
Rahel
The Creature
23-12-2024, 05:46 AM
Incluso en lo más alto del Red Line las tribus que allí vivían conocían la leyenda de Santa Klaus el rojo, un tipo con la habilidad de volar sin necesidad de alas y con una fuerza y agilidad capaz de entregar juguetes a todos los niños del mundo en una sola noche. Aquello si que era una aterradora muestra de fuerza, cosa que mostraba al tal Santa como una especie de semidios para algunas tribu.
El joven Rahel se mostraba indeciso sobre su regalo de cumpleaños, este no sabía que pedir y se sentía apenada de ello, pues sus compañeros sabían exactamente que pedirle a Klaus. Rahel decidió volar por aquél helado cielo para así meditar sobre que le pediría a Santa. El joven lunarian miraba a los bosques de una isla, luego al gigantesco mar, finalizando con la arena de una isla.
Ahí fue entonces cuando este recordó algo importante, algo que este había olvidado hace mucho. Su tribu solía encontrar y quedarse con una especie de artilugios ya sea para el uso casual en la casa como para el uso en la cacería o protección de la aldea. Estos artilugios se trataban de unos caracoles con la capacidad de cargar un elemento y de expulsarlo cuando el usuario así lo desee.
Estas cargas también se puede comprimir y usar como un potente ataque, cosa que ayudaría a los guerreros de la tribu a deshacerse de enemigos no deseados. Finalmente había algo que el pequeño Rahel podía pedirle a Santa y hablarle a sus amigos una ves este se lo de para navidad. El pequeño Rahel no perdió tiempo y agarró una pluma de sus alas, embarrando esta con tinta y empezando a escribir sus carra para Santa Klaus.
1. Dial Marino
2. Dial de Flash
3. Dial Musical
Estos eran los tres principales regalos que Rahel deseaba que Santa le de por haber sido un niño bueno, ayudando a la aldea de muchas formas por todo aquél año. El pequeño Rahel estaba super contento de finalmente haber escrito aquella carta, pues ahora podría decirle a sus amigos que Santa le daría algo muy especial a él. A pesar de esto era verdad que no podía decirle exactamente que había pedido, pues siempre se mantenía la tradición de mantenerlo en secreto, así se cumplirían los deseos.
Luego de guardar aquella carta con la lista de lo que quería para navidad, Rahel se quedó observando las estrellas y las constelaciones. Si algo tenía el Red Line era su mayor cercanía con las estrellas y la ausencia de tantas nuves en el lugar, por lo que era mucho más fácil de apreciar la belleza de aquellas nubes. Toda aquella hermosura daban ganas de que se pudiese repetir años tras año, como un siclo sin fin posible, un siclo de felicidad inamovible que nos llena el corazón.
Ya era hora de dormir y la mamá de Rahel se lo hacía saber, indicándole que apagara su flama en su espalda para así poder dormir sin miedo a incendiar la casa.
El joven Rahel se mostraba indeciso sobre su regalo de cumpleaños, este no sabía que pedir y se sentía apenada de ello, pues sus compañeros sabían exactamente que pedirle a Klaus. Rahel decidió volar por aquél helado cielo para así meditar sobre que le pediría a Santa. El joven lunarian miraba a los bosques de una isla, luego al gigantesco mar, finalizando con la arena de una isla.
Ahí fue entonces cuando este recordó algo importante, algo que este había olvidado hace mucho. Su tribu solía encontrar y quedarse con una especie de artilugios ya sea para el uso casual en la casa como para el uso en la cacería o protección de la aldea. Estos artilugios se trataban de unos caracoles con la capacidad de cargar un elemento y de expulsarlo cuando el usuario así lo desee.
Estas cargas también se puede comprimir y usar como un potente ataque, cosa que ayudaría a los guerreros de la tribu a deshacerse de enemigos no deseados. Finalmente había algo que el pequeño Rahel podía pedirle a Santa y hablarle a sus amigos una ves este se lo de para navidad. El pequeño Rahel no perdió tiempo y agarró una pluma de sus alas, embarrando esta con tinta y empezando a escribir sus carra para Santa Klaus.
1. Dial Marino
2. Dial de Flash
3. Dial Musical
Estos eran los tres principales regalos que Rahel deseaba que Santa le de por haber sido un niño bueno, ayudando a la aldea de muchas formas por todo aquél año. El pequeño Rahel estaba super contento de finalmente haber escrito aquella carta, pues ahora podría decirle a sus amigos que Santa le daría algo muy especial a él. A pesar de esto era verdad que no podía decirle exactamente que había pedido, pues siempre se mantenía la tradición de mantenerlo en secreto, así se cumplirían los deseos.
Luego de guardar aquella carta con la lista de lo que quería para navidad, Rahel se quedó observando las estrellas y las constelaciones. Si algo tenía el Red Line era su mayor cercanía con las estrellas y la ausencia de tantas nuves en el lugar, por lo que era mucho más fácil de apreciar la belleza de aquellas nubes. Toda aquella hermosura daban ganas de que se pudiese repetir años tras año, como un siclo sin fin posible, un siclo de felicidad inamovible que nos llena el corazón.
Ya era hora de dormir y la mamá de Rahel se lo hacía saber, indicándole que apagara su flama en su espalda para así poder dormir sin miedo a incendiar la casa.