Alguien dijo una vez...
Bon Clay
Incluso en las profundidades del infierno.. la semilla de la amistad florece.. dejando volar pétalos sobre las olas del mar como si fueran recuerdos.. Y algún día volverá a florecer.. ¡Okama Way!
Tema cerrado 
[Aventura] [Tier 1] Caprichos de ricachones...
Rengetsu D. Tenji
Príncipe Ciego
El gigante Hyun estaba a salvo y celebraba con el pequeño suricato que todo hubiera acaba satisfactoriamente, con el hombre adinerado un poco abatido por haberse visto superado por las circunstancias y el momento, no solo como tal no había logrado cazar nada por su mano, sino que ante el peligro fue incapaz de reaccionar y luego con su frustración casi se quiso imponer a ese animalito que en realidad era su guardaespaldas y aun así fue superado por ese animal al sujetar el con torpeza su arma, mientras el suricato le apuntaba con una firme y certera flecha  a una velocidad que él era incapaz de reaccionar adecuadamente y encima tuvo que ser sermoneado por el otro guardián. Era un momento difícil de procesar para el noble, nunca había estado en esa posición pero no podía imponerse a los demás, ni tenia la capacidad, ni realmente el poder.

Por otro lado el cazador Hyun remato al animal que como esperaba estaba abatido pero agonizante, dándole una muerte digna y rápida a la criatura. Para luego cargarla hasta el lado del carruaje aguardando al resto de los cazadores. El hombre podría observar como el cochero Teddy no se atrevía a subir a la meseta, pero aguardaba nervioso a que todos volvieran de allí arriba tras su advertencia. 

Y subiendo la vista hacia la parte superior de la meseta encontraríamos una peculiar escena cuanto menos. El anciano Lovecraft y el presumido Terence se aproximaron a la línea divisoria que separaba  las dos sabanas, una grita en la gran roca que formaba la estructura de la meseta seguramente formada por la afluencia de agua que brotaba desde el interior de la roca pro los tramos más bajos que terminaba formando el rio hacia ambos lados de la meseta. En el momento que se aproximaron tanto otros tres indígenas emergieron del acantilado opuesto de la meseta dando a entender que estaban allí aguardando escondidos pegados a la pared al momento de actuar y dejando la incógnita de si había alguno más. Pero todos se quedaron quietos con las flechas cargadas ante un gesto alzando su arco del cabecilla. Confirmando así las sospechas de Yoshiro de que podrían haber más enemigos o dificultades, con lo cual tuvo una buena pose precavida. 

- Una vida fue tomada y otra vida lo ha compensado - Diría girando la mirada a los dos forasteros y su ofrenda indicando que el precio de la sangre ya fue tomado y dando a entender que esta tribu cuidaba bastante el equilibrio de la biodiversidad de la zona - Todo debe volver a la naturaleza - Ante esas palabras los dos compañeros que estaban primero arrojarían por el lateral del acantilado al rio el cuerpo del león muerto - Todo vuelve al Devorador - Terminaría diciendo como si se refiriese a una deidad o ente al que adoraba. Y con esas ultimas palabras el hombre arrojaría de un lanzamiento el cuerpo del gordo al rio también denotando que no era una persona físicamente débil para poder arrojar el hombre así. Era imposible tomar al vuelo el cuerpo de Carl sin cruzar la frontera marcada, dando a entender el cabecilla de los indígenas que no querían el pago del caballo - Regresad a vuestra tierra - Les diría sin más como aguardando por su partida.

Desde abajo los otros del carruaje podrían darse cuenta como algo cayo al ancho rio perdiéndose en el fondo de las aguas, las cuales se notaban un poco agitadas, alguien tendría el valor de adentrarse en ellas a recuperar el cuerpo...

OFF
#41
Terence Blackmore
Enigma del East Blue
El viento acaricia mi rostro, pero la tensión en el aire es tan densa que ni siquiera la brisa puede aliviarla. La escena que se desarrolla ante mis ojos es tan surrealista como cualquier obra de arte trágica que haya contemplado en los salones más elegantes de la civilización. Los indígenas, esos enigmáticos guardianes de un equilibrio que apenas alcanzo a comprender, han decidido que el ciclo de la vida debe continuar sin interrupciones. La muerte de Carl no es más que una moneda de cambio en su juego cósmico, una transacción fría y calculada, carente de emoción, carente de compasión. De pronto, me sentí como en casa.

- Una vida fue tomada y otra lo ha compensado -, declara el líder con una firmeza que raya en lo absoluto. Sus palabras resuenan en mi mente como el eco de un veredicto final. El león y Carl, ambos devorados por el río, son ahora ofrendas a un "Devorador" que parece dominar su mundo. 
La lógica tras esto es fascinante, casi primitiva en su crudeza, pero al mismo tiempo, hay una especie de pureza en su entendimiento del ciclo de la vida y la muerte. El equilibrio de la naturaleza es algo que ellos no toman a la ligera, y, por un momento, me preguntaba si en nuestra arrogancia habíamos olvidado algo tan básico.

Mientras observo cómo arrojan el cuerpo de Carl al río, mis pensamientos vuelven a concentrarse. La oferta del caballo fue rechazada, y eso me hace pensar que, al menos por ahora, no buscan más que la restauración de ese equilibrio del que hablan. No les interesa el oro, ni los bienes, ni siquiera la negociación. Son diferentes. Y en su rechazo a mi oferta veo una clase de poder que se siente más genuino que cualquiera de los títulos que he acumulado en mi vida.

No obstante, no puedo permitirme quedarme inmóvil, absorto en estas reflexiones. Lo que me separa de Carl no es solo mi habilidad para manipular situaciones, sino mi capacidad para comprender cuándo retirarse y cuándo avanzar. Y este es claramente uno de esos momentos donde la retirada es la mejor opción.
Miro a Lovecraft de reojo. Su anciana sabiduría probablemente ya le ha dictado lo mismo. El hombre que se comportaba como un chucho, con su pose precavida, parece estar en sintonía, pero realmente no es como si mereciera ningún tipo de atención por mi parte.

Con un gesto calculado, doy un paso atrás, manteniendo las manos visibles. - Lo entendemos - digo con una voz baja pero firme, proyectando una calma que ni siquiera el líder de los encapuchados puede ignorar. - Regresaremos a nuestra tierra - concluyo con falsa asertividad.
Mis palabras son simples, sin adornos innecesarios. No hay lugar para la retórica aquí, ni para la ironía que tanto disfruto en otros contextos. Estos hombres no son estúpidos; entienden el poder de las palabras tanto como el de las acciones. No merece la pena caer en mayor trámite, aunque no puedo evitar pensar un último instante en su deidad.

- Vámonos - le comento a Lovecraft y Yoshiro sin necesidad de elevar la voz, pero en un tono claramente autoritario y con una mirada penetrante y fría.
Empiezo a descender de la meseta, alejándome de la grieta que divide este mundo del nuestro. 

Al llegar al carruaje, veo a Teddy, nervioso como un ratón, agitando la cabeza con un gesto preocupado. Su mirada va del río a nosotros, y no necesito ser un genio para entender lo que está pensando.

- No -  respondo secamente. - No hay cuerpo que recuperar. Carl ha vuelto al ciclo de la naturaleza, según ellos - replico con una mirada fría y tenaz, y templada. Ya no hay rastro de la amistad con la que hablaba anteriormente.

Me detengo un momento mientras me acomodo de nuevo en el carro, ignorando al paralizado hombrecillo que tengo delante, mirando las aguas agitadas del río. Reflexiono sobre lo que podría haber sido si hubiéramos actuado de manera diferente y acerca de aquel Devorador... Si tan solo pudiera escudriñar más acerca de su fe, probablemente pudiera obtener un poderoso aliado...

Mi mente comienza sus tribulaciones y se empieza a hilar toda una maraña de planes.
Igual la visita al Safari no había ido tan mal...
#42
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
La evidente tensión allí presente sobre la meseta se vio tan tangible como la brusca diferencia cultural que existía entre el grupo de indígenas y nosotros. Desde mi percepción, quedaba lejos todo tipo de juicio hacia ellos, y no pasaba por mí sentirme ni menor ni superior a ellos en ninguno de los rasgos que como ser me definían. Éramos al fin y al cabo ciudadanos de este vasto mundo.

Por otro lado, debía de admitir que su negativa me cogería por sorpresa, no esperaba que tuvieran un férreo código interno en el que pasara lo que pasara, lo harían cumplir sin importar las circunstancias, lo cual, transmitía una firme devoción hacia el curso natural que me atraía, pero, por otro lado, amenazaba nuestra posición allí. El caballo no era lo suficiente para ellos, puede que fuera un valioso activo, o tal vez no, pero lo que sabíamos es que no valdría como moneda de cambio y, ante nuestros ojos, otros 3 nativos más acudirían, postrados con algún tipo de camuflaje que les escondía de nosotros. No teníamos nada que hacer allí, y más valía no hacerse los héroes.

El líder cumplió, y como un mantra asumido por él y sus iguales, pagó el tributo de una vida por otra vida, pues la de aquel león fue compensada por la de Carl, de forma irremediable. Confirmó con criterio que todo ha de volver a la naturaleza, y razón no le faltaba en ello, era algo que en el templo también teníamos asumido una vez moríamos, lo que no vi venir fue la alusión que hizo a cerca de un devorador, dándole el propio sobrenombre que lo describía, "El Devorador". ¿Era a caso un dios al que adoraban?, al que ahora pagarían con los cuerpos del enorme felino y el ricachón como tributo. Debía de admitir que aquello me alertó, y de seguro que de igual manera a Terence y Yoshiro.

Acto seguido, y de manera imperativa, tras arrojar los cuerpos por el barranco, nos ordenó como si de un superior fuera que nos fuéramos de allí, que regresáramos a la tierra de la que veníamos. A primera vista, fue una clara amenaza, pero quería leer entre líneas y entender que, en sus palabras había algo más, así como en sus actos, sus vestimentas, El Devorador, su cultura. Por mi mente se entrelazaron diferentes fines ante su ultimátum, el más lógico pasaba por retirarme y dejar de tentar al destino, y el más vital me invitaba a armarme de valor y dar un paso al frente, y conocerlos.

Vi que Terence me miró de reojo, le devolví una mirada cómplice, pero quizá nuestras intenciones discernían en el proceder de cada uno con la decisión que teníamos entre manos. Tras sus palabras, me quedé plantado con una de mis manos palpando el cuello del caballo, el animal, parecía entender todo lo que ocurría y se mantenía fijo en su posición, con sus inocentes ojos clavados en los nativos. El joven dio unos pasos hacia atrás para iniciar la retirada, y tras su "Vámonos", respondí.

- Me quedo. -

Contesté, con un tono tan neutro como mi gesto, que seguía pendiente de los aborígenes que continuaban apuntándonos con sus flechas. Puede que tanto el joven pelinegro como Yoshiro, se extrañasen ante mi decisión, pero era un hombre en la constante búsqueda de la iluminación y el crecimiento. En mi ser, los latidos de mi interior marcaban el camino inverso que la lógica dictaba. Toda persona se definía por sus acciones, y en el templo, teníamos como doctrina seguir lo que el corazón marcara, porque la mente era dentro de nosotros la parte más traicionera, y los compases del ser más vital que habitaba dentro de todos se emitían con el lenguaje del corazón y no con la mente, y por ello, era al que por norma general más hacía caso.

Una despedida algo fría, en momentos como este, lamentaba un poco no poder extenderme más de lo que mi voto de silencio podía permitirme, pero era un juramento tan sacro como inquebrantable. Esperaba que tanto Terence como Yoshiro lo comprendieran.

Di 2 sutiles palmadas en el cuello del caballo, y con decisión avancé hasta el grupo de indígenas. Me presentaba totalmente inofensivo, abierto y respetuoso hacia ellos, mi andar garantizaba que mis intenciones calmadas no perjudicarían en ninguna de sus posibilidades su integridad, y mi gesto íntegro y neutro delataría mi curiosidad y afán de conocerlos sin maldad alguna. Sin embargo, seguiría esperando su permiso, cierto es que crucé su límite, y el caballo por sí solo se mezcló entre ellos, pero guardaría una distancia prudencial hasta tener su venia. 

- Lovecraft. -

Me presenté, realizando una gran reverencia, con las palmas enfrentadas sobre mi pecho, y bajando mi torso hasta inclinarlo a 90º hacia los nativos. Desde allí esperaría su respuesta, o quizá un flechazo en la nuca, la cual estaba ofrecida. Pero si su perspicacia podía ver más allá de mi piel y mi ropa, podrían contemplar a un hombre vano de inquina, pulcro y semejante a ellos. ¿Hasta dónde llegaría con aquella decisión?
#43
Jim
Hmpf
Todo se calmó por un momento. Aquel regordete había sido interrumpido en su acción, y las palabras de mi compañero ayudaron a ello. Su arma de fuego ya no representaba un peligro. Aun así, lo mantuve en mi mira durante unos minutos mientras veía cómo su espíritu se doblegaba ante la situación. Solo entonces aflojé la cuerda y comencé a pensar en otros planes.

¡Gracias! —le dije a Hyun, quien parecía el más humano de los presentes. Qué irónico. Le hice una pequeña reverencia, agradeciendo su forma de actuar. Con la situación más controlada, me bajé del carro y subí hasta la colina para ver si el resto del grupo necesitaba ayuda. La escena era muy variopinta: vi cómo lanzaban dos cadáveres al abismo. Una especie de seres tribales, similares a los de mi isla de origen (aunque con características bastante diferentes), parecían marcar el límite entre su territorio y el nuestro. Aquello me resultaba muy familiar; los Wandara harían lo mismo.

El peliblanco parecía retroceder en son de paz, mientras que el anciano parecía tener la intención de acercarse. No bajé la guardia ni apunté con mi arco; mis experiencias previas me decían que, de hacerlo, podría dinamitar la situación y poner en peligro a mi longevo compañero. No obstante, desde las alturas, me mantuve alerta para reaccionar lo más rápido posible en caso de que hubiese hostilidades. ¿Qué pretendía? No iban a devolver la vida a los muertos.

Lovecraft. —dije en un tono de voz lo más tranquilo posible. Era la primera vez que pronunciaba bien su nombre. — No te lo recomiendo... —Mantuve una voz tranquila, audible y respetuosa; no quería complicarle la situación.

Había visto al Hinokami rugir, a los Wandara realizar rituales, a Maka devorar un antílope en cuestión de segundos... Había visto muchas cosas. Pero aquel día era el más bizarro de mi vida: demasiadas cosas inconexas, demasiadas casualidades.

¿Le cubrimos? ¿Qué intenta? —le pregunté al peliblanco al cruzármelo, mientras apretaba con fuerza el arco.

Personaje
#44
Yoshi
Yoshi
El gordo estaba muerto y aquellos nativos de esta tierra se rehusaban a entregar el cuerpo ya que veían más respetuoso dar a aquel hombre como sacrificio a su Dios por su pecado de matar al león. Prácticamente los tres debían devolverse a dar las malas noticias y con las manos vacías. Pero Yoshiro estaba un poco más preocupado por la aparente alianza que había entre sus dos "compañeros" y los nativos súper fuertes.

Lo peor ocurrió, más nativos aparecieron y si Yoshiro era el único que enserio había entrado como guardaespaldas posiblemente se irían a por él así que ni tonto ni perezoso saltó por la pendiente para intentar escapar hacia la carroza. Su adrenalina lo llevó hasta donde estaba Jim y Hyun que parecían haber ayudado con la casa de uno de los herbivoros mientras que Terence y Lovecraft se quedaron hablando quien sabe que con los indígenas.

Unos nativos asesinaron al señor Carl y lanzaron su cuerpo al rio. Lovecraft y Terence actúan raro y quieren darle un caballo-queriendo proteger a los que quedan de la amenaza indígena advirtió sobre sus sospechas de aquellos fos hombres que tan raro habían actuado el dia de hoy.

El chófer había avanzado bastante por lo que Jimbo al ser la mascota de Lovecraft (según Yoshiro) obviamente terminó por ir hacia el anciano con la intención de ayudarlo. El muchacho aún no sabía que iba a pasar ahora pero estaba algo inquieto por la amenaza de una lluvia de flechas por parte de los nativos que querían mantener a salvo su territorio.
#45
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
Jimbo parecía tener prisa por ir a ver lo que le había ocurrido al resto. No podía culparle, en otra situación le hubiera acompañado. Sin embargo, me limité a esperar pacientemente junto al carro, examinando la pieza que había cazado Brand. Era un animal majestuoso, no muy distinto a las vacas de mi isla natal. El tono oscuro de su piel, su figura más estilizada y esbelta y sus piernas fuertes le diferenciaban de un toro o una vaca. Además, su rostro era más alargado y sus cuernos diferentes, más cortos y retorcidos hacia arriba. Era extraño. No me ha temblado la mano en el pasado a la hora de matar animales para comer, pero ver aquella noble bestia con su mirada perdida y pelaje ensangrentado me entristecía. Podía intentar racionalizarlo y justificar que me sentía mal al pensar en que lo habíamos matado por el ego de aquel hombre y no por comer, pero no lo tenía claro. Era algo más básico que eso. No sabía explicármelo.

Poco después llegaron Terence y Yoshiro y empezaron a explicar algo tan sorprendente como extraño. El hermano de Brand, Carl, había muerto a manos de indígenas y ahora Lovecraft y Terence, según Yoshiro, pretendían entregarles un caballo. ¿Por qué? ¿Una oferta de paz para evitar más ataques? ¿Intentaban comerciar con ellos? ¿Algo más siniestro? No lo sabía, pero sinceramente, tras aquellas terribles noticias, lo mejor que podían hacer era irse. Miré a Teddy - Creo que esta cacería se nos ha ido de las manos. Propongo que nos retiremos antes de que las cosas se pongan más feas - me interrumpí un momento para dirigirme hacia Brand - Siento tu pérdida.
#46
Rengetsu D. Tenji
Príncipe Ciego
El sol se encontraba en todo lo alto en esos momentos marcando perfectamente el mediodía en el firmamento. El calor que generaba era también intenso y sofocante para todo el que no estuviera un poco preparado físicamente, sumado a la humedad desprendida por el rio que se pegaba a la piel de la gente de forma asfixiante. Unas condiciones que ponían los sentimientos más en flor de piel que nunca y podían causar fácilmente el detonante de una tragedia.

Pero en aquel cálido ambiente una presencia fría con el hielo destacaba por encima de todos aceptando que en el mundo había muchas cosas que desconocía como funcionaban aun y no todo era tan simple como su propia familia creía, el era Terence que tras perder la negociación y el cuerpo de Carl se retiraba con solemnidad y el jamelgo que había traído él mismo hasta allí ordenando a todos una retirada dado que no había realmente nada que hacer allí arriba. Yoshi fue el primero que descendió de la colina con presteza para dirigirse al carruaje puesto que no estaba siendo capaz de procesar lo ocurrido en aquella cima.

Pero un hombre se planto y con solo dos palabras proclamo sus intenciones de no abandonar ese lugar. Ese era Lovecraft, el más anciano y experimentado del grupo, no obstante el que mejor sabia que por muchos años que viviera solo incrementaban sus preguntas y sed por aprender más sobre lo que desconocía. Y ahora mismo aquella tribu indígena y sus posibles costumbres eran algo enigmático que llamaba al hombre profundamente. El único que se habria hecho presente en el lugar seria Jimbo, quien se había familiarizado bastante bien con el viejito, pero ahora soltaba unas palabras con un gran pesar hacia el monje advirtiéndole que no lo hiciera. Aun así con caso omiso el anciano dio unos firmes pasos cruzando la frontera entre las dos sabanas en la roca partida. Se podría notar como todos los indígenas tensaban inmediatamente sus arcos listos para acribillar al anciano cuando este puso un paso en su territorio, todos menos uno que alzo una sola mano indicando que todos se quedaran quietos. Ese era el líder del grupo, el cual observaba cada movimiento de Lovecraft con sumo detenimiento y cuidado, los procedimientos y solemnidad del hombre no habían pasado desapercibidos previamente. La reverencia del hombre fue interpretada correctamente como un saludo plagado de humildad, el cual fue emulado por el cabecilla - Hacket, líder de las Naga - Respondería el hombre al anciano.

Tras aquello los indígenas comenzarían a descolgarse por la meseta norte descendiendo por su muro con suma agilidad dando brincos agiles con su cuerpo - Síguenos o regresa - Una clara orden, si quería aprender no tenia más remedio que ser capaz de seguirlos. Hacket saltaría también por las rocas con una gran agilidad y movilidad como si fuera lo más natural del mundo y cuando se reuniría con cerca de una docena de los suyos a los pies de la meseta comenzarían a correr con sus propios pies por la sabana, acto que Lovecraft debería emular y ser capaz de seguirles el ritmo perdiéndose con ellos por la sabana. Demostrando esta gente porque un caballo no era necesario para ellos, sus propias piernas eran más confiables y seguras que un caballo al poder trepar y saltar por las rocas con facilidad.

El grupo habria descendido al carruaje junto a los demás informando de lo sucedido a Teddy y Brand - ¿Qué el señor Carl falleció? - El cochero se mostraba horrorizado, no sabia muy bien ni donde meterse y tenia dificultades para girar la mirada hacia el otro de los Moddy temiendo por su reacción y esperando que su voz se alzara en cualquier momento expresando su enojo. Más la realidad fue más sorprendente y aterradora - Bueno, son cosas que pasan, desde que decidimos venir sabíamos que podía pasar, por lo menos murió enfrentando a un león como un guerrero y si habéis confirmado que murió y su cuerpo es irrecuperable es una pena, no podremos ni enterrarlo en el panteón familiar - Una extraña y tétrica calma ante la muerte de su propio hermano. Lo que no sabían los guardaespaldas que no fueran historiadores como para mínimamente haber oído hablar de la familia Moddy es que el fallecido era el hermano mayor y legitimo heredero del titulo y fortuna familiar, mientras que Brand era el segundo en la línea sucesoria, lo cual significa que ese terrible accidente le caza le iba muy bien al hombre - Bueno no podemos hacer nada, él sabia mejor que nadie lo peligrosa que era la sabana, quería desafiarla, en fin, por favor Hyun carga el animal este al carro y regresemos al Hotel - Un cliente que había cambiado bastante de actitud e incluso de andares, lejos estaba ese inseguro hermano menor que se dejaba llevar por los actos de su hermano mayor alabando sus acciones y pensamientos, hasta parecía conocer el nombre del hombre gigante, igual realmente conocía el nombre de todos?

 Al partir los que observaran hacia el rio donde habían caído los cuerpos podrían observar cómo por unos momentos un cuerpo escamoso y muy largo rompió la superficie del agua sutilmente por la zona donde la carnada se había hundido, para volverse a sumergir poco después...

La jornada de caza no había salido como se esperaba ocho partieron y solo seis regresaron. El destino de Lovecraft con los indígenas era incierto. Carl ahora descansaba en el estomago del ciclo de la naturaleza junto a la vida del león que tomo, aunque técnicamente robo a Jimbo quien dejo al animal herido de muerte. El pago al hotel y los guardaespaldas se realizarais igual, Brand mantuvo todos los gastos previstos y acordados en regla, aunque de las ingentes cantidades de dinero que entregaría al director del hotel, solo una ínfima cantidad llegaría a las manos de los guardaespaldas, un trabajo mal pagado con un mal sabor de boca para todos.

OFF
#47
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
La tensión que se mascaba en el ambiente podría haber sido par a comerse una de las piedras que abundaban por los alrededores, con el nudo en la garganta debatiéndome entre sí hice bien o mal, a pesar de que en lo más profundo de mí, tenía la certeza y la seguridad conmigo de que, pasara lo que pasara había hecho lo correcto para mí, pese a que podría acabar mortalmente ensartado por las flechas de los indígenas.

Me erguí tras la reverencia, y tras volver a la verticalidad, vi frente a mí que todos los nativos estaban apuntándome, salvo su líder. Menos mal que este, pareció detener la posible ejecución de sus inferiores y cortó la idea del grupo de atacarme, aunque puede que solo estuvieran preparados para recibir la orden, pero de una forma u otra, aún conservaba mi integridad. El caballo, pasaría de largo y bajaría por donde vino volviéndose con el grupo, al contrario que yo, que tras escuchar la presentación y el nombre del líder, asentí la cabeza, dándome paso de forma definitiva a que podía seguirles.

Una vez tuve su venia, y la invitación para poder acompañarle, me lancé tras ellos sin dudar. Ahora, tenía que afinar todos y cada uno de mis sentidos, relajarme, romper la guardia y aprender para interiorizar todas y cada una de sus costumbres. Noté en primera instancia la agilidad que mostraban para moverse por el terreno, estaba claro que estaban bastante curtidos en el paraje que era su hogar, y cada movimiento que veía de ellos entre las rocas, asentaba aún más la idea descabellada que hubiera sido atacarles allí mismo, de haber sido así, seguramente hubieran clavado nuestra cabeza en una pica como señal de alerta y espanto hacia invasores.

La bajada entre las rocas de la pequeña ladera de la meseta acabó por reencontrarnos con otro grupo de indígenas que yacían a los pies de esta. Había una verdadera brigada allí presente. Una vez me uní a ellos, comenzaron a atravesar la sabana corriendo a lo largo y ancho de esta, ahora comprendía porque hicieron caso omiso al caballo, pues se valían de ellos mismos para desplazarse por el paraje, además, de que hacerlo sobre el animal podría dificultar el acceso a algunos tramos.

Me interné en el grupo sabiendo el rol que adquiría entre ellos, aunque desconocía que podían tener guardado o reservado para mí. Había preconcebido, que su líder Hacket me había aceptado como un huésped eventual entre los suyos, los Naga. Adquiriría una conducta contemplativa y precavida en todo momento, mientras me encontrase entre ellos para que principalmente, no se mostrasen ofendidos ni el líder decepcionado conmigo.

- Gracias, Hacket -

Le dedicaría al líder durante el trayecto, recorriendo la brizna seca de la sábana sobre mis propias suelas. Pude divisar como las especies ni se inmutaban al pasar de los indígenas, aunque algunos levantaba su vista curiosa hacia el extraño que corría entre ellos. La zona se presentaba mucho más rica en recursos, se percibía mucho más silvestre que por donde íbamos con el carruaje, se notaba que la huella del hombre aún no había llegado. Me entusiasmaba la idea de conocerlos más en profundidad, de aprender todo lo que pudieran ofrecerme y me dejasen ver. Había abierto para mí una puerta que ni mucho menos esperaba a tocar, impensable en aquella ridícula y decadente misión de escolta, y me había llevado sin duda una recompensa mayor a cualquier cantidad de berrys o bienes, me había ganado el favor de un pueblo.

Este tema ha sido cerrado.

#48
Tema cerrado 


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