[Diario] [Pasado] Los códigos de un monje.

~ Día 54 de Verano, año 724.

En la esterilla de un monje.

La meditación de la mañana trajo consigo algunas conclusiones significativas, removió en mí ciertos parecer sobre como retomar ese objetivo interno que me llevo a recabar en La Marina. Durante el tiempo que había pertenecido al cuerpo, había visto una serie de motivos que me habían llevado a cuestionarme ciertos códigos que me componían.

Eran pilares para mí inquebrantables, tan sólidos y vetustos como las leyes que componían el código del templo. Sin embargo, había visto como de manera innegable, los factores que implicaban tomar ciertas decisiones a veces resquebrajaban esos códigos convirtiéndolos tan solo en una mera ilusión, como si los mismos fueran una utopía idílica que se busca pero no se encuentra.

Había llegado a la conclusión entre tantos otros andares por las islas, haber conocido a gente de varios tipos y haber vivido diferentes situaciones, que a veces, a pesar de que se persigue un sueño había que ser práctico y realista con el mundo en el que vivíamos. Yo, y absolutamente todos los hermanos del templo siempre imploraba por el uso de la razón, la conciencia y la humanidad que nos componía, de respetar la vida sobre todas las cosas y buscar un bien común sin tener que causar el mal, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que esa creencia, tan impuesta en el Templo Gautama, era por desgracia para cualquier ser del exterior una meta ilusa sin ningún tipo de rigor.

Por desgracia, el ser humano a día de hoy, no era partidario de conocer y respetar los códigos que lo componían como parte de un todo, y el ego campaba por todo el basto y ancho mundo en busca de saciar un hambre tan profunda e inabarcable como oscura, moviéndose bajo sus mismos intereses y sembrando el mal para los siguientes a él, perpetuando la codicia, el desapego y la muerte. El transcurso de la historia estaba tan condenado como perdido a autodestruirse así mismo, y los que a día de hoy no manejábamos los hilos del mundo, nos manteníamos a su merced. Quizá sea tiempo de empezar a influenciar también esos hilos, de una manera u otra.