Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Aventura] [Aventura T1][Autonarrada] En terreno pantanoso
Kael
El Fantasma del Mar
Día 7 - Verano - 9:00 AM

El viento de la zona baja del Reino de Oykot soplaba nuevamente entre los árboles, arrastrando consigo fragmentos del pasado que Kael había dejado atrás. Con la luz del sol atravesando las hojas, cada rayo que caía sobre su piel le recordaba la promesa que había hecho, la promesa de convertirse en alguien mejor. Había consumido la Numa Numa no Mi, una fruta del diablo que le otorgó el poder de transformarse en un hombre pantano. Este nuevo poder, lejos de ser una maldición, representaba una oportunidad para él, un modo de reescribir su historia y buscar justicia, no venganza.

Kael se encontraba en un pequeño claro cerca de su hogar, un lugar donde solía venir a reflexionar. El agua de un pequeño charco estaba tranquila, y al mirarse en su superficie, vio reflejado un rostro que aún mostraba signos de sufrimiento, pero también una nueva determinación. Respiró hondo, pensó, y al exhalar, una suave bruma comenzó a emanar de su cuerpo. Fue el primer intento de controlar sus poderes, y sonrió al notar cómo se generaba lodo desde su brazo perdido

-Esto es solo el comienzo - murmuró para sí mismo, sintiéndose más conectado a la esencia de la naturaleza que nunca. El pantano no era solo barro y agua; era vida, un ecosistema que rebosaba de energía y propósito.

Kael descubrió que podía hacerse completamente de lodo, de generar y expandir el lodo que invocaba a voluntad pese a que mientras más experimentaba más cansado se sentía. El paisaje que antes había sido un reflejo de su tristeza se transformaba lentamente en un jardín de esperanza, donde el desconsuelo y la desesperanza daban paso a la renovación. Sin embargo, su paz no duraría mucho.

Esa misma mañana, mientras experimentaba con sus poderes, un maleante llegó a su zona. Por los rumores que había escuchado recientemente, encajaba en la descripción de ser conocido por llevar a cabo pequeños asaltos y saqueos menores, estaba en la isla en busca de problemas y de riquezas. Kael sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Esta noticia lo preocupaba no solo por su vida, sino por la seguridad de los pocos habitantes que quedaban en su vecindario.

Su figura era imponente, y su mirada fría como el acero. El hombre portaba una gran espada y, con un gesto despectivo la desenvainó delante de Kael en tono amenazador

- Detente - dijo Kael alzando la voz con fuerza en un tono cansado.

El maleante se detuvo, una sonrisa burlona en su rostro. -¿Y quién se atreve a desafiarme? ¿Tú? ¿Un pobre manco y tuerto? - su risa resonó como un eco cruel en el silencio del pueblo.

-No permitiré que arruines lo que hemos construido con tanto esfuerzo - respondió Kael, sintiendo cómo la ira comenzaba a formarse en su interior, pero esta vez, la ira no lo consumiría. La recordatoria de Lira le dio la fuerza necesaria.

El enemigo cargó hacia él, y con una finta intentó un ataque vertical desde arriba. Desplegando su poder, Kael comenzó a transformarse. Su cuerpo, ahora de lodo aunque se seguía viendo igual absorbió el golpe, quedándose la espada enganchada en el fango.

-¿Qué es esto? ¿un usuario de akuma no mi? ¿en medio de esta pocilga? ¡no me detendrás con un poco de barro! - El agresor intentó sacar su espada con todas sus fuerzas en un intento de intimidarme.

- No es sólo un poco de barro - respondió Kael con voz firme-. Y creo que de todas las personas del lugar, has encontrado a la menos adecuada con la que enfrentarte.

El lodo empezó a succionar el arma aún más fuerte que antes. Con un movimiento ágil, hizo que desde su brazo perdido, se crease un nuevo brazo, esta vez hecho de lodo que fue directo a la cabeza del enemigo.

- ¡Vas a pagar por tus crímenes!  - gritó Kael, agarrando la cabeza e inmovilizando.

La mirada del ladrón se tornó de burla a sorpresa. -¡No! ¡¿Qué estás haciendo?! -gritó mientras luchaba por liberarse.

El lodo empezó a recorrerle toda la cara hasta rodearla por completo y continuó hasta llegar a los hombros, haciendo casi imposible zafarse. El maleante soltó las manos de la espada y en un ataque de pánico, en empezó a quitarse el lodo de la cara con las manos un vano intento de conseguirlo. A medida que se lo quitaba, mucho más lodo iba generando.

Sabiendo que no podía dejar que la ira lo dominara, Kael tomó una decisión. Podía ser fuerte y luchar, pero la verdadera victoria sería mostrarle al maleante que no solo era un simple ladrón; era un problema en la vida de muchos.

-No te voy a matar. En otro momento lo habría hecho sin dudarlo. Pero he decidido cambiar. Y al igual que yo pude hacerlo -dijo Kael, su voz resonando con fuerza- te daré la oportunidad de vivir e intentarlo tú también.

Con una súbita convulsión, el maleante se quedó quieto, inconsciente por la falta de oxígeno tras cerca de un minuto sin poder respirar. Kael recuperó todo el lodo creado en su cuerpo, dejando todo tal y como estaba antes de empezar a practicar y con un par de cuerdas viejas ató al maleante. Comprobó su pulso y vió que estaba vivo todavía.

20 minutos después, en una de las calles principales cerca de allí, una pareja de marines encontraría al maleante atado a un poste, con una pequeña nota que decía:
  “Se le acusa de robo y saqueos en las últimas semanas por la zona”.
#1


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