¿Sabías que…?
... el famoso anime One Piece, del año 1999, está basado en el también famoso manga One Piece. Otra curiosidad es que el autor de ambas obras es Eiichiro Oda.
[Presente] Clases de entrenamiento
Qazan
Qazan
Para mi desgracia, Juuken se había estado preparando en la cubierta del barco. Todo el tiempo que yo había permanecido bajo el agua él lo había empleado para cargar su devastador ofensiva. Nada más salí del agua y apenas puse un solo dedo en la cubierta se lanzó contra mí con sus dos espadas bien en alto. Apenas tuve tiempo de prepararme para amortiguar el daño pues aunque veía sus intenciones apenas escasos segundos mientras caía a cubierta, su absurda velocidad hacia que apenas si tuviese tiempo de colocarme en posición y no caer fuera del barco.

Colocando mis brazos a tiempo pude evitar que provocase heridas graves por delante del cuerpo e incluso salvar los órganos, pero ataque era muy poderoso. Luego de aquel golpazo y como última ofensiva, realicé mi movimiento final poniendo sobre las mesa las últimas energías que me quedaban. El desgaste de aquella pelea estaba siendo muy intenso y ya no podría ni siquiera moverme para su siguiente ataque si se diese el caso. Pero de seguro que lo que se le venía encima le pillaba totalmente por sorpresa.

Tras su brutal acometida, Juuken quedó detrás de mi dejando muy poco espacio entre él y la barandilla de la cubierta. Sabía que el cuerpo a cuerpo iba a ser una locura y no tenía absolutamente ningún recurso más al que recurrir o aferrarme, era todo o nada. Nada más ser acuchillado por sus espadas, me di media vuelta y le apliqué mi técnica suicida. Aprovechando la cercanía entre ambos aproveché para agarrar con mis brazos a los suyos y, envolviendo su cintura con mi cola, le até fuertemente contra mi. Sabía de sobra lo que se venía, iba a volver a sacar esas cosas puntiagudas de su cuerpo, pero no me quedaba otra opción más que aguantar el dolor y dar el todo por el todo. Con él firmemente sujeto, di un salto para precipitarnos al mar.

Esto era sencillo, si conseguía zafarse, a mi no me quedaban más energías para seguir combatiendo. Si por el contrario, mi contrataque le pillaba por sorpresa y acabábamos en el mar, luego de que perdiese fuerzas por la maldición de las frutas del diablo, simplemente volvería a cubierta con él en mis brazos. Todo o nada, ganar o perder. Aquella era mi resolución ante una batalla con tremendo desgaste. Mi buen amigo había luchado con mucho valor y coraje, esas triquiñuelas me habían pillado totalmente desprevenido y ni digamos combatir espadas con las manos, de toda aquella acción me quedaba con el orgullo de haberle visto convertirse en un formidable guerrero, sin duda podía valerse por si mismo y era natural que Lance lo hubiese convertido en su segundo al mando. Lo único donde le martirizaría a partir de ahora sería con su terrorífica decisión de comerse una de esas cosas asquerosas malditas.

Numeritos
#11
Juuken
Juuken
Mi golpe impactó directamente contra él, provocándole un feo corte, aunque gracias a sus reflejos fue capaz de bloquear lo suficiente con sus brazos, evitando así sufrir graves daños. Estaba pensando que igual me había excedido, estaba dándolo todo, y tal vez era demasiado para un simple entrenamiento. ¿Y si por error acababa haciéndole daño grave? Eso tampoco podía hacerlo.

Fui a dar un paso atrás, me había quedado justamente a un lateral suyo, iba a apartarme y pude ver cómo su cola de pez se aproximaba rápidamente a mis piernas, así como él se lanzaba hacia mí. De un brusco movimiento golpeé sus manos con las zonas planas de las hojas de mis armas, así como le dí una patada a su cola para evitar que se enroscara en mis piernas. Tras lo cual di un fuerte salto hacia atrás.

Me quedé en posición defensiva, con ambas armas bien firmes y a unos siete metros de distancia. Había intentado agarrarme, acababa de ver que era usuario de esa habilidad, debía de saber la debilidad del mar. ¿Acaso quería sujetarme y volver al mar? Si esa era su táctica, debía significar que sería una persona que hacía lo que fuera por lograr la victoria, y sabía utilizar las desventajas en los enemigos. Eso podría ser bastante interesante, tenía un gran instinto de supervivencia, y me gustaba. Solo espero que no pensara haberme dejado en el fondo del mar.

-No has tardado en cogerlo, Qazan. -En ese momento recubrí mi cuerpo totalmente con aquél material cristalino- No me siento del todo bien con esto -el recubrimiento de mi propio cuerpo se moldeó, volviéndose puntiagudo-. Pero hay que reconocer que es bastante útil.

Di rápidamente un salto hacia adelante, blandiendo mis armas nuevamente. Veía que el gyojin parecía bastante cansado. Tal vez en condiciones normales habría sido más rápido y me habría podido sujetar, igual por culpa del cansancio era que le había podido ver venir bien. Aunque no resultaba ser especialmente veloz, al menos no hoy. Tal vez estuviese cansado por algo, o tal vez los nervios le estuviesen traicionando de alguna forma.

Me lancé con una sola arma ejecutando giros con ella antes de impactar directamente contra su cuerpo. Tras ese ataque directo contra su cuerpo, usaría la propia inercia del movimiento de la técnica para ejecutar otro barrido con el arma que sostenía en mi mano izquierda, con aquella que no había hecho ese primer ataque. Nuevamente aprovechando la inercia giré sobre mi mismo, esta vez ejecutando un nuevo ataque con las dos armas, tras lo cual simplemente saltaría hacia atrás para mantenerme al margen de su cola y tratar de evitar un nuevo intento de agarre.

DATOS
#12
Qazan
Qazan
Con un rápido y ágil movimiento consiguió zafarse de mi agarre, logró evadir mi cola y con dos golpes en las manos y un reposicionamiento exquisito había solventado la situación. Luego de aquello retrocedió de un salto supongo que para ganar espacio para su nueva embestida, sin duda era un hueso duro de roer aunque de haber estado yo algo más habilidoso quizá habría podido darle un buen susto proyectándonos al agua. El combate estaba siendo toda una clase didáctica en la cual estaba aprendiendo más sobre mi mismo y mis propios defectos, viendo donde tenía que mejorar, valorando mis puntos fuertes así como los débiles. Por mucho que me estaba gustanto batallar con Juuken, se estaba animando demasiado, hasta tal punto que parecía no recordar que yo era un Gyojin desarmado y que de seguir así me podía acabar convirtiendo en sashimi y eso que él no era nuestro cocinero.

Preparó su cuerpo nuevamente con esas esquirlas del demonio que antes me habían causado esas hemorragias tan feas. -Otra vez esa basura...-. Dije previniendo lo que estaba por venir. No me quedaban demasiadas energías y ese choque si que sería el último, aunque más que un choque simplemente trataría de que los daños que me hiciese con su ofensiva fuesen lo menos graves posible. Relajé mis brazos y me coloqué en posición defensiva, mi idea era sencilla, golpear sus espadas justo a tiempo para al menos tratar de no acabar ensartado por sus espadas ni por sus pinchos de cactus. Estaba ya preparado, sabía que iba a lanzarse nuevamente con todo y así fue, de una rápida acometida recortó toda la distancia que nos separaba y, con sus katanas en mano lanzó sus potentes tajos.

El primer ataque directo hacia mi cuerpo logré bloquearlo aunque por el cansancio mi defensa era mucho más débil que anteriormente y recibí bastantes daños. Seguidamente y aprovechando su propio movimiento lanzó dos nuevos ataques consecutivos. Por mi parte simplemente pude apretar los puños todo lo que pude y tratar de resistir estoicamente la ofensiva de Juuken. Luego de aquello mis brazos cayeron por puro agotamiento, no me quedaban más energías para seguir combatiendo. Agotado, simplemente podía mantenerme en pie mientras trataba de respirar para calmar mi cansancio. En vista de que no era suficiente, me senté en la cubierta del barco de la manera más recostada y cómoda que encontraba.

-Buen combate pequeño, te has hecho fuerte-. Le dije tendiéndole la mano en señal de buena fé y cerrando así el círculo que inició nuestra amistad, aquel apretón de manos en Kolima, el de hacía un rato iniciando el combate y ahora éste dando conclusión al choque. Sin duda una forma muy poética de darle fin al combate que habíamos tenido. - Hoy has ganado, pero no te despistes, pienso volver a retarte cuando menos te lo esperes-. Le dije para darle a entender que esa batalla era suya, podía anotarse el punto... Pero el partido entraba en el descanso esperando a la segunda parte. - Y ahora... Será mejor que Gretta le eche un vistazo a estar heridas antes de que empeoren-. No tenía manera de moverme e ir hasta ella, aunque seguro que había estado atenta a todo el combate y no tardaría en aparecer para tratar estos cortes tan puñeteros.

OFF
#13
Juuken
Juuken
Me lancé a por él, pude en cómo sus ojos se abrían con fuerza, noté incluso cierto gesto que no supe diferenciar con exactitud, pero le note apurado en sus movimientos. Se protegió de mi arremetida como buenamente pudo, pero me di cuenta que lo único que había intentado era minimizar los daños. Le noté jadear, con el semblante serio y los brazos magullados, con restos de sangre corriendo por ellos. Conforme cese el ataque, di un salto hacia atrás volviendo a ponerme en posición defensiva, durante todo este combate, había sido así, y ahora le tocaba a él jugar sus cartas de nuevo.

No obstante, noté que algo no iba del todo bien. Normalmente siempre dice algo antes de lanzarse a la carga de nuevo, al menos ha estado todo el rato activo y con tensión. Esta vez fue completamente diferente. Sus brazos cayeron a plomo, como muertos. Durante un instante me asusté. Le había golpeado de pleno, con toda la fuerza de mis armas, y sus brazos sangraban. Probablemente se me descompuso la cara durante un instante, pensando que le había provocado severos daños en los brazos. Sudor frío comenzaba a recorrer mi mente y mi cuerpo, fue entonces cuando me di cuenta de que yo también estaba comenzando a respirar fuertemente, el sudor recorría mi cuerpo y estaba bastante cansado también. No podría mantener mucho más el ritmo del combate.

Por fortuna esa sensación tan desagradable no duró mucho tiempo, Qazan no tenía severos daños, sino que simplemente estaba fatigado por el combate. Se mostró cuando sencillamente se sentó allí mismo en cubierta, tratando de recobrar el aliento, medio recostado allí mismo. Mi tensión se liberó, y mi cuerpo se relajó. Adopte una postura más normal. Parecía que esto se había terminado. Fue un verdadero alivio darme cuenta de que no había graves daños. En ninguno de los dos. Me miré a mí mismo unos instantes. Sinceramente me vi sorprendido a mí mismo, no había sufrido daños, lo cual ya era mucho decir, considerando al compañero de batalla que tenía. Me doblaba en fuerza y en tamaño, sin embargo no solo había salido impune, sino que había logrado herirle y hacer que no pudiera continuar combatiendo.

-Buen combate pequeño, te has hecho fuerte

Qazan me tendió la mano. Sencillamente sonreí y me dispuse a aproximarme a él. Di los pasos lentamente, aprovechando para volver a enfundar los filos en sus respectivas vainas. Le estreché nuevamente la mano. Esta vez estaba seguro de que podía confiar nuevamente en él. Anteriormente había intentado sujetarme con fuerza para propinarme un fuerte golpe, aprovechando el estrechón de manos inicial, fue lo que realmente desencadenó este combate de entrenamiento. Esta vez era diferente, tenía la suficiente confianza para saber que no iba a volver a utilizar ninguna de sus tretas contra mi de nuevo, de hecho ni siquiera es capaz de continuar moviéndose. Estreché su mano con fuerza, había sido un buen entrenamiento.

-Hoy has ganado, pero no te despistes, pienso volver a retarte cuando menos te lo esperes.
-Cuando quieras, estaré preparado
-le respondí con una sonrisa.
-Y ahora... Será mejor que Gretta le eche un vistazo a estar heridas antes de que empeoren

Era cierto. Yo solamente estaba cansado, pero él tenía varias heridas. Tal vez me había sobrepasado contra él, se suponía que tan solo estaba siendo un combate de entrenamiento, aunque la intención real era conocer los límites a los que podría llegar cada uno de mis compañeros. Qazan tal vez había sufrido bastantes daños, pero si alguien más quisiera continuar el combate, lo cierto es que no podría mantenerlo demasiado tiempo. El cansancio estaba llegando a mí. En ese momento, y solo entonces, fui consciente del desgaste que había tenido durante el combate, lo cual ya me decía a mi mismo cual era mi punto débil. Debía tratar de centrarme en optimizar mis movimientos y no ir a lo loco. Esto tan solo fue un entrenamiento, pero de haber sido un combate real, ya no podría seguir si hubiera más enemigos.

Me quedé mirando a Gretta, iba a pedirle que viniera a ayudar a Qazan, pero parecía que ya se había dado cuenta de su falta. Había estado contemplando el combate todo el rato, o al menos eso creía. Al principio le pidió a Qazan que me diera un buen golpe, y ahora tenía una cara que no sabía exactamente cómo interpretar. La conocía desde hacía algo de tiempo, casi tanto como a Lance, pero no fue hasta que nuestros caminos se cruzaron en Kilombo que volvimos a vernos y viajar juntos, igual pasó con Qazan, por lo que no los conocía lo suficiente como para saber interpretar esa mirada. Aunque bien es cierto que no quería averiguar por qué tenía esa expresión. Solo esperaba que curase a Qazan, y que no quisiera combatir ella.
#14
Qazan
Qazan
Antes de darme cuenta, Gretta había acudido ágil a echarme una mano con las heridas que me había llevado de nuestro entrenamiento. -El renacuajo es fuerte eh...-.
Dije con tono de resignación al haberme visto totalmente superado por sus poderes asquerosos del demonio. Gretta me ayudó a ponerme en pie y a llevarme a la pequeña sala que utilizábamos cómo enfermería. -Perdona Gretta por hacerte esto-. Refiriéndome a que ahora tuviese que suturar estos cortes tan feos, curarme estas heridas... -También te he defraudado a ti... Pero te prometo que voy a volverme más fuerte, pienso protegeros a todos cueste lo que me cueste-. Le confesé con gran determinación.              

Nuestra médica no paraba de aplicarme diferentes ungüentos, cremas de cicatrización y demás para detener todas las hemorragias que tenía repartidas por todo el cuerpo. Parecía que era algo problemático para ella pero nada más lejos de la realidad, simplemente es que eran demasiadas heridas muy repartidas. Los tratamientos escocían como si me estuviese echando sal a las heridas. Ella se dio cuenta y me preparó un anestésico bastante fuerte, o tal vez no lo era tanto y mi propio cansancio hizo que me afectase más de lo que debería haberlo hecho.

Pronto comencé a ver borroso, mi resistencia había llegado al límite y empezaba a quedarme dormido del cansancio. Ya no sentía dolor pero la cabeza me daba vueltas, no sabía que tipo de calmante me había dado Gretta pero me había dejado en fuera de juego. Lo último que recuerdo es ver sus colmillos y su cara con un rostro calmado y sereno, aquello me dio a entender que desde su punto de vista, las heridas no eran tan graves como podían parecer en un principio. -Gracias Gretta-.
Le dije mientras terminaba de cerrar los ojos y caer dormido en la camilla de enfermería.

En el sueño, el ambiente parecía suspendido en el tiempo, bañado por una luz suave y dorada que no parecía provenir de ningún sol. Había un campo infinito de flores silvestres, sus pétalos danzaban al compás de un viento que no se sentía. De pie, a unos metros de distancia estaba ella y su sonrisa, esa que ya pensaba olvidada, iluminaba su rostro. Sentía que mi pecho se oprimía mientras la observaba. No podía moverme al principio, como si algo me atase al suelo. Pero ella extendió una mano, su pequeña palma abierta, invitándolo con una confianza que recordaba muybien. Dio un paso hacia ella, luego otro, hasta que al fin estuvieron frente a frente.

—¿Eres tú? —. Pregunté siendo mi voz apenas un susurro tembloroso.

—Siempre he sido yo —. Respondió ella, con esa risa cristalina que tantas veces había escuchado en mi niñez. Sus ojos, profundos y cálidos, me miraban como si los años no hubieran pasado, como si nada hubiera cambiado. Pero había algo diferente, algo en su expresión, una tristeza envuelta en su alegría. Me arrodillé, quedando a su altura, porque aunque ahora yo era un adulto, ella seguía siendo una niña. Quería abrazarla, pero algo me lo impedía, un peso invisible en el aire.

—Te busqué tanto... —. Dije notando como mi voz estaba quebrándose tratando de aguantar el llanto. Ella asintió, llevando su pequeña mano a mi rostro para secar una lágrima que comenzaba a deslizarse por mi mejilla. Su toque era cálido, real, pero efímero, como si el mismo sueño comenzara a desvanecerse.

—Nunca me fui de verdad —. Respondió ella—. -Estoy aquí cada vez que me recuerdas, cada vez que me sueñas. Pero el tiempo para nosotros es diferente ahora-. Quise protestarle, quería pedirle que se quedara, que volviera. Pero antes de que pudiera decir algo más, ella se puso de puntillas, acercándose para susurrarme al oído...

—Gracias por no olvidarme.

Luego de aquello desperté bruscamente en la camilla de enfermería, mi rostro empapado en lágrimas. Extendí la mano al frente para luego llevarla mi cara para comenzar a hablar conmigo mismo. -Pensaba que te habías marchado Althea, siempre te llevo en mi corazón-. Aún la podía sentir presente, como si hubiese estado velando por mi mientras dormía, como si hubiese estado aquí sentada protegiéndome.
#15


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