¿Sabías que…?
... Robin y Ussop son los encargados de cortarles el pelo a su tripulación, ya que después de todo, es algo que alguien debe hacer.
Tema cerrado 
[Aventura] [T4] Contrabando en el faro
Raiga Gin Ebra
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El calor del sol acaricia la meseta donde descansa la base G-23, su reflejo brilla en los cañones recién pulidos que apuntan al horizonte desde los muros. Una fortaleza impenetrable que es un símbolo en la isla. La brisa marina trae consigo el salitre característico del puerto de Rostock, mezclado con el bullicio distante de la actividad pesquera. Todo parece en calma, como si la rutina militar estuviera en perfecta sincronía con la vida de la isla en Kilombo. Hacía tiempo que los marines no se ven tan tranquilos, con sus rutinas, compartiendo chistes, aventuras y entrenamientos. Un día más, un día menos.

El patio central de la base hierve de movimiento. Reclutas y oficiales entrenan en un riguroso ejercicio matutino, sudando bajo el escrutinio del sargento Murray Arganeo, el líder de la base. El oni, con su ancla masiva descansando a su lado, lanza órdenes con su voz grave, que resuena como un trueno. No me gustaría estar bajo sus órdenes en este momento, la verdad.

—¡Más rápido! ¡Si esto fuera un combate, ya estarían muertos!

Tú te encuentras cerca de la zona de administración, observando con una mezcla de tedio y curiosidad. ¿Son siempre así los entrenamientos de Murray? Está claro que la rutina del cuartel, aunque necesaria, siempre es ciertamente monótona.

—Eh, Henry, ¿planeas trabajar hoy o solo estás aquí para decorar? —te espeta uno de los oficiales al pasar.

La verdad es que entre broma y broma puedes ver que la actitud que desprenden es bastante autoritaria. Igual deberías ponerte a hacer algo, aunque sea para aparentar. Quizá entrenar un poco en el gimnasio, o ponerte con algún informe pasado. Cualquier cosa sería positiva tras los comentarios.

El reloj del patio marca las diez de la mañana cuando un sonido estridente corta el aire: las alarmas de la base. Una sirena aguda y penetrante que hace vibrar el suelo y, en segundos, transforma la calma en caos. El entrenamiento se detiene al instante, y los marines comienzan a correr hacia sus puestos asignados, mientras que los cargos más altos hacen lo propio, intentando ordenar todo.

—¡A sus posiciones! —ruge uno de los oficiales con una mezcla de adrenalina y autoridad. Su voz parece resonar con el peso suficiente para poner a los novatos en movimiento, que se mueven ágilmente hasta cerca del pelotón, en el propio patio.

Desde la entrada principal de la base, emerge una figura conocida que has estado viendo hace escasos segundos. Es un hombre alto y musculoso, con una presencia que exuda autoridad: el propio Murray Arganeo. Su rostro está marcado por una mezcla de irritación y preocupación. Agita una mano para que un pelotón se acerque, y entre ellos, te señala directamente.

—¡Henry! ¡Deja de mirar como si estuvieras en un teatro y muévete! —grita mientras escuchas cómo las alarmas dejan de sonar. No es que el peligro se haya acabado, pero ya parece estar en proceso de estar controlado.

—¿Qué está pasando, sargento? —pregunta uno de los reclutas.

—Piratas. Un barco ha sido avistado aproximándose al puerto. Están bombardeando el faro —Murray aprieta los dientes, y su mirada parece taladrarte—. No podemos permitir que ese faro caiga otra vez, ¿me oís?

—¿Otra vez? —responde el recluta.

—¡No hay tiempo para historias, mocoso! Mantengan posición. Si no llegamos rápido, esta isla será un blanco fácil para cualquier escoria que pase por aquí.

Vaya, así que atacan el faro... Eso me suena a una historia que hay por ahí, seguramente es la que es a lo que se refería Murray. Pero bueno, en cualquier caso, eso no es importante ahora. El faro de Rostock, además de ser un punto clave para la seguridad de la isla, siempre ha sido un símbolo de resistencia. No permitas que caiga, no querrás que la gente te mire mal.

Los oficiales os mandan salir, aunque no os dan una instrucción clara de cómo proceder. Si sales por la puerta, verás que el barco se está acercando al muelle a lo lejos. Alguien debe proteger el faro de esos cañonazos que, aunque no son muy precisos, acabarán dando al faro. Quizá es tu momento para proponer algo. Vuestro escuadrón es el primero en salir, y tendréis unos minutos corriendo hasta el faro. ¡Dalo todo!



Sabes que el peso de la Magu Magu no mi que has ingerido no es solo un arma, sino una responsabilidad. En la distancia y a medida que te vas acercando, los ecos de una nueva sucesión de cañonazos resuenan como un tambor de guerra. Lo hacen cada pocos segundos, y alguno pasa muy cerca del faro, sin duda están calibrando los disparos. Es hora de actuar.

Justo cuando estéis al lado del faro, una nueva sucesión de cañonazos se escuchará a lo lejos, y un total de tres parecen dirigidos al centro del faro, si no haces nada, lo golpearán. Piensa rápido, Henry.

Holaaa

Contenido Oculto
#1
Henry
Tigre Rojo de la Marina
Día 45 de Verano del Año 724
  
 
Personaje
 
Era un día caluroso en las instalaciones del G-23 como ya era costumbre. Aquél día la base estaba bastante movida, reclutas y soldados iban de un lado a otro, aunque una buena parte de estos estaba presente en el patio de entrenamiento, llevando a cabo un duro entrenamiento bajo las órdenes del mismísimo sargento Murray Arganeo, un gran y musculoso oni con un ancla por arma.
 
El sargento Murray tenía poca nada de piedad en sus entrenamiento, llevando a los marines a su límite, cosa que dolía solo de ver. Tanto pensó Henry en ello que un oficial se le acercó, preguntándole si tenía planeado hacer algo aquél día, o si solo estaba de adorno, claramente burlándose del suboficial. Henry no hacía más que salir de aquella zona apretando sus puños con fuerza, pues este sabe muy bien como funcionan los rangos en la marina.
 
Caminando por las instalaciones del G-23 Henry decide visitar la cafetería de la base para así acceder a sus cocinas. — !Gravy! ¡¿Como estás?! — se trataba del Chef de la base, el cual tiene cierta historia con Henry cuando este era recluta, siendo quien le quitó la carga de tener que lavar pisos para ayudarle con la cocina. Henry, como un regular en aquél sitio empezó a prepararse su propio almuerzo, desayuno, en verdad daba igual, para un marine comida era comida.
 
[Consumir=CHF002-161-2]

Se trataba de un delicioso salteado de pollo, cuyo arroz estaba bañado con aquellos finos pedazos de carne blanca siendo bastante nutritivo. Eran las 10 de la mañana cuando Henry estaba en el campo de entrenamiento nuevamente pensando en algo que hacer. De pronto, las alarmas de la base suenan con fuerza y todo se vuelve un caos, aunque se supone que un marine debe de estar preparado para todo tipo de situaciones.
 
Todos tomaron sus posiciones, soldados y oficiales por igual. Fue entonces cuando el sargento Murray eligió a nuestro pelotón, gritándome para que me moviera. La alarma parecía haberse apagado, pues aparentemente las cosas ya estaban bajo en control o en proceso de serlo. Los oficiales nos ordenaron salir y lidiar con la amenaza, la cual se trataba de más ni menos que de un barco pirata, el cual estaba bombardeando el foro. Ante esto, el suboficial Henry empezó a estirar sus brazos y piernas, preparándose para lo que venga.
 
Artista Marcial Iniciado
ARM300
ARTISTA MARCIAL
Pasiva
Tier 3
23/11/2024
Podrás realizar un calentamiento durante un post para ganar +5 [Agilidad] y +5 [Fuerza] por el resto del tema. Este calentamiento se considerará como [Canalizar].


Los cañonazos parecían no darle al faro, aunque cuando estuvimos lo suficientemente cerca de este el barco disparó otra ronda de balas, las cuales parecían ir directo hacia el Faro de Rostock. — ¡Salgan de aquí! — El suboficial Henry ordenaba al resto del pelotón, para así tener espacio con el cual maniobrar. "Sé que estoy maldito con este poder... pero será un precio a pagar para servir como el puño de la justicia y de la Marina." Eran los pensamientos de Henry justo antes de transformar su brazo derecho en uno de lava.
 
De este brazo saldrían gramdes burbujas de pura lava con el cual atacaría aquellas balas de cañón pirata, destruyendo una por una y lanzando lava a las que ni pudiera llegar. Luego de que las cosas se volvieran a calmar Henry llamó al pelotón de vuelta.
 
Inventario
Stats Actualizados
#2
Raiga Gin Ebra
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El sonido ensordecedor de los cañonazos retumba en tus oídos mientras te colocas frente al Faro de Rostock. Las balas de cañón pirata cortan el aire con furia, cada una prometiendo destrucción. Los gritos de tus compañeros resonaban en tus oídos mientras te concentrabas en el objetivo: proteger el faro a toda costa.

Tu brazo derecho comienza a brillar intensamente mientras el calor abrasador de la Magu Magu no Mi se desata. La transformación es instantánea; tu brazo se convierte en un torrente de lava candente que emite un resplandor anaranjado. Das un paso adelante, ignorando el calor que comienza a quemar el césped bajo tus pies.

El primer disparo de lava alcanza de lleno una de las balas de cañón, fundiéndola en un instante y dispersando el metal líquido en todas direcciones. La segunda y la tercera siguen el mismo destino, mientras que la cuarta se escapa por poco, impactando en el faro y haciendo que algún que otro trozo de ladrillos caigan al suelo. Cada explosión llena el aire con un resplandor infernal y un olor a azufre. Las balas restantes se desintegran antes de tocar el faro. Por un momento, sientes el peso del éxito, pero la lava que cae comienza a provocar estragos en el suelo.

Las llamas comienzan a propagarse rápidamente por el césped seco que rodea el faro. El calor aumenta, y el humo oscuro se eleva al cielo, creando una nueva amenaza en medio del caos. Escuchas maldiciones detrás de ti mientras los soldados intentan contener el incendio improvisado. Aunque tu ofensiva fue efectiva, el daño colateral es innegable.

—¡Alguien que traiga agua o estas llamas van a consumirlo todo! —grita un marine cercano mientras corres hacia la base del faro.

Tienes unos segundos de respiro. Quizá puedas fijarte en la gran placa que menciona a los marines que protegieron el faro. Takahiro, Ray, Atlas, Camille y Octojin tienen en la placa una especie de mención de honor por haber protegido el faro de los piratas veganos. Quizá todo eso está relacionado con la historia que oíste anteriormente en la base.

El barco pirata, sin embargo, no pierde tiempo. Otra batería de cañonazos es disparada desde la cubierta, esta vez con un objetivo claro que repite: el faro. Diez balas surcan el aire, y cuatro de ellas se dirigen directamente hacia la estructura. Sus sombras se proyectan ominosamente en el suelo mientras decides qué hacer.

Apenas tienes tiempo de reaccionar cuando el barco finalmente llega al puerto. Desde tu posición, puedes ver a los piratas desembarcando con rapidez y formación. Cuatro grupos de diez hombres, cada uno moviéndose estratégicamente para rodear las defensas de la base. Os están haciendo claramente un sándwich. Van a intentar atacaros por todos los frentes.

Uno de los reclutas se acerca corriendo, su rostro pálido por la mezcla de sudor y miedo te indica que no trae buenas noticias.

—¡Suboficial Henry! Están intentando dividir nuestras fuerzas. ¡Los piratas avanzan desde cuatro direcciones diferentes!

Si miras hacia los grupos enemigos... Son demasiados para enfrentarlos tú solo, pero rendirse no es una opción. Piensa rápido. El faro sigue siendo el objetivo prioritario. Si lo destruyen, la isla quedará a merced de cualquiera que decida atacar. Pero un buen marine intenta siempre que haya el mínimo número de bajas, no. Bueno, más que un buen marine un marine promedio. Se puede ser bueno siendo un auténtico asesino de piratas, ¿verdad?

Si vuelves la mirada al puerto. La distancia entre tú y los piratas no es tanta, pero suficiente para maniobrar con cierta rapidez. Las miradas están puestas en ti. La estrategia parece vital ahora. Cuentas con un pelotón de veinte marines a tu lado. Estáis en inferioridad, pero una buena estrategia podría aumentar el porcentaje de vuestra victoria.

A ojo, los piratas estarán en unos dos minutos en vuestra posición. El tiempo apremia.

cosas

Daños en el faro

Contenido Oculto
#3
Henry
Tigre Rojo de la Marina
A pesar de mis esfuerzos supongo que contener todos y cada uno de los cañonazos de un barco es un poco demasiado para cualquiera. Entre puñetazos y lanzamientos de lava Henry logra deshacerse de casi todos los disparos del barco pirata, aunque uno de sus disparos logra impactar cerca del faro y sacarle unos buenos ladrillos al mismo. 
 
Pese a todo aquello se sentía como una victoria, aunque la felicidad no duró mucho que digamos. Mi lava y mi calor ya estaban provocando un fuego en los alrededores del lugar, cosa de la que me avisó mi pelotón. Al ayudar con el fuego absorviendo lo que quedaba de lava en el suelo tuve tiempo de leer una placa, se trataba de una placa de honor hacia los marines qué protegieron aquél faro contra un grupo pirata en el pasado.
 
Parecía que las cosas se calmarían por unos segundos, pero aquél pensar era uno demasiado ignorante, pues el asalto pirata no hacía más que comenzar. El barco pirata había lanzado otra ofensiva de cañonazos hacia el Faro con renovadas intenciones de derribarlo. El suboficial Henry sabía que se le escaparían una que otra bala de cañón su tuviera que encargarse el sólo, por lo que decidió hablarle rápidamente a su pelotón.
 
 — ¡Pelotón! ¡Preparen sus fusiles y tomen distancia, disparen a las balas de cañón! — Henry era el encargado de aquél pelotón y sabía que debía de utilizarlo sabiamente, resguardando las vidas de sus compañeros marines (diciéndoles que tomen distancia) tanto como la integridad del faro, destruyendo las balas de cañón pirata entre la lava del suboficial Henry y las balas del pelotón.
 
Luego de neutralizada la amenaza de los cañonazos poco o nada de tiempo nos dieron aquellos apestosos piratas, pues este rápidamente llega al puerto, saliendo de él grandes cantidades de piratas con ansias de destrucción y saqueo, o tal vez con algo más en mente? Estos piratas parecían formar en cuatro grupos de a 10 hombres cada uno.
 
Fue entonces que se empezaron a mover hacia los adentros de Kilombo, avanzando estratégicamente para así rodear las defensas del G-23. Era claro que nos harían un sándwich, aquello era una realidad pero no era momento de sucumbir al pánico y el suboficial Henry lo sabía, este haría uso de su conocimiento y de los recursos con los que contaba en aquél momento.
 
Luego de que un recluta le mencione con nervios lo que estaba pasando, Henry finalmente decide tomar una decisión sobre el asunto. — ¡Haremos lo siguiente! — Henry sabía que solo él podría evitar la avanzada pirata, pero también era conocedor de la valentía y fuerza de sus propios hombres. — ¡El pelotón se dividirá en 3 grupos, dos de 7 y uno de 6 marines, cada uno de estos grupos buscará frenar a un grupo pirata respectivamente mientras que yo iré a acabar con el grupo que queda! — era un plan sólido, aunque aún quedaba más.
 
 — ¡Recuerden, no tienen que arriesgarse innecesariamente, solo necesitan hacer todo el tiempo posible! Cada uno de nuestros grupos tiene por lo menos un Den Den Mushi así que yo mismo os daré órdenes en cuanto vaya derrotando grupo por grupo. ¡¡¡A moverse!!!
El suboficial Henry estaba haciendo uso de todo lo que tenía a mano, le demostraría a los superiores de la base que era más que un perro de combate.
 
Los tres grupos de marines que Henry había asignado ya habían partidos para encontrarse con su respectivo grupo pirata. Por el lado de Henry, este corría a gran velocidad para encontrarse contra el grupo que le tocaba a él para así poder seguir con los demás y arriesgar cada vez menos la vida de sus hombres, pues con cada grupo que piratas que vaya cayendo más marines podrá Henry reasignar a otros frentes como refuerzos de estos mismos.
#4
Raiga Gin Ebra
-
El impacto de tus botas contra el suelo resuena mientras te aproximas al grupo de piratas que te toca enfrentar. En la distancia, puedes escuchar los ecos de las primeras escaramuzas: disparos, el tintineo de espadas al chocar, gritos de guerra y órdenes desesperadas. Sin embargo, no hay tiempo para preocuparte por los otros grupos; tienes tu propia batalla por librar.

Por cierto, un poco irresponsable haber dejado el fuego sin apagar… No será usted un pirómano, ¿verdad? En fin, menos mal que la vegetación no está demasiado expandida y frenará un poco el avance, pero no del todo. Igualmente me da a mí que vas a salir en las noticias.

En fin, volvamos a la batalla. Frente a ti, diez piratas se posicionan rápidamente al verte llegar. Tres de ellos cargan armas de fuego, ubicándose en la retaguardia. Cuatro blanden espadas que parecen robadas de cualquier arsenal improvisado, y los tres restantes avanzan con los puños en alto, como si no les importara la amenaza que representas.

—¡Un perro de la Marina! ¡Derribémoslo rápido y sigamos avanzando! —grita uno de los espadachines, sus palabras están cargadas de burla y confianza.

No pueden saberlo, pero se dirigen a un usuario de akuma. Qué ilusos.

Los tres tiradores son los primeros en reaccionar. Levantan sus armas y disparan en tu dirección casi al unísono. Escuchas el estruendo de los disparos y el silbido de las balas al cortar el aire, pero no deberían representar un problema para ti, no están envueltas en haki. Tu cuerpo, convertido parcialmente en lava, las debería poder absorber sin problema alguno.

Mientras tanto, los cuatro espadachines cargan al unísono, con gritos de guerra llenando el aire. Sus movimientos son feroces, pero carecen de técnica real. El primero lanza un tajo directo a tu torso, el cual atraviesa sin resistencia... para descubrir demasiado tarde que su espada no tiene efecto sobre tu cuerpo de magma.

Los otros tres intentan atacarte simultáneamente, pero sus esfuerzos son igual de inútiles. Sus espadas se hunden en tu cuerpo ardiente, derritiéndose parcialmente antes de que tengas oportunidad de contraatacar. No parecen estar dándose cuenta de lo que realmente pasa. Creo que a esta gente no les han dicho nunca que jugar con fuego realmente quema.

Mientras tanto, los tres combatientes desarmados intentan flanquearte. Uno de ellos lanza un grito furioso y se lanza a toda velocidad, sus puños están cerrados con intención de derribarte. Sin embargo, al igual que los espadachines, no tienen ni idea de con qué están lidiando. El golpe del primero atraviesa tu torso, pero su brazo queda atrapado en la lava, arrancándole un grito de agonía. Los otros dos parecen saber que algo va mal y reculan. Creo que están bastante perdidos.

Justo cuando estás a punto de lanzar tu ofensiva al grupo, un rugido ensordecedor resuena desde el puerto. Si te giras a tiempo, verás un nuevo destello desde los cañones del barco pirata. Diez balas de cañón surcan el cielo, esta vez dirigidas nuevamente hacia el faro. Vaya… Y nadie defendiendo el faro. Esto huele mal.

Tienes apenas unos segundos para reaccionar antes de que otra tanda de cañonazos sea disparada. Esta vez, las balas parecen más dispersas, pero aún hay alguna que parece ir directamente al faro. Tienes que actuar rápido.

Sabes que no puedes detenerte. La verdadera prueba apenas comienza.
Contenido Oculto
Cosas
#5
Henry
Tigre Rojo de la Marina

Henry ha consumido Salteado de Pollo. Cantidad restante: 0

Salteado de Pollo
Salteado de Pollo (CHF002-161-2)
Arroz salteado con finas tiras de pollo que desprenden sus jugos sobre el blanco manjar llenando de energia.
Aumenta +150 [Energía Maxima]
Plato - Tier 2


 
Mientras que Henry corría en dirección al grupo pirata que le tocaba enfrentar, este podía escuchar los disparos y espadazos de sus compañeros frenar el avance de los piratas. Mentalmente Henry se sentía más decidido que nunca, buscando acabar con aquella oleada de piratas lo más rápido posible. Los enemigos eran obviamente diez, 3 con armas de fuego, 4 con espadas creadas por el peor herrero del mundo y el resto eran unos despreocupados de la vida pensando que sería inteligente ir a mano limpia.
 
Al ver a Henry aproximarse los piratas con espadas gritan, alertando al resto de mi presencia. Los que cargaban armas de fuego se preparan y disparando contra el suboficial. Para Henry es como si no hubiera pasado nada, los disparos entraron en su cuerpo de lava para no dejarlo ya que las balas se habían fundido por completo.
 
Parecía ser el turno de los espadachines, los cuales buscaban hacerle un corte al que pensaban qué era un marine común y corriente. Sus caras de confusión era una obra de arte al ver sus espadas derretirse, aunque no tardó mucho Henry para atravesarle la caja torácica a uno con su puño de lava como si fuese papel. Tras sacar el brazo del cuerpo del primer espadachín Henry golpea al segundo en la mandíbula, el cual cae totalmente desplomado al suelo con los ojos mirando al más allá. El último, dando un último espadazo es agarrado por la cabeza, siendo ahogado en lava, muriendo rápidamente.
 
Los que iban a puño limpio parecían estar en algo, pues uno de estos corrió hacia Henry intentando clavarle un puñetazo, el cual se hundía en su cuerpo de lava ardiente, siéndole imposible sacarlo de ahí.  — ¿Como se siente saber que morirás sin que nada tenga sentido? — fueron las calmadas palabras de Henry mientras que este miraba al pirata con una mirada de... pena?
 
Al este morir era hora de acabar con el resto de piatas aunque un fuerte sonido había captado la atención de todos en el lugar, se trataba del barco pirata, pues este había lanzado otra gran ronda de cañonazos. — ¡Maldición! — Henry pensaba que no habrían más piratas en aquél barco, pero el tiempo le mostró lo contrario. En un corto lapso de tiempo Henry decidió ir con todo lo que tenía, transformando cada parte de su cuerpo en una furiosa masa de lava, desmayando a los piratas del lugar para luego poder lanzarles lava sin que se muevan.
 
Con los que cargaban con armas de fuego era lo mismo, al dar unos pasos en su dirección caían como moscas solo para morir y nutrir la tierra en la que habían desembarcado. La segundo ráfaga de cañonazos era disparada y Henry tenía que pensar rápido. Este estiró ambos brazos de lava hasta una docena de metros hacia arriba, intentando detener tantas bolas de cañón como le era posible.
 
Hands of the Damned
161U302
ÚNICA
Ofensiva Activa
Tier 3
19/11/2024
41
Costo de Energía
30
Costo de Energía por Turno
2
Enfriamiento
Descripción: El usuario podrá introducir su magma en el suelo mediante un [Hide] hasta una distancia de 16 metros, sin moverse de su posición mientras ejecuta esta técnica. Llegado el momento el usuario podrá hacer emerger dos manos de lava por sorpresa desde debajo de un adversario para aplicarle un [Agarre] cuya comparativa se efectuara comparando el [Control de Akuma] del usuario contra la [Fuerza] de la victima, aplicando los efectos de la Magu Magu mientras se ejecuta. Este agarre tomara todo el cuerpo de la victima aplicándole [Asfixia] mientras dure.
+10 [Control de Akuma]

 
Luego de no escuchar más cañonazos Henry tenía que venir con otro plan, uno que tuviera en cuenta al barco pirata, aunque a un grupo menos de estos. El suboficial Henry agarraba su Den Den Mushi para hablar con él resto del pelotón. — Aún hay piratas en el barco, así que hay que seguir protegiendo el Faro directamente. — Aquello era más bien para poner a sus compañeros al día con lo que pasaba, pero era él, Henry, el responsable de lo que pasaría en los próximos minutos.
 
 — ¡A los primeros dos pelotones (los de 7 marines), pueden concebir algo de terreno! !Tercer pelotón (el de 6), retírese y deje a los piratas pensar que llegarán al faro, luego separen su formación en dos de 3 marines y refuercen a los dos primeros pelotones, Henry fuera! — La nueva estrategia tenía todos los factores que se habían presentado en cuenta.
 
El suboficial Henry se encontraba lo suficientemente lejos del faro como para no dañarlo pero lo suficientemente cerca como para defenderlo de los cañones. De igual forma, uno de los grupos piratas se dirigía a su posición, pensando que habrían ganado la batalla pero aquello solo fue para reforzar los otros dos pelotones, contando ahora con dos pequeños pelotones de 10 marines retrocediendo poco a poco ante el avance pirata.

Resúmen

 
Mates
Off
#6
Raiga Gin Ebra
-
El campo de batalla queda momentáneamente en silencio, salvo por el crujido de las brasas dispersas en el césped. Desde tu posición, puedes ver los cuerpos de los piratas que acabas de derrotar: una escena de caos marcado por el calor residual de tus ataques. El aire está cargado de ceniza, y el suelo bajo tus pies sigue desprendiendo humo. Un escenario que ya debe ser costumbre en ti.

A lo lejos, tus ojos se fijan en el faro. La estructura se mantiene en pie, pero claramente ha sufrido daños. Un cañonazo de la primera tanda impactó cerca de su parte más alta, arrancando una sección de ladrillos que ahora yacen dispersos por el suelo como un recordatorio de lo cerca que estuvo de caer. Sabes que no puedes permitir que algo así vuelva a ocurrir. Y de ahí tus movimientos.

El segundo ataque de cañonazos no tarda en llegar. Apenas tienes tiempo de reaccionar cuando ves las nuevas balas dirigirse hacia el faro. Levantas ambos brazos, con tus extremidades transformándose en columnas de lava que alcanzan el cielo con un brillo incandescente. Logras interceptar dos de las tres balas, creando explosiones de metal fundido y llamas que iluminan la zona. Sin embargo, la tercera bala pasa por encima de tu defensa y cae sobre el faro y rebotando, cayendo finalmente sobre el suelo dejando un cráter humeante cerca del faro, sobre el cual caen algunos ladrillos más.

No está nada mal. El panorama pintaba realmente mal y has conseguido salvar el faro de dos de los cuatro ataques que iban a impactar.

Momento para evaluar la situación. Parece que, al menos por ahora, no hay más cañonazos. El barco pirata guarda silencio, pero la amenaza de nuevos ataques sigue latente. Tomas tu Den Den Mushi y comienzas a dar órdenes.

Parece que has cambiado de objetivo. Ahora pretendes defender el faro, y eso le indicas a los pelotones, los cuales tardan un poco en contestar. Quizá aún siguen luchando. Pronto saldrás de dudas.

Una respuesta llega desde el tercer pelotón, el grupo de seis marines que enviaste a enfrentarse a uno de los grupos piratas. La voz al otro lado del Den Den Mushi está cargada de fatiga.

—Aquí el tercer pelotón… hemos perdido a un efectivo. Dos piratas se llevaron su cuerpo mientras estábamos ocupados con los demás. Pero… ocho de los diez están neutralizados. Los esposamos y esperamos nuevas órdenes, señor.

Vaya, esa no me la esperaba ni yo. ¿Por qué se habrían llevado a un marine caído? No tiene sentido, y eso quizá te inquiete tanto como a mí. Podría ser un simple acto de crueldad, o tal vez están planeando algo más. En cualquier caso creo que es un motivo de preocupación.

Las respuestas de los otros dos pelotones son mucho más breves, casi frías.

—A la orden, señor.

No hay detalles, ni actualizaciones sobre el estado de sus combates. Eso solo incrementa la incertidumbre. ¿Acaso no han asistido a las clases de comunicación? ¿O hay algo más? Desde tu posición, no puedes ver lo que ocurre en sus respectivas áreas, y los sonidos de las batallas se han apagado. No saber cómo les está yendo desde luego es preocupante, pero no puedes perder el foco. Tienes que confiar en que están cumpliendo con su misión.

Por ahora, todo parece más tranquilo en tu zona. El césped sigue ardiendo en algunos puntos, y el calor generado por tus ataques mantiene a raya a cualquiera que intente acercarse. Tomas un momento para analizar la situación, de nuevo. Si los piratas en tierra han sido diezmados y el barco no ha lanzado más cañonazos, podría ser una oportunidad para reorganizarte.

Sin embargo, no puedes ignorar el hecho de que aún quedan enemigos a bordo del barco. Si no actúas pronto, podrían planear un nuevo ataque, o peor, desembarcar refuerzos para reforzar sus tropas en tierra. El faro sigue siendo su objetivo principal, o eso parece, y aunque ha aguantado hasta ahora, no está en condiciones de soportar más daño.

El Den Den Mushi vibra de nuevo. Esta vez, es un mensaje breve y directo:

—Primer pelotón… sin cambios. Continuamos resistiendo. —La voz suena tensa, pero controlada.

Esa actualización, aunque escueta, quizá sea suficiente para darte un poco de alivio. Los pelotones deben estar recibiendo más efectivos ahora gracias a tus órdenes, así que me imagino que tendrán el deber de comunicarse contigo cuando estén reorganizados, ¿no?

Daños en el faro

Contenido Oculto
Contenido Oculto
#7
Henry
Tigre Rojo de la Marina
El cuerpo de lava de Henry ardía mientras este esperaba cualquier cambio o noticia del campo de batalla. El suelo se empezaba a secarse tanto que los 5 metros a la redonda de Henry parecía sacado de un desierto, uno con unas cuantas llamas. El faro parecía aguantar aunque un cañonazo logró impactar en la parte superior, lanzando parte de los ladrillos del faro al suelo.
 
A pesar del esfuerzo de Henry por parar la segunda ráfaga de cañonazos esta logró impactar una bala de cañón cerca del faro, sacando aún más ladrillos de este. El campo de batalla parecía calmarse, así que el suboficial Henry decide tomar su Den Den Mushi y empezar a delegar órdenes. Entonces el tercer pelotón respondió a la llamada del suboficial, asegurándose que habían capturado a los piratas que enfrentaron.
 
También le dejaron saber a su superior que unos piratas de los que escaparon se llevaron el cuerpo de un marine caído, cosa que era de lo más raro. A pesar de lo último Henry no podía prestarle atención a una cosa que no tenía que ver con su misión en aquél momento. — ¡Tercer pelotón, vengan al faro con los prisioneros, ustedes serán la última linea de defensa en caso de que el faro corra peligro!

Henry había aprendido de su primer error y no dejaría que dañen el faro nuevamente. Los demás pelotones parecían seguir aguantando, aunque sus respuestas parecían algo apagadas. Henry sabía que debía ser él quién tuviese la iniciativa en la batalla por lo que agarró su Den Den Mushi nuevamente para comunicarse con el segundo pelotón. — Segundo pelotón, retírese y refuerce al primer pelotón.
 
Henry se sentía en como en un juego de ajedrez, avanzando y retrocediendo piezas a diestra y siniestra mientras este defendía el faro. Las órdenes ya estaban dadas y el primero pelotón estaba por recibir al segundo pelotón como refuerzos. Por el otro lado, el tercer pelotón, con un hombre menos, se quedaría estacionado alrededor del faro esperando órdenes y listos para defender el lugar en caso de que algo salga mal.
 
El suboficial Henry parecía tener unas molestias, se trataba de unos dolores de cabeza, como si estuviera escuchando voces. Este se pone la mano en la cara tratando de recomponerse, pues tenía que estar listo para el grupo pirata que el segundo pelotón había dejado libre.
 
Resúmen
Off
#8
Raiga Gin Ebra
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La tensión en el aire es palpable mientras el Den Den Mushi transmite la voz del segundo pelotón. Sin embargo, lo que esperas —o cabría esperar de alguien que da una orden— sea una respuesta firme y confiada llega teñido de confusión y cierto tono de reproche.

—¿Retirarnos? —pregunta uno de los marines al otro lado, claramente perplejo—. Suboficial, estamos aguantando como podemos, pero esperábamos refuerzos, tal y como nos dijo en el primer mensaje. No que nos mandaran a apoyar al primer pelotón. ¿Qué sentido tiene retroceder ahora? ¿Nos están dejando desprotegidos?

La frustración en su voz es evidente, aunque probablemente sea entendible. Son dos órdenes contradictorias en poco tiempo que, fuera un poco de tu contexto, cuesta aceptar. Seguramente te sientas un poco exasperado, pero hay que entender la situación de los marines, que están luchando por su vida sin saber muy bien cómo está transcurriendo el resto de la batalla.

No tienes tiempo para descansar, y tras la primera comunicación, el Den Den Mushi vuelve a vibrar, esta vez con la voz del tercer pelotón. Aunque están en camino, su respuesta viene acompañada de un cuestionamiento que no puedes ignorar.

—Suboficial Henry, estamos avanzando hacia el faro como ordenó, pero... ¿va a dejar que nos olvidemos del marine raptado? —dice uno de los soldados, con la voz cargada de cansancio y algo de desaprobación— Sabemos que la misión es proteger el faro, pero no podemos simplemente abandonar a uno de los nuestros.

Bueno, esta vez sí que es entendible, ¿no? Unos compañeros intentando salvar a otro compañero. Además, te lo dice con un tono totalmente sosegado, algo fatigado, pero sosegado. Es cierto que es una maniobra rara. ¿Quizá han raptado al marine para pedir un rescate? ¿O caso pretenden otra cosa? Desde luego es una acción un tanto rara.

El Den Den Mushi queda en silencio, y viene el tiempo de reflexión. Seguramente sepas que tienen razón; dejar atrás a un compañero va en contra de todo lo que representa la amistad y la lealtad hacia la marina. Pero también es cierto que no puedes permitir que esas dudas nublen tu juicio. Te toca tomar una respiración profunda y mantener los ojos en el faro para prepararte para tu próximo movimiento o decisión. Quizá el faro te ilumine.



No pasa mucho tiempo antes de que veas al tercer pelotón acercarse corriendo. Sus uniformes blancos están manchados de tierra, sangre y sudor, y su marcha está marcada por la fatiga evidente de un combate reciente. Alguno incluso cojea un poco, mientras que uno de los tiradores está usando su arma de fuego como bastón. Casi todos ellos llevan heridas visibles, pero sus expresiones denotan determinación y lealtad hacia la causa. Desde luego se merecen, como mínimo, una fiesta cuando todo acabe.

—Suboficial Henry, tercer pelotón presente —dice el líder del grupo, un marine con un vendaje improvisado en la cabeza—. Perdimos a uno de los nuestros como le hemos dicho en la comunicación, pero aseguramos el resto de la posición. Los piratas no van a moverse pronto.

El grupo se despliega alrededor del faro, manteniendo sus armas listas mientras intentan recuperar el aliento. Aunque agotados, su lealtad y voluntad de seguir adelante son claras.

Pero entonces... Aunque el aire parece calmarse por un breve instante, la tranquilidad se rompe de golpe con un estruendo que sacude el suelo. Desde el barco pirata, una nueva tanda de cañonazos es disparada. Diez proyectiles surcan el cielo, dejando estelas negras en su trayectoria mientras se dirigen hacia tu posición y el faro.

¿Cuántas malditas balas tienen esos idiotas? Han debido robar un maldito arsenal antes de llegar. Es increíble la facilidad que tienen para disparar. Eso quizá te de una pista. Son diez cañonazos casi simultáneos, lo cual te indica que, como mínimo, quedan diez personas ahí en el barco. Así que es una banda pirata relativamente grande. Seguramente su fin sea más ambicioso que tumbar un faro, ¿no crees?

En fin, momento reflexivo mientras las balas de cañón se acercan al faro. No te preocupes si sientes un peso en el pecho, es la carga de mantener a salvo a bastantes marines y, sobre todo, una estructura tan imponente como lo es el faro. La situación está lejos de estar bajo control, y cada decisión que tomas parece traer consigo nuevos problemas. Sin embargo, sabes que no puedes permitirte dudar. Tu misión es clara, y no importa cuántas balas disparen los piratas o cuántas preguntas surjan, el faro no caerá mientras estés aquí. Esa es la determinación que necesitas. Yo, desde mi punto de humilde narrador, solo puedo animarte a seguir así.

Prepárate para lo que viene. Sabes que los piratas en el barco aún no han mostrado todas sus cartas, pero me imagino que tú tampoco.

Cosas

Daños en el faro
#9
Henry
Tigre Rojo de la Marina
El Den Den Mushi sonaba con una transmisión del segundo pelotón y pese a esperar una respuesta sólida y firme por parte de aquél grupo, este se mostraba lleno de dudas, casi reprochando las decisiones que tomaba el suboficial Henry. No era un buen momento para ser el estratega ni mucho menos para dudar, pues el faro seguía en su lugar y había un trabajo que hacer.
 
El suboficial decide agarrar su Den Den Mushi para responderle al segundo pelotón. — ¡Hay cuatro objetivos en esta misión soldado, primero, proteger el faro, segundo, acabar con esos piratas, tercero, neutralizar el barco y cuarto, protegerlos a ustedes, si usted cree poder hacer eso mejor que yo tome el mando si no entonces mueva su jodido tracero hacia el primer jodido pelotón!!!
 
Henry daría la vida por sus compañeros marines pero actualmente era el responsable de la vida de todos y debía de pensar en la mayoría, no en la minoría. Una llamada llegaba del tercer pelotón, el que había ordenado retirarse hacia el Faro. Estos también cargaban con dudas sobre su compañero raptado, aunque pudieron completar la órden dada sin mucho problema, a pesar de estar bastante heridos.
 
Habían varias posibles estrategias que se podían aplicar en el momento, por ejemplo, enviar al tercer pelotón a por su compañero y a detener los cañonazos del barco, pero eso huele mas bien a suicidio en su actual estado de salud. Henry por su parte, sabía que no podría abandonar el faro, pues este era su misión principal.
 
 — Tercer pelotón, os prometo hacer todo lo posible por recuperar a vuestro compañero en cuanto sepamos que el faro esté a salvo y que la amenaza directa sea neutralizada, por el momento necesito de su total colaboración y lealtad para cumplir con estos objetivos. — Pedirles su colaboración era lo mejor que podía hacer el suboficial, pues este dependía de la fuerza de sus hombres por el momento.
 
El tercer pelotón llegaba al faro reportándose y asegurando que habían "asegurado" su posición y que los piratas de su lado no se moverían pronto. Fue cuando se escucharon el sonido de los cañones disparar hacia el faro nuevamente. — ¡Soldados, preparen sus armas! — gritaba Henry preparando ambos brazos de lava para ayudar a los soldados repeler el ataque. Después de destruir varias balas de cañón se veían como dos de estas volaban directamente hacia el faro, una fue neutralizada por los soldados y la otra por un lanzamiento de lava de Henry.
 
La amenaza de los cañones había sido repelida nuevamente,  aunque era casi seguro que esta continuaría. Aún quedaban tres amenazas, dos grupos piratas y el barco. El suboficial Henry esperaba entre el faro y el campo de batalla a que el segundo pelotón se retire para así poder enfrentar al penúltimo grupo pirata de una buena vez. — Primer pelotón, sigan retrocediendo, vuestra misión es hacer tiempo y salir de allí con vida. — Henry les pedía algo extremadamente difícil pero debía de hacerlo.
#10
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