Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Común] [C-Presente] ¿Sabías que los Den Den pueden cantar Jingles? Yo tampoco | Priv. Asradi
Alistair
Mochuelo
La primera pregunta que arrojó Asradi se encargó de dejarle en claro que, aún cuando ella se encontraba fuera de su campo de experiencia, la sirena sabía bien las preguntas importantes que debía hacer. Si no fuese porque en su rostro ya había plasmada una sonrisa enorme, seguramente habría asomado una mas sutil en la comisura de sus labios. A la primera oportunidad que pudo después de la explicación verbal, le respondería a su duda. 

La respuesta corta sería sí. La respuesta larga y más enrevesada es que depende del Den Den Mushi. Los Den Den negros, por ejemplo, no tienen ningún receptor porque sirven exclusivamente para interceptar comunicaciones; solo saben recibirlas, no enviarlas, así que esa pieza sería un excedente innecesario. Los de monitoreo tampoco, ya que suelen usarse para recopilar información audiovisual. Pero por lo general, cualquier Den Den que sirva para comunicación en doble sentido tendrá esas piezas, y luego las que necesite para su propósito específico. — Porque, por ejemplificarlo en su propia mente, el Den Den blanco contaba con piezas adicionales para prevenir la intercepción de llamada de los Den Den negros. Era todo un mundo a descubrir, y uno que estaba dispuesto a enseñar poco a poco si la sirena estaba dispuesta a continuar con lecciones como estas. 

El emplumado soltó una risa suave cuando le escuchó a ella mencionar la maña que le tenía a los Den Den, algo que no negaría. — ¡Lo he hecho unas cuantas veces ya! Como bien dicen: La información es el arma más peligrosa, y la comodidad más buscaba. La Revolución siempre necesita de unos buenos Den Den para mantener la comunicación fluyendo, y los civiles siempre gustan de tener un Den Den para comunicarse con un familiar al otro lado de la isla, o incluso en una diferente. Hasta he escuchado que algunos son tan poderosos como para establecer comunicaciones entre Blues. — Esos, por lo menos de momento, aún se encontraban fuera de su rango de experiencia. Pero pronto intentaría estudiar sobre ellos para montar uno con sus propias manos. — Además, un Den Den funcional es un caracolillo más que alguien cuidará, ellos también se benefician de todo esto. Así que me sienta bien montar unos cuantos para asegurarme de que estos pequeños estarán en un sitio cómodo donde puedan vivir su vida. — Intentaba tener en cuenta todas las perspectivas disponibles en su forma de pensar. 

Poco después, la sirena plantaría otra duda bastante válida, aunque un poco mas filosófica en contexto. Un buen alimento para el pensamiento. A ello también podía ofrecer un poco de luz, aunque siempre había ambigüedad de por medio. — Tengo entendido que están mas que adaptados a ello, es básicamente su mejor y única habilidad. Solo... Imagino que debe ser agotador para ellos, aunque no de mala manera. Por algo duermen prácticamente todo el tiempo que no están en uso, o eso pensaría yo. — Por supuesto, no es como si en ningún momento hubiese estudiado un Den Den a un nivel quirúrgicamente meticuloso, así que lo suyo eran mas teorías e información empírica que otra cosa. 

El emplumado observaría cada movimiento que la sirena realizaba, cruzado de brazos y atento a cualquier cosa que pudiese salir mal en el proceso; iba bien, pero cuando llegó el momento de remover la pieza, algo falló y la sirena se llevó un chispazo por delante. Un sonido de sorpresa de Alistair acompañó al de reacción de la sirena, tomando la mano femenina entre las propias cuando ella dejara de sacudirla y revisaría minuciosamente que no hubiese quedado daño más que el susto y el disgusto. — ¿Estás bien? ¿Te ha electrocutado muy fuerte? — Preguntó a la chica, con sus ojos fijos en la mano de la sirena, buscando marcas con su mirada mientras su mente intentaba descifrar lo que había ocurrido. — Debió ser por alguna pieza interna estropeada que llevaba un daño. Parece que la lección vendrá bien para hacer mantenimiento a tu Den Den, ya que estamos. — Una sacudida en medio del asalto al castillo, algo de agua o incluso que algún día se le cayera al suelo y algo se descolocara dentro. Todas opciones perfectamente válidas. 

La herida, a simple vista, no parecía grave. Pero no había que olvidar que Alistair estaba en modo mamá gallina ahora mismo. — ¿Necesitas que te traiga algún medicamento para aplicarte? — Esperó a su respuesta, y si ella accedía, el lunarian rebuscaría entre un botiquín cercano por los implementos necesarios para luego entregárselos, o ponérselos él mismo si era necesario. Si por otro lado ella no lo veía necesario, tomaría las herramientas nuevamente y se pondría manos a la obra. — Veamos, si lo hago con cuidado... — Siendo el mango de goma, se encargó de utilizar las herramientas para remover la pieza que fallaba; con el mango del mencionado material, cualquier chispazo que cobrara vida subiría por la herramienta y se vería mitigada por la goma inmediatamente. — Ahí, fuera pieza. — Saldría con facilidad, y aunque a simple ojo no parecía estar mal, el chispazo anterior indicaba lo contrario.

En eso, tuvo otra idea. — Ahora, me gustaría que intentes montarlo de vuelta, aunque usando... — De la parte de abajo del escritorio levantaría una caja metálica que, al abrir, evidenciaría varias piezas idénticas a las que habían sacado del molusco. Eran repuestos para ocasiones como ésta. — Éstas de aquí. Están sin usar, así que no deberían darte problema alguno. — Removió las piezas al tempo que sus palabras salían de sus labios, colocando las piezas nuevas en el lado opuesto al Den Den para que no se mezclaran con las antiguas. — Esta vez te indicaré cada paso, uno a la vez, de lo que tienes que hacer, pero me gustaría que fueran tus manos quienes pongan al caracolillo en operación nuevamente. ¿Te parece bien? — Propuso, sonriéndole enérgico. Ahora, más que solo ofrecerle instrucción visual a imitar, sería su guía verbal. Pero tampoco la presionaría de más sobre hacerlo o no, en luz de su experiencia reciente.

Las herramientas y las piezas estaban sobre la mesa, ¿estaría ella dispuesta a hacer la tarea?
#11
Asradi
Völva
Por inercia, Asradi se chupó un poquito el dedo donde se había llevado el chispazo. Todavía escocía pero no era nada grave. Incluso, un poco indignada, le echó una mirada no muy amigable al pobre caracol que, al fin y al cabo, no tenía la culpa de nada. Su mano fue tomada por la de Alistair, más grande y protectora que la suya, pero pudo sentir la calidez y el cuidado con el que el lunarian ahora intentaba revisar si le había dejado alguna quemadura o herida. Ese gesto tan suyo provocó que el gesto de la sirena se suavizara y esbozase una muy suave sonrisa.

Estoy bien, solo ha sido un pequeño chispazo, ¿ves? — Fue ella la que, ahora, extendió la palma para mostrarle su totalidad a Alistair. No había nada de quemaduras como tal, ni de heridas. Solo una pequeña rojez en la punta de los dedos indice y pulgar que no revestía gravedad.

Tras eso, retomaron la lección hacia el Den Den Mushi. Era un caracol pequeño y bastante tímido, aunque ahora permanecía dormitando tranquilamente, mientras le hacían el mantenimiento. Asradi retomó la atención, también, cuando Alistair empezó una vez más con la práctica y las explicaciones de por sí. Poco a poco, el pequeño escozor en sus dedos fue remitiendo.

La verdad es que este Den Den Mushi no es nuevo. — Por decirlo de alguna manera. Era uno ya usado que había conseguido en cuanto llegaron a Oykot y que les serviría, en ese momento, para que los grupos se mantuviesen comunicados. Así que, probablemente, el molusco no había recibido un mantenimiento decente desde hacía tiempo. Y sumado al desconocimiento que Asradi tenía al respecto. Así que aquello le vendría bien a los dos.

Una para aprender y el otro para recibir dichos beneficios.

Al menos ha funcionado hasta ahora y no le ha pasado nada más grave. — Le dió una caricia breve al durmiente molusco con uno de sus dedos, antes de apartar la mano y seguir, con la mirada todo el proceso que Alistair estaba haciendo. Como retiró la pieza que fallaba y que a ella le había dado el chispazo y la dejaba a un lado.

Ahora, fuera de toda conexión peligrosa, Asradi tomó dicha pieza y la examinó en su mano, por delante y por detrás, con expresión minuciosa, tratando de entender lo que estaba mal con ella, la colocación y lo que pudiese aprender. Sí lo vió, entonces, el motivo del chispazo. Había un cable bastante pelado y en mal estado. Supuso que ese era el problema. Ahora el caracol tendría una pieza totalmente nueva.

Lo que no se esperó tampoco fue que Alistair la animase a intentarlo de nuevo, pero en sentido contrario. Es decir, a montarlo de nuevo con las piezas nuevas que el lunarian le estaba proporcionando.

¿Estás seguro? Ya viste que no salió muy bien la cosa cuando quise desmontar una pieza. — Lo había hecho torpemente, todo sea dicho.

Aunque entendía que, a la larga, tendría que aprender. Por desgracia, Alistair no iba a estar siempre allí para ayudarla. Fue con ese pensamiento en mente que se terminó de decidir. Asradi tomó aire y suspiró un poco, mentalizándose. Además, Alistair le iba a guiar, así que no debería haber demasiado problema.

Está bien, intentaré hacerlo mejor. — Su expresión, ahora, era más segura, más decidida. Tomó las herramientas que el lunarian le había puesto al alcance y primero contempló y examinó las piezas nuevas. Tomó la correspondiente y pasó los dedos por la misma, también luego por la concha del molusco, allí donde debía ir la susodicha. No solo era ponerla, sino que también tendría que juntar los cables entre sí para que hiciese el consabido contacto.

La expresión de la sirena era concentrada. Logró montar y colocar bien la pieza en sí. Y luego procedió a hacer lo mismo con la conexión. Supuestamente, todo estaba bien. O eso era lo que creía.

… ¿Alistair...? — Llamó, mientras sus ojos se abrían de par en par. La expresión de ella había variado a una de preocupación y “temor”.

¿Porqué? Porque el pobre caracol se había despertado en el momento en el que, literalmente, había comenzado a humear. Y no por el calor, precisamente. Los ojos celestes de la pelinegra seguían, consternada, la pequeña columna de humo y chisporroteo que nacía desde el pobre Den Den Mushi, como si fuese a estallar en cualquier momento.

Había creado, sin pretenderlo, una pequeña bomba de relojería.
#12
Alistair
Mochuelo
El calambrazo había resultado inofensivo para la sirena, verificado tras examinar un poco la zona que había sufrido la descarga. Tener la confirmación de la propia Asra era un alivio más que le permitió soltar un suspiro largo, aliviado ante el hecho. Lo último que querría sería que, en su primera lección, la chica pudiera llegar a ganar una razón para no continuar con la lección, incluso a sabiendas de que una actitud derrotista no era parte de la sirena.

Vale. Pero si en algún momento llega a pasar algo, notifícamelo y detenemos la lección un momento para revisar, ¿de acuerdo? Nunca está de más revisar dos veces con esas cosas. — Pausó un momento, ahora considerando con mas detenimiento lo que había ocurrido. ¿Podían haber más piezas en ese mal estado un poco mas al interior del pobre caracol? Lo mejor era ir a la segura. — Eso, y... A partir de ahora, lo mejor será manipular las cosas exclusivamente con las herramientas, hasta las tonteras que se podrían fácilmente con la mano desnuda. Si hay alguna otra pieza en mal estado que pueda ser un riesgo para ambos, prefiero que el golpe se lo lleven las herramientas. Esas pueden cambiarse y arreglarse cuando sea. — 

Tan pronto Asra empezó a hablarle sobre el molusco, fue turno del emplumado para escuchar -y de preguntar cuando ella acabara-. — ¿No? Eso explica lo que ha pasado hace un momento. ¿Alguna idea de cuánto tiempo lleva el pequeño sin una revisión? — Esto era asumiendo que conociese el dato, pues si se trataba de un molusco que había estado en operación mucho antes de lo que la sirena podía haberse hecho con él, era perfectamente posible que solo pudiese darle hasta la fecha en la que estuvo en sus manos. Y, sin saber cuánto tiempo había estado el Den Den funcionando sin un mantenimiento adecuado, era lo mismo que un equipo antiguo al que debías ponerle un cartel de "Peligro eléctrico" a un lado. Pobre pequeño... Seguro que había tenido que compensar más de una vez el equipo malfuncionando, pero no es como si fuesen particularmente fluidos en idiomas entendibles mas allá de durante la reproducción de llamadas. Un pensamiento que, por sí solo, le dejó pensando un segundo por cuán bizarro era.

¡Estoy segurísimo! Todo aprendizaje es pura y enteramente prueba y error. Es normal que al inicio te tropieces un poco, pero verás que en nada tus manos se acostumbran a cada movimiento y les saldrá tan natural como respirar. — Una exageración, o quién sabe, podía ser que no. Todo dependía de la sirena; su papel como mentor en ese momento tan solo era el de motivar a quien cobijaba bajo su ala para que siguiese adelante sin importar los sucesos. Ningún imperio se montó en un día, ni un primer Den Den en menos de una hora y muchos errores. 

Pronto, la actitud de la sirena regresó al optimismo que tanto conocía. ¡Como tenía que ser! De todas formas permanecería atento y daría cada instrucción conforme ella fuese necesitándola para el procedimiento, tal que no hubiese manera de equivocarse... Al menos, eso fue lo que pensó en un inicio. un pensamiento tan inocente que no concebía el fallo a punto de suceder.

La expresión de ella fue imitada por el emplumado al momento de poder presenciar la escena que ocurría a tan corta distancia, incluso si no podía sacarle mucho sentido al momento. "Terror" era la mejor forma de definirlo, si. O por lo menos lo sería, si no fuese por la confusión profunda que le provocó ver toda la humareda que estaba emitiendo el Den Den Mushi. Ni siquiera entendía cómo narices un molusco de esos podía arrojar humo. 

... Aléjate despacio y sin tocarlo. — Comentó, en un tono de lejos mas serio que el carismático usual. No estaba bromeando en lo absoluto, no contaba ni con el tiempo ni con la seguridad para hacerlo. 

Intervino tan pronto la sirena consiguió tomar la distancia necesaria, ubicándose frente a ella como una efectiva barrera que le permitía a ella apenas suficiente espacio para observar por encima del hombro masculino, dejando que presenciara las acciones del lunarian si lo quería pero negando cualquier posibilidad de que la sirena acabara como colateral de... Es que no podía ni ponerle una palabra al evento. Escuchar al pobre molusco quedarse atascado en la segunda mitad de su tono de llamada, un "Rerere" en una voz distorsionada, y empezar a agitarse bruscamente hacía la escena todavía mas preocupante y dramática. 

Todos sus movimientos intentaron ser lo más quirúrgicamente precisos que podían, tan a medida como pudiera para asegurarse de que nada estallara -literalmente- en su cara. Tenía que tratarlo con el mismo grado de seriedad que tendría al intentar desarmar un artefacto explosivo del que no sabía una puñetera cosa. Algunos movimientos mas tarde, unos cuantos malabares con las herramientas y levantar el metal de una pieza para cortar algunos cables internos consiguieron que el pobre animal por fin tuviera un descanso, aunque con un distintivo olor a barbacoa encerrado dentro de la tienda de campaña que seguro no se iría sino hasta dentro de unas horas. Desmontó el trabajo anterior, cambió las piezas por unas completamente nuevas, e incluso se aseguró de que éstas no tendrían ninguna falla interna, ¿sería quizá que sus repuestos también estaban en mal estado y no conseguía verlo?

Observó al animalillo, y luego a la sirena. — ... ¡Bueno! Un accidente puede pasarle a cualquiera, no pienses en ello demasiado. Lo mejor que puede hacerse es aprender de los errores e intentarlo nuevamente para que no vuelvan a repetirse. — Rió como siempre, aunque con un distintivo deje de nerviosismo casi imperceptible en medio de su carcajada. Como ponerlo de manera decorosa... La sirena había conseguido hacer realidad el equivalente de prenderle fuego a una piscina con una cerilla. Estaría asustado si no estuviera aún más impresionado.

Dame un segundo. — Se retiró un segundo del lado femenino y la mesa para luego rebuscar entre sus cosas, sacando una pequeña guía que parecía haber pasado mejores días, no porque no la cuidase sino porque había sido un material comprado de otro lugar que ya había tenido varios dueños anteriores. En la tapa, la imagen de un diagrama que ilustraba el interior de las partes mecánicas de los Den Den Mushi era lo que más destacaba. No pensaba que debía utilizarla porque tendían a ser particularmente técnicas en su lenguaje, pero... Visto lo visto, prefería servir como intérprete a los términos mas complicados y que ella dependiera de las ilustraciones. 

Dejó el libro sobre la mesa, justo al lado del Den Den Mushi a montar, y lo abrió en la pagina donde empezaban a detallar el montaje del mencionado molusco comunicador. — Utilizaremos esto en esta ocasión. Yo me encargaré de traducir lo que no entiendas, y tú encárgate de imitar lo que cada ilustración te diga, ¿de acuerdo? Luego de eso podemos intentar sin el libro, para ver cuánto has progresado. En cualquiera de los dos casos, de todas maneras estaré atento y apoyándote para asegurar de que... — Miró al Den Den ahumado un segundo. — De que los accidentes no se repitan. Así seguro que todo sale divinamente. — Intentó remarcar, manteniéndose positivo. Internamente, tenía cruzado cada dedo de su cuerpo en espera de que todo saliera bien.  

Hora de girar la ruleta del azar nuevamente.
#13
Asradi
Völva
Ya, claro. Prueba y error, decía. Eso era mucho más fácil decirlo que hacerlo. Y era irónico porque Asradi hacía lo mismo cuando se trataba de probar o experimentar con medicinas y ungüentos de plantas nuevas. Lo hacía consigo misma la mayoría de las veces, sí. Pero lo más que se había llevado, de vez en cuando, era alguna urticaria o algo de fiebre en ocasiones. Nunca había hecho explotar nada. ¡Y ese pobre animal estaba humeando! Fue, precisamente, gracias a la calma de Alistair que la sirena hizo lo que le dijo, quedándose justo detrás de él mientras el pobre molusco seguía humeando y haciendo sonidos inconexos y bastante lúgubres, todo sea dicho. La pelinegra miró un poco por encima del hombro del emplumado mientras éste intentaba estabilizar al pobre Den Den Mushi antes de que estallase por los aires. ¿Qué diablos había tocado ella para provocar una reacción como aquella?

Cuando todo estuvo ya bien, Asradi suspiró y negó levemente con la cabeza.

No sé si deberíamos seguir. — Era bastante obvio que no tenía la maña necesaria para tratar a ese tipo de criaturitas. Eran piezas delicadas también y el tema del cableado era toda una incógnita para ella. Y eso que el lunarian la había estado guiando lo mejor que había podido.

Sonrió de manera breve, aunque un poco desangelada. La verdad es que sí quería aprender, y Alistair lo hacía ver tan fácil que, quizás, se había confiado.

Casi hago explotar al pobre bicho, no tengo manos para esto. — Intentó bromear mientras el lunarian continuaba dejando ya a punto al molusco. Asradi, aún así, contempló todos los pasos con sumo interés, pues era obvio que, a pesar de los fallos continuos que había tenido, era algo que le interesaba en sobremanera.

De todas maneras, Alistair no tardó en comenzar a animarle. Inicialmente la sirena no parecía muy segura de querer continuar. No quería hacerle más daño al animalito y, por ende, no hacer perder más el tiempo a su compañero revolucionario, por mucho afán y buena voluntad que él le estuviese poniendo. Pero, poco a poco, fue recuperando un tanto las ganas. Él tenía razón, el aprendizaje consistía en un cúmulo de errores y en ver dónde estaban los fallos para aprender y no volver a repetirlos. Asradi había tenido mala suerte en sus dos primeros intentos, aunque la primera vez fuese por una falla de la pieza.

En cuanto al mantenimiento de él... No te sabría decir. Pero tiene pinta que no le han dado un repaso en bastante tiempo, por lo que logro entender. — Seguramente el pobre caracol había sido medio abandonado o algo parecido, aunque esperaba que no fuese tan así.

Dejó que Alistair se separase unos segundos y vió como rebuscaba algo. Al poco rato volvió con una especie de guía, bastante viejita y usada, que colocó a un lateral del Den Den Mushi que intentaban arreglar. O no hacer estallar, al menos.

No se ve mal... — Murmuró mientras pasaba un par de páginas, ojeándolas por encima antes de regresar a la página principal, la que Alistair había señalado para comenzar. Con esa guía inicial, y los consejos del lunarian, Asradi comenzó de nuevo el proceso anterior, antes de que todo humease, literalmente.

Sujetó las herramientas y volvió a repetir el procedimiento, con muchísimo más cuidado que antes. De vez en cuando volvía la vista a las páginas, asegurándose de que estaba siguiendo todos los pasos. Y, de vez en cuando, una mirada aprobatoria a Alistair. Cuando, finalmente, recolocó la pieza, todo parecía estar bien.

Creo que ya está... — Sonrió de manera suave.
#14


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