[Aventura] [T-1] Recoge tus micrófonos y vete

Día 62 de Verano del 724

¡Buenos Días, Zane! The sun is rising. Un día más en el Baratie con tu maravilloso trabajo que parece que ninguno de esos carcamales sabe apreciar. En fin, tu mismo dirás lo que haces para prepararos tanto a ti como a tu maravillosa y preciosa perrita Princess. 

Parece un día normal, al menos hasta que sales de tu cuarto y puedes ver el pifostio que hay armado en el salón del Baratie: Para empezar en TÚ puesto de trabajo, encima de TÚ escenario y delante de TÚ micrófono se encuentra un calvo. Lleva gafas de sol, perilla, un traje y un Yorkshire en brazos, el cual tiene la lengua fuera y observa a su alrededor con curiosidad. Pero ese no es el único cambio que puedes observar: delante del escenario se han colocado tres sillas y una mesa sobre la que hay unos treinta papeles. 

Al cabo de unos minutos de confusión un camarero se sube al escenario y se aclara la garganta

— Como nos hemos encontrado en la tesitura, una que nunca esperábamos, de tener dos candidatos a musico del restaurante hemos creado un pequeño concurso para... — El camarero se calla y mira hacía un lado— Joder Paul a mi no se me da bien esto. 

De repente, como si de detrás de unas bambalinas saliera, aparece un señor pelirrojo —Bastante bajito a tu parecer— que coge el micro con euforia y se dirige a los comensales, los cuales tienen un poco cara de circunstancia. 

—¡Hola a todos! Mi nombre es Paul Motorbikes y voy a ser vuestro presentador de esta noche!! ¿COMO ESTÁN USTEDES?... Un público difícil, ya veo... —Comenta después de ver que nadie le responde—. Bueno, bueno hoy tenemos un gran evento: Nuestro querido músico Zane se va a enfrentar a un duelo al nuevo aspirante: Chihuaha o mas conocido como Mr. Worldwide. 

Suenan, de no sabes donde, una serie de aplausos enlatados y gritos. 

—¿Pero quien va a juzgar a nuestros dos aspirantes? os estaréis preguntando— Prosigue el enano— PUES NI MAS NI MENOS QUE LAS GRANDES ESTRELLAS DEL EAST-BLUE: BEYONTWICE, MOMMY YANKEE Y BEETHOVEN SIII!

Parece que hoy todo el mundo aparece por arte de magia porque en las sillas, que anteriormente estaban vacías, han aparecido dos chicas de curvas pronunciadas y un señor mayor con peluquín y lo que parece ser un sonotone muy aparatoso. Los tres se encuentran saludando a un publico, que pasa de todo. 

¿Cómo se enfrentara Zane a este nuevo reto?

Aquella parecía una mañana más en el restaurante Baratie, el lugar al que Zane había decidido llamar hogar, al menos por el momento. Acababa de volver de sacar a Princesa por la cubierta exterior para que hiciera sus necesidades y estirara un poco las piernas. Estar allí era bonito, casi un sueño que hacía mucho que tenía, pero se sentía mal por el único ser que le había dado amor incondicional, su perrita.

—No te preocupes, princesita —le dijo Zane, mientras le rascaba tras la oreja—. Que esto va a ser pasajero, ¿vale?

—¡Guau, guau! —exclamó la perra, dándole un lametón en la mano.

—¡Ay, que bonica eres!

Tras ordenar un poco la habitación, vertió parte de su botella de agua mineral en el cuenco de princesa, tras haberlo lavado en el baño. Luego, sacó una pequeña fiambrera que había traído de la cocina con arroz hervido con pechuga de pollo y zanahoria, una comida ideal para ella.

—Vuelvo en cuanto termine la sesión, ¿vale? —le dijo, como si la perra la entendiera—. Pórtate bien.

—¡Guau!

El pelirrojo se aproximó al salón del Baratie, parándose en un espejo para observarse primero. Estaba vestido como un auténtico pijo: con un pantalón chino azul marino, zapatos negros y una camisa blanca sobre una de tirantas. Era lamentable. Sin embargo, era el uniforme, no podía hacer nada al respecto. «Parezco un tolili», pensó el cantante, suspirando y yendo hacia el lugar en el que debía actuar.

En cuanto llegó observó que había bastante barullo. Un pelón con un perro feo, un traje hortera y gafas de sol estaba junto a un gnomo de jardín cerca de mi escenario. Estaba ocurriendo algo, pero tampoco es que fuera de su incumbencia. ¿O sí? Fue en ese momento, cuando un individuo subió al escenario y aclaró que había dos artistas esa noche. Para Zane estaba claro que uno era él, pero ¿quién era el otro? Rápidamente el enano subió al escenario y comenzó a hablar.

—Tú sí que eres difícil, personae’ —comentaba Zane por lo bajo, aunque con un tono de voz que era probable que muchos otros le escucharan—. Será posible. 

La cara de enfado de Zane era notable. Los que le conocían sabía que no tenía paciencia para esas gilipolleces y que estaba a punto de explotar. Ante eso, viendo que el calvo estaba tomando su puesto en el escenario, se adentró en la barra del salón y se bebió un vaso de agua fría.

—Te juro por dios, hermano —comenzó diciéndole al barman—. Que como esos tres inútiles digan que gana el pelón, los saco por la borda.

Después de una canción sobre el tren marítimo y algo sobre on the roof, llegó el momento de Zane. Que pasó por el lado del calvo directamente y le miró a los ojos, clavando sus preciosos ojos grises sobre los del sujeto.

—Gracias por calentarme el escenario —le dijo—. Es lo que hace un buen telonero.

Respiró hondo, mirando a su público y clavando una mirada de odio sobre el enano pelirrojo. Nunca lo había visto en ese lugar, así que para Zane era el culpable de todo aquello. Sin más dilación, se quitó la camisa blanca, quedándose únicamente con el pantalón chino y la camiseta de tirantas, mostrando su esculpido cuerpo musculado, junto a una cadena con un perro.

Sonrió con chulería, y lanzó la camisa a Mommy Yankee.

—¡Vamos gente, repetid conmigo! ¡YEEEEEH! —eleva el brazo y señala al público esperando que lo repitieran, mientras su músico de confianza ponía una buena base. Tras ello, volvería a llevarlo a su boca —¡UUUOOOO! —y volvería a dirigirlo al público, antes de ponerse a cantar:

Yoh, yoh.
Este escenario es mío. ¡Come on!

Tras esas palabras, guiñaría un ojo a Beyontwice.

Habéis visto lo que he visto.
Habéis escuchado lo que yo.
Un parguela afónico que se cree un cantautor.
Habéis tenido mala suerte.

Os habéis topado con un tolili.
Un poco gili.
Que usa un PC
Para sonar bien.
Pero habéis dado con ZB,
y es la hora del placer.

La música fue mi maestra y yo fui su mejor discípulo.
Nunca dejé en blanco un capítulo.
El calvo y el enano de jardín son unos ridículos.
Juegan a ser dios.
Y solo hacen ridículos.
A ver si os vais y decís adiós

Estos son las ligas mayores, ¿me entendéis?
Y no estáis preparados para este infierno lleno de horrores, ¿lo sabéis?
Creéis que por tener ritmo latino y mucha plata
¿Queréis ir contra el Boss?
Anda, por favor…, ¡DEJAR DE DAR LA LATA!

Una vez acabara el ritmo de la canción, dejaría caer el micro con chulería sobre el escenario, para bajar y esperar a que los tres miembros del jurado dijeran algo.

Al bajar del escenario puedes darte cuenta de que hay un par de señores, bastante mayores, que están bastante escandalizados. Sus cucharas se han quedado a centímetros de sus abiertas boca y tienen los ojos desorbitados. En cambio ves como Mr. Worldwide te alza el dedo gordo de la mano, en señal de aprobación. 

—Vaya pasote, tío. 

Tampoco tienes mucho tiempo a pensar ya que Paul Motorbikes se ha subido al escenario, de nuevo, y se dirige a un publico horrorizado y aburrido a partes iguales. 

—¡¡Vaya dos pedazo de actuaciones!! VAMOS A VER EL RESULTADO DE NUESTRO JURADO

El duendecillo hace un gesto a las tres personas que se encuentran enfrente de el, cada una saca dos carteles con una puntuación: la primera es para Yorkshire y la segunda para ti, Zane. Para tu sorpresa Beyontwice os ofrece un seis a los dos alegando que sois bastante mediocres y que quizás deberíais mover un poco las caderas. Ya os vale. 

Mientras que Mommy Yankee después de darle un dos a Mr. Worldwide muestra un cierto favoritismo hacía ti puntuandote con un cinco. 

—La verdad, solo te subo la nota por el numerito de la camiseta— Declara. 

Por ultimo, pero no menos importante, Beethoven. El viejo se aclara la garganta y con una voz bastante ronca proclama. 

—Yorkshire eres una mierda te doy un uno. En cambio tu, Zane, tienes una maestría que nunca había visto con anterioridad. Vas a llegar muy lejos tío. Te doy un diez. 

—Muy bien chavales!— Proclama Motorbikes cuando los jueces dan su veredicto— De momento va ganando Zane pero esto no acaba aquí! Aún queda una prueba, todo buen artista que se precie tiene que tener un talento, algo que le haga destacar por encima de los demás a parte de la música. Sin más dilación: Que suba el primer concursante!!

Mr. Worldwide se coloca en mitad del escenario y, de no sabes muy bien donde, se saca una flauta dulce, si de esas que usabais en la asignatura del colegio de música. Pero en vez de soplarla con la boca se coloca la embocadura en otro orificio: la nariz. Durante un segundo lo único que se oye son las toses de un abuelo que se está ahogando del disgusto que le acaba de dar. Y de repente... Una música digna de una película en la cual una pareja de clases económicas tienen una relación prohibida en el transatlántico más grande del mundo que se acabará hundiendo matando al protagonista aunque cupiera perfectamente en esa tabla. 
A Mommy Yankee se le cae una lagrimilla. 

¿Qué hará Zane ante este gran despliegue de habilidades?

El pelirrojo observó al público nada más acabar su actuación, notando como había diversidad de opinión entre los presentes. Los más mayores no habían terminado del todo convencidos, pero los más jóvenes estaban a sus pies. El talento había ganado a lo estrafalario. Sin embargo, el jurado seguía dividido. La elitista de Beyondtwice les había dado un mísero seis, alegando que su juego de caderas era malo. ¿Qué se había creído esa vendedora del top manta venida a más?

—Mi movimiento de cadera esta de puta madre, socia —dijo Zane, mirando a la miembro jurado con asco—. Yo al menos no me chuto mierda en la cara para parecer más joven como tú, sabe’.

Estaba mosqueado, así que prefirió no volver a abrir más la boca. Una vez bajó del escenario fue a tomar agua. Contempló como el pelón tocaba una flauta que no sabía de donde había sacado, porque era imposible que tuviera eso guardado en algún lugar de su vestimenta, era demasiado ceñida. A no ser…, bueno, mejor prefería no pensar en ello. Tocó una melodía bastante bonita, todo sea dicho.

Al terminar, incluso el propio Zane aplaudió. Él no tenía mucho talento con los instrumentos, ya que era vocalista, pero sabía apreciar con creces cuando alguien tocaba bien, y más de esa forma. No había usado la boca, sino la puta nariz.

El pelirrojo subió al escenario, guiñándole un ojo a Mister Worldwide, para luego mirar al público y suspirar. Agarró una silla de madera, bajó el micrófono y se sentó en ella. Tras eso, se giraría para mirar al guitarrista que estaba tras él.

—Tócame un compás de cuatro por cuatro de rumba lenta, y cuando veáis que voy a romper redúcelo, ¿vale?  —Hizo una pausa, mirando al público—. Voy a cantar una canción que hice durante una mala época de mi vida, que intento olvidar cada día que pasa y con la que tengo pesadillas todavía. Yo la titulo, yo podría.

Si pudiera olvidar todo aquello que vi
Si pudiera borrar…
Todo lo que sentí.
Yo podría…, yo podría volver a reír.

Si pudiera explicar, porque sucedió.
Si pudiera matar, todo ese dolor.
Yo podría…, yo podría volver a reír.

En ese momento, de los preciosos ojos de Zane emergieron unas lágrimas al recordar a sus padres, su hermano y todo lo que había pasado en su vida como esclavo. Hizo una pausa para coger aire y elevó la voz cantando:

Prometo buscar alegría,
No olvidar toda esa experiencia,
Y ante todo…,
Recuperar esa inocenciaaa.

Para churu chu churu
Para chu ruchu ruchu

[…]

Al terminar, respiraría hondo, se levantaría de la silla y haría una leve reverencia al público y al jurado. El pelirrojo se consideraba una persona polivalente, y si todo salía según sus planes… Habría ganado. ¿Qué no? Tocaría sacar los pasos prohibidos y demostrarle a la estúpida de Beyondtwice lo que es un movimiento de cadera.

Cuando acabas tu actuación puedes observar como la sala se ha sumido en silencio. Puedes escuchar como algunos de los abueletes que antes te habían rechazado y despreciados se sorben la nariz. Poco a poco el silencio se rompe por unos tímidos aplausos que se acaban convirtiendo en una gran ovación por parte del publico: 

— Joder eso si que es música no como la mierda de los jóvenes de hoy en día

—¡TÚ SI QUE VALES!

—SUUUU— exclama un flipao'

Cuando te giras para ver a tu contrincante puedes ver que tiene cuatro pañuelos en las manos y se está secando las lagrimas que caen a borbotones por su cara. 

— Tío... que bueno eres... si necesitas algún telonero avísame por Dios. 

Los jueces también se han emocionado y por unanimidad te declaran el vencedor del torneo. Beethoven se te acerca y te da una tarjeta en la que se puede leer Mozart musical industries y te comenta que cuando quieras lanzarte al estrellato le des un toque. Mommy Yankee, que ahora se ha apropiado de tu camisa, te pide que se la firmes mientras te estrecha la mano y te felicita por esta gran actuación. Beyontwice, en cambio, te ofrece un ligero asentimiento de cabeza y puedes observar como por sus ojos pasa un sentimiento de aprobación. 

Felicidades, parece que por el momento no vas a perder tu puesto de trabajo. Aunque todo parece maravilloso de repente escuchas unos ladridos provenientes de tu cuarto. Cuando te acerques a mirar que es lo que está sucediendo podrás observar como Neo, el perro de Mr. Worldwide está olisqueándole la oreja a tu preciosa perrita. Los dos se mira bastante acaramelados y no te hacen caso una vez entras por la puerta. ¿Habrás interrumpido una cita? Quien sabe... 

—Hostias Neo pero si has ligao', vaya campeón estás hecho— Exclama Yorkshire desde detrás tuyo. 

«Y con esto cerramos la noche, damas y caballeros», se dijo el pelirrojo tras su actuación, mientras se secaba las lágrimas con el dorso de la mano, aunque en esa ocasión era de día.

El público aplaudía con fuerza, laureando su nombre como si fuera una estrella del paseo de la fama de aquella ciudad cuyo nombre no recordaba, mientras que otros coreaban su nombre. Los aplausos sonaban como una melodía que se adentró en su mente, su alma, su cuerpo y llenó su orgullo. Alzó la mirada, con el puño cerrado y levantó el brazo. Tras ello, hizo una reverencia a su público, que no podía evitar levantar la cabeza con soberbia y sonreír con chulería.

—¡Muchas gracias, mi gente! —exclamaba, haciendo reverencias varias—. ¡No olvidéis pedir el especial de la casa! —continuó diciendo—. Dos por el precio de uno los jueves por la noche —prosiguió, aunque no sabía si eso era verdad. Le sonaba una oferta como aquella, pero no sabía si fue algo puntual o continuaba, aunque tampoco tenía claro si se trataban de los jueves, quizá fueran los lunes, ¿o tal vez los martes? Ni idea, pero daba igual. Había triunfado, hasta el punto que Beethoven le dio una tarjeta de una compañía de música, que no dudó en guardar en su bolsillo.

Cuando el jaleo fue disipándose, como si de un extraño instinto paternal se tratara, escuchó como su princesita ladraba. Sin pensarlo, se fue directo hacia su habitación y no pudo creer lo que estaba sucediendo… Un chucho cualquiera estaba intentando profanar a su perrita, tan inocente y dulce. ¿Lo peor? Que parecía que a la perra le gustaba.

Sin pensarlo, se acercó a su perra y la cogió en brazos, mirando con desprecio al otro animal.

—Oye socio, dile a tu chucho que si quiere salir con mi princesita primero debe mostrar unos modales —le dijo—. ¿Qué es eso de adentrarse en su cuarto sin el permiso de su padre? Eso no está bien —le dijo, clavando una fría mirada sobre el calvo —. Así que llévatelo de aquí anda. O si no…

Zane clavó sus preciosos ojos claros sobre el calvo, pero con un gesto bastante severo. Quería dejarle en claro que no le gustaba que nadie se metiera en su habitación y mucho menos que un perro intentara profanar a su Pomerania, ¿qué ocurría si la dejara en cinta? Además de que tendría que estar más pendiente a ella, seguramente su descendencia perdería el pedigrí y eso era algo que no iba a permitir.