Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Aventura] [T1] El Capricho del Mar
Ubben Sangrenegra
Loki
El ardor de la herida persistía, como un recordatorio implacable de la crueldad que los humanos eran capaces de infligir. Aquella insolencia quedaba plasmada en tu piel como una afrenta directa a todo lo que representabas. Y sin embargo, en los bajos mundos de LogueTown, tal brutalidad no era sorpresa. En estas calles, la vida se reducía a un juego de supervivencia donde el más astuto siempre encontraba una manera de salir adelante… o de escapar.

Los rumores sobre los humanos y su comercio ilícito eran un eco constante entre las aguas. Mercados clandestinos que ofrecían cualquier cosa imaginable: secretos, vidas, cuerpos. Para una sirena, aquellas historias eran advertencias hechas carne, un recordatorio de la fragilidad de su libertad en un mundo dominado por terrícolas. Entre estos relatos, un nombre destacaba por lo inusual... Ubben Sangrenegra, un hombre cuya reputación parecía contradecir el entorno que habitaba. Decían que rehusaba trabajos que implicaran esclavizar a otras especies, algo que en los círculos donde se movía era tan extraño como encontrar honestidad entre piratas.

Los murmullos situaban a este individuo frecuentando un tugurio en los callejones más bajos de LogueTown, no muy lejos del puerto. Era un lugar envuelto en sombras, donde las paredes agrietadas susurraban secretos y los olores de alcohol barato y humo de tabaco impregnaban el aire. Si los rumores eran ciertos, ese sitio podría ser la clave para encontrar al enigmático hombre. LogueTown, incluso de madrugada, era un hervidero de actividad. El puerto nunca dormía, con barcos llegando y partiendo en un ritmo que parecía sincronizado con las mareas. Sin embargo, más allá del bullicio, la ciudad escondía una dualidad inquietante. En el corazón de su bohemia nocturna, el casino iluminaba las calles con sus luces extravagantes, atrayendo a los más adinerados y despilfarradores. Pero en sus bordes, donde las sombras se alargaban y las luces de los faroles parpadeaban, los callejones bajos ofrecían un escenario muy diferente. Aquí, las risas eran reemplazadas por murmullos y pasos apresurados, y el peligro acechaba en cada esquina.

La madrugada traía consigo un alivio parcial para cualquiera que necesitara moverse con discreción. La mayoría de las figuras que aún vagaban por las calles estaban demasiado ebrias o drogadas como para prestar atención a su entorno. Sus ojos vidriosos y movimientos torpes los convertían en poco más que sombras tambaleantes. Pero incluso en ese estado, en este lugar, nadie estaba completamente a salvo. Los callejones bajos de LogueTown eran un laberinto de posibilidades, donde cada esquina podía ser un refugio o una trampa. El camino hacia el tugurio descrito por los rumores no era fácil. Las calles se volvían más angostas y la oscuridad se espesaba, como si la misma ciudad conspirara para ocultar sus secretos. En el aire flotaba una mezcla de sal marina, basura acumulada y el inconfundible olor metálico del peligro. Las posibilidades estaban frente a ti: la ruta al puerto que dejabas atrás, el bullicio lejano del casino y la promesa de respuestas en ese lugar escondido entre las sombras.  Pero las preguntas eran inevitables: ¿cómo enfrentarse al desconocido sin delatarse? ¿Sería Ubben el aliado que los rumores prometían, o un riesgo más en la interminable lista que los bajos fondos ofrecían?



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