Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Aventura] [Autonarrada] Una mancha en la Causa
Lemon Stone
MVP
Todo estaba a punto de cambiar.

Lemon esperaba en el taburete de siempre, un cigarrillo a medio quemar en su mano. Miraba el horizonte con ojos vacíos y la mente en blanco, intentando ignorar lo máximo posible la engorrosa situación que debía enfrentar. Le dio una profunda calada al cigarro como si en ella pudiese encontrar la solución que necesitaba, pero acabó en solo un suspiro acompañado de humo gris como el cielo que se posaba sobre él. 

No había pasado mucho tiempo desde que llegó a ese pueblo, que en un principio no era algo más que un montón de casas feas y caminos enlodados, nada que destacara demasiado. No obstante, conforme se relacionaba con los pueblerinos más se encariñaba de ellos y se daba cuenta de que ser pobre tampoco está mal. De alguna manera, lo que comenzó como un simple pedido a cargo de un recluta y su supervisor (o al revés, mejor dicho) acabó con valiosos recuerdos que su facción más superficial se negaba a aceptar. Allí nadie vestía prendas lujosas ni tenía vacaciones extravagantes, pero vivían bien y eran buenas personas. Trataban a Lemon como un héroe, como el hombre que salvó a Bea del incendio, como el que espantó a los bandidos. Aunque no lo quisiera, aunque hiciera de todo por evitarlo, tenía una responsabilidad con el pueblo y no podía mirar hacia un lado, no cuando sabía que todos corrían peligro. 

Aun así, tomar una decisión era difícil. 

Pensaba que así se debía sentir su padre cuando echaba del trabajo a uno de los mejores trabajadores, pero son decisiones duras que se deben tomar por un bien mayor. Por eso, porque creía que haría lo correcto, Lemon solo estaba preocupado de terminar el cigarrillo. El frío atardecer habría estado mejor con una cerveza en mano, o puede que con una botella de vino, cualquier cosa que le nublase un poco los sentidos, pero tampoco estaba tan mal. 

Entonces allí lo vio. 

Lemon elevó la mirada y sus ojos profundos y celestes se detuvieron en el hombre de piel morena y uniceja permanentemente fruncida, como si no hubiera otras emociones que expresar más que fastidio por la vida. Ronny era feo, bastante feo. Y el que Bea, una joven atractiva de sonrisa cautivante, caminase a su lado no hacía más que empeorar la situación. Sin embargo, en ese momento nada de eso importaba; las bromas habían acabado. 

Le echó un ojo a los documentos que sostenía con su mano fría e inamovible. Todavía no podía creerlo, pero las pruebas eran contundentes. El código escrito en el MANUAL era claro y directo con lo que había que hacer en un caso así, y Lemon estaba seguro de que la Armada tenía un protocolo a seguir, pero nada de eso le importaba: iba a solucionarlo con sus propias manos y a su estilo. ¿Acaso Ronny era amigo de los otros camaradas? Pues no, seguramente no porque Ronny no tenía amigos pues era un idiota amargado. Y con lo que había hecho no merecía siquiera ser llamado amigo. 

-¿Cómo está el héroe del…?

Lemon se levantó del taburete y caminó con paso firme hasta Ronny. Entonces, dejó caer toda la furia y confusión que sentía en forma de puñetazo contra la cara de Ronny. El hombre cayó al suelo, su nariz sangrando. 

-¿Me vas a explicar qué es esto, Agente 48? -le preguntó, lanzándole el montón de documentos-. ¿Cuánto tiempo llevas engañándonos y por qué organizaste el ataque de los bandidos? ¿Qué esperas conseguir aquí? 

Ronny tomó una de las hojas mientras se quitaba la sangre del rostro, y entonces miró el contenido. Frunció aún más el ceño y chistó, no molesto por las palabras exigentes de Lemon ni el puñetazo, sino porque había sido descubierto por un completo imbécil. Habiéndose dado cuenta de su grave error, Ronny se echó a reír. 

-¿Qué está pasando aquí…? -preguntó Bea mientras se echaba hacia atrás, intentando entender lo que sus ojos le mostraban. 

-Es un traidor, Bea. ¿Por qué me extraña? Mírate: la traición está en tus venas -le acusó Lemon, sus ojos inquisidores juzgando a Ronny. 

-Jamás pensé que supieras leer, yo te daba por un completo idiota. Es cierto que tu papeleta de héroe ha retrasado nuestros planes, pero no se puede escapar del destino. -Ronny se levantó, enfrentando a Lemon. El traidor sabía que el recluta era un idiota, pero uno con exceso de fuerza física y una resistencia sobrehumana; pelear allí sin refuerzos podía ser un suicidio-. ¿Por qué no dejas que termine mi trabajo? Te perdonaré la vida a ti y a Bea, es todo lo que puedo ofrecerte. 

Lemon, su semblante sombrío y serio como nunca, se acercó al taburete y entonces cogió el gigantesco martillo de guerra que descansaba sobre la pared del edificio. Se giró hacia Ronny con gesto decidido. 

-¿En serio vas a pelear contra mí? Bien, veamos lo que puedes hacer. 

El recluta se abalanzó sobre el traidor con furia genuina, y dejó caer su arma con todo el peso de sus emociones. Ronny esquivó a tiempo, pero no pudo evitar los fragmentos de piedras afiladas que salieron disparados, uno de ellos cortando su cara. Contraatacó con un rápido golpe de palma, impactando en el pecho de Lemon, pero este ni se inmutó. Agitó una vez más el martillo y esta vez le dio de lleno en un costado, rompiéndole más de una costilla. El primer intercambio fue rápido y dejó en evidencia una cosa: en un combate directo Ronny no podía vencer a Lemon. 

Por lo mismo, usó un truco que estaba a la altura de alguien como él, de una rata pobretona y sin honor. Aguantándose el dolor, corrió hacia Bea y la tomó rehén. 

-¡Quédate donde estás o le rompo el cuello, maldito monstruo! -ordenó Ronny, apretando con fuerza a Bea, quien estaba asustada y llorando. 

-Una rata usando tácticas de rata… ¿Qué quieres? 

-Déjame ir -pidió Ronny-. Yo… Yo no puedo caer aquí, menos contra ti. No entenderías mis motivos. 

-¿Qué motivos pueden justificar tu traición a la Causa? 

-¿La Causa? ¡La Causa no existe, maldita sea! ¡Tienes que dejar de fantasear, Lemon, ya eres un adulto! -rugió Ronny.

Lemon dio un paso hacia delante y Ronny retrocedió. La Causa sí existe, de eso estaba seguro. Él y muchos otros camaradas luchaba por un mundo donde no hubiera tantos pobres ni gente de color humilde… O sea sí, pero se refería a un mundo respetuoso y diverso. Un traidor como Ronny jamás entendería eso, quien trabajaba para el Gobierno Mundial como un espía. De seguro que quería desbaratar la célula de revolucionarios que operaba en secreto en ese pueblo… Era un tipo peligroso por todo lo que sabía, pero no podía poner en peligro a Bea. 

-Vete y déjala ir -respondió Lemon después de pensarlo un momento. 

Finalmente, el recluta se dio cuenta de que la había cagado por su actuar imprudente e insensato.
#1
Moderador OppenGarphimer
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