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[Diario] [Pasado] Manual de Auron
Lionhart D. Cadmus
Tigre Blanco de la Marina
En la primavera del 724, Cadmus regresaría al hogar donde había pasado la mayor parte de su infancia junto a su abuelo Sypher. El sentimiento de nostalgia lo envolvía, mientras aún se sentía perdido y sin rumbo al comienzo de su adultez. Había decidido unirse a la Marina, pero más por seguir los pasos de su abuelo que por una verdadera convicción personal.

Por años, su abuelo lo había disciplinado de manera severa, algo que Cadmus, con el tiempo, entendería como muestras de amor y dedicación. Sypher quería protegerlo, consciente de que no le quedaba mucho tiempo, y que Cadmus pronto estaría solo, necesitando aprender a sobrevivir por su cuenta. Por ello, además del legado de la fruta del diablo que Cadmus consumiría, le dejó un código de conducta, reglas que Cadmus seguiría con devoción para llevar una vida digna.

Sypher adoraba la Marina con todo su ser y se encargaba de demostrarlo siempre que podía. Cadmus, en cambio, aún no lo comprendía del todo, pues todavía no formaba parte de ese mundo. Sabía que tendría que vivir esa experiencia para encontrar las respuestas que necesitaba.

Como rebelde de corazón, Cadmus no alcanzaba a comprender por completo la devoción de su abuelo. En sus venas corría la sangre de una pareja de piratas que lo concibieron en altamar. Aunque lo abandonaron, nunca los culpó. Los pocos años que su abuelo le dedicó fueron suficientes para llenar ese vacío, aunque ahora, en su ausencia, aún se sentía perdido.

En el humilde hogar de la Isla Kolima, Cadmus recogió las pertenencias que su abuelo dejó. Entre ellas encontró un pequeño libro titulado Manual de Auron. Lo leería incontables veces a lo largo de los años, memorizando cada lección, con la intención de seguir cada paso.

Su abuelo tenía un inmenso respeto por la Justicia Absoluta, una doctrina inquebrantable que dictaba que todo criminal debía ser castigado bajo un sistema justo y severo, sin excepciones. Para él, la ley era el pilar que sostenía el orden en el mundo, una verdad que no permitía desviaciones ni concesiones. Pero, ¿acaso esa visión de justicia incluía también a sus propios hijos? Después de todo, los padres de Cadmus fueron piratas, personas que desafiaron el orden establecido por la misma Marina a la que su abuelo había dedicado su vida. ¿Cómo había sido capaz de soportar la idea de tener un hijo pirata, un criminal a los ojos del mundo que tanto defendía? Debía ser una herida profunda y silenciosa, una batalla interna que su abuelo libró en soledad, ocultando su dolor detrás de un exterior imperturbable.

Ahora, Cadmus se enfrentaba a la misma pregunta: ¿qué pensaría su abuelo si él mismo decidiera seguir un camino similar? Si en lugar de defender la ley, la desafiara como sus padres lo hicieron antes que él, ¿podría su abuelo seguir estando orgulloso de él, o el peso de la decepción sería insoportable? Con su abuelo fallecido y sin ningún otro familiar cercano, esas respuestas se habían ido con él a la tumba. Cadmus estaba completamente solo, sin guía ni consejo. Su única referencia eran el Manual de Auron, un conjunto de enseñanzas que su abuelo le había transmitido, un manual de vida que podría ayudarle a encontrar su propio camino, aunque aún no estaba seguro si ese camino lo llevaría a la Marina... o al mar.
#1
Lionhart D. Cadmus
Tigre Blanco de la Marina
Pasando las páginas del Manual de Auron, Cadmus notaría cómo las hojas amarillentas reflejarían el paso del tiempo y el uso que su abuelo le habría dado, como si esas marcas fueran una extensión de sus propios pensamientos. Aquel libro, que solo conocería tras la muerte de su abuelo, contendría secciones que le ofrecerían reflexiones profundas en momentos de duda. Sería su única guía tangible, un legado que resonaría con las enseñanzas de Auron, tanto sobre la vida en la Marina como sobre cómo ser una persona íntegra.

Para Cadmus, el manual hablaría tan bien de la Marina como institución que bien podría considerarse un compendio sobre cómo ser un marine desde la perspectiva de su abuelo. Al mismo tiempo, sería una lección de moralidad y principios, un reflejo de la decencia humana. Sin embargo, habría algo que lo desconcertaría: mientras lo leía, no lograba encontrar referencias directas a los piratas, un tema que esperaría ver reflejado con más claridad; los piratas representando el caos que la Marina intentaba tan arduamente controlar.

Auron, según su abuelo, vería el crimen y la injusticia como males innegables, y la Justicia Absoluta sería la forma más pura de enfrentarlos. Para él, todo criminal merecería enfrentar el peso del castigo y las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, a pesar de lo claro que resultaba este mensaje, el manual seguía sin señalar explícitamente a los piratas como criminales. Era como si su abuelo hubiese evitado hacer esa connotación directa, quizás consciente de que sus propios hijos habían navegado los mares bajo la bandera pirata. Esa omisión le generaba a Cadmus una sensación ambigua, como si su abuelo, en el fondo, hubiera luchado internamente con la idea de condenar de manera absoluta aquello que, en su propia familia, había representado una parte ineludible de su historia.
#2
Lionhart D. Cadmus
Tigre Blanco de la Marina
Con el manual de Auron en sus manos, Cadmus reflexionaría profundamente sobre su vida y el camino que había elegido. Entre las múltiples opciones, sentía que su abuelo, Auron, había influido fuertemente en su decisión de unirse a la Marina. Auron siempre había querido verlo convertido en un marino, pero ahora, frente a esas páginas, Cadmus se encontraba en un punto crucial: debía decidir si ese era realmente el destino que él deseaba para sí mismo.

Nacido y criado en la Isla Kolima, Cadmus vivió sus primeros años junto a sus padres, quienes, aunque brevemente, renunciaron a su vida de piratas para criarlo. Sus recuerdos de ellos eran difusos, pues la mayor parte del tiempo fue cuidado por su madre, a quien recordaba con especial cariño por estar presente en casi cada momento de su infancia. Su padre, en cambio, era una figura más distante y seria, con quien compartía poco en el día a día, salvo algunas aventuras esporádicas por las Islas Gecko o pequeñas travesías en bote para experimentar el mar.

Ambos eran piratas, y su naturaleza aventurera y egoísta los llevaba a perseguir sus propios sueños, metas que un niño a bordo no les permitiría alcanzar. Cadmus, a su modo, entendía esto. Sabía que sus padres eran criminales y que, en el fondo, no deseaban arrastrarlo a esa vida. Del mismo modo, tampoco estaban dispuestos a renunciar a quienes eran por su único hijo.

La única alternativa fue confiar su cuidado a su abuelo, Lionhart D. Auron, un Capitán de la Marina que estaba a punto de retirarse. En un acuerdo tácito, Auron se convirtió en el responsable de educar y criar a Cadmus. Así, pasó los primeros siete años de su vida con sus padres, a quienes nunca volvió a ver. Los siguientes siete los vivió junto a su abuelo, compartiendo con él hasta su fallecimiento.
#3
Lionhart D. Cadmus
Tigre Blanco de la Marina
La partida de sus padres no afectaría profundamente a Cadmus, ya era de esperar. Su padre incluso se lo habría insinuado durante alguna de sus aventuras en altamar, como si abandonar a su único hijo fuera simplemente otro paso en su camino. Cadmus lo comprendería, aunque de un modo retorcido: sus padres habrían sido, eran y siempre querrían ser piratas. Aunque aún no habría desarrollado un sentido personal de la justicia, el cariño que sentía por ellos lo mantendría atado a una especie de lealtad emocional. En el fondo, sabría que cometían crímenes y que ese era el camino que habían elegido.

Mientras tanto, su abuelo, un Capitán de la Marina comprometido con la ley, estaría obligado a perseguir a criminales tal cual como sus propios padres. Por eso, durante sus primeros siete años, Cadmus raramente vería a su abuelo. Y en la rara ocasión que lo hacía, sería en visitas cuidadosamente organizadas, ya que sus padres y su abuelo se pondrían de acuerdo tácitamente para que pudieran pasar tiempo juntos sin conflictos.

Al cumplir los siete años, sus padres decidirían que Cadmus ya sería lo suficientemente independiente, al menos bajo su perspectiva. Creerían haber cumplido su parte al criarlo hasta ese punto, y ahora sería momento de retomar su vida pirata. En la práctica, eso significaría que Cadmus quedaría huérfano, aunque él no les guardaría rencor ni resentimiento alguno. Agradecería los años que habría compartido con ellos, pero, sobre todo, valoraría mucho más la presencia de su abuelo Auron, quien lo acogería desde ese momento, brindándole los años más felices de su vida. Lionhart D. Auron era un gran hombre, un ejemplo de integridad.

Un día, desde el puerto de la Isla Syrup, Cadmus observaría cómo el barco de sus padres se alejaría hasta perderse en el horizonte, con la casi certeza de que nunca los volvería a ver. Al regresar a casa, su abuelo ya lo estaría esperando. Auron tendría grandes planes y ambiciones para él, deseando forjarlo como un hombre justo, un futuro marino. Sin embargo, Cadmus no imaginaría lo que el destino le tendría preparado en los años por venir.
#4


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