Alistair
Mochuelo
17-11-2024, 12:01 AM
La primera pregunta que arrojó Asradi se encargó de dejarle en claro que, aún cuando ella se encontraba fuera de su campo de experiencia, la sirena sabía bien las preguntas importantes que debía hacer. Si no fuese porque en su rostro ya había plasmada una sonrisa enorme, seguramente habría asomado una mas sutil en la comisura de sus labios. A la primera oportunidad que pudo después de la explicación verbal, le respondería a su duda.
— La respuesta corta sería sí. La respuesta larga y más enrevesada es que depende del Den Den Mushi. Los Den Den negros, por ejemplo, no tienen ningún receptor porque sirven exclusivamente para interceptar comunicaciones; solo saben recibirlas, no enviarlas, así que esa pieza sería un excedente innecesario. Los de monitoreo tampoco, ya que suelen usarse para recopilar información audiovisual. Pero por lo general, cualquier Den Den que sirva para comunicación en doble sentido tendrá esas piezas, y luego las que necesite para su propósito específico. — Porque, por ejemplificarlo en su propia mente, el Den Den blanco contaba con piezas adicionales para prevenir la intercepción de llamada de los Den Den negros. Era todo un mundo a descubrir, y uno que estaba dispuesto a enseñar poco a poco si la sirena estaba dispuesta a continuar con lecciones como estas.
El emplumado soltó una risa suave cuando le escuchó a ella mencionar la maña que le tenía a los Den Den, algo que no negaría. — ¡Lo he hecho unas cuantas veces ya! Como bien dicen: La información es el arma más peligrosa, y la comodidad más buscaba. La Revolución siempre necesita de unos buenos Den Den para mantener la comunicación fluyendo, y los civiles siempre gustan de tener un Den Den para comunicarse con un familiar al otro lado de la isla, o incluso en una diferente. Hasta he escuchado que algunos son tan poderosos como para establecer comunicaciones entre Blues. — Esos, por lo menos de momento, aún se encontraban fuera de su rango de experiencia. Pero pronto intentaría estudiar sobre ellos para montar uno con sus propias manos. — Además, un Den Den funcional es un caracolillo más que alguien cuidará, ellos también se benefician de todo esto. Así que me sienta bien montar unos cuantos para asegurarme de que estos pequeños estarán en un sitio cómodo donde puedan vivir su vida. — Intentaba tener en cuenta todas las perspectivas disponibles en su forma de pensar.
Poco después, la sirena plantaría otra duda bastante válida, aunque un poco mas filosófica en contexto. Un buen alimento para el pensamiento. A ello también podía ofrecer un poco de luz, aunque siempre había ambigüedad de por medio. — Tengo entendido que están mas que adaptados a ello, es básicamente su mejor y única habilidad. Solo... Imagino que debe ser agotador para ellos, aunque no de mala manera. Por algo duermen prácticamente todo el tiempo que no están en uso, o eso pensaría yo. — Por supuesto, no es como si en ningún momento hubiese estudiado un Den Den a un nivel quirúrgicamente meticuloso, así que lo suyo eran mas teorías e información empírica que otra cosa.
El emplumado observaría cada movimiento que la sirena realizaba, cruzado de brazos y atento a cualquier cosa que pudiese salir mal en el proceso; iba bien, pero cuando llegó el momento de remover la pieza, algo falló y la sirena se llevó un chispazo por delante. Un sonido de sorpresa de Alistair acompañó al de reacción de la sirena, tomando la mano femenina entre las propias cuando ella dejara de sacudirla y revisaría minuciosamente que no hubiese quedado daño más que el susto y el disgusto. — ¿Estás bien? ¿Te ha electrocutado muy fuerte? — Preguntó a la chica, con sus ojos fijos en la mano de la sirena, buscando marcas con su mirada mientras su mente intentaba descifrar lo que había ocurrido. — Debió ser por alguna pieza interna estropeada que llevaba un daño. Parece que la lección vendrá bien para hacer mantenimiento a tu Den Den, ya que estamos. — Una sacudida en medio del asalto al castillo, algo de agua o incluso que algún día se le cayera al suelo y algo se descolocara dentro. Todas opciones perfectamente válidas.
La herida, a simple vista, no parecía grave. Pero no había que olvidar que Alistair estaba en modo mamá gallina ahora mismo. — ¿Necesitas que te traiga algún medicamento para aplicarte? — Esperó a su respuesta, y si ella accedía, el lunarian rebuscaría entre un botiquín cercano por los implementos necesarios para luego entregárselos, o ponérselos él mismo si era necesario. Si por otro lado ella no lo veía necesario, tomaría las herramientas nuevamente y se pondría manos a la obra. — Veamos, si lo hago con cuidado... — Siendo el mango de goma, se encargó de utilizar las herramientas para remover la pieza que fallaba; con el mango del mencionado material, cualquier chispazo que cobrara vida subiría por la herramienta y se vería mitigada por la goma inmediatamente. — Ahí, fuera pieza. — Saldría con facilidad, y aunque a simple ojo no parecía estar mal, el chispazo anterior indicaba lo contrario.
En eso, tuvo otra idea. — Ahora, me gustaría que intentes montarlo de vuelta, aunque usando... — De la parte de abajo del escritorio levantaría una caja metálica que, al abrir, evidenciaría varias piezas idénticas a las que habían sacado del molusco. Eran repuestos para ocasiones como ésta. — Éstas de aquí. Están sin usar, así que no deberían darte problema alguno. — Removió las piezas al tempo que sus palabras salían de sus labios, colocando las piezas nuevas en el lado opuesto al Den Den para que no se mezclaran con las antiguas. — Esta vez te indicaré cada paso, uno a la vez, de lo que tienes que hacer, pero me gustaría que fueran tus manos quienes pongan al caracolillo en operación nuevamente. ¿Te parece bien? — Propuso, sonriéndole enérgico. Ahora, más que solo ofrecerle instrucción visual a imitar, sería su guía verbal. Pero tampoco la presionaría de más sobre hacerlo o no, en luz de su experiencia reciente.
Las herramientas y las piezas estaban sobre la mesa, ¿estaría ella dispuesta a hacer la tarea?
— La respuesta corta sería sí. La respuesta larga y más enrevesada es que depende del Den Den Mushi. Los Den Den negros, por ejemplo, no tienen ningún receptor porque sirven exclusivamente para interceptar comunicaciones; solo saben recibirlas, no enviarlas, así que esa pieza sería un excedente innecesario. Los de monitoreo tampoco, ya que suelen usarse para recopilar información audiovisual. Pero por lo general, cualquier Den Den que sirva para comunicación en doble sentido tendrá esas piezas, y luego las que necesite para su propósito específico. — Porque, por ejemplificarlo en su propia mente, el Den Den blanco contaba con piezas adicionales para prevenir la intercepción de llamada de los Den Den negros. Era todo un mundo a descubrir, y uno que estaba dispuesto a enseñar poco a poco si la sirena estaba dispuesta a continuar con lecciones como estas.
El emplumado soltó una risa suave cuando le escuchó a ella mencionar la maña que le tenía a los Den Den, algo que no negaría. — ¡Lo he hecho unas cuantas veces ya! Como bien dicen: La información es el arma más peligrosa, y la comodidad más buscaba. La Revolución siempre necesita de unos buenos Den Den para mantener la comunicación fluyendo, y los civiles siempre gustan de tener un Den Den para comunicarse con un familiar al otro lado de la isla, o incluso en una diferente. Hasta he escuchado que algunos son tan poderosos como para establecer comunicaciones entre Blues. — Esos, por lo menos de momento, aún se encontraban fuera de su rango de experiencia. Pero pronto intentaría estudiar sobre ellos para montar uno con sus propias manos. — Además, un Den Den funcional es un caracolillo más que alguien cuidará, ellos también se benefician de todo esto. Así que me sienta bien montar unos cuantos para asegurarme de que estos pequeños estarán en un sitio cómodo donde puedan vivir su vida. — Intentaba tener en cuenta todas las perspectivas disponibles en su forma de pensar.
Poco después, la sirena plantaría otra duda bastante válida, aunque un poco mas filosófica en contexto. Un buen alimento para el pensamiento. A ello también podía ofrecer un poco de luz, aunque siempre había ambigüedad de por medio. — Tengo entendido que están mas que adaptados a ello, es básicamente su mejor y única habilidad. Solo... Imagino que debe ser agotador para ellos, aunque no de mala manera. Por algo duermen prácticamente todo el tiempo que no están en uso, o eso pensaría yo. — Por supuesto, no es como si en ningún momento hubiese estudiado un Den Den a un nivel quirúrgicamente meticuloso, así que lo suyo eran mas teorías e información empírica que otra cosa.
El emplumado observaría cada movimiento que la sirena realizaba, cruzado de brazos y atento a cualquier cosa que pudiese salir mal en el proceso; iba bien, pero cuando llegó el momento de remover la pieza, algo falló y la sirena se llevó un chispazo por delante. Un sonido de sorpresa de Alistair acompañó al de reacción de la sirena, tomando la mano femenina entre las propias cuando ella dejara de sacudirla y revisaría minuciosamente que no hubiese quedado daño más que el susto y el disgusto. — ¿Estás bien? ¿Te ha electrocutado muy fuerte? — Preguntó a la chica, con sus ojos fijos en la mano de la sirena, buscando marcas con su mirada mientras su mente intentaba descifrar lo que había ocurrido. — Debió ser por alguna pieza interna estropeada que llevaba un daño. Parece que la lección vendrá bien para hacer mantenimiento a tu Den Den, ya que estamos. — Una sacudida en medio del asalto al castillo, algo de agua o incluso que algún día se le cayera al suelo y algo se descolocara dentro. Todas opciones perfectamente válidas.
La herida, a simple vista, no parecía grave. Pero no había que olvidar que Alistair estaba en modo mamá gallina ahora mismo. — ¿Necesitas que te traiga algún medicamento para aplicarte? — Esperó a su respuesta, y si ella accedía, el lunarian rebuscaría entre un botiquín cercano por los implementos necesarios para luego entregárselos, o ponérselos él mismo si era necesario. Si por otro lado ella no lo veía necesario, tomaría las herramientas nuevamente y se pondría manos a la obra. — Veamos, si lo hago con cuidado... — Siendo el mango de goma, se encargó de utilizar las herramientas para remover la pieza que fallaba; con el mango del mencionado material, cualquier chispazo que cobrara vida subiría por la herramienta y se vería mitigada por la goma inmediatamente. — Ahí, fuera pieza. — Saldría con facilidad, y aunque a simple ojo no parecía estar mal, el chispazo anterior indicaba lo contrario.
En eso, tuvo otra idea. — Ahora, me gustaría que intentes montarlo de vuelta, aunque usando... — De la parte de abajo del escritorio levantaría una caja metálica que, al abrir, evidenciaría varias piezas idénticas a las que habían sacado del molusco. Eran repuestos para ocasiones como ésta. — Éstas de aquí. Están sin usar, así que no deberían darte problema alguno. — Removió las piezas al tempo que sus palabras salían de sus labios, colocando las piezas nuevas en el lado opuesto al Den Den para que no se mezclaran con las antiguas. — Esta vez te indicaré cada paso, uno a la vez, de lo que tienes que hacer, pero me gustaría que fueran tus manos quienes pongan al caracolillo en operación nuevamente. ¿Te parece bien? — Propuso, sonriéndole enérgico. Ahora, más que solo ofrecerle instrucción visual a imitar, sería su guía verbal. Pero tampoco la presionaría de más sobre hacerlo o no, en luz de su experiencia reciente.
Las herramientas y las piezas estaban sobre la mesa, ¿estaría ella dispuesta a hacer la tarea?