Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Autonarrada] [Autonarrada] Carta Para Dos
Kobeni
Agente K
30 de Otoño del 723 / Noche 12:45 PM

Las calles de Loguetown se encontraban oscuras y desoladas, alumbradas levemente por la luz de la luna y los múltiples faros en las banquetas de la ciudad, todo estaba tranquilo como de costumbre, pero en una zona alejada de la enorme urbe, más precisamente en las afueras, se encontraban dos hombres en un callejón un tanto oscuro. Uno de ellos vestía con ropa marrón y desgastada, con una que otra cicatriz de corte en su rostro, por otro lado, el segundo hombre tenía una gran y abundante barba, con ropas rojizas que hacían llamar la atención de quienes lo vieran.

Los dos hombres están conversando pacíficamente, pues se estaba formando un trato entre ellos, resulta que ambos tipos eran traficantes de armas, y quien en ese momento la hacía de vendedor era el hombre de las cicatrices y cabello marrón, este último tenía una caja de madera a su lado que contenían múltiples armas de varios tipos. Las palabras del vendedor trataban de convencer a su comprador de adquirir aquellas armas, en principio no eran de la más alta calidad, pero podían servir de algo, además de que el precio era bastante asequible. El hombre de la barba escuchó atentamente al otro antes de que pudiera inspeccionar el contenido de la caja con sus propios ojos.

Con lo que ninguno contaba es que toda la escena estaba siendo observada por una agente del Cipher Pol 1, de cabello marrón oscuro y mirada apática, era Kobeni, quien había sido asignada a la misión de recopilar información sobre los dos hombres, especialmente el de las cicatrices, según se sabe, la Marina le seguía el rastro, pero al tener ya otros pendientes decidieron dejarlo pasar. Esto no pasó desapercibido para el Cipher Pol, quienes creían que el de las cicatrices podría tener nexos con algún soldado del ejército revolucionario y si bien no eran criminales altamente reconocidos y buscados, siempre era bueno eliminar el problema desde la raíz.

La muchacha estaba en la azotea de una casa aledaña al callejón, afortunadamente la altura con el suelo era corta para que no pudiera sufrir daños al bajar de ahí, por eso mismo, se convirtió en el mejor lugar para recopilar la información pertinente, en principio, su misión era sólo eso, pero tenía permiso de usar la fuerza bruta para someter al tipo en caso de necesitarlo. Todo transcurría con normalidad, el hombre de la barba terminó de inspeccionar las armas en el interior de la caja, convencido, se disponía a cerrar el trato en ese instante, marcando el fin de la misión, o eso pensaba la peli marrón…

Ella se levantó y estaba por retirarse del lugar sin hacer ruido, pero un descuido de principiante llevó a que moviera su pie derecho de más que hiciera caer una pequeña piedra en la cabeza del hombre de las cicatrices, quien rápidamente movió su cabeza para mirar el lugar de donde había caído la piedra, topándose con la espía. Kobeni se alarmó ante tal suceso y rápidamente descendió de la azotea, cayendo en el suelo con un leve dolor en sus rodillas, el de las cicatrices se apresuró a desenfundar una pistola desgastada que se encontraba en su cintura para atacar, por otro lado, el hombre de la barba estaba confundido, su mala visión le impedía ver con claridad a la espía.

Kobeni sabía que debía solucionar su error y se adentró en la oscuridad del callejón, haciendo movimientos en zigzag para evitar cualquier ofensiva en su contra, el de las cicatrices disparó, pero su bala impactó torpemente en el suelo de piedra antes de recibir un golpe veloz por parte de la agente, esto no lo venció del todo, pero si lo hizo caer al suelo a la par que soltaba su arma. El de la barba solo pudo ver frente a él a una muchacha delgada vestida de negro, sabía de qué se trataba aquella vestimenta y no se iba a quedar para correr el mismo destino que le esperaba al otro traficante. Sus piernas se movieron rápidamente para alejarse del callejón que afortunadamente tenía salida, preguntándose porqué el Cipher Pol estaba detrás de su vendedor.

La joven lo dejó ir, aquel tipo no era objetivo prioritario según sus fuentes, su verdadero objetivo estaba frente a ella en el suelo, levantándose torpemente para continuar combatiendo, pero esto no se le permitió en el momento que ella se acercó para darle una fuerte patada con la punta de su calzado deportivo en la boca del estómago, haciéndolo caer nuevamente al suelo tratando de tomar oxígeno — Lo siento… Solo hago mi trabajo… — Dijo la joven antes de agacharse sutilmente para depositar un nuevo golpe en su rostro, haciéndole sangrar la nariz y con ello, perdiendo la conciencia. Se podría decir que la misión había sido un éxito, tenía la información y al tipo.

Seguramente el sonido de la bala despertaría la curiosidad de algunos y por supuesto, de la Marina, como pudo, levantó el cuerpo inerte del traficante y se alejó lo más rápido que pudo de la zona, dejando en el lugar la pistola y la caja de las armas, eso ya no importaba para la misión. Más tarde en esa madrugada y como se había acordado, Kobeni se reunió a con un superior, el cual estaba enmascarado y vestía de negro igual que ella — Agente K, misión completada con éxito, aunque hubo algunos percances — Mencionó la peli marrón antes de dejar caer al suelo al traficante frente al enmascarado — Bien… Supongo que este percance se te puede perdonar al ser de tus primeras misiones… Pero que no vuelva a pasar… Por cierto, toma esto, yo me encargo de él de ahora en adelante —

El enmascarado del Cipher Pol cargó al hombre de las cicatrices sobre su hombro y empezó a alejarse del lugar, dejando a Kobeni sola con un sobre de papel en sus manos, no tenía remitente ni nada por el estilo, solo una pequeña estampa con el símbolo del Gobierno Mundial. La muchacha rompió el sobre y leyó la carta en su interior, en ella, se dejaba en claro que el enmascarado tenía órdenes directas de entregar la carta solo sí la misión se completaba con éxito, y en caso de estar leyendo eso, se le felicitaba por su ascenso al Cipher Pol 2. Un sentimiento de alegría inundó a la muchacha, estaba un paso más arriba de alcanzar su objetivo y eso significaba que estaba un poco más cerca de su hermana.
#1


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