿Por qué Gretta, con su belleza rolliza y todo ese carácter, le da un centímetro de atención a ese mamarracho peludo? ¡Si hasta se ve que es un maldito pulgoso y mestizo!”

En serio, no soportaba a Teruyoshi. Su cara de gato vago, su pelaje negro siempre enmarañado, ese tufo que le haría competencia a un basurero, todo estaba mal en el. Pero, sobre todo, ¡cómo intentaba ser tan jote cuando estaba al lado de Gretta! Y lo peor de todo, Gretta le daba cuerda, ¡lo dejaba subirse a sus hombros como si fuese su cachorrito de peluche! Goku refunfuñaba de rabia cada vez que los veía juntos, pero, por amor a Gretta, aguantaba. Hasta que el maldito gato se le acercó con una sonrisita burlona y la propuesta de una "aventura".

Oye, mono, ¿te interesa algo... potente? - empezó Teruyoshi, cual vendedor contrabandista, con esa voz chillona - Dicen que hay una banana, pero no una banana cualquiera, es una banana dorada, ahí, por ahí, en la jungla. Una fruta rara, solo para tipos fuertes, ¿sabes? Da poder, te pone a mil... y, quién sabe, quizá hasta te hace irresistible para las damas. - decia el pulgoso ese, engatusando y engañando a nuestro ingenuo y tonto Goku.

Goku, fascinado, sintió que su corazoncito latía como loco. ¿Una banana dorada? ¿Poder extra y más libido? Pensó de inmediato en Gretta y en lo perfecto que sería compartirla con ella, la pura emoción lo cegó. Se lanzó del barco, brincando de emoción y, sin pensarlo dos veces, decidió lanzarse a la selva, a la cacería de la dichosa banana. Si esa cosa le daba hasta la mitad de lo que Teruyoshi prometía, sería el mono más contento de los cuatro mares.

Nada más aterrizar en la jungla, Goku iba brincando de árbol en árbol, como si fuera el mismísimo Tarzán - ¡Chaaala, eh chala! ¡No importa lo que suceda!... - canturreaba con emoción mientras avanzaba, haciendo eco en el bosque con su voz desafinada pero enérgica, incluso golpeándose el pecho de vez en cuando para imitar a los gorilas. Claro que, de repente, le daban bajones de aire y se quedaba con la lengua fuera, pero con la imagen de Gretta en la cabeza, seguía adelante.

De pronto, un grupo de mandriles de mala pinta, con dientes amarillos y una actitud de barrio bajo, le salió al paso. Se acercaron, mostrando sus colmillos. Pero Goku no era de amilanarse - ¿Qué quieren pelear? ¡Les voy a enseñar quién manda aquí, cara de culo! - gritó, lanzándose a golpes y mordidas... usualmente el era muy pacifico con los animales, pero extrañamente en esta situación, parecia ser más como una especie de antagonistas en una historia mal contada.

Sin pensarlo dos veces, empezó a repartir guantazos. Mordía y arañaba como si él también tuviera un poco de ese instinto animal. Un mandril le intentó dar un puñetazo, pero Goku le devolvió el favor con uno mucho más fuerte, mandándolo a volar contra el tronco de un árbol. Otro intentó atacarlo por la espalda, pero Goku reaccionó a tiempo, lanzando una patada giratoria al más puro estilo de Chuck Norris y dejándolo hecho papilla. Sus gruñidos y golpes llenaron el ambiente, y, cuando terminó con los mandriles, siguió su camino, resoplando con orgullo.

Ja, ni que me fueran a asustar esas cosas. ¡Soy Goku, el rey de la jungla, papá! - gritó, retumbando su voz entre las palmeras. Antes de irse, este miro por el hombro a sus compañeros de entrenamiento, y levantando el pulgar, tanto los mandriles como Goku sonrieron, contentos de un enfrentamiento como el de las películas.

No tardó mucho en cruzarse con otros bichos raros. Esta vez fue un tigre gigantesco de rayas negras que, con su mirada fija y sus bigotes temblando, lo retó. Goku lo miró a los ojos, y ambos sabían que era una batalla de poderes. Sin pensarlo mucho, Goku soltó otro “Chala Head Chala” mientras se lanzaba al ataque, esquivando zarpazos y devolviendo el favor con patadas y mordidas. Finalmente, con un último golpe en la mandíbula, el tigre salió corriendo, y Goku se quedó con una sonrisa de oreja a oreja, inflado de ego.

Mientras avanzaba por la jungla, imaginaba cómo sería cuando Gretta le viera volver victorioso con la banana dorada en la mano, la fruta que le daría poderes increíbles y un deseo incontrolable de amor. Solo de pensarlo se sonrojaba. Gretta... siempre Gretta. Mientras caminaba, se rascaba la cabeza pensando en ella y en el dichoso Teruyoshi, el “miau miau” ese - Bueno, al menos no es tan mala gente, me dijo lo de la banana esta, pero aun así me dan ganas de golpearlo cuando toquetea a mi Gretta - gruñía en voz baja, echando sombras de puño al aire.

Finalmente, llegó a un claro en la jungla. Ahí, en el centro, en un altar, como una fruta única y diferente, la fruta elegida, brillando como si tuviera una luz propia, estaba la banana dorada. Sus ojos se abrieron como platos, y el corazón le latía con la fuerza de una estampida - ¡Lo logré! ¡Gretta, amor mío, esta es para ti y para mí! - gritó, acercándose.

Sin muchos rodeos, obtuvo la banana dorada de aquel altar extraño en medio de la jungla. Se la guardó con una sonrisota, todavía jadeante de la travesía y, sin perder un segundo, comenzó a correr de regreso hacia el barco. Ya de vuelta, casi podía ver a Gretta esperándolo en la cubierta. ¡Estaba a punto de mostrarle la banana! Pero, al llegar, ¿Quién lo estaba esperando en lugar de ella? Exacto, Teruyoshi, con esa cara de gato sabelotodo y una sonrisita burlona.

¿Y monito, encontraste la banana? - le dijo, casi conteniendo la risa, mientras se lamia la pata como el gato rastrero que era, aah tan arrogante, le sacaba de quicio, pero esta vez, esta vez Goku estaba preparado, tenia la Banana dorada en su poder. Fue entonces que Goku se dio cuenta de algo extraño. La banana dorada... ¡no era comestible! ¡Era todo una maldita trampa del gato! Sintió que el corazón se le rompía y al mismo tiempo explotaba de rabia. Lanzó la banana al suelo y la pisoteó, frustrado.

¡Maldito gato, me las vas a pagar! - gritó, persiguiendo a Teruyoshi por toda la cubierta, mientras el gato, sorprendido porque Goku realmente encontró una banana dorada, corría por todo el barco en busca del refugio de Gretta.

Al final, Goku acabó en un rincón, bufando de rabia y resignación, mirando a Gretta desde lejos con una mezcla de tristeza y amor, mientras Teruyoshi se regodeaba de su pequeña venganza. Aunque Goku no iba a rendirse. No, señor. ¡Tarde o temprano, él le mostraría a Gretta un regalo que si valga la pena!

La banana se perdió y cayo al mar cuando Goku la arrojo, era de oro solido, así que fácilmente seria arrastrada y perdida en el fondo del mar.
#1


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