¿Sabías que…?
... el autor de One Piece, Eichiro Oda, hay semanas en las que apenas duerme 3 horas al día para poder alcanzar la entrega del capitulo a tiempo.
[Aventura] Sonidos en la Armería [T1]
Rose D. Hestia
Vesta
Los rumores se extienden como una enfermedad o eso dice todo el mundo. Si bien es cierto que el ser humano es incapaz de contener por mucho tiempo sus ganas de revelar alguna información que solo ellos saben, cuando el tema en cuestión esta envuelto en un halo de misterio e intriga de un origen místico, espiritual o incluso desconocido, aviva aun más esa llama bocazas de algunas personas.

Y los rumores eran especialmente jugosos de revelar y fácilmente prepagables cuando eran capaces de causas tormento o temor a otras personas. A muchas personas les divierte la idea de ver atemorizarse a otro ante una historia que ellos mismos den por infundada o falsa, generaba un sentimiento de superioridad muy repulsivo para algunos, por la simple idea de esperar a que por inculcar unas ideas erróneas en la cabeza de alguien el mismo este aterrado mientras tu haces presencia con toda la gala de que la situación no es nada fuera de este mundo. Sin duda brinda una imagen de superioridad.

Precisamente un rumor se habia estado extendiendo por la base del G-31. El mismo centraba su foco en el almacén de armas más apartado de todo el cuartel, el cual en muchos casos se acababa usando como un almacén para armas viejas o en desuso, es decir cosas poco importantes. No obstante desde hace un par de semanas, se dice que todo aquel que pasa por allí a ciertas horas de la noche escucha sonidos procediendo de su interior y siempre que alguien entro a inspeccionar no encontró nada de nada, pero una vez salían de nuevo y cerraban la puerta, los sonidos regresaban alimentando el pánico de algunos soldados. Y dicho rumor se fue extendiendo hasta llegar a los oídos y boca de todos los soldados de bajo rango del cuarte, también habia llegado a los oficiales, pero estos le hacían caso omiso. 

Y justo ese día, la guardia por la zona del almacén maldito recaía en los hombros de Kiwi Stone, evidentemente era muy difícil que no estuviera al tanto de los rumores que tanto circulaban, aunque ya como los afrontara era cosa suya. Algunos de los soldados rasos que sabían que les tocarían inminentes guardias en el lugar estaban buscando como librarse de la guardia para no asistir. Era tal su desesperación que un soldado que le tocaba el turno nocturno esa misma noche contacto con dos agentes del gobierno que estaban de paso por el cuartel por su trabajo, para que pudieran intentar resolver este misterio antes de que le tocara trabajar a él, ofreciéndoles un pago como recompensa evidentemente. Aunque la realidad es que no estaban de paso, si no en una pequeña misión para supervisar la calidad y nivel del cuartel de la Marina y la verdad es que ese soldado seguramente tenia los días contados como soldado.

OFF
#1
Daryl Kilgore
-
Personaje


¿Una armería encantada? Los marines ya no sabían qué excusa inventar con tal de no trabajar. O al menos eso fue lo primero que pensó Daryl al escuchar cómo aquel soldado les ofrecía dinero, tanto a Irina como a él, a cambio de hacer guardia aquella noche. Tampoco era la única misión que tenían entre manos, también les habían mencionado algo sobre supervisar el nivel que había en el cuartel de la Marina. Un objetivo que seguro que les sacaba alguna sonrisa y comentario tremendamente sarcástico. Y es que tanto para Irina como para Daryl, aquella organización resultaba bastante ridícula, insulsa, indisciplinada. Los marines que conocía tampoco reforzaban mucho su opinión sobre dicha facción, para ser sinceros, cada cual menos serio que el anterior.

Pero el dinero era el dinero, sobre todo cuando se trataba de una tarea tan sencilla como la que les estaban poniendo entre manos. Se hizo de noche, acercándose la hora del encuentro. Daryl se preparó, colocándose su espada a la espalda y vistiéndose de manera más formal, como lo haría un agente del gobierno mundial. Camisa blanca, pantalones de traje negros y una chaqueta igual de oscura por encima, sin olvidarse de sus guantes. Adentrándose en la oscuridad, comenzó a dirigirse hacia el cuartel de la marina, donde había quedado en reunirse con su compañera. Iba bien de tiempo, puntual, como ya se había acostumbrado a hacer, sus pasos eran grandes y acelerados, por lo que nunca tardaba mucho en llegar a ningún sitio. Pero seguro que aún así, la pelirroja estaría esperándole con cara de malas pulgas, alegando que llegaba tarde. Para ella, él sieeempre llegaba tarde.

La noche se antojaba fría, solitaria. A pesar de no ser demasiado tarde, las calles por las que Daryl se movía estaban prácticamente vacías, desprovistas de vida. Y las pocas personas con las que se cruzaba, enseguida cambiaban de rumbo al ver aquel intimidante porte acercarse hacia ellos. Y es que el agente no solo medía más de tres metros, lo cual ya impactaba bastante, es que era grande y ancho como un maldito armario. Y la expresión de su rostro tampoco ayudaba, sinceramente. Era como si tuviera un permanente gesto de disgusto dibujado en la cara, con ojos fieros y ceño fruncido, además de todas las cicatrices que le atravesaban de un lado a otro. Pero Daryl lo prefería así, prefería mil veces no tener que acercarse a nadie que no conociera. Finalmente, llegó hasta el Cuartel.



VYD

Inventario
#2
Irina Volkov
Witch Eye
Irina ya estaba allí cuando Daryl llegó. Por supuesto. Siempre llegaba antes, y siempre, según su reloj interno, él lo hacía tarde. Apoyada contra una de las paredes cercanas al almacén, la figura de la agente destacaba incluso bajo la tenue luz de las lámparas del cuartel. Su cabello rosado intenso caía suelto, contrastando con el traje formal negro que vestía, ajustado y sin un solo pliegue fuera de lugar. La chaqueta corta y los pantalones de corte alto le daban un aire de profesionalismo que chocaba con la actitud de desdén que llevaba en la mirada. El frío no parecía afectarle en absoluto, mantenía una expresión impasible mientras sus brazos estaban cruzados sobre el pecho. Al escuchar los pasos pesados de Daryl aproximándose, se giró lentamente hacia él, levantando una ceja con una sonrisa sarcástica en los labios. —Diez minutos tarde. Debo de estar perdiendo la cuenta del tiempo porque juraría que te pedí que estuvieras aquí antes de las diez. — Bufó.

Sus ojos grises se clavaron en los de su compañero, aunque tenía que alzar bastante la mirada para hacerlo. Era una imagen curiosa, la de los dos juntos, el imponente gigantón y la mujer delgada y menuda en comparación, pero cuya presencia era tan afilada como un cuchillo. En contraste con Daryl, ella no llevaba armas visibles, tan solo unos guantes metálicos. No las necesitaba, o al menos, eso aseguraba con frecuencia. Sus habilidades solían bastar para resolver cualquier problema antes de que siquiera considerara sacar un arma. —Así que, la gran armería encantada, ¿eh? —Dijo finalmente, haciendo un gesto vago hacia el oscuro almacén frente a ellos.— Pensé que esta misión no podía ser más absurda, pero los marines siempre encuentran maneras de superarse. La incompetencia me da urticaria. — Se acercó a Daryl y comenzó a caminar al unísono con el. Había un claro sarcasmo en su voz, pero también una pizca de genuina curiosidad. Irina no creía en fantasmas ni en supersticiones, pero algo dentro de ella siempre disfrutaba desentrañar misterios, por ridículos que fueran.

—Yo creía que nos darían una misión de verdad. Pero juegan con nosotros. Yo no estoy para estas cosas, quizás tú si Daryl, pero yo no. — Le lanzó una mirada intensa, con aquellos ojos de pupilas infinitas que cambiaban de color según donde estuviera. Eran hipnotizantes. Era una burla ligera, la típica entre ellos, pero la pequeña sonrisa que dejó escapar al final suavizó el comentario. La relación entre Daryl e Irina era ... Especial, como para explicárselo largo y tendido a un psicólogo. Cuando estuvieron frente a la puerta, Irina se detuvo, colocando una mano sobre la fría superficie de metal. La examinó por un momento, y su expresión, aunque aún relajada, adoptó un toque más concentrado. —¿Crees que encontramos un montón de ratas o a un marine demasiado aburrido que decidió jugar a ser un espíritu vengativo? —Preguntó, echando una última mirada a Daryl antes de empujar la puerta con fuerza.


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#3


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