Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Común] Vacaciones III
Illyasbabel
cuervo de tiburón
Vacaciones II.

Verano 22
Los primeros rayos de sol se encargaron de despertar al viejo madrugador, que descansaba en lo alto de dos arboles, en una hamaca flotante aferrada a ambos troncos, una costumbre afín a su pasado salvaje, que hoy día seguía conservando. Al igual que los días anteriores, no tenía apuro en levantarse, más bien disfrutaba la brisa de la costa y el olor sal. Aún medio dormido se hamacaba cual niño divirtiéndose. ¿Cuál sería el plan del día? probablemente buscar víveres. Luego de unos primeros minutos meditativos, observando el basto horizonte de aquella magnifica y tranquila playa, descendió hasta el suelo para beber un poco del jugo de los cocos que había recogido el día anterior. Hoy estaba tentado por un desayuno contundente, quizá unos huevos fritos con tocino... acompañado de un buen cítrico.

 Estiro sus pies y brazos mientras bostezaba, ya era hora de emprender viaje hacía la aldea, acomodo más o menos sus taparrabos y se colocó las espadas en su cinturón. La calma en su andar era notable, cada paso una eternidad, no estaba apurado ni mucho menos. Sus asuntos allí ya estaban zanjados por lo que no habría de que preocuparse. Mientras disfrutaba de un cigarro continuó en su tranquilo andar.

 Al llegar al puerto de la villa, sonrió, el habitual movimiento de los ciudadanos le traía alegría, la calma era un síndrome de que todo iba bien. La gente yendo de un lado para otro, en su rutina diaria de comerciantes y puesteros. Poco a poco se zambullo entre las multitudes, camuflándose como uno más de ellos. No demoró en divisar aquel puesto de fiambres y verduras atendido por un anciano amable, al que días atrás, había asistido en búsqueda de los mejores quesos de la zona. Era el sitio indicado para aprovisionarse. - Buenos días Don - se presentó, igualmente el anciano lo reconoció con facilidad. 

 Al cabo de minutos se despedía con un gesto amable y una propina abundante por la calidad de su servicio. Nuevamente empezo su recorrido hasta la playa donde estaba acampando.
#1


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