[Diario] El trineo del Andaluh

68, Verano. Año 724.

Ser carpintero aquí significa aceptar trabajos que desafían la lógica. Hoy, por ejemplo, tocaba remodelar el trineo que mágicamente había aparecido en la cubierta del barco días atrás. ¿Por qué? Porque Lance, nuestro capitán, decidió que el diseño original—rebosante de luces parpadeantes, renos sonrientes y cascabeles—era ‘demasiado alegre’ para un hombre de su estatura. A ver… tampoco es que aquí nuestro capitán sea un gigante, pero sí que es verdad que tanta moñada navideña hacía que nos viésemos como un chiste mal contado.

-Necesitamos algo que inspire respeto, historia y poder-. Me dijo con su tono dramático, mientras yo miraba los planos iniciales y trataba de no llorar. -Quiero algo que me recuerde… a mis raíces-.

-Raíces. Claro-. Le contesté totalmente irónico.

El problema es que, aunque Lance habla como si supiera exactamente lo que quiere, nunca explica nada con claridad. Así que ahí estaba yo, tratando de imaginar qué significaba ‘raíces’ para un hombre que tiene el poder de levantar montañas. - ¿Y se supone que debo darle forma de un bíceps gigante o cómo?

Si algo sé hacer es improvisar. Decidí empezar por lo visual: formas y patrones que parecieran antiguos y llenos de significado, incluso si yo mismo no sabía cuál era ese significado. Dibujé arcos altos y elegantes, redondeados en la parte superior, que daban la impresión de estar hechos para contener algo sagrado. Añadí intrincados patrones entrelazados, líneas geométricas que formaban un laberinto visual, como si cada diseño contara una historia.

En los laterales, esculpí formas ondulantes que se entrelazaban, como olas congeladas en movimiento. Y para el toque final, agregué detalles dorados en las juntas, de un tono cálido que hacía que todo el trineo pareciera brillar bajo la luz del sol.

Cuando terminé los bocetos, el trineo se veía… imponente. Casi parecía un vehículo ceremonial, algo hecho para ser admirado, no para deslizarse a toda velocidad.

-Esto está increíble-. Dije admirando mi propio trabajo. Pero luego recordé que Lance siempre tiene algo que decir.

Cuando terminé el trineo, me senté en el taller, admirándolo con una mezcla de orgullo y cansancio. Había tardado tres días, perdido la cuenta de cuántos clavos usé, y creo que también había perdido la sensibilidad de las manos, pero valió la pena.

El trineo ahora tenía una estructura completamente distinta, los arcos elegantes y las figuras geométricas talladas en los laterales le daban un aire imponente, como si hubiera sido creado para un rey. Los patrones dorados brillaban bajo la luz, formando reflejos que parecían moverse cuando uno caminaba alrededor. Cada detalle parecía contar una historia antigua que ni yo mismo entendía.

-Es perfecto-. Me dije con una sonrisa satisfecha. En ese momento, Lance entró al taller, con la energía de siempre. Se detuvo en seco al ver el trineo. Por un segundo, pensé que iba a decir algo inteligente o profundo.

-¿Y esto qué es?-. Preguntó, ladeando la cabeza como un cachorro confundido.

-Es el dichoso trineo remodelado-. Respondí cruzándome de brazos. - Quería que representara lo que me pediste, algo que inspire respeto, historia y poder-.

Lance dio una vuelta alrededor del trineo, inspeccionándolo con una expresión tan seria que parecía estar evaluando una obra maestra en un museo. Se inclinó para mirar los patrones tallados en los laterales, pasó los dedos por los detalles dorados, y luego se subió al asiento para probar cómo se sentía.

-Hmmm…-. Murmuró mientras yo esperaba con el corazón en un puño.

Finalmente, se volvió hacia mí con una sonrisa que mezclaba aprobación y asombro. -Qazan, esto es… esto es increíble. Es como si estuviera sentado en algo digno de un emperador. No, espera, ¡de un conquistador! ¡Siento que podría dominar el mundo con este trineo!-.

No pude evitar sonreír un poco. Lance tiene un talento especial para exagerar, pero al menos esta vez parecía salirle totalmente sincera la reacción.