Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Autonarrada] [A - T1] Un territorio, un hogar, Demontooth.
Rahel
The Creature
Día 30 de Verano del Año 724
DemonTooth
 
Ya ha pasado tiempo desde mi escape de aquél laboratorio del susodicho gobierno mundial. Desde entonces no he parado de explorar en búsqueda de una lugar que pueda llamar hogar pues si aquellos humanos fueron capaces de llegar al Red Line, entonces debía de mantenerme alejado de aquél lugar por el momento. Luego de horas de vuelo finalmente veía algo en el horizonte, algo colosal, algo con el aspecto de dos torres. 
 
Al acercarme un poco más se me abrieron los ojos de la sorpresa pues se trataba de una isla bastante peculiar. Esta tenía dos montañas extremadamente empinadas, dándole a la isla una interesante forma de colmillos. Rahel, cautivado por aquellas montañas y la vegetación de dicha isla, se toma su tiempo analizando sus posibilidades. Había finalmente encontrado un lugar al cual llamar hogar después de tanto tiempo? Aún estaba por verse.
 
Al estar volando alrededor de la montaña del oeste, Rahel se encuentra con un lugar donde podría hacer una cueva, pues este contaba con un suelo de unos 4 o 5 metros alejados de la pared, lo que le daba un aspecto interesante. Otra razón para considerar este su nuevo hogar era la privacidad, pues la única forma de acceder a esta potencial cueva sería o volando o arriesgar tu vida escalando aquella montaña hasta lo más alto.
 
Al aterrorizar y comprobar que aquél suelo era resistente, Rahel toma una posición perteneciente a su arte marcial, la cual le fué enseñada desde pequeño por los miembros de su tribu. Esta posición era simple, pues únicamente tenías que posicionar tus dedos como si de unas garras de dragón se tratase. Pero una cosa era la teoría y otra completamente diferente era la práctica. 
 
Rahel, con ambas manos simulando las garras de un dragón, empieza a destruir aquella gran muro de roca creando rápidamente una cueva lo suficientemente grande como para resguardar a un coloso como lo era Rahel. Una vez dentro Rahel decide darle forma a ciertas rocas, por ejemplo, una en la cual poder sentarse, otra que pudiera simular ser un estante y un hueco en el medio de la cueva en el cual poder crear un fuego para cocinar. 
 
Luego de romper tanta piedra era hora de limpiar aquél lugar, pues aún quedaban grandes cantidades de rocas pulverizadas por los golpes de Rahel. Este, gracias al poderoso batir de sus alas se encargó de esto rápidamente, barriendo todo aquél polvo fuera de su nuevo hogar. — Listo — Decía Rahel con una mirada de orgullo mientras miraba cada rincón de su nueva casa.
 
Pese a todo, Rahel aún no había comido nada desde que emprendió vuelo desde temprano en la mañana por lo que era hora de cazar. El lunarian sabía que aquella isla no era como cualquier otra isla en la que hubiera estado ya que mientras esta analizaba el lugar pudo avistar grandes criaturas en los bosques de la isla, lo que era buena señal. Al bajar hacia aquél bosque infestado de vida y diversidad Rahel se dió rápidamente cuenta de algo curioso, se trataba de los árboles, estos eran lo suficientemente altos como para dejar al lunarian ver lo que este tenía delante. 
 
Luego de recorrer aquél lugar por un buen rato y no ver más que animales de no más de medio metro Rahel se encuentra con un camino a la distancia. — Otra obra de la peste humana... — Rahel no soportaba ver que en cada isla que este paraba siempre había algo humano en ellas. Al acercarse lo suficiente el lunarian observó lo que parecía ser una carro siendo llevado por un burro. La cara de Rahel toma facciones de seriedad y concentración pura, apagando las llamas en su espalda y extendiendolas hasta más no poder.
 
En un lapso de dos segundos Rahel había impactado con fuerza contra aquél carro, matándo a los humanos que lo montaban e hiriendo al burro. — Habrá burro de cena entonces — Rahel rompe las ataduras del burro, tomándolo por el cuello, listo para volar con dirección a su cueva cuando el sonido de unos pasos interrumpen el momento. Se trataba de un oso gigantesco, de casi unos 4 metros.
 
Pese a ser absurdamente más grande que él resto de los de su especie, aquél oso aún palidaba ante el tamaño del lunarian, el cual vuelve a activar sus llamas en la espalda. El oso, habiendo olido la masacre en el lugar estaba más que hambriento por aquél burro, lanzando un golpe con su zarpa contra Rahel, el cual lo aguanta sin mucho trabajo. — Espero que seas lo más grande del lugar o tendré que mataros a todos para que me dejen en paz — 
 
Rahel haciendo que sus mano derecha tome forma de garra de dragón una vez más, lanza un poderoso ataque perforante contra aquél oso, atravesando su caja torácica por completo. Tomando el cuerpo del oso y del barro, Rahel vuela hacia su hogar, donde empieza a desangrar a esos animales y a prepararlos para la cena.
#1


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 1 invitado(s)