Anko
Médica Militar
09-09-2024, 09:25 PM
16 de Verano del 724 / 7:30 PM
Había algo que Anko tenía que admitir, no se esperaba la enorme velocidad a la que podía viajar la flota de pequeños barcos del gran Stan S. Stanman. El viaje duró muy poco comparado con lo que ella esperaba, alcanzando apenas las 12 horas de viaje más unos cuantos minutos que se detuvieron a descansar y comer algo. Sin duda alguna, la reputación que Stan tiene no es mentira, y se la merece con todas las de la ley. El hombre simplemente solicita su paga y te lleva a donde sea en muy poco tiempo.
Anko agradeció por el viaje y los buenos servicios proporcionados por Stan antes de despedirse y descender de su embarcación en el muelle principal de Isla Kilombo. El hombre de cabellos azules se despidió igualmente e invito a Anko a pedir un nuevo viaje cuando lo necesitara, terminando por perderse en la lejanía del mar azul que rodeaba la isla. El muelle estaba alumbrado por lámparas metálicas, colgadas de una pequeña cadena que era sostenida por un gran palo de madera refinada, algunos marineros y transeúntes aún se encontraban en el lugar. Los marineros cargaban cosas a sus barcos estacionados y otros las hacían bajar, mientras que las personas civiles simplemente disfrutaban de una bonita y cuidada playa a la luz de la luna.
Anko se sentía como en casa por una parte, aquella Isla fue el comienzo de su estancia en la marina y se sentía orgullosa de decirlo. Si bien no era la base más grande y preparada del East Blue, tenía el mismo propósito que todas las demás, servir por el bien de la justicia. Anko preferiría presentarse al día siguiente al amanecer en la base G-23 de la marina. En ese momento se encontraba cansada y desgastada por el viaje desde Dawn y necesitaba reponer energías y fuerzas para retomar sus labores como marine. Porqué ella sabía muy bien que a Murray Arganeo le gustaba el trabajo duro y dedicado, talvez no le interesaría si Anko se encontraba cansada o no, lo mejor era dormir y descansar antes de presentarse ante él.
Sin más, la joven de cabellera marrón emprendió una caminata lenta y tranquila hacía el Pueblo de Rostock, lugar en donde podría encontrar una posada para alojarse antes de visitar la base de donde provenía y comenzó su travesía por la marina.