Kael
El Fantasma del Mar
22-08-2024, 02:02 AM
Cuando la tierra tiembla y la planta gigantesca surge, una mezcla de admiración y angustia me envuelve, como una tormenta de emociones that me atrapan en una danza de sensaciones contradictorias. Es una Venus atrapamoscas colosal que brota de la misma esencia de la lucha que nos ha consumido y que, al mismo tiempo, revive en mí la vida y la esperanza.
El eco de las palabras de Atlas todavía resuena en mi mente, como un canto lejano que se mezcla con el crujido del suelo donde estoy de pie. Este hombre, que ha sido mi compañero de batalla, ha decidido ignorar el combate, desestimando todo lo que hemos construido en este breve, pero intenso intercambio. Su mirada se ha desviado hacia esa planta colosal que se yergue en la distancia, desafiando la lógica de este mundo de barro y niebla. La curiosidad que brilla en sus ojos contrasta con la determinación que late en mi pecho, una pulsación constante que me recuerda que estoy aquí por una razón.
-¿Es eso lo que deseas, Atlas? -grito, la incredulidad tiñendo mi voz mientras el viento sopla a nuestro alrededor-. ¿Volvernos espectadores de un espectáculo que no hemos elegido? ¿Subirnos al carro de una planta monstruosa en lugar de seguir nuestro propio camino? Este mundo puede ser extraño y aterrador, pero somos nosotros los que le damos significado a lo que sucede aquí. Más que lo que veo a mi alrededor, son nuestras decisiones las que definirán este lugar y nuestro destino.
Mientras él se aleja, mi mente comienza a girar, planteando preguntas que se agolpan en mi interior. ¿Acaso no siente el desafío que emana de nuestra lucha? Este entorno ha cobrado vida con nuestro enfrentamiento, lleno de energía y propósito, y sin embargo, ahora se da la vuelta hacia la intrascendencia, despojándose de la esencia que lo hizo vibrar.
El eco de las palabras de Atlas todavía resuena en mi mente, como un canto lejano que se mezcla con el crujido del suelo donde estoy de pie. Este hombre, que ha sido mi compañero de batalla, ha decidido ignorar el combate, desestimando todo lo que hemos construido en este breve, pero intenso intercambio. Su mirada se ha desviado hacia esa planta colosal que se yergue en la distancia, desafiando la lógica de este mundo de barro y niebla. La curiosidad que brilla en sus ojos contrasta con la determinación que late en mi pecho, una pulsación constante que me recuerda que estoy aquí por una razón.
-¿Es eso lo que deseas, Atlas? -grito, la incredulidad tiñendo mi voz mientras el viento sopla a nuestro alrededor-. ¿Volvernos espectadores de un espectáculo que no hemos elegido? ¿Subirnos al carro de una planta monstruosa en lugar de seguir nuestro propio camino? Este mundo puede ser extraño y aterrador, pero somos nosotros los que le damos significado a lo que sucede aquí. Más que lo que veo a mi alrededor, son nuestras decisiones las que definirán este lugar y nuestro destino.
Mientras él se aleja, mi mente comienza a girar, planteando preguntas que se agolpan en mi interior. ¿Acaso no siente el desafío que emana de nuestra lucha? Este entorno ha cobrado vida con nuestro enfrentamiento, lleno de energía y propósito, y sin embargo, ahora se da la vuelta hacia la intrascendencia, despojándose de la esencia que lo hizo vibrar.