[Común] [C - Pasado] Destino sin brujula.

Hace tiempo que el chico de piel ceniza no tenía ese nivel de borrachera de no recordar que es lo que habia sucedido el día anterior. No obstante, aquella situación se le había presentado después de conocer a un grupo de mercaderes en uno de los bares de la ciudad que se encontraban en el puerto.  El capitán de la embarcación parecía estar de buen humor esa noche, lo cual Bonez habia aprovechado para poder aprovecharse de su buen humor para sacarle unos cuantos tragos gratis a aquel hombre que parecía estar de fiesta después de haber hecho un gran negocio después de que vendiera el arroz que estaba llevando a la isla Dawn, eso después de una grave plaga en las plantaciones de la ciudad que le hicieron vender los costales  de arroz casi por el doble del precio para que pudieran resguardarse hasta que pudieran  arreglar el problema. 

El hombre parecía ser muy alegre, el cual danzaba por las mesas mientras que canturreaba en un tono animado después de hacer aquel negocio de su vida, el cual que le habia dado una buena cantidad de Berrys que le darían seguramente una vida mucho más cómoda. Cosa que claramente Bonez no habia obviado, ya que pensaba en poder celebrar junto aquel capitán y ver si se podía llevar algo de aquel botín mientras la tripulación estaba bajo la influencia del alcohol. No obstante, las cosas no saldrían como el habia planeado, ya que entre el alcohol y la conversación en aquella madrugada, Bonez se fue asignado con aquel mercaderes, lo cual mezclado con el alcohol hizo que se olvidara del plan y terminará bebiendo con la tripulación hasta altas horas de la noche.

No fue hasta el mediodia del próximo día donde Bonez se despertó en un sitio desconocido, sin poder recordar gran parte lo que ha.bia ocurrido en aquella fiesta después de su cuarta botella de sake, haciendo que se tocara la cabeza con un leve quejido por la resca que parecía golpearle la cien como martillo.

Después de unos momentos, el chico de piel ceniza logró recordar algunos fragmentos de lo que habia ocurrido aquella noche,  en donde había aceptado el viajar con la tripulación de mercantes hacia Kilombo. Seguramente la ebriedad le había hecho aceptar aquella invitación, haciendo que suspiraba pesadamente  antes de acariciarse  la cabeza.

Maldigo mi afición al sake, solo espero que lleguemos pronto a Dawn. Dice con pesadumbre sintiendo el peso de la fiesta de la noche anterior intensamente en su cabeza.

El resto del viaje fue bastante ameno, ya que el capitán  aún tenía recuerdos de aquel muchacho que se había unido a su fiesta en su embarcación. Se notaba que era alguien alegre y jovial para su edad, sie do impresionante que con lo poco que habían dormido se levatara tan temprano y aún tuviera la energía para seguir bebiendo el resto del alcohol que habia quedado desde ayer.

Una vez llegaron a Dawn, el grupo marchó a las zona comercial para reabastecerse para seguir viajando después de los 2 días que estarían  en aquella ciudad. Bonez por su parten decidió marchar hacia una posada en donde pidió un café cargado para poder quitarse la resaca  mientras que pensaba que carajos haría en aquella isla en esos dos días antes de que los mercaderes volvieran de vuelta a los mares

Verano del 724, día 17
Villa Fosha, taberna

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Era pronto por la mañana en la Villa Fosha, Klaus bajaba de la habitación que le habían cedido en la taberna debido a unos favores, aún algo magullado por estos "favores" que había hecho a los aldeanos de la pequeña villa. Cuando llego, bajando por las escaleras, al salón principal de la taberna este fue recibido por el dueño, un huesudo y anciano hombre que andaba en bastón, de manera efusiva dentro de lo que su viejo y maltratado cuerpo por el tiempo le permitía este hombre, el salón desde hacia un par de días que el pequeño grupo de bandidos habían dejado en paz la aldea estaba a rebosar de gente celebrando o simplemente disfrutando ahora en calma por la ausencia de los malhechores, Vandead no le hizo mayor caso al dueño y de manera modesta se separo de el, sentándose en la única silla libre, que casualmente era donde había tomado sitio el extravagante hombre con tatuajes y extraño tono de piel, Klaus alzo una ceja mientras se encendía un cigarro para darle una calada y exagerar la bocanada de humo como si fuera un dragón para luego preguntar ala desconocido por su identidad -Hey ¿eres nuevo por aquí? me llamo Klaus, Klaus Vandead, no te preocupes yo también soy nuevo en la villa, apenas llevo dos semanas aquí atrapado después de haber naufragado, aunque bueno debería callarme, no he podido evitar fijarme en tus extravagantes pintas ¿Cómo te llamas?- aclaro el joven en una verborrea que pudo haber dejado sin alguna abertura continuar su conversación al hombre de piel ceniza.

Tras un rato llegó una joven camarera una gran jarra de cerveza y el café que extraño pidió, al ver al desaliñado hombre hablar con el otro hombro de ropajes algo estrafalarios e incluso macabros, simplemente sonrió a Klaus en silencio y se fue, Klaus respondió con una sonrisa sincera y amable a la chica y le dio un trago a la fría cerveza para luego darle una calada a su cigarro mientras escuchaba la hombre dar sus respuestas.

Por otro lado Klaus a pesar de haber acabado a buenas con la gente del pueblo después de haber empezado con tan mala pata, ahora mismo se sentía frustrado ya que salió a la mar en busca de libertad y debido a su naufragio parece que se iba a quedar en otro lugar y a pesar de haber mejorado sus condiciones frente a su antiguo hogar, este ansiaba la libertad por encima de la comodidad así que buscaba con ahínco y necesidad urgente un medio de transporte para poder salir de aquí, su interacción honestamente fue impulsada al ver que alguien no foráneo de la isla podría tener este ansiado medio de transporte y quizás chupar un poco del bote para que este pudiera ir con el a la otra isla. Aquí el amigo Klaus no era listo ni aprovechado vaya, aunque también le generaba curiosidad este desconocido por que parte de su viaje incluía conocer nueva gente interesante y mundo así que así mataba dos pájaros de un tiro, eso pensaba él o al menos ese era su razonamiento para hablar con este individuo que no conocía de nada