Hay rumores sobre…
... un algún lugar del East Blue los Revolucionarios han establecido una base de operaciones, aunque nadie la ha encontrado aun.
[Común] Llegando a la base
Jigoro Kano
El pequeño
El sol apenas había salido cuando el barco de la Marina atracó en la base G23 en la isla Kilombo. Entre los marinos que desembarcaban, Jigoro Kano, un hombre pequeño en estatura pero grande en presencia, destacaba con su barba negra y su prominente bigote blanco. Era su primer día en esta nueva base, parte de la rutina de rotación de personal, y aunque había servido varios años en la Marina, aquí empezaría desde abajo, dispuesto a hacerse un nombre.

La base G23, conocida por su actividad constante y estratégica importancia, estaba llena de movimiento. Marinos corrían en formación, oficiales daban órdenes y el ruido de los entrenamientos llenaba el aire. Jigoro, con su mirada dura, observaba todo con atención mientras se dirigía al cuartel general para recibir sus primeras instrucciones.

El Sargento Kimura, un hombre robusto y experimentado, le dio la bienvenida. "Kano, bienvenido a G23. Aquí hay mucho por hacer y todos deben poner de su parte. Hoy, empezarás con las tareas asignadas a los nuevos."

Jigoro asintió. "Entendido, Sargento."

Su primer encargo fue ayudar en la cocina, un trabajo que, aunque sencillo, requería disciplina y precisión. Cortar vegetales, preparar arroz y limpiar utensilios era parte de su tarea matutina. Aunque no era glamoroso, Jigoro se entregó a la tarea con la misma dedicación que ponía en sus entrenamientos, consciente de que cada tarea tenía su importancia en el funcionamiento de la base.

Tras varias horas en la cocina, se le asignó la limpieza del equipo de entrenamiento en el gimnasio. Mientras limpiaba las pesas y ajustaba los sacos de arena, observaba a los otros marinos entrenando, analizando sus movimientos y técnicas. Su deseo de enseñar judo y mejorar las habilidades de sus compañeros ardía en su interior, pero sabía que debía ganarse ese derecho.

Al mediodía, Jigoro se unió a una patrulla de rutina alrededor de la base. Junto a otros marinos, caminó por los perímetros, asegurándose de que todo estuviera en orden y reportando cualquier irregularidad. Aunque parecía una tarea simple, Jigoro la realizó con meticulosidad, sabiendo que la seguridad de la base dependía de la atención a los detalles.

Finalmente, la jornada culminó con la organización del almacén de suministros. Clasificar cajas, registrar inventarios y asegurar que todo estuviera en su lugar era una labor agotadora, pero Jigoro trabajó sin quejarse, sabiendo que cada pequeño esfuerzo contribuía al bienestar general de la base.

Al caer la noche, Jigoro regresó a su alojamiento, cansado pero satisfecho. Su primer día en la base G23 había sido largo y lleno de tareas mundanas, pero sabía que era solo el comienzo. Se acostó con la determinación de seguir trabajando duro, sabiendo que su oportunidad para demostrar su valía y enseñar judo llegaría con el tiempo y el esfuerzo constante.
#1
Jigoro Kano
El pequeño
La noche había caído sobre la base pintando azules figuras en el oscuro horizonte más allá de los muros de la base. La mayoría de los marinos ya se habían retirado a sus alojamientos, pero una figura permanecía despierta, moviéndose en silencio por los pasillos apenas iluminados. Jigoro Kano, después de un día lleno de tareas, había decidido explorar el gimnasio de la base.

El gimnasio, normalmente bullicioso durante el día, estaba casi desierto a esas horas. Apenas unos cuantos marinos dedicados entrenaban en silencio. Jigoro entró, su mirada dura observando las máquinas y las pesas con un brillo de determinación. Sabía que este era el lugaral que pertenece.

Sin decir una palabra, se dirigió a la zona de levantamiento de pesas. Los marinos presentes lo miraron con curiosidad, reconociendo al recién llegado por su distintiva complexión . Sin embargo, no estaban preparados para lo que iban a presenciar.

Jigoro comenzó con un calentamiento rápido, moviendo pesos para el moderados con facilidad pero que parecían monumentales para algunos de los ahí presentes. Luego, se dirigió al racknde sentadilla, buscando la combinación de discos y barra más pesada disponible. Cargó discos adicionales, aumentando el peso a un nivel que pocos en la base se atreverían a intentar. Los marinos que lo observaban empezaron a susurrar entre ellos, incrédulos ante la cantidad de peso que el enano estaba a punto de levantar.

Con una calma inquebrantable, Jigoro se colocó bajo la barra. Sus músculos se tensaron y sus ojos se enfocaron en el desafío ante él. Con un esfuerzo monumental, levantó la barra, sus músculos descomunales trabajando en perfecta sincronía. Los marinos alrededor quedaron boquiabiertos mientras Jigoro realizaba repeticiones con una fuerza brutal, como si el peso absurdo fuera poco más que un juguete para él.

Después de varias repeticiones, Jigoro bajó la barra con control y se tomó un momento para recuperar el aliento. No había buscado impresionar, sino simplemente entrenar como lo hacía siempre. Sin embargo, la demostración de fuerza había captado la atención de todos en el gimnasio.

Los otros marinos observaban con asombro, pero uno en particular, un joven recluta llamado Akira, se acercó con una expresión retadora."Hey, viejo," dijo Akira, con un tono desafiante. "Impresionante, pero apuesto a que no puedes levantar más peso que yo. ¿Qué te parece una competencia de SBD"Jigoro levantó una ceja, observando al joven con interés. "Acepto tu reto, Akira. Veamos de qué estás hecho.

La competencia comenzó con las sentadillas.
Akira cargó la barra con una cantidad considerable de peso y realizó sus repeticiones con esfuerzo, pero con buena técnica. Luego fue el turno de Jigoro, quien, con su experiencia y fuerza, igualó el peso y realizó sus repeticiones con una calma impresionante superando al joven por un par.

El siguiente ejercicio fue el press de banca. Akira, decidido a no dejarse intimidar, levantó una cantidad respetable de peso, su cara roja de esfuerzo. Jigoro, sin inmutarse, ajustó la barra y la levantó con la misma cantidad de peso, demostrando una técnica impecable y una fuerza inigualable, pero no suficiente para superar a su joven retador quien consiguió mover a penas un par de libras más entre risas en su segundo intento.

Finalmente, llegó el turno del peso muerto. Akira, decidido a ganar, levantó la barra con todas sus fuerzas, logrando un levantamiento impresionante con casi una media tonelada en su último intento.

 Jigoro, con una mirada serena, igualó el peso y realizó sus repeticiones con una facilidad que sorprendió a todos los presentes denotando que podría haber movido un poco más.

La competencia terminó en un ajustado empate, ambos marinos mostrando habilidades y fuerza excepcionales..

 Akira, respirando con dificultad pero con una sonrisa en su rostro, se acercó a Jigoro."Viejo, eres increíble. No esperaba que alguien pudiera igualarme. ¿Qué te parece llevar esto al ring? Un poco de combate para terminar la noche."

Jigoro sonrió ligeramente, aceptando el desafío. "Me parece una excelente idea, Akira. 

Vamos a ver quién tiene lo que se necesita."Los dos se dirigieron al ring de entrenamiento, listos para una nueva fase de su competencia amistosa. 

Mientras se preparaban, los otros marinos se reunieron alrededor, ansiosos por ver el enfrentamiento entre el veterano y el joven prometedor. La noche en la base G23 se había vuelto mucho más interesante, y todos sabían que estaban a punto de presenciar algo extraordinario.
#2
Jigoro Kano
El pequeño
Con la competencia de levantamiento de pesas terminada en un empate, Jigoro Kano y Akira se dirigieron al ring de entrenamiento, rodeados por marinos curiosos y expectantes. La atmósfera estaba cargada de anticipación mientras los dos combatientes se preparaban para un enfrentamiento que prometía ser memorable.

Jigoro, de baja estatura pero con una musculatura impresionante, se encontraba frente a Akira, quien era más alto, rápido y agresivo. El contraste entre ambos era notable: el veterano calmado y el joven impetuoso, cada uno con su propio estilo de combate.

El combate comenzó casi de inmediato cuando ambos pusieron los pies en el pequeño cuadrilátero acolchado, con Akira lanzándose hacia Jigoro con una serie de rápidos golpes y patadas. Su técnica era precisa y poderosa, un estilo agresivo, el estándar en la Marina que aprovechaba su velocidad y alcance en pequeños movimientos y gráciles saltos que permitían refinada velocidad en sus embates. Jigoro, manteniendo la calma, en contraste, se mantenía firme como roca con los pies plantados, moviéndolos sin a penas levantarlos del piso solo para corregir si postura bloqueaba la mayoría de los ataques, retrocediendo y evaluando cada movimiento de su oponente con cuidado.

Akira, sintiendo la presión efectiva de su agresividad, aumentó la intensidad de sus ataques. Patadas rápidas y golpes fuertes llovían sobre Jigoro, quien continuaba bloqueando y esquivando con los dorsos de piernas y brazos siempre manteniendo su postura firme y su respiración controlada. Los espectadores observaban en silencio, entretenidos entre vítores por la habilidad defensiva de Jigoro y la tenacidad de Akira.

A medida que el combate avanzaba, Jigoro comenzó a acercarse lentamente, buscando una oportunidad para cerrar la distancia. Akira, frustrado por no poder romper la defensa de Jigoro, lanzó un puñetazo con toda su fuerza al rostro del viejo, Este era el momento que Jigoro había estado esperando.

Con una precisión increíble, Jigoro esquivó el golpe y se movió hacia adelante, agarrando el brazo extendido de Akira mientras rotaba con las rodillas dobladas. En un movimiento fluido y poderoso, Jigoro utilizó la propia fuerza de Akira contra él, proyectándolo por encima de su cabeza. Los marinos alrededor del ring contuvieron el aliento mientras Akira volaba un par de metros por el aire, impactando contra el suelo con un sonido sordo.

Antes de que Akira pudiera reaccionar, Jigoro saltó sobre él, manteniendo el agarre en su brazo y utilizando su peso para inmovilizarlo completamente. Akira, incapaz de moverse, se encontró atrapado en una llave de inmovilización que no le causaba dolor, pero que restringía por completo sus movimientos.

"Ríndete," murmuró Jigoro, su voz calmada pero firme.

Akira, respirando con dificultad y sintiendo la inquebrantable fuerza de Jigoro, no tuvo más opción que golpear el suelo con su mano en señal de rendición. Los marinos alrededor del ring estallaron en aplausos y vítores, impresionados por la demostración del desconocido estilo de judo de Jigoro.

Jigoro se levantó, ayudando a Akira a ponerse de pie. "Buen combate," dijo, mostrando un respeto genuino por el joven marino.

Akira, aún sorprendido por lo sucedido, sonrió con admiración. "No esperaba eso, señor Kano. Su estilo... es increíble. ¿Que cosa es?"

Jigoro asintió, sabiendo que había dado el primer paso para mostrar el camino del judo, una nueva forma de mostrarles el arte del camino suave
asus compañeros marinos. "Será un honor mostrarte, Akira"
#3


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