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John Joestar
Jojo
15-01-2025, 03:42 AM
El hombre nos echaba miradas de asombro a cada 30 segundos, sobretodo cada vez que Rocket y yo cuchicheabamos entre nosotros opinando de esto o de aquello de las cosas que veiamos por el astillero. Las herramientas cada vez eran más extravagantes y raras para mi, nunca habia visto nada ni remotamente parecido a aquello, estaban muy calculadas, perfectas para cada acción concreta, no eran herramientas cualesquiera. Decidí sacar mi block de notas del bolsillo y apuntar y dibujar algunas formas de las herramientas y barcos cuando el armario empotrado que teniamos en frente no miraba, para evitar disturbios.
Cuando el hombre nos señaló una zona concreta del astillero, pudimos ver a varios grupos de gente trabajando, cada sector tenia una tarea y la hacian rapidamente, y, sobretodo, con mucha eficacia. Parecia que estaban semi reparando o semi construyendo un barco nuevo, tallando runas cada vez que ponian un tablón de madera nuevo, estaban en perfecta sincronia, digno de ver y de admirar, sobretodo, entre todas las cosas, de aprender, ojala poder trabajar de esa manera tan jodidamente eficiente.
-Por cierto, no he podido evitar fijarme en que revisa mis llamas cada dos por tres, no se preocupe, las controlo al 100% y no tiene porque temer nada, no serán un peligro para usted ni este astillero- dije llevandome la mano al pecho -Eso si, Rocket, cuidado con la cola, no queremos que salgas convertido en mapache a la brasa, si puede ser-
El hombre nos ofreció arreglar y mejorar el submarino, considero que deberia ser una decisión de Rocket, ya que esta vez es el constructor e ideador del mismo, pero supongo que en este caso ambos pensabamos igual -Rocket, deberiamos vovler al submarino y traerlo aqui- le dije mientras me agachaba para poder hablar en un tono más bajo -Y creo que deberiamos pensar en runas para proteger el submarino, más que nada para evitar que le vuelva a pasar lo que le ha pasado ahora mismo, ¿Que opinas?- le susurré casi al oido a mi compañero -Y deja ese mierda de Joder eh, creo que estás poniendo nervioso a ese tio, cada vez que lo dices nos pone mala cara, al menos esta vez, intenta evitarlo.-
Forajido
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Rocket Raccoon
Rocket
16-01-2025, 04:35 AM
(Última modificación: 16-01-2025, 04:36 AM por Rocket Raccoon.)
A medida que avanzábamos hacia el interior de aquella colosal estructura, donde, según el guía, se forjaban los mejores barcos de la historia -creaciones únicas nacidas de las hábiles manos de estos imponentes trabajadores- la atmósfera parecía transformarse. No era solo el aire denso y frío que envolvía el lugar, sino también el cambio sutil en la actitud de nuestro anfitrión.
Con cada paso que dábamos, con cada palabra que cruzábamos, el semblante inicialmente cordial y casi amistoso del guía comenzaba a endurecerse. Al principio, fue solo una ligera tensión en sus labios, una ceja que se arqueaba apenas perceptiblemente. Pero a medida que seguíamos adelante, sus gestos se volvieron más pronunciados: pequeños rechistes, miradas de reojo, una mandíbula apretada justo cuando soltaba otro de mis característicos "joder, eh". No era algo descarado, claro está, pero si algo sé hacer bien es leer el ambiente y los gestos de la gente, incluso los más mínimos. Soy Rocket, y si hay algo que nunca se me escapa son los detalles. Tal vez mi constante muletilla empezaba a sacarle de sus casillas, o quizás nuestra charla rompía alguna norma tácita de este lugar, donde el silencio parecía valorarse tanto como las herramientas de precisión que usaban.
'¿Hey, Cortana... estás ahí?' Lo dejé un rato hablando con John, quien tampoco parecía ser de su agrado al cien por cien. Mientras, me metía en mi mente, intentando contactar con mi inteligencia artificial. 'Tú sientes lo mismo que yo verdad, ¿no estoy loco no?'
'Aquí Cortana. Y sí, lo que piensas sobre la actitud cambiante de este espécimen ante ti, es cierto. Parece incomodarle algo de ustedes, en ti específicamente, pueden ser tus improperios.' Como siempre, sus palabras eran directas y las decía sin ningún tipo de pudor. Aunque siempre las seleccionaba muy bien.
'Alistair hizo un gran trabajo contigo joder... bueno, supongo que me estaré callado entonces. Ya puedes dormir... bueno no, estate atenta. Esta gente está muy grande' Cortaba la comunicación y volvía al mundo real.
El silencio es respeto en un astillero, dijo el grandullón con esa voz grave que parecía rebotar en las paredes de madera y hierro. ¿Debería responderle? Parte de mí sabía que había venido con la intención de mantener las cosas tranquilas, de no buscar conflicto, pero, joder, tampoco iba a dejar que me tomaran por tonto. Esto era un astillero, un lugar donde todo menos el silencio reinaba. Por todas partes había ruido: enormes estructuras moviéndose con gruñidos metálicos, martillos golpeando acero con fuerza medida, cinceles dando forma a materiales rebeldes. Incluso las correas de las poleas chillaban al alzar pesos que parecían desafiar la gravedad. El lugar era una sinfonía de trabajo duro, crudo, y si algo destacaba aquí, era precisamente el estruendo constante.
Me mordí la lengua, literalmente, para evitar soltar algo sarcástico que pudiera empeorar las cosas. Sabía que si dejaba que mi boca hiciera de las suyas, esto no acabaría bien. Ni para mí ni para el equipo que estaba allá en la costa, probablemente esperando que yo no metiera la pata hasta el fondo. 'Calma, Rocket, sereno...'
Así que, en un esfuerzo digno de una medalla al autocontrol, compuse una sonrisa enorme. Falsa como un berrinche de niño mimado, pero una sonrisa al fin y al cabo.
Pasé un buen rato sobre el hombro de mi camarada, quien, en un gesto de camaradería que le agradecí más de lo que expresé, encendió su llama en la espalda para darme algo del calorcito que tanto hacía falta en un lugar como este. El frío calaba los huesos y mordía la piel, pero aquella fuente de calor improvisada fue suficiente para que mi cuerpo dejara de temblar como una hoja al viento. Como me había propuesto hablar poco, algo que me costaba más de lo que admitiría, me limité a levantar el pulgar en señal de que todo estaba en orden, acompañando el gesto con una leve sonrisa. -Ji- musité con discreción.
Fue entonces cuando noté un cambio en el ambiente. Las palabras sobre mi embarcación, el minisubmarino, parecieron encender una chispa en el grandullón. Sus ojos, hasta ahora serios y calculadores, brillaron con una intensidad que delataba un interés genuino. Había algo magnético en esa mirada, el tipo de fascinación que solo un artesano siente cuando está frente a una obra que promete revelarle secretos, expandir su conocimiento y desafiar sus habilidades. Reconocí esa mirada al instante. Era la misma que había tenido yo cuando vi por primera vez los planos del minisub, cuando entendí que estaba ante un proyecto que iba a marcarme. Y estaba seguro de que mi camarada, con su habilidad y pasión por lo que hacía, había sentido lo mismo en más de una ocasión. Los tres, a pesar de nuestras diferencias, compartíamos esa conexión inquebrantable que tienen los artesanos: el amor por crear, por dar forma a lo imposible y convertirlo en algo tangible, funcional y hermoso.
Escuchaba con atención las palabras de mi camarada, mientras trataba de mantener un equilibrio entre la disculpa y mi personalidad irremediablemente impulsiva. -¿Crees que a mí me gusta estar repitiendo esas muletillas una y otra vez? ¡Joder, eh!- solté, con algo de asco en la voz, como si estuviera regañándome a mí mismo tanto como a los demás. Me giré hacia nuestro anfitrión y, esforzándome por no parecer completamente insolente, intenté suavizar la situación.
-Mis disculpas, de verdad. Estas palabras me salen solas, no puedo controlarlas... es algo que viene de fábrica, joder, eh.- Mi mueca reflejaba una mezcla de resignación y frustración, mientras hacía un gesto como si quisiera arrancar las palabras de mi boca. -Es un tic, no hay mucho que pueda hacer al respecto. Lo intenté quedándome callado un rato, pero hasta eso tiene un límite, joder eh.-
Cambié de tema rápidamente, desviando mi atención hacia el enorme drakkar frente a nosotros. Había algo hipnótico en su presencia, algo que me atrapaba más allá de su diseño imponente. Mis ojos se posaron en las runas grabadas en su casco, sus formas intrigantes me llamaban como si tuvieran un significado que pudiera cambiarlo todo. -¿Y esas runas de ahí? ¿Qué significan? ¿Puedo acercarme? joder eh.- pregunté, tratando de contener mi curiosidad, aunque esta se desbordaba en cada palabra.
Volví a mi camarada, dándole una tarea que sabía que manejaría mejor que yo en ese momento. -Solo llama a Hato y dile que traiga el The Peace hasta aquí. Creo que ellos no han salido todavía. Joder eh. Y si, es buena idea lo de proteger al barco en el mar. No es que no confíe en Hato, sé que el The Peace está en las mejores manos. Joder eh.- Lo dejé a cargo, mientras mi atención seguía fija en las runas, en su textura y el leve calor que parecían emanar.
Había algo en ellas, algo que resonaba dentro de mí desde que toqué aquella en el mercado. ¿Era real o simplemente una fantasía alimentada por la tensión del momento? Difícil de decir, pero la única forma de averiguarlo era explorarlo más a fondo.
-Creo que todos podemos sacar algo de provecho aquí, joder eh- Miré al anfitrión, mi mirada dejando claro que hablaba en serio. -Les permitiré entrar a mi navío, incluso compartiré los planos originales que usé para construirlo, joder eh. Pero quiero algo a cambio. Quiero aprender de su arte, de su labor. Desde que toqué aquella runa en el mercado, siento algo diferente... una preparación, una conexión. No sé cómo explicarlo, pero quiero aprender a crear esas runas yo mismo. Quiero grabarlas en mi embarcación con mis propias manos. ¿Qué dice? Joder eh-
Esperé su respuesta, con la esperanza de que encontráramos un terreno común donde nuestras habilidades y curiosidades se entrelazaran, creando algo más grande de lo que cualquiera de nosotros podría lograr solo. -Estaremos una larga temporada por aquí en su isla, así que podemos aprender algo nuevo, todos. Joder eh.-
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Octojin
El terror blanco
16-01-2025, 11:34 AM
El hombre escucha atentamente las palabras de John cuando menciona el tema de sus llamas. Si bien es cierto que parecen llamarle la atención, su rostro no muestra ni un ápice de sorpresa o inquietud, como si estuviera acostumbrado a tratar con lo inusual. Quizá ya se haya cruzado con otros lunarians, o tal vez su temple sea simplemente una muestra del carácter de los skjoldr: calmados frente a lo desconocido, siempre que no represente una amenaza directa.
Cuando Rocket empieza a hablar con su tono característico y deja entrever su interés por las runas y la construcción, el hombre observa por un momento a sus compañeros. Hace una seña y, al cabo de unos minutos, dos hombres más se acercan. Son altos, corpulentos y llevan herramientas colgando de sus cinturones. Sus miradas son evaluadoras, como si estuvieran midiendo vuestra intención más allá de las palabras. Ambos tienen una tímida sonrisa en el rostro, como si la estuvieran forzando un poco.
—Estos son Ulf y Skein —dice vuestro guía— . Son nuestros mejores talladores de runas. Si alguien puede enseñaros algo, son ellos.
Los dos skjoldr intercambian un par de palabras en su idioma, mirándoos con curiosidad. Al principio parecen reticentes, pero la mención de vuestro submarino y la posibilidad de ver sus planos parece intrigarles. Y a quién no. Para ellos tener la opción de ver un submarino, y no solo eso, sino repararlo y ver sus planos, es algo que no ven todos los días. Difícilmente se podrían hber negado. Finalmente, Skein da un paso al frente. A diferencia de los demás, su rostro muestra una sonrisa más amplia, casi cálida.
—Soy Skein, especialista en runas —se presenta, con una voz grave pero amable— . Parece que queréis aprender, ¿verdad?
Os invita a entrar más profundamente en el astillero, donde el aire está impregnado del olor a madera recién cortada y barniz y donde el frío, pese a estar presente, es menor. Quizá porque no os golpea el aire. Skein se acerca a un rincón donde hay un montón de maderas apiladas y selecciona una pieza grande y lisa. La carga sobre su hombro como si no pesara nada y la lleva hasta un soporte de trabajo. Con movimientos precisos, asegura la madera y luego desaparece por unos instantes, haciendo un tímido gesto, regresando con un pincel pequeño y un tarro de tinta que empieza a mover con soltura.
—Antes de que podáis tallar algo, debéis entender nuestro alfabeto —dice, comenzando a pintar sobre la madera con trazos rápidos y seguros. Su mano se mueve con una precisión impresionante, como si estuviera trazando un mapa que conoce de memoria. Y es que al fin y al cabo, es su trabajo principal en el astillero. Las runas merecen un respeto y cuidado que debéis aprender, y seguramente este tipo os lo haga ver.
En pocos minutos, el tablero muestra una serie de símbolos organizados en filas y columnas. Skein se aparta para que lo veáis mejor.
—Este es nuestro alfabeto, traducido al vuestro. Las runas no son solo letras; cada una tiene un propósito y un significado. Si vais a trabajar con ellas, debéis empezar por conocerlas —Señala una pequeña sierra en la mesa cercana— . Cortad este trozo. Así podéis llevarlo con vosotros y estudiarlo.
Mientras vosotros decidís quién hará el corte, Skein busca pintura, barniz y más herramientas en un estante cercano. La disposición de los utensilios en el astillero es impecable: cada herramienta tiene su lugar, y todo está al alcance de la mano para facilitar el trabajo.
—Voy a enseñaros a pintarlas correctamente primero. El tallado es algo que lleva tiempo dominar, pero si estáis dispuestos a aprender, os enseñaré lo que pueda.
Skein parece genuinamente interesado en compartir su conocimiento, aunque cada tanto lanza una mirada hacia sus compañeros, como buscando su aprobación tácita. Es evidente que no todos están tan entusiasmados con la idea de enseñar sus secretos a forasteros, pero el interés en vuestro submarino parece inclinar la balanza. Aún así, por alguna razón, Skein se muestra muy propenso a enseñaros el secreto de las runas. Podéis notar en sus gestos que realmente lo está disfrutando. Eso, o es un actor de primera desaprovechando un talento en aquellas gélidas tierras.
—Si de verdad queréis aprender y compartir vuestro conocimiento sobre esa máquina que mencionáis, traedla aquí —vaya, así que máquina, ¿eh?— . Incluso si no podemos ayudaros a repararla, sería fascinante verla. Y si decidís que queréis nuestras runas en ella, podemos ayudaros a que las talléis vosotros mismos. Podéis practicar aquí en esta madera antes, o incluso si necesitáis más, usar otras. Cada runa tiene su propósito, y debemos tallarlas con intención y cuidado.
Mientras Skein habla, el ambiente del astillero parece cobrar vida. Los sonidos del trabajo continúan a vuestro alrededor: martillos, sierras y voces graves que coordinan los esfuerzos. El resto de trabajadores ya no os prestan atención y simplemente aceleran un poco el trabajo para parar cuando llegue el submarino. Podéis ver cómo otros trabajadores mueven enormes troncos o ajustan tablones en los barcos a medio construir, y esta vez lo hacen de manera más rápida que antes. Cada paso parece parte de un ritual, una danza antigua que conecta a los skjoldr con sus tradiciones y con los dioses que veneran.
Finalmente, Skein se detiene y os mira, esperando vuestra respuesta. Su sonrisa es sincera, pero también lleva un aire de desafío, como si estuviera probando vuestra determinación. ¿Seréis capaces?
—Entonces, ¿qué decidís? —pregunta, cruzándose de brazos mientras os observa. A su alrededor, los otros skjoldr os lanzan miradas ocasionales, midiendo cada uno de vuestros movimientos. Es evidente que vuestra presencia ha despertado una mezcla de curiosidad y cautela en este lugar donde el arte y la tradición son sagrados.
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Rocket Raccoon
Rocket
17-01-2025, 04:15 AM
'Fantástico, más hombres supergigantes y supermusculosos...'
'¿Rocket, que te he dicho sobre prejuzgar a los demás?'
'Que siii que siii, lo sé... está mal, lo sé. Pero coño, es que mirarlos a todos. ¿Y si algo sale mal u estos cabrones se ponen amenazantes? Solo me preocupo por nuestro bienestar.'
'Ya, no mientas. Y está atento.'
Hubo un pequeño diálogo mental entre Cortana y mi persona, pero nada grave, tan solo un pequeño regaño por su parte al darse cuenta de como me expresaba en mi mente al ver venir a esos dos mastodontes humanos. ¿Y creo que no se me puede culpar el hecho de intentar preocupar por el bienestar de mi tripulación no? Pues mi voz guía no me creía, y me recriminaba por eso. Pero bueno, vamos a estar atento a lo que estos dos personajes tienen para ofrecer. Parecía que mi idea sobre que cada bando podía aprender del otro, había entrado bastante bien con nuestro anfitrión. Así que llamó a dos más de los suyos, quienes parecían ser maestros en el arte del tallado de runas y demás simbologías que estas expresaban.
Les dediqué una sonrisa breve a los recién llegados, tratando de mantener un aire relajado. No quería arriesgarme a decir algo que pudiera complicar las cosas más de lo necesario, especialmente después de lo que pasó antes. ¿Quién sabe si estos tipos serían tan tolerantes como el guía? Así que me limité a guiñarles un ojo cuando se acercaron, dejando que las primeras impresiones hicieran el trabajo por mí.
Después de las presentaciones rápidas, Skein, uno de ellos, nos indicó que lo siguiéramos hacia un área un poco más apartada, más "íntima", por así decirlo. A medida que nos adentrábamos, el ruido del astillero comenzó a disiparse, dando paso a un silencio casi absoluto. Era como si hubiéramos cruzado un umbral invisible, dejando atrás el caos del trabajo para entrar en un espacio donde las cosas parecían más meditadas, más calculadas. Frente a nosotros había una pila de tablones de madera, probablemente sobrantes de las enormes embarcaciones que construían. Antes de que pudiera inspeccionarlos más de cerca, Skein se adelantó, agarró uno de los tablones más grandes y lo levantó como si fuera una simple rama.
'Esa mierda debe pesar como cincuenta Rockets' pensé, mientras mis ojos se abrían como platos. Era imposible no quedarse impresionado con la fuerza natural de estos tipos. Lo hacían ver tan fácil, tan casual. 'Así cualquiera no necesitaría máquinas, claro.' Pensaba y me atrevía a comparar. Pues claro que estos sujetos no necesitaban de equipos mecánicos para el trabajo. Pero para una criatura tan pequeña como yo, ese tipo de soluciones eran algo que necesitaba.
Lo vi agarrando un pincel y comenzar a dibujar algo sobre el gran tablón de madera que había agarrado. Tras un par de minutos de trazado de líneas y demás, presentaba ante nosotros el alfabeto que usaban los lugareños de esta isla. Y sí, cada runa parecía ser una letra de nuestro propio alfabeto, vamos, el mismo que usa todo el mundo fuera de aquí. Al momento de pedirnos que cortáramos el trozo que había hecho para llevárnoslo, nuevamente dejaba el trabajo duro a mi camarada. Le miraba, y suponía que solo con la mirada ya sabia que quería decir. Pero por si no era así, le guiñe señalando el gran trozo de madera, ladee la cabeza y separe un poco mis dos brazos, haciéndome más ancho. Vamos, que le indicaba que era mucho más fuerte que yo, pues.
'Bueno Rocket, esto no debería de ser más difícil que desactivar una mina baja presión, y lo has hecho cero veces, así que pan comido, he.' Pensaba para mí mismo mientras tomaba con mis manos, uno de los pinceles que estaban cerca de mi posición, así como también la tinta que me acercaba el gran Skein. Era una simple herramienta más, común y corriente como cualquier otra. Pero si noté como este sujeto que tenia en frente, las usaba y trabajaba con bastante mimo y cuidado. Así como yo lo hacía con mis pequeños cachivaches con los que hacía mis inventos raros y extravagantes pues. 'Hablan bastante sobre el cuidado y el simbolismo de estos dibujitos... supongo que si quiero aprender parte de esa ''magia'', debo también aprender a ''quererlos'' como esta gente quiere a sus obras. Y estos símbolos, también son sus obras'
Levante mi mirada hacia el tablón, buscando el primer símbolo de estos que me pareciera el más simple. Y los había bastantes para ser sincero. Había unos diamantes, unas flechas, unos palos también, que podrían parecer una i o una l. Así que comencé con estos que parecían ser los más básicos para aprender. Sumergí el pincel él tinta y comencé así a trazar mis primeras líneas, una tras otra en algún tablón pequeño y apropiado para mi aprendizaje. Tenia muchas miradas en mí, ya que si logre observar como gran parte de estos trabajadores del astillero, se comenzaban a fijar en estos dos extranjeros que querían aprender de ellos. Pero no tenia problema con eso, confiaba en mi buena habilidad con la mano para hacer este tipo de cosas, y así lo mostraría.
-¿Creo que voy por buen camino no? Joder eh.- Tras terminar una cuantas de estas, tome el pequeño tablón y lo mostré a Skein, quien no paraba de hablar sobre el submarino. 'Parece que acerté de lleno con eso, qué bueno soy coño'.
-Sí, ya el submarino debe venir en camino. Su compañero de allá, señale a nuestro guia, nos indicó donde podíamos dejarlo. Joder eh. Lo más probable es que tardemos varios días en arreglarlo del todo. Así que usaremos esos días para compartir lo que podamos y mostrarles también como se hacen. Joder eh.-
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John Joestar
Jojo
20-01-2025, 11:36 PM
El hombre parecia bastante más amable de lo que habia pensado desde un principio, incluso esa especie de signos de molestia, o lo que fuera aquello, parecian haberse esfumado completamente de su rostro trabajdo y curtido por el frio.
Mientras Rocket hablaba, el hombre llamó a lo que me parecian dos jefes de obra, o dos capataces, al menos en apariencia, grandes, altos, anchos de espaldas y cargando unos grandes cinturones llenos de, lo que parecia a primera vista, herramientas de talle, ya que pude reconocer un par de cuchillos o bisturis par madera que ya he visto en más de una ocasión. Uf y Skein se llamaban, obviamente no podian tener nombres más normalitos, fáciles de aprender y más fáciles de pronunciar, expertos talladores de runas, aquel hombre habia aceptado nuestra propuesta.
Tras conversar unos minutos con ellos, se decidieron a enseñarnos su ``alfabeto´´, si podia llamarsele asi, era rudimentario y muy característico, eran como letras mal hechas o del revés, dificiles de aprender OBVIAMENTE. Me interesé en algunas de ellas, las llamadas runas, quizá un dia pusiera una en la puerta de mi casa, si es que funcionaban.
Rocket me pidió que cortase yo el tablón, -casi tan grande como él- pensé yo para mis adentros, para poder empezar a rpacticar el dichoso tallado, y poder replicarlo después en el submarino del Sindicato -Yo creo que Lobo va a tener sentimientos encontrados con toquetear el submarino, pero bueno, todo sea por el bien del grupo- dijé mientras estudiaba la frondosa madera de aquellas tierras. Rocket se acercó un tablón más adecuado a su tamaño y empezó a practicar, aunque parecia tener conversaciones consigo mismo por su manera de fijar la mirada cada vez que se planteaba algo, no tengo muy claro que le pasa o que hace, pero supongo que está bien. Cogí aquel trozo de madera y empecé a cortar lo mejor que pude, aunque no soy un manitas impresionante, he de decir que habia pareciudo más dificil de lo que realmente era, mis años como aprendiz de mi padre se estaban reflejando en aquel momento.
- Creo que asi puede servir, vamos a empezar a ``runatinizar´´ estás cosas- dijé mientras apoyaba el tablón en la mesa de trabajo. Cogí una especie de brocha mediana que tenia cerca y empecé a dibujar lo mejor que pude. -Espero que os guste nuestro submarino, es una obra de ingenieria espectacular- comenté mientras miraba de reojo a Rocket a modo de colegueo.
Acciones
-Corto el tablón a petición de Rocket
-Empiezo a dibujar las runas que tengo presentadas en frente
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Octojin
El terror blanco
22-01-2025, 11:57 AM
Mientras practicáis con las runas, las miradas curiosas de los trabajadores del astillero os siguen como si fuerais un par de artistas callejeros en pleno espectáculo. No debe ser muy común que alguien se meta en su taller a aprender a pintar runas, digo yo, aunque quién sabe, cosas más raras se han visto, desde luego. De todos modos, intentan disimularlo, es evidente que vuestro interés por sus tradiciones y vuestra disposición a aprender les causa impresión. Incluso los más reticentes no pueden evitar mirar de reojo cómo os desenvolvéis con las herramientas y los pinceles.
John, al ver que Rocket se desentiende de cortar la madera, el tipo te pasa una sierra de apariencia rústica, pero al tomarla notas que su diseño está lejos de ser simple. Tiene un equilibrio perfecto, el mango encaja de manera ideal en tu mano y, al moverla, parece cortar la madera como si estuviera hecha de mantequilla. Esta gente le da mucha importancia a lo rústico, lo manual y, sobre todo, a la calidad de las herramientas. Y te das cuenta desde el minuto uno que agarras la propia sierra. Te concentras, guiándola con movimientos controlados, y pronto el tablón que Skein ha preparado queda dividido en un trozo perfectamente cortado.
—Es buena, ¿verdad? —te dice Skein, sonriendo— Aquí no usamos nada que no podamos hacer nosotros mismos, pero eso no significa que no sepamos hacerlo bien.
El comentario viene acompañado de un leve gesto de orgullo que no pasa desapercibido. Terminas el corte con cierta facilidad y colocas la madera en la mesa, listo para empezar a trazar las runas que tienes en frente tuya. No parecen sencillas, pero con práctica seguro que te salen bien.
Por tu parte, Rocket, coges el pincel con una confianza que, aunque no lo digas, quizá esconda una pizca de inseguridad inicial. Pero no te preocupes, no se lo diré a nadie. Empiezas a trazar las primeras runas en el tablón que te han proporcionado, y para tu sorpresa, tus manos parecen adaptarse rápidamente al movimiento preciso que requiere cada símbolo. Hay algunas más complejas que otras, como todo en la vida, pero con detenimiento y calculando cada trazo, todo es posible. Skein se coloca detrás de ti, observando con interés. A medida que avanzas, asiente varias veces, murmurando algo en voz baja que suena a aprobación.
Sin embargo, cuando terminas y le muestras el resultado, Skein señala cinco runas que no están del todo bien. Su corrección no es brusca ni crítica; al contrario, utiliza su pincel para trazar sobre las tuyas, mostrando la diferencia con una paciencia que casi parece paternal.
—Lo haces bien para ser tu primera vez —te dice, levantando el pulgar—. Con un poco de práctica, podrías tallar estas runas como uno de nosotros.
El comentario es sincero, y la leve sonrisa que lo acompaña refuerza la idea de que realmente está impresionado con tus esfuerzos. Vaya, eso seguro que no te lo esperabas.
Mientras tanto, John, te enfrentas a tus propios desafíos con el pincel. Las primeras líneas que trazas son algo toscas y tambaleantes, pero Skein está a tu lado, corrigiendo tus movimientos con una paciencia infinita. Te muestra cómo mantener el pincel en un ángulo preciso y cómo aplicar la presión justa para que las líneas fluyan con naturalidad. Los trazos son complejos para alguien que no está acostumbrado a ellos, y se nota. Pero todo con práctica se consigue.
—No te preocupes si no sale perfecto al principio —te dice mientras ajusta tu mano para mejorar tu trazo—. Las runas no son solo líneas; son una conversación con la madera. Aprende a escucharla.
Aunque el proceso es más lento para ti, terminas logrando unas cuantas runas bastante decentes, lo que arranca un gesto aprobatorio de Skein. La experiencia, aunque desafiante, resulta extrañamente satisfactoria.
Cuando finalmente termináis vuestra práctica, Skein sonríe con aprobación. Sin embargo, la calma del momento se interrumpe cuando dos hombres aparecen en la entrada del área de trabajo. Uno de ellos gesticula con las manos, claramente frustrado, mientras el otro intenta calmarle. Aunque están demasiado lejos para oír lo que dicen, su lenguaje corporal sugiere una discusión acalorada. Me imagino que es algo normal en un taller el tener alguna discusión. Algunos trabajadores les echan un vistazo rápido, pero pronto vuelven a centrarse en sus tareas. Igual es algo típico en ellos. O la gente de ahí resuelve sus cosas así. No sé, en cualquier caso no parecen darle demasiada importancia.
Uno de los recién llegados, un tipo robusto con una barba espesa, se acerca a vosotros. A diferencia de los otros dos, parece más interesado en el submarino que en cualquier otra cosa. Y eso se hace ver pronto cuando empieza a hablar. Su tono es más directo que el de los demás.
—¿Podéis mostrarnos los planos? —pregunta con una mezcla de entusiasmo y respeto— Nos encantaría ayudar a arreglarlo. Pero antes de tallar las runas, os recomendaría practicar un poco más en madera. Así podéis decidir la frase exacta que queréis y cómo queréis que quede. Os podemos ayudar con eso si queréis.
Al salir hacia la zona designada para el submarino, el bullicio del astillero os envuelve nuevamente. Los trabajadores están inmersos en sus tareas, moviéndose con una coordinación casi coreografiada. Enormes tablones de madera son transportados por grupos de hombres que parecen tan fuertes como los mismos barcos que construyen. El sonido de los martillos y las sierras llena el aire, mezclándose con el olor a resina y barniz.
Los barcos en construcción son una mezcla de funcionalidad y arte. Cada uno lleva grabadas distintas runas que parecen dotarlos de una personalidad propia, y el cuidado con el que se trabaja en ellos sugiere que son mucho más que simples medios de transporte. Son símbolos de la habilidad y la tradición de los skjoldr, un legado flotante que parece destinado a desafiar el tiempo y las tormentas. Son algo más que barcos, y el cuidado con el que los hacen lo refleja claramente.
Cuando finalmente os detenéis en la zona señalada, uno de los carpinteros se acerca y os observa con una mezcla de curiosidad y expectativa.
—Entonces, ¿qué frase queréis grabar? —pregunta, inclinando ligeramente la cabeza— Y si podéis, mostradnos los planos. Nos gustaría entender cómo está hecho ese submarino y cómo podemos ayudaros a mejorarlo antes de que ponernos a ello.
El entusiasmo en sus palabras es innegable. Aunque están acostumbrados a trabajar con madera y herramientas manuales, la idea de interactuar con una máquina tan avanzada parece despertar en ellos una mezcla de fascinación y desafío. Y es que, todos queremos hacer lo que no estamos acostumbrados a hacer, ¿no? Salir un poco de la rutina y aprender cosas nuevas. Está claro que, para ellos, el submarino no es solo una máquina: es una oportunidad de aprender algo completamente nuevo.
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Rocket Raccoon
Rocket
26-01-2025, 07:58 PM
No hay nada mejor en el mundo, como un buen contador de historias que no revela las inseguridades de sus propios jugadores. Eso quizás sea algo que algunos deban poner en práctica, aunque los hay quienes también disfrutan de joder un poquito a los suyos. Teniendo el poder en las manos, son pocos los que capaces de vencer esos impulsos de poderío.
-Que haría este mapache sin ti, joder eh. Con Lobo, bueno... fui yo quien hizo esta hermosura, ya ahí nos matamos los dos jejeje. Joder eh- Le daba las gracias, a mi manera, a John por haberme cortado el enorme tablón. Y pues ahí estaba yo, el centro de atención, pintando runas como si hubiera nacido para eso. Aunque en el fondo sabía que esto era nuevo para mí, no había forma de que lo admitiera. ¿Quién necesita humildad cuando tienes esta actitud? Aparté el tablón con un gesto que decía: ''Admírenlo, es perfecto". Aunque, bueno, sabía que no era exactamente perfecto, pero ¿quién lo notaría, verdad? 'Soy un puto genio con las manos joder'. Me admiraba a mí mismo dentro de mi mente, esperando que la sarcástica de Cortana no me respondiera. Espere un par de segundos, y parecía seguir en silencio. 'Bien'. Celebraba.
Pero al contrario de lo que piensa mi narrador. Claro que me esperaba que mis esfuerzos se viesen valorados. Solo estaba trazando unas líneas en unos tablones, ¿no?.
-Claro que lo hago bien, Skein. ¿Qué esperabas? Joder eh...- le dije con una sonrisa de lado, esa que uso para que nadie vea si me siento un poco fuera de mi elemento. -Soy un genio, querido amigo. Aunque eso de "un poco de práctica" suena como una forma elegante de decir "no está mal, pero puedes mejorar". Joder eh.- Mientras hablaba, señalé las runas con el pincel como si estuviera mostrando un invento revolucionario, como esos cientos que estaba acostumbrado a crear. Mi cola se movía de un lado a otro, no por nervios, claro que no, sino porque, bueno, ¿quién no disfruta el reconocimiento, aunque venga de un gigante con paciencia infinita?
Pero la tranquilidad no duró mucho. Dos tipos aparecieron al fondo, gesticulando como si estuvieran a punto de lanzarse martillos. Me detuve un segundo para observar la escena, mis orejas moviéndose al compás de mi curiosidad. Era difícil escuchar desde donde estaba, pero sus movimientos lo decían todo: una discusión acalorada. 'Vaya, ¿es así como se resuelven las cosas por aquí?', murmuré en mis adentros, más para mí que para nadie, mientras uno de ellos se separaba del grupo y venía directo hacia nosotros. El tipo robusto, con una barba que parecía diseñada para protegerlo del frío, 'quizás si estamos mucho tiempo acá, debería dejarme crecer estos pelos', pensaba. Podría ser un buen método de aguantar el frío por acá. Al llegar a nuestra posición, el gran sujeto perdió tiempo en lanzarme su propuesta. ¿Los planos del submarino? ¿De verdad?
Pero ahí estaba, esa mirada en sus ojos, llena de una mezcla de emoción y curiosidad que ni siquiera podía ocultar. Los trabajadores alrededor parecían compartir ese mismo entusiasmo, lanzando miradas rápidas hacia mí como si esperaran que dijera que sí.
Mientras nos dirigíamos hacia la zona del submarino, no podía evitar notar cómo el lugar cobraba vida a nuestro alrededor. Los martillos golpeando, el crujir de la madera, y ese olor a resina que parecía pegarse al aire. Cada barco que construían era una obra de arte, con esas runas grabadas que parecían más que simples adornos. Era evidente que para esta gente, cada construcción tenía alma. -Hey Skein, lo que tienen aquí es definitivamente increíble... y que lo hagan todo con sus manos, qué pasada de verdad. Joder eh- La admiración por lo que habían logrado en esta isla tan alejada del resto era sincera. Aunque al pensar en esto ultimo, una duda vino a mi mente. -¿Por cierto, qué relación tienen con las demás islas? ¿Todos estos barcos son para ustedes, están a la venta? Joder eh-
-Dos de ustedes, solo dos, pueden venir a echar un vistazo. Joder eh. Mi nombre es Rocket Raccon, el nombre de quien diseño esta belleza. Joder eh- dije, señalando a los más emocionados, porque, seamos honestos, no quería una multitud alrededor del submarino que había hecho con tanto amor y cariño. Por más que mis manos no estuviesen tan involucradas en la elaboración del mismo, sino unas máquinas enormes que hacían el trabajo por mí. Los bocetos sí fueron hechos con estas manos, y todo salía de mi mente. Así que sí, hay tanto amor en este submarino, como en sus barcos hechos a mano. Cuando llegamos al submarino, me detuve y giré hacia los dos que me seguían como si acabaran de ganar la lotería.
-Escuchen, este trasto no es un juguete. Si lo tocan, que sea con cuidado. Esto no es madera ni una de sus embarcaciones mágicas. Joder eh. Es pura ingeniería, de la buena. Así que, cualquier cosa que hagan, háganla bien. Joder eh- Quería mostrar algo de autoridad, que sepan que quien construyo esta increíble obra de ingeniería, se preocupaba por ella.
Les invité a pasar por cada una de las zonas interiores del submarino. Obviamente, las habitaciones personales de los miembros de la tripulación las dejaría de lado. Los dirigí hacia mi mini taller personal, aunque a veces entraban el mochuelo y también la rubia, ya que los tres compartíamos también un genio creativo. Les mostré los planos, desplegándolos con un gesto que dejaba claro que estaba al mando. -¿Ven esto? Esto es lo que llamamos perfección mecánica. Sí, ya sé que suena increíble, pero así trabajo yo. Joder eh. Ahora, díganme: ¿qué es lo que creen que pueden aportar a este milagro flotante? Joder eh- Y ahí estaba yo, rodeado de un par de carpinteros emocionados por un submarino, sintiéndome como un maestro que acaba de abrir las puertas a un nuevo mundo para sus alumnos. Aunque, claro, no iba a decirles eso en voz alta. -Supongo que si son tan buenos haciendo aquellos trazos con las runas, también sabrán copiar estos bocetos y estos planos. Aunque también podría hacerles una copia yo mismo. Joder eh.- También comencé apuntando las zonas que estaban más dañadas por los viajes recién ocurridos, y obvio también por esa maldita tormenta que nos agarró con los pantalones abajo. -Ven aquí y aquí, y aquí también... estas son las áreas que sufrieron más desgaste. Apenas terminen de ver los planos, las vamos a ver. Joder eh.-
Resumen
-Me alegro por haber hecho bien las runas.
-Le pregunto a Skein qué tipo de relación tienen con las demás islas.
-Apunto a dos de los empleados del lugar, los más emocionados. Y les invito a pasar dentro del submarino.
-Los llevo a mi taller, donde están los planos y les empiezo a mostrar las zonas que están más afectadas por el deterioro.
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John Joestar
Jojo
27-01-2025, 11:16 PM
Observe a Rocket disfrutar con el pincelado, parecia que se adaptaba rapidamente a dibujar aquellas ``runas´´, que eran bastante curiosas. Su pequeña pata bailaba gracilmente sobre la madera recien cortada, que cabe añadir que olia increiblemente bien, como si empezzara a masterizar el tallado de runas, casi podria hacerlo él en el submarino practicamente, de este viaje ibamos a sacar unas cuantas lecciones para llevarnos a casa.
-Rocket, ten cuidado cuando apoyes el pincel, lo estas dejando gotear todo- corregí a mi compañero, que empezaba a confiarse demasiado en el tallado, dejando manchas bastante gordas por todo el suelo -no les hagamos limpiar esto de más, que bastante trabajo tienen encima.-
Tras un largo rato de dibujo y aprendizaje, nos movimos por el astillero de camino al submarino del sindicato, en comparación con las maravillas navales que tenian alli, el nuestro daba asco, tampoco es que ayudase demasiado el estado en el que se encontraba, asi que nos urgia arreglarlo y darle un lavado de cara, los demás se quedarian impresionados cuando volviesemos a vernos.
Rocket fue guiando a nuestros nuevos amigos por el vehiculo, indicando las zonas más afectadas, y presumiendo del trabajo que le habia llevado esto y lo otro, la verdad es que tampoco podia culparle, habia sido un trabajo duro, pero tendriamos que invertir mucho dinero y trabajo en reparar aquella nave, aunque no se porque, mis adentros me decian que quizá seria mejor y más barato hacer uno nuevo, pero esta vez, rocket y yo podriamos hacerlo mejor, y además, tallarle las runas necesarias para protegerlo de futuras tormentas que nos pudieren alcanzar, evitemos más incidentes.
-Amigos, creo que lo mejor para el submarino seria cualquier frase de protección, al final y al cabo es lo que más necesitamos ahora mismo, pero eso deberia ser decisión de Rocket, que es el creador de este mamotreto- dije -Pero sinceramente, ¿Tendria arreglo pronto y...en fin, barato?-
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Octojin
El terror blanco
29-01-2025, 10:41 AM
Skein sonríe con una calma casi paternal mientras observa el entusiasmo de Rocket con las runas. Su destreza con el pincel no pasa desapercibida, y cuando el pequeño genio mapache menciona lo bien que lo hace, el artesano simplemente asiente con aprobación. Con un movimiento ágil, recupera la tabla con el alfabeto que os proporcionó antes y la coloca junto a la que Rocket ha estado trabajando.
—Mira por ti mismo —dice, girando la tabla para que puedas compararlas—. Se nota la diferencia con tus primeras líneas. Ahora fluyen con más naturalidad.
Su tono es sereno, sin condescendencia. Es el tipo de maestro que sabe cuándo corregir y cuándo dejar que su aprendiz descubra por sí mismo lo que ha mejorado. Después de un breve instante, Skein suspira ante la pregunta sobre la venta de barcos.
—No solemos vender nuestras embarcaciones a otras islas —explica, cruzándose de brazos—. No porque no podamos, sino porque no todo el mundo entiende su verdadero valor. No diseñamos naves para la guerra, son más bien para la conquista. Nuestros barcos son herramientas de exploración, de comercio, de transporte. Pocos llevan cañones, porque preferimos desembarcar y pelear en tierra si es necesario.
Su respuesta es directa, pero no hostil. Hay un orgullo inherente en sus palabras, como si cada barco que construyen fuera una extensión de su historia, algo que no pueden simplemente vender al mejor postor. Ojalá todo el mundo valorase así su trabajo, ¿no?
Dos hombres se acercan entonces a vosotros, sin perder tiempo en ceremonias. Uno de ellos, un tipo alto y de hombros anchos con una sonrisa sincera, empieza a palpar partes del submarino con una expresión casi reverencial. Observa cada detalle del casco, sus manos recorren las uniones y los remaches con la mirada experta de alguien que lleva años analizando madera y metal. Su entusiasmo es evidente cuando finalmente se vuelve hacia Rocket.
—Esto es una joya —dice con admiración—. No podemos aceptar dinero por algo así. Déjame traer a cuatro de mis hombres y en dos días lo tendrás como nuevo.
Su compañero, sin embargo, no parece compartir su entusiasmo. Frunce el ceño y le mira con el rostro endurecido, claramente en desacuerdo. Joder, lo teníais casi hecho.
—Hans ha dicho que nos han vuelto a robar el metal —dice con un tono seco—. No sé si tenemos suficiente para hacer esto ahora mismo...
El otro hombre parpadea, como si no esperara esa respuesta, y su entusiasmo se apaga un poco. Pero tras un breve silencio, se encoge de hombros y os mira a Rocket y John con una expresión pensativa.
—Vale. Hagamos un trato —dice finalmente—. Si recuperáis nuestro cargamento de metal, arreglaremos el submarino completamente gratis.
Deja que la propuesta repose en el aire por unos segundos antes de añadir algo más de información, para que podáis decidir con mayor criterio.
—Hay una banda pirata que se ha estado dedicando a robar cargamentos de metal y madera en la isla. Tienen un asentamiento cerca de aquí, a unos veinte minutos andando. No somos luchadores, pero vosotros parecéis... competentes.
Su mirada se posa en John, que ya ha demostrado de sobra que no es alguien común, y luego en Rocket, que a pesar de su tamaño desprende una energía difícil de ignorar. No necesitan decir en voz alta que los skjoldr prefieren evitar conflictos directos, pero está claro que esta banda pirata ha estado causándoles problemas serios.
El astillero sigue funcionando a su alrededor, como si esta conversación no fuera más que otra negociación dentro de la rutina diaria. Sin embargo, algunos trabajadores han dejado de martillear por un momento para observar la escena. No es difícil ver en sus rostros la mezcla de expectación y preocupación.
Los dos hombres esperan vuestra respuesta. La oferta está sobre la mesa. ¿Qué haréis?
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