Hay rumores sobre…
... que una banda pirata vegana, y otra de maestros pizzeros están enfrentados en el East Blue.
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Anko
Médica Despiadada
23 de Verano del 724 / 5 horas después de la pelea en el muelle.

Dentro de la base G-23 de la marina, Anko estaba sentada detrás del escritorio de la oficina que se le asignó para realizar sus papeleos e informes sobre sus acciones estando en servicio. Con movimiento gráciles, su mano diestra se movía mientras sostenía un bolígrafo entre sus dedos, escribiendo lo que había sucedido en el puerto de Rostock apenas unas horas atrás. En su informé, relató todo lo sucedido, así como la cantidad de piratas capturados durante la batalla y posteriormente encerrados en las prisiones de la base.

Tras varios minutos de intensa escritura, su informe estaba listo para ser entregado a los superiores de la base, pero al menos por ese día, la jornada ya estaba terminando, con el sol ocultándose en el horizonte detrás de las gigantescas nubes, creando con ello, que el cielo empezara a oscurecerse anunciando la llegada de la noche. La marine decidió que entregaría aquel informe al día siguiente, por lo que guardó todo en los cajones detrás del escritorio y tomó sus cosas para partir, no sin antes colocarle seguro a la cerradura de la puerta, pues no quería que algún indeseado anduviera curioseando en la oficina de una Suboficial.

El sonido de la suela de sus botines golpeteando el suelo resonaba por el pasillo de la base, algunos soldados que pasaban por ahí la saludaban amablemente antes de retirarse, parecía ser que ya era muy conocida en la base, y ni sólo ahí. Resulta que su actuar en el puerto la hizo ganarse de una reputación, sumado ya a sus actos anteriores en labor del bienestar de la gente, esto generó que su rostro apareciera en los periódicos locales y fácilmente sería reconocida fuera de la base. Esto la hacía inflar el pecho de orgullo, sentía que cada vez estaba más cerca de cumplir su meta, convertirse en Almirante de la marina.

Ella caminaba tranquilamente, disfrutando de su tan apreciado tabaco quemado que la ayudaba a relajarse después de una larga jornada de trabajo. Ya se encontraba fuera de la base, despidiéndose de los guardias cuando una voz muy familiar llegó hasta sus oídos, haciendo que su cabeza se girara algunos grados a la derecha para observar de quien se trataba. Ahí se encontraba el conocido Teniente Koshiro, su padre, portando con orgullo aquella capa blanca con charreteras doradas en sus hombros. — Parece que mi hija ya pasó la etapa de colocar su cara en los diarios —. Dijo el hombre emocionado mientras mostraba un periódico a la joven, justo en la página donde se reportaba su actuar en el puerto de Rostock. Anko se sonrojó sutilmente por la vergüenza de que su padre la viera ahí, de igual forma, algún día sucedería.

— ¿Qué haces aquí? ¿No tienes trabajo? —. Mencionó la Suboficial tratando de cambiar el tema sobre su imagen en los diarios. Koshiro negó con la cabeza mientras se unía a ella en su caminata hacía el Pueblo ya mencionado. — Ya terminé, sabes bien que soy muy responsable con mi trabajo en la marina, poco a poco me voy ganando el ascenso a Comandante. Así como tú, estás cerca de Alférez ¿no es así? —. — Sí, aunque aún no lo veo cerca, pero debo esforzarme, después de todo, debo superarte en rango —. Koshiro río un poco mientras le daba una suave palmada a la espalda de la peli marrón, orgulloso de mantener una especie de rivalidad sana con su hija, aunque su otra hija pidiera su atención.

— ¡Esa es mi hija! Pero a todo esto, necesito que vayamos a la posada donde te estás quedando, quiero que veas algo… —. La curiosidad invadió a la peli marrón mientras lo miraba y asentía con la cabeza, sabiendo muy bien que cuando su padre decía algo similar, nunca decepcionada con aquello que podía mostrar. Sin mucha dilación, la joven se apresuró para llevar al hombre hasta su cuarto dentro de la posada. Una vez ahí, Anko dejó ingresar a Koshiro y cerró la puerta detrás de ella, el Teniente inspeccionó la habitación donde se estaba hospedando su hija con curiosidad antes de sonreír y sentarse en el borde de la cómoda cama que tantas veces había velado el sueño de Anko.

—¿Puedo ver ya lo que me quieres enseñar? —. Preguntó Anko con la curiosidad al tope, estaba deseosa de ver aquello que su padre tenía preparado para ella. Koshiro sonrió antes de buscar con sus manos un objeto dentro del bolso que siempre cargaba consigo y una vez lo consiguió, lo sacó al exterior, entregándolo inmediatamente a su hija. — Supongo que tú madre habría querido que lo tuvieras… —. Los ojos de Anko se abrieron sorprendidos mientras tomaba con delicadeza aquel objeto y una serie de recuerdos llegaban a su mente, recuerdos de su fallecida madre. Aquello que Koshiro le había entregado era un libro escrito por la madre de Anko, en la pasta principal no había nada, ni un título, ni una imagen, solo el nombre de la mujer “Teiyo D. Maki”.

Anko reconoció el libro en el instante que lo vio, pues ya años atrás había visto a Maki escribiendo en él e incluso pudo leer algunas páginas, aunque la mujer siempre mencionó que podría obtener el libro de sus estudios médicos sólo sí se convertía en médica como ella, y ahora, los requisitos estaban cumplidos. Y por muy increíble que fuera, la marine de cabellera marrón jamás había podido ver bien la portada, y la importancia de esto es que el nombre escrito de su madre llamó la atención sumamente en ella. — Teiyo D. Maki… ¿Qué significa esto, papá? ¿Mamá tenía esa extraña “D” en su nombre? —. Koshiro miró a Anko por breves milisegundos antes de asentir con la cabeza y levantarse del borde de la cama, caminando un poco antes de pararse frente a frente con su hija.

— Te pido perdón por mí y por parte de ella, podría parecer trivial, pero no debimos ocultártelo. Aún así, ella decidió mantenerlo en secreto y no colocar la “D” en tu nombre… —. — Pero… ¿Por qué? Digo… No es algo extraño, eh conocido a muchos que presentan esta misteriosa inicial en su nombre —. Koshiro nuevamente miró a su hija por algunos segundos antes de responder a la duda. — Cuando naciste y te registramos, yo quise agregar la inicial a tú nombre, pero ella lo impidió, alegó que todos en su familia presentaban esta inicial y siempre pasaban por alguna cosa terrible o tragedia… Y sabiendo eso, quiso evitar esto en ti al no colocar la inicial… —. Anko asintió levemente con la cabeza, comprendiendo rápidamente que el actuar de su madre siempre había sido en pos del bienestar de ella, sabiendo que incluso, la propia Maki fue víctima de una tragedia.

— Ya veo… De igual forma, creo que no debieron ocultármelo, lo hubiera comprendido… —. — Lo sé, nuevamente te pido disculpas por ello, y antes de que lo preguntes, no sé, y ni ella sabía qué diablos significaba esa “D”, simplemente aparecía en los nombres de su familia, pero nadie sabe de dónde vino ni porqué… —. Koshiro estaba en lo cierto, Anko estaba por preguntar el significado de aquella inicial tan misteriosa que solo presentaban unos cuantos y que al igual que el Teniente, desconocían completamente de su significado y su procedencia. Ella se mantuvo mirando el libro por algunos segundos antes de suspirar y mirar a su padre con determinación. — Papá, quiero llevar la “D” … Aunque mamá no lo hubiera querido, creo que es una bonita forma de cargar con su legado, ya con todo lo que eh hecho —. — Bah… Sí ya lo decidiste, supongo que no podré hacerte cambiar de opinión… Así que, lo apruebo, Uguisu D. Anko… No suena tan mal —. Dijo el hombre con una sonrisa, sonrisa que su hija compartió al escuchar cual sería su “nuevo nombre” a partir de ese momento.

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