Alguien dijo una vez...
Bon Clay
Incluso en las profundidades del infierno.. la semilla de la amistad florece.. dejando volar pétalos sobre las olas del mar como si fueran recuerdos.. Y algún día volverá a florecer.. ¡Okama Way!
[Autonarrada] [T2] Subasta oculta en Rostock (Parte 12)
Silver D. Syxel
-
Pueblo de Rostock, Isla Kilombo
Primavera del año 724

El aire dentro de la cueva era frío y pesado, cargado con un aroma terroso que se mezclaba con la humedad del lugar. Las paredes, cubiertas de musgo y vetas de piedra brillante, reflejaban tenuemente la luz de las llamas en la hoja, que Silver sostenía en alto. Cada paso que daba resonaba con un eco apagado, como si el lugar mismo estuviera respirando.

El pirata avanzó con cautela, escudriñando cada rincón de la cueva mientras mantenía su espada lista. Había aprendido a lo largo de su viaje que la tranquilidad siempre era el preludio de problemas. Y este lugar, con sus sombras alargadas y su silencio casi ensordecedor, prometía más desafíos.

Qué acogedor —murmuró con sarcasmo, mientras sus ojos captaban algo en la distancia.

A medida que se adentraba más en la cueva, el pasillo se abrió hacia una cámara amplia y oscura. En el centro, una estructura de piedra tallada se alzaba majestuosa, cubierta de inscripciones que brillaban con un leve resplandor azul. Era un altar, similar al que había encontrado en el barco, pero mucho más elaborado. A su alrededor, pilares decorados con los mismos símbolos que la piedra se alzaban como guardianes inmóviles.

Silver se acercó con cuidado, dejando la espada a un lado del altar para liberar sus manos. Sacó la piedra de la caja y la sostuvo frente a las inscripciones, buscando similitudes. Los símbolos parecían coincidir, encajando como piezas de un rompecabezas que apenas comenzaba a entender.

Así que tú eres la clave, ¿eh? —susurró, observando cómo la piedra parecía resonar débilmente en respuesta al altar.

Pero antes de que pudiera colocarla en su lugar, un ruido seco rompió el silencio. Syxel giró rápidamente, espada en mano, mientras su mirada buscaba el origen del sonido. De entre las sombras, una figura emergió lentamente. Era un hombre alto y musculoso, con una armadura ligera y una gran alabarda descansando sobre su hombro. Su rostro estaba cubierto por una máscara decorada con símbolos idénticos a los del altar.

—No deberías estar aquí —gruñó el hombre con una voz grave y poderosa, que reverberó en las paredes de la cueva—. Este lugar es sagrado. Solo los Elegidos pueden pisar estas tierras.

Silver arqueó una ceja, dejando que una sonrisa confiada curvara sus labios.

Déjame adivinar, ¿tú decides quién entra y quién no?

El guardián no respondió. En lugar de eso, ajustó su postura y empuñó la alabarda con ambas manos, apuntándola directamente hacia el capitán.

—Por profanar este lugar, pagarás con tu vida.

Sin esperar más, el guardián se lanzó al ataque, moviéndose con una agilidad sorprendente para alguien de su tamaño. La alabarda cortó el aire en un arco descendente, buscando aplastar al intruso. Silver saltó hacia un lado, esquivando el golpe por poco mientras el impacto del arma levantaba una nube de polvo.

Eres más rápido de lo que pareces —dijo con una risa seca, girándose para enfrentar a su oponente.

El combate comenzó en un intercambio rápido de movimientos. El guardián atacaba con fuerza y precisión, utilizando el alcance de su arma para mantener al pirata a raya. Cada embestida era un recordatorio de que no enfrentaba a un simple fanático, sino a alguien entrenado específicamente para proteger ese lugar.

Syxel, sin embargo, no se dejaba intimidar. Aprovechando su velocidad y reflejos, se mantenía en constante movimiento, buscando una abertura en la defensa del guardián. Con un giro rápido, logró esquivar un barrido horizontal de la alabarda y se lanzó hacia adelante, buscando un ataque directo. Su espada chocó contra la armadura del hombre, dejando una marca superficial pero insuficiente para detenerlo.

El guardián contraatacó con un golpe ascendente que obligó a Silver a retroceder, pero el pirata no perdió el ritmo. Usó el entorno a su favor, maniobrando entre los pilares para limitar el rango de la alabarda.

¿Es todo lo que tienes? —provocó mientras giraba alrededor de su oponente, esperando una oportunidad para atacar.

Finalmente, el guardián cometió un error. En su afán por acorralar a Silver, lanzó un golpe demasiado amplio, dejando su costado expuesto. El capitán aprovechó el momento, deslizando su espada con precisión hacia la abertura en la armadura. El filo atravesó carne, arrancando un gruñido de dolor al hombre, quien retrocedió tambaleándose.

Eso ha tenido que doler —comentó con una sonrisa ladeada, mientras limpiaba la sangre de su espada con un movimiento rápido.

El guardián, herido pero aún de pie, apretó los dientes y levantó su arma una vez más. Su determinación era evidente, pero Silver no tenía intención de prolongar la pelea. Con un movimiento veloz, cerró la distancia entre ellos, esquivando un último ataque antes de asestar un golpe mortal al cuello de su enemigo. El cuerpo del guardián cayó pesadamente al suelo, y el sonido de su alabarda resonó una última vez antes de que todo volviera al silencio.

Silver guardó su espada y se giró hacia el altar, recuperando la piedra y observando cómo brillaba débilmente. Con cuidado, la colocó en el hueco del altar. Al hacerlo, un leve temblor recorrió la cueva, y los símbolos en los pilares comenzaron a brillar con una intensidad creciente.

Así que aquí es donde empieza la verdadera diversión.
#1
Moderador Doflamingo
Joker
¡RECOMPENSAS POR AUTONARRADA T2 ENTREGADAS!


Usuario Silver D. Syxel
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#2


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