Hay rumores sobre…
... que una banda pirata vegana, y otra de maestros pizzeros están enfrentados en el East Blue.
[Aventura] [T2] Rastros de un Cuento Perdido
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
La luz parpadeante de las lámparas del Caparazón de Champa iluminaba con dificultad la esquina apartada donde te encontrabas conversando con aquel hombre encapuchado, perfecto para evitar que mirones pudieran distinguir de lejos lo que tenían sobre la mesa. Con movimientos cuidadosos, el hombre aceptó la invitación para sentarse, colocando el pergamino sobre la mesa con una reverencia apenas perceptible. Lentamente, deslizó hacia atrás la capucha y se quitó el sombrero, revelando un rostro envejecido por el tiempo, pero aún lleno de energía. Sus ojos claros y vivaces contrastaban con las arrugas profundas de su piel, y una barba blanca, perfectamente arreglada, enmarcaba una sonrisa agradecida y llena de esperanza.
 
Mi nombre es Marth, y llevo años tras la pista de mapas como este. Si puedes ayudarme, muchacho, no sabes cuánto te lo agradeceré. — Sus palabras estaban cargadas de una sinceridad inusual para un lugar como Champa. Desenrolló el mapa por completo sobre la mesa, mostrando un pergamino desgastado por el tiempo. Las marcas de salitre y las manchas amarillentas sugerían que había pasado décadas, si no siglos, expuesto a los elementos. El anciano se emocionó aún más al ver tu despliegue de herramientas y tu entusiasmo propio de alguien que ama y vive su oficio.
 
A medida que trabajaras el documento, podrías ir identificando patrones de mapas antiguos, formas de pequeñas islas conjuntas, y nombres de islas que empezaban a surgir entre los trazos descoloridos. Marth te observaría con expectación, intriga y entusiasmo, casi conteniendo el aliento mientras tratabas de descifrar lo que pudieras del mapa. Finalmente, los resultados comenzaron a tomar forma Horus y te llevarías un trago amargo. El hombre parpadearía varias veces cuando terminaras tu trabajo esperando con ansias que fuera lo que estuviera esperando. — ¿Qué es? — Preguntó llenó de ansias, incapaz de ocultar su entusiasmo en sus ademanes y semblante. — ¿Está relacionado con Los Tribulantes? Hace años mi hija partió en busca de ellos y no he sabido nada sobre ella. Desde entonces he estado gastando toda mi fortuna viviendo en esta isla y tratando de conseguir pistas. ¿He tenido suerte con este mapa?  — La mezcla de tristeza e intriga se habían apoderado del señor que ahora se encontraba más expectante que nunca.
 
Sin embargo, era momento de darle la noticia Horus, se trataba de un mapa antiguo de Las Islas Gecko, nada especial, nada con un tesoro, nada que pudiera ayudarlos. Si decidías darle la noticia, Marth suspiraría, apoyando las manos sobre la mesa mientras mirando el mapa con nostalgia con una leve sonrisa tratando de ocultar su tristeza. Pero, si le mentías podría actuar con esperanza e irse a su aventura tratando de seguir el mapa que le entregaras, viviendo una mentira para buscar a los tribulantes.
 
No obstante, sin importar cuál de los dos caminos tomaras con Marth, en ambos se levantaría de la mesa, dejando la bolsa de monedas como agradecimiento. — Gracias por tu ayuda. Quizás algún día encuentre lo que busco. Ojalá tú también encuentres lo que sea que persigues. — Con esas palabras, Marth se despediría y saldría de la taberna, dejándote nuevamente con el misterioso objeto que habías robado anteriormente.
 
Pero había que atar más clavos sueltos ¿verdad? Momentos después, el bullicio de la taberna pareció cambiar su tono repentinamente. Un hombre magullado y con el rostro marcado por golpes entró cojeando. — Kappa, no sé qué hacer necesito más tiempo. La reliquia que iba a usar para pagar mis deudas... desapareció justo cuando estaba pagando. Si no reúno el dinero para mañana, ya sabes lo que me harán esos malditos. — Su voz, aunque cansada, era firme al dirigirse al cantinero con confianza y camaradería.
 
Adivina Horus… desde tu rincón, podrías reconocer al hombre. Era el mismo al que le habías robado la esfera de oro que ahora estaba en tus piernas, se encontraba enfrentando las consecuencias de un destino que fuiste capaz de torcer en un solo instante.  Horus, ahora es tu turno de actuar y decidir el desenlace de este capítulo en tu vida. ¿Permanecerás en las sombras, observando cómo se desarrolla esta nueva capa del misterio? ¿Te acercarás para confrontarlo o tal vez para intentar enmendar el daño hecho? ¿O decidirás marcharte antes de que la situación se complique más? Sea cual sea tu elección, los eventos de esta noche prometen marcar el inicio de algo mucho más grande aún sin llevarte pistas de los tribulantes.
#11
Horus
El Sol
El hombre parecía llamarse Marth. Estaba mostrándose muy colaborativo con el tema, compartiendo casi mi propio entusiasmo con la labor de investigación. Ambos, sin duda, contrastábamos mucho en aquella taberna, como si no perteneciera a ese lugar en lo más mínimo, lo cual era completamente cierto. Yo no era para nada un habitante habitual de la isla y mucho menos un criminal, y, como sabría dentro de poco, Marth tampoco lo era. Ambos éramos dos amantes de los misterios de la vida y el mundo que acabaron en esta isla por casualidades del destino.

Restaurar un mapa era un proceso elaborado y algo meticuloso. No se podía hacer con prisas, y especialmente si el mapa era algo antiguo, ya que el papel se vuelve más frágil y quebradizo. Por eso, solo con tocar el mapa pude notar que de antiguo no tenía nada. Ese papel era bastante nuevo, de hecho; el desgaste producto del agua marina había sido totalmente intencionado. No tenía ninguna duda de ello. Terminé por hacer un leve pellizco en una de las puntas del mapa y, al notar que el papel solo se doblaba, era claro que se trataba de un papel moderno, nuevo y resistente. Era desalentador, cuanto menos, pero no dejaba de existir una ridícula posibilidad de que fuera algún mapa que ya había sido transcrito de un original. Había que intentarlo.

Pero con el paso de las horas en aquella taberna, la situación se volvió terriblemente desesperanzadora. Pude comprobar de primera mano que ese mapa no era ningún mapa de Tortuga, tampoco hacía mención o alusión alguna a los Tribulantes. Y mucho menos era un mapa del North Blue. Era un simple y plano mapa turístico del archipiélago Geeko del East Blue, un lugar en el que estuve hace unos cuantos meses. De hecho, cuando terminé de restaurar el mapa, pude notar que se trataba de uno que vi en una tienda de souvenirs. No es que fuera una falsificación, era una completa y absoluta estafa en todos los sentidos.

— Mire, señor Marth, me temo mucho que se trata de una falsificación. No es un mapa de esta isla y, menos aún, el mapa de algún tesoro o ruta especial. Es un mapa de las corrientes de unas islas del East Blue. Me temo que el vendedor era un estafador — le dije con sinceridad.

El pesar del hombre era evidente. No perseguía un tesoro ni una leyenda, no buscaba la fama ni la fortuna, solo estaba buscando a su hija. Su única pista era que se había relacionado con los Tribulantes y había estado por esta isla antes de desaparecer. Pude notar cómo su rostro perdió esa chispa de alegría e ilusión y era difícil saber cómo gestionarlo. Pero no había forma de consolarlo al saber que se había vuelto a gastar mucho dinero en una mentira que lo dejaba en la misma distancia, o incluso quizás más lejos, de encontrar a su hija.

— Pero no pierda la esperanza, señor Marth. Yo también estoy buscando a los Tribulantes y le prometo que, si obtengo cualquier buen rastro de ellos o pista sobre su hija, le informaré de inmediato — le dije con firmeza y seguridad.

No fue mucho, pero le pedí a Marth que me diera el nombre y la descripción de su hija, con el fin de intentar recopilar alguna información, por mínima que fuera, al respecto. Mi objetivo inicial seguía siendo buscar a los Tribulantes. Si ella se perdió buscándolos, no había forma de no encontrar algún rastro de ella al seguir los pasos de los Tribulantes. Como siempre en la arqueología y la historia, seguimos los pasos de nuestros predecesores y ancestros con el fin de dar con un nuevo avance. Así que ahora me tocaba seguir los pasos de la hija de Marth, la exploradora Martha.

El hombre se iría; no sabía si habría logrado darle una chispa de esperanza en su ser, pero sin duda seguiría las pistas para encontrar a su hija o darle toda la ayuda que pudiera necesitar. Pero eso sería en otro momento. Ahora todo había terminado para bien, y era necesario ponerse en marcha para continuar el viaje. Entró en la taberna el hombre del que tomé la esfera dorada, pero no le di mucha importancia, ya que sin duda había robado de algún lugar dicha esfera tan valiosa. Por lo tanto, solo salí con un perfil bajo del lugar y me dirigí hacia el exterior de la taberna, para ir de nuevo a nuestro refugio por la costa, alejado de Champa, con las novedades.
#12
Moderadora Lola
La Despechada
¡RECOMPENSAS POR AVENTURA T2 ENTREGADAS!


Usuario Horus
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Narrador Mayura (Narrador Estudioso)
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#13


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