Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Diario] [D - Pasado] El paso del tiempo.
Meitetsu Nishimura
Escafranda
Desde hace muchos años, un reloj de péndulo antiguo adorna el pasillo dónde se encuentra mi habitación de la base de la Marina G-39. Este reloj había sido testigo de innumerables momentos a lo largo de las generaciones. Sin embargo, con el paso del tiempo, su precisión había disminuido y su apariencia, antes majestuosa, se había opacado por el polvo y la suciedad acumulada. 

Aprovechando que tenía varios días libres y que muchos compañeros de pasillo se encontraban destinados en un viaje, decidí que era hora de reparar y limpiar aquel reloj. El objetivo era devolverle su esplendor original y su precisión. Para esto realicé varios pedidos de herramientas además de repuestos después de haber buscado los planos por toda la base.

Así pues el día de autos me senté frente a aquel reloj, rodeado por todo aquello que había pedido y una mesa lo suficientemente grande cómo para realizar las labores de mantenimiento que fueran necesarias en las distintas piezas que tenía aquella reliquía.

El primer paso fue evaluar el estado actual del reloj. Noté que el péndulo se movía de manera irregular y que el mecanismo de cuerda emitía un ruido extraño, como si estuviera forzado. Además, la madera estaba deslucida y los detalles metálicos mostraban signos de oxidación. Mientras con un cuaderno en mano, anoté todos los problemas visibles para tener una guía clara de las reparaciones necesarias. También decidí documentar el proceso con fotos realizadas por un den-den mushi, para asegurarme de que podría volver a ensamblar el reloj correctamente después de limpiarlo.

Comencé a desmontar cuidadosamente el reloj. Abrí la puerta de vidrio que protegía el péndulo y lo retiré, para estar seguro de no dañar su delicado mecanismo. Después, procedí a desmontar el mecanismo interno del reloj. Cada tornillo fue cuidadosamente aflojado y colocado en una pequeña caja, etiquetada para facilitar el montaje posterior. Una vez que tuve el mecanismo principal en mis manos, lo inspeccioné de cerca para identificar cualquier signo de desgaste o daño. Todo esto usando guantes de algodón para evitar dejar huellas o dañar las piezas con el aceite natural de mis manos.

El siguiente paso fue limpiar a fondo el mecanismo del reloj. Para ello, utilicé un limpiador de metales específico para relojes antiguos, junto con pequeños cepillos de cerdas suaves. La suciedad y el polvo acumulado durante años empezaron a desprenderse, revelando el brillo original de las piezas metálicas. Para las partes más delicadas, como los engranajes, empleé bastoncillos de algodón humedecidos con el limpiador. La precisión y paciencia fueron esenciales durante este proceso, ya que cualquier exceso de fuerza podría dañar permanentemente las piezas.

Una vez limpio, examiné el mecanismo para identificar partes que iban a necesitar reparación o reemplazo. Descubrí que algunos engranajes estaban desgastados y uno de los resortes había perdido tensión. Afortunadamente, había investigado previamente sobre cómo reemplazar piezas de relojes antiguos, y tenía a mano varias cajas con los repuestos necesarios.

Con ayuda de pinzas y herramientas específicas, reemplacé los engranajes desgastados y el resorte defectuoso. Me aseguré de que todas las piezas estuvieran correctamente alineadas y lubricadas con un aceite especial para relojes, que después de su aplicación iban a devolver el buen funcionamiento del mismo sin atraer polvo.

El siguiente paso fue ocuparse de la caja del reloj, que estaba hecha de una hermosa madera oscura. Para limpiarla, utilicé un paño suave y un limpiador de madera que, además de eliminar la suciedad, nutría la madera devolviéndole su brillo. En las áreas donde la madera estaba más dañada o descolorida, apliqué una cera restauradora con un paño de lana, masajeando suavemente hasta que la superficie recuperó su lustre. Para los detalles metálicos exteriores, como las bisagras y los adornos, usé un limpiador de metales y un cepillo pequeño. Suerte que ninguno de ellos necesitó de un reemplazo, porque tendría que pedir herramientas a alguno de mis compañeros carpinteros.

Con todas las piezas limpias y reparadas, llegó el momento de ensamblar el reloj nuevamente. Siguiendo las fotos y las notas que había tomado al principio, empecé a colocar cada pieza en su lugar. Primero, volví a instalar el mecanismo interno, poco a poco y fijándome de que cada tornillo estuviera bien ajustado. Después, volví a colocar el péndulo, calibrando su longitud para asegurar un movimiento preciso. Una vez que todas las partes estuvieron en su lugar, probé el mecanismo dándole cuerda. Para mi satisfacción, el péndulo comenzó a moverse con regularidad, marcando un ritmo constante.

Con el reloj completamente ensamblado, lo observé funcionar durante varias horas para ser consciente de que la reparación había sido un éxito. Hice pequeños ajustes en el péndulo para que el reloj marcara la hora correcta, utilizando un nivel para asegurar que estaba perfectamente equilibrado. Durante todo este proceso, fui anotando los tiempos de desviación y ajustando la regulación del péndulo en consecuencia. Esto requirió paciencia y precisión, pero finalmente, el reloj de péndulo volvió a marcar la hora con una exactitud sorprendente.

Al finalizar, me tomé un momento para admirar el resultado de mi trabajo. El reloj de péndulo, que había estado en la base por generaciones, volvía a brillar con el esplendor de antaño. Cada tic y tac resonaba por el pasillo, creando una atmósfera acogedora y nostálgica. Este proyecto no sólo restauró un objeto valioso, sino que también me brindó una oportunidad única de conectar con la historia de aquel lugar que me estaba acogiendo. Aprendí sobre la importancia de la paciencia, la atención al detalle y el valor de preservar este tipo de objetos que han perdurado tanto en el tiempo.

El proceso de reparación y limpieza del reloj fue una experiencia enriquecedora, que me dejó una profunda satisfacción - Saber que este reloj seguirá marcando el paso del tiempo para las generaciones futuras es una recompensa invaluable - Pensé mientras empezaba a recoger todas las herramientas utilizadas y guardarlas en las distintas cajas de las que había sido retiradas previamente. Después haciendo uso de un carro transporte tanto dichas cajas como las que almacenaban los repuestos a uno de los almacenes de la base, indicando en su registro la ubicación de todo.
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