46-47 de Verano, en paralelo a la entrega de Muzen
El capitán lo había vuelto a hacer. Desde que consiguió sus poderes no me pude haber podido alegrar más de contar también con una logia capaz de sofocar los incendios que provoca ese hombre. No es que el barro sea efectivo contra el fuego, de hecho gran parte se endurece y hay que estar quitándolo después, pero al estar hecho también en parte de agua acaba sobrepasando la fuerza del fuego y apagándolo. Asi que sí, no sólo era el padre del grupo, además tenía que era el extintor de la tripulación.Y ese día no era distinto. Vale que el capitán tenía un pase, nos acercábamos a Kilombo a entregar a Muzen e ir cerca de la costa con bandera pirata habiendo una base de la marina en dicha isla igual era ir un poco demasiado llamando la atención más de lo que nos gustaría y pidiendo a gritos que nos atacaran. ¿Pero de verdad era necesario quemar la bandera? Podríamos, que se yo, limitarnos a bajarla y sustituirla por cualquier otra y nos libraríamos de tener que estar comprando banderas nuevas y tener que acabar pintándolas de nuevo con nuestra marca.
Por suerte tenía cosas que hacer en Kilombo, haciendo la visita al faro pude despejar un poco la mente de llevar varios días en el barco encerrado con esos locos como si fuera un manicomio, y que yo sea el más cuerdo no dice nada bueno de ellos precisamente.
Cuando estaba de vuelta en el barco después de mi tarea había llegado antes que la tripulación como había previsto, por lo que me quité la capa y me puse algo más cómodo para vigilar el barco en lo que esperaba que llegase el resto de la tripulación. Con suerte no la habían cagado, aunque a estas alturas me esperaba de todo y les había puesto un plazo de 6 horas para volver o saldríamos a buscarles. La operación era sencilla, ir, entregar, fingir que somos cazarrecompensas o algo por el estilo, recoger el dinero y volver. Pero sabiendo que era el capitán el que lideraba la entrega cualquier plan podía acabar en desastre, y por mucha logia que tenga, estar en una base de la Marina significa que tendrán algo de Kairoseki guardado por si la ocasión surge. Y el capitán era un buen espadachín, pero también dudaba que le fueran a dejar entrar armado a la base.
Antes que nada, primero teníamos que arreglar los desperfectos de haber quemado la bandera. Para que Drake no tuviera mucho trabajo y así tenía yo algo que hacer, metí en mi Pozo Sin Fondo una de tantas banderas de repuesto que teníamos en la bodega, así como un poco de cuerda y pintura para volver a pintar la parte de madera del mástil que se haya quedado oscuro o quemado del fuego.
Me dirigí al mástil con todo en el barro y pasé a forma de logia para en vez de tener que subir escalando, ir convertido en forma de barro hasta la parte de arriba del todo. Observé el estado de la anterior bandera, prácticamente calcinada del todo y con cuidado, retiré los restos de la antigua bandera poco a poco para no tener que estar limpiando la cubierta con los fragmentos que cayeran. La madera del mástil estaba manchada como había pensado. Saqué la pintura y una brocha que había traído y limitándome a pintar sólo lo que estuviera oscuro por las llamas, empecé a aplicar una nueva capa en la parte dañada. Mientras lo hacía, caí en la conclusión de que porqué a Drake le gustaba tanto trabajar en barcos y arreglarlos, había algo de paz en volver a sentirme útil en cierto modo puesto desde que perdí mi brazo y mi ojo pocas actividades físicas que pudieran ser relevantes podía hacer. Por eso me había centrado en los estudios desde entonces, aunque había escuchado que recientemente habían salido a la venta prótesis para todo el mundo. Quizás debería hacerme con alguna de esas.
Una vez que el mástil volvió a un mejor aspecto, me ocupé de pasar las cuerdas en la nueva bandera. Creé un brazo de barro para ayudarme con el trabajo, y con un nudo firme, aseguré la bandera en su lugar, sintiendo cómo el viento comenzaba a moverla ligeramente, aunque todavía tenía que izarla un poco para que estuviera realmente desplegada, pero en ese momento nos interesaba pasar desapercibidos, por lo que la até bien a la parte baja de la plataforma en la que estaba para que el viento no la soltara y acabar en problemas. Pasé cuerdas aquí y allá y lo dejé todo listo para que una vez nos fueramos de aquí desde que estuviéramos lo suficientemente alejados con tirar de una cuerda la bandera se izara y ondera al viento.
Con esto tendría que haber pasado ya una hora y poco desde que el capitán salió a entregar a Muzen, ¿qué podría hacer más en el barco para matar el tiempo?
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