Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
Tema cerrado 
[Autonarrada] Una fiera difícil de domar. p3
Diana Kari
Wild Huntress
Podía escuchar el latido de mi corazón sonando como si un tambor fuera tocado por un soldado para mandar instrucciones a sus demás compañeros en medio de la guerra. Tenía que esperar el momento exacto para atacar a la bestia y no morir en el intento, si eso llegara a pasar mi madre encontraría la manera de traerme de vuelta a la vida para matarme nuevamente por tomar decisiones tan estúpidas como cazar de noche con un arma que apenas era capaz de portar sin tropezarme con ella. ~Directo a la espina dorsal, cuello o cabeza debería ser suficiente para acabar con ese tigre de un solo movimiento.~ pensé mientras comenzaba a mover mi torso ligeramente hacia adelante un milímetro a la vez y de manera lenta, asegurándome de que ni siquiera el viento de un movimiento rápido fuera capaz de alertar a mi presa. Apreté el asta de mi lanza, hasta el punto en que mis manos comenzaron a doler por la fuerza que estaba aplicando. ~Ahora o nunca.~ pensé antes de cerrar los ojos por un par de segundos, no era un momento espiritual o ritualístico en el que entregaba mi vida al Dios de la cacería o algo del estilo supersticioso, simplemente sabía que si no mataba al tigre de un solo movimiento no tendría tiempo para parpadear sin poner en peligro inminente mi vida.

Flexioné mis rodillas solo un poco para tomar impulso que me permitiera saltar a grandes alturas y sorprender a la bestia. Di un salto con todas mis fuerzas mientras con mis dos manos usaba mi lanza para elevarla sobre mi cabeza y dar una estocada descendente que buscaba conectar con el cuello del felino, esperando que la distracción de estar comiendo le hiciera obviar mi presencia. Si acertaba ese golpe sería fatal, pero si por alguna razón no tenía la fuerza suficiente para empalar a la bestia dejaría toda mi defensa abierta a sus garras y mandíbula. Sentía que el tiempo a mi alrededor corría de manera lenta, como si ese salto durara horas y horas en las que mis veía desde el aire como la bestia lentamente levantaba su mirada hasta encontrarse con la imagen de una mujer que venía cayendo frente a él. Vi como el ciervo caía de su mandíbula, sin vida desde hace mucho y con gran parte del cuello en el estómago de su cazador. El felino se movió de manera ágil hacia un lado, esquivando con relativa facilidad la lanza que ahora estaba clavada en el suelo.

Un fuerte y tenebroso rugido invadió los alrededores, el tigre no tuvo ni un solo reparo para mostrarme sus colmillos en una clara señal de amenaza que indicaba que no escaparía por el simple hecho de que casi perdía la vida, después de eso lanzó una mordida que buscaba mi torso al ser el área que tenía más cercana. Impulsándome con la misma asta de mi arma que aún se encontraba en mis manos, logré separarme del suelo esquivando apenas el ataque de aquella bestia quedando en una posición bastante incómoda al tener una de mis manos en lo que sería la base del asta mientras que estaba de cabeza intentando mantener el equilibrio mientras no podía despegar la vista del tigre ni por un solo segundo.

El tigre no tenía intenciones de darme un descanso y al ver que no sería tan fácil llegar a mí decidió morder el asta de mi lanza que de más está decir que no era de una alta calidad. De un mordisco mi arma fue partida a la mitad, quedando la punta de filo enterrada en el suelo mientras que ahora, cayendo junto a mí y en mis manos,  estaba la base del asta dejándonos a merced de un depredador de verdad que no tendría piedad para acabar con la vida de quien se había atrevido a interrumpirle cuando estaba disfrutando los frutos de su esfuerzo. Tenía que pensar en cuál sería mi siguiente movimiento y rápido pues apenas masticara la madera lo suficiente como para sacarla de su boca el tigre haría su siguiente movimiento por mero instinto, sin dejar ni un mínimo espacio para la duda. Si quería salir con vida de aquél encuentro tenía que tomar una postura que iba en contra de todo lo que pasaba por mi mente, tenía que ser yo quien dominara el encuentro y se lanzara a la ofensiva así que con el pedazo de madera que tenía entre las manos le di un golpe en la cabeza a la bestia con toda la fuerza que tenía en mi ser, sabía que no sería suficiente como para hacerle un daño considerable, pero cuando menos esperaba retardar sus movimientos durante un par de segundos, lo suficiente como para adelantarme y sacar la mitad de lanza que estaba enterrada. Sería la punta de mi lanza la que me permitiría escapar o, en caso de un milagro, acabar con la bestia de una vez por todas.
#1
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