Alistair
Mochuelo
14-12-2024, 07:53 AM
Hay quienes dicen que vivir en la absoluta ignorancia es una bendición disfrazada de maldición. Ignorante de todos los problemas que puedan rodearte, el no saber lo que ocurre a tu alrededor te impide sentir cualquier clase de estímulo negativo que acabe en problemas a corto y largo plazo. Y es que, desde el punto de vista en constante movimiento de la Marina y todos sus integrantes, esto puede ser un hecho bastante fácil de confirmar. Detener conflictos, arrestar malhechores, destruir organizaciones criminales... Todos son tareas cotidianas, pan de cada día que hasta el mas reciente recluta debe digerir con presteza si quiere sobrevivir un día más para contarlo a su familia.
La vida de un Marine nunca ha sido fácil, ni nunca llegará a serlo, pero vaya que te mantiene con los pies en la tierra. Para algunos es divertida, incluso. Una emoción reservada para la clase de locos que, en vez de huirle a un explosivo, corren hacia él en busca de arrojarlo lejos. O quizá no hace falta ir tan lejos, y basta con observar a quienes buscan un estilo de vida que siempre les mantenga con una mínima cantidad de adrenalina llenándoles las venas.
Por lo menos por este día, y quedará en tus manos si quieres otros más así, serás parte de esa minoría que va de cara al explosivo, o en este caso, de un grupo sospechado como delictivo.
Desde hace días que las fuerzas de la Marina estacionadas en Kilombo han estado recibiendo informe tras informe de una naturaleza casi idéntica. En ellos se habla sobre un grupo de piratas que se hacen pasar por civiles inocentes, personas "de bien" que no hacen más que vivir su día a día comerciando con sus humildes bienes, intentando traer el pan a la mesa que dará de comer a sus hijos. Todo una pantalla bien elaborada para cubrir sus actos reales: La venta de un narcótico que ha estado pasando desde hace semanas por debajo de la metafórica mesa que es Kilombo, colándolo en casas y negocios por igual, y enganchando a cada alma lo suficientemente ingenua para probarlo y pensar que saldrán divinamente de tal ocurrencia.
Pero por supuesto, nadie cuenta con el tiempo suficiente para ocupar su cabeza con la idea de soltar tan problemática sustancia antes de que ésta les inunde la cabeza de la necesidad de consumir más. Opiáceo de manual, vamos.
Tu deber de hoy será el de tratar con el problema de cara, pasando como una Marine encubierta como civil y consiguiendo suficiente evidencia de un individuo en concreto -del cual recibirás información un poco mas adelante- para conseguir su arresto, y llevarlo a la G-23 para posterior interrogación. Si tienen suerte, sacarán nombres y ubicaciones de integrantes de la organización para decidir como proceder. Y si no hay suerte, como mínimo sacarán a un distribuidor de veneno de las calles. Todos salen ganando, sin importar para dónde avance. Pero primero hay que llevarle con aproximaciones legales ante la justicia.
El individuo en cuestión es un humano alto, alrededor de sus 30 y tantos, de género masculino, carente de su ojo derecho y con un llamativo tatuaje de serpiente con la cabeza empezando en el dorso y la cola acabando en su hombro. Quien quiera que le ha hecho el diseño, ha hecho una obra de arte en el cuerpo del hombre, pero no estamos aquí para admirarle la tinta bajo la dermis a quien será un futuro preso.
El objetivo en cuestión frecuenta un bar local de Rostock, a unos 10 minutos hacia el norte del puerto, llamado Meper's. Un buen sitio con una fachada algo antigua, tiene buena historia en la zona, aunque últimamente su clientela ha ido disminuyendo de manera estrepitosa por los malos rumores que se han ido amasando alrededor del lugar, convirtiéndose lentamente en un lugar de reuniones frecuentes para ese tipo de intercambios clandestinos. Esto sin ningún consentimiento del dueño, por supuesto. Uno de tus asociados, otro Marine, ha conseguido pactar una reunión con el tuerto para "la compra de un lote generosamente grande de su producto", pero aún requieren evidencia incriminante e irrefutable para procesar una orden de arresto y llevarlo a cabo. Para esto, y porque el pobre novato a duras tiene el porte para asustar palomas en la plaza -y a veces ni eso-, te han encargado el rol de agente encubierta a ti. Deberás ir, hablar con el sujeto, y fingir concretar un acuerdo con él; a la primera que diga algo imposible de malinterpretar, tendrás lo que viniste a buscar.
En pro de lograr esto, se te ha suministrado temporalmente con equipo a la altura de la tarea: Un Den Den Mushi de Vigilancia que puede grabar video y sonido, el cual servirá para captar el momento en el que le atrapes en el acto. Es lo suficientemente pequeño como para ocultarlo en un bolsillo, o donde te sea mas cómodo mientras el pequeño molusco pueda asomar un ojo para grabar.
Adelante y con todo, Marine.
La vida de un Marine nunca ha sido fácil, ni nunca llegará a serlo, pero vaya que te mantiene con los pies en la tierra. Para algunos es divertida, incluso. Una emoción reservada para la clase de locos que, en vez de huirle a un explosivo, corren hacia él en busca de arrojarlo lejos. O quizá no hace falta ir tan lejos, y basta con observar a quienes buscan un estilo de vida que siempre les mantenga con una mínima cantidad de adrenalina llenándoles las venas.
Por lo menos por este día, y quedará en tus manos si quieres otros más así, serás parte de esa minoría que va de cara al explosivo, o en este caso, de un grupo sospechado como delictivo.
Desde hace días que las fuerzas de la Marina estacionadas en Kilombo han estado recibiendo informe tras informe de una naturaleza casi idéntica. En ellos se habla sobre un grupo de piratas que se hacen pasar por civiles inocentes, personas "de bien" que no hacen más que vivir su día a día comerciando con sus humildes bienes, intentando traer el pan a la mesa que dará de comer a sus hijos. Todo una pantalla bien elaborada para cubrir sus actos reales: La venta de un narcótico que ha estado pasando desde hace semanas por debajo de la metafórica mesa que es Kilombo, colándolo en casas y negocios por igual, y enganchando a cada alma lo suficientemente ingenua para probarlo y pensar que saldrán divinamente de tal ocurrencia.
Pero por supuesto, nadie cuenta con el tiempo suficiente para ocupar su cabeza con la idea de soltar tan problemática sustancia antes de que ésta les inunde la cabeza de la necesidad de consumir más. Opiáceo de manual, vamos.
Tu deber de hoy será el de tratar con el problema de cara, pasando como una Marine encubierta como civil y consiguiendo suficiente evidencia de un individuo en concreto -del cual recibirás información un poco mas adelante- para conseguir su arresto, y llevarlo a la G-23 para posterior interrogación. Si tienen suerte, sacarán nombres y ubicaciones de integrantes de la organización para decidir como proceder. Y si no hay suerte, como mínimo sacarán a un distribuidor de veneno de las calles. Todos salen ganando, sin importar para dónde avance. Pero primero hay que llevarle con aproximaciones legales ante la justicia.
El individuo en cuestión es un humano alto, alrededor de sus 30 y tantos, de género masculino, carente de su ojo derecho y con un llamativo tatuaje de serpiente con la cabeza empezando en el dorso y la cola acabando en su hombro. Quien quiera que le ha hecho el diseño, ha hecho una obra de arte en el cuerpo del hombre, pero no estamos aquí para admirarle la tinta bajo la dermis a quien será un futuro preso.
El objetivo en cuestión frecuenta un bar local de Rostock, a unos 10 minutos hacia el norte del puerto, llamado Meper's. Un buen sitio con una fachada algo antigua, tiene buena historia en la zona, aunque últimamente su clientela ha ido disminuyendo de manera estrepitosa por los malos rumores que se han ido amasando alrededor del lugar, convirtiéndose lentamente en un lugar de reuniones frecuentes para ese tipo de intercambios clandestinos. Esto sin ningún consentimiento del dueño, por supuesto. Uno de tus asociados, otro Marine, ha conseguido pactar una reunión con el tuerto para "la compra de un lote generosamente grande de su producto", pero aún requieren evidencia incriminante e irrefutable para procesar una orden de arresto y llevarlo a cabo. Para esto, y porque el pobre novato a duras tiene el porte para asustar palomas en la plaza -y a veces ni eso-, te han encargado el rol de agente encubierta a ti. Deberás ir, hablar con el sujeto, y fingir concretar un acuerdo con él; a la primera que diga algo imposible de malinterpretar, tendrás lo que viniste a buscar.
En pro de lograr esto, se te ha suministrado temporalmente con equipo a la altura de la tarea: Un Den Den Mushi de Vigilancia que puede grabar video y sonido, el cual servirá para captar el momento en el que le atrapes en el acto. Es lo suficientemente pequeño como para ocultarlo en un bolsillo, o donde te sea mas cómodo mientras el pequeño molusco pueda asomar un ojo para grabar.
Adelante y con todo, Marine.