Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
16-11-2024, 04:35 PM
(Última modificación: 16-11-2024, 04:50 PM por Hunter D. Alpha.)
Verano, medio día del día 14.
La verdad, es que tampoco podías culparte de que tus oponentes no fueran la gran cosa. Ni de lejos, eras uno de los pocos súper humanos en el mundo que habías nacido con ciertos dotes que te hacían resaltar sobre el resto. Una gran fuerza. Un fuerte sentido del olfato. Una voluntad fuerte. Aunque las cosas adicionales que te dio la vida como belleza y capacidades de aguantar un par de días sin comer. Pero bueno, eso son unos pocos talentos con los cuales tú has llegado a este mundo. Pero incluso tú y yo sabemos que eso no tiene gran importancia. Ya que de nada sirve tener un talento y quedarnos enfrascados allí. En ese lugar lleno de confort donde estamos totalmente cómodos y donde nadie logrará sacarte. Desde pequeño, superarte a ti mismo día a día es algo que te ha llenado de placer y alegría. Forzarte a ti mismo a superar tus límites y ahora, que eres un pirata esto no sería diferente.
Nunca lo fue… y nunca lo será.
Hoy en día, estas montado sobre tu fiel compañera plumífera, Suzaku. Estás rodeado de un montón de gente en el suelo que se encuentra malherida e incluso alguno que otro muerto. ¿El escenario? Estás en la playa frente a un barco pirata que ha intentado desembarcar. Por mera casualidad de la vida o por simple mala suerte, tú estabas allí. El grupo de personas creyendo que serías un blanco fácil, han intentado hacer de las suyas y, han intentado robarte. Por qué claro, la gente de este barco no era gente específicamente buena.
Se trataban de piratas.
-¿Esto es todo?- Preguntas tú, decepcionado. El capitán pirata era un hombre ya mayor. Sin un par de dientes y canoso, aparentemente de unos cuarenta. Vamos, el clásico pirata. Este te miraba desde el suelo totalmente aterrado de ti. De que alguien tan joven representará tal peligro. Eres tan solo un muchacho con una lanza montado sobre un pato naranja de dos metros. Pero incluso sabiendo este contexto que escucharlo a primera vez sonaría tan estúpido, el mundo tienen que entender una cosa bastante simple.
El poder puede venir de cualquier lugar.
Algo que olvidé mencionar, es que el capitán pirata se encuentra justamente frente del barco. Tú simplemente suspira mostrándote claramente aburrido. Tomas tu lanza con ambas manos y la levantas sobre tu cabeza. En este momento, pasaste de mirar al viejo y pusiste tu vista en el barco, Alpha. Ya es momento de darle un fin a todo esto. Pretendes cortar el barco y comienzas a canalizar tu fuerza. Los músculos de tus brazos comienzan a crecer y marcarse. Esto exalta al capitán enemigo mucho más. Sabía que era su fin. Así que lo único que podía hacer era gritar por ayuda. Pero al final, todo se resumía en una pregunta.
Realmente… ¿La ayuda llegará?
La verdad, es que tampoco podías culparte de que tus oponentes no fueran la gran cosa. Ni de lejos, eras uno de los pocos súper humanos en el mundo que habías nacido con ciertos dotes que te hacían resaltar sobre el resto. Una gran fuerza. Un fuerte sentido del olfato. Una voluntad fuerte. Aunque las cosas adicionales que te dio la vida como belleza y capacidades de aguantar un par de días sin comer. Pero bueno, eso son unos pocos talentos con los cuales tú has llegado a este mundo. Pero incluso tú y yo sabemos que eso no tiene gran importancia. Ya que de nada sirve tener un talento y quedarnos enfrascados allí. En ese lugar lleno de confort donde estamos totalmente cómodos y donde nadie logrará sacarte. Desde pequeño, superarte a ti mismo día a día es algo que te ha llenado de placer y alegría. Forzarte a ti mismo a superar tus límites y ahora, que eres un pirata esto no sería diferente.
Nunca lo fue… y nunca lo será.
Hoy en día, estas montado sobre tu fiel compañera plumífera, Suzaku. Estás rodeado de un montón de gente en el suelo que se encuentra malherida e incluso alguno que otro muerto. ¿El escenario? Estás en la playa frente a un barco pirata que ha intentado desembarcar. Por mera casualidad de la vida o por simple mala suerte, tú estabas allí. El grupo de personas creyendo que serías un blanco fácil, han intentado hacer de las suyas y, han intentado robarte. Por qué claro, la gente de este barco no era gente específicamente buena.
Se trataban de piratas.
-¿Esto es todo?- Preguntas tú, decepcionado. El capitán pirata era un hombre ya mayor. Sin un par de dientes y canoso, aparentemente de unos cuarenta. Vamos, el clásico pirata. Este te miraba desde el suelo totalmente aterrado de ti. De que alguien tan joven representará tal peligro. Eres tan solo un muchacho con una lanza montado sobre un pato naranja de dos metros. Pero incluso sabiendo este contexto que escucharlo a primera vez sonaría tan estúpido, el mundo tienen que entender una cosa bastante simple.
El poder puede venir de cualquier lugar.
Algo que olvidé mencionar, es que el capitán pirata se encuentra justamente frente del barco. Tú simplemente suspira mostrándote claramente aburrido. Tomas tu lanza con ambas manos y la levantas sobre tu cabeza. En este momento, pasaste de mirar al viejo y pusiste tu vista en el barco, Alpha. Ya es momento de darle un fin a todo esto. Pretendes cortar el barco y comienzas a canalizar tu fuerza. Los músculos de tus brazos comienzan a crecer y marcarse. Esto exalta al capitán enemigo mucho más. Sabía que era su fin. Así que lo único que podía hacer era gritar por ayuda. Pero al final, todo se resumía en una pregunta.
Realmente… ¿La ayuda llegará?